miércoles, 8 de junio de 2016

La Cooperativa de Cine Marginal

Forman legión los que viven de la memoria deformándola. 
El buscador de Google muestra muchas publicaciones sobre la Cooperativa de Cine Marginal, una experiencia a comienzos de los años 1970. 
Dicen tontería y media, sé perfectamente, pues estuve en ella del primer al último día.
Ya basta. Le robaré tiempo al tiempo para resumir su historia.
Hay un parteaguas entre la breve, torpe inicial etapa y lo importante. Éramos una veintena y discutíamos el primer producto del trabajo colectivo. Los Carlos, como les decíamos, quienes terminarían en un proyecto acusado de ser financiado por la CIA, despotricaron contra aquél Comunicado No.1: Está pésimamente producido y debemos revisar sus contenidos políticos. 
Paco I. Taibo II dirigió el generalizado rechazo a una postura del vanguardismo más ramplón.
-Acompañamos al movimiento, no lo diseccionamos. Nuestra tarea es difundir. Tomemos los proyectores a la mano y a correr de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, si nos da nuestra todavía modesta capacidad, mostrando la insurreción que inicia.
Para entonces formábamos formal parte de la Insurgencia Obrera que en noviembre de 1971 constituyeron el Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, el Movimiento Sindical Ferrocarrilero y el Frente Auténtico del Trabajo. 
Los absoluta mayoría de quienes un año atrás fundaron la Coope, se marcharía o nos seguiría a prudente distancia. Eran o querían ser cineastas. Los demás buscábamos un pretexto para sumarnos a las luchas populares y de cine no sabíamos nada. 
Realizaríamos una treintena de materiales en dos años, cuyo único gran producto fue Panaderos, un corto que en media hora reconstruía una batalla en ese gremio. El guión y los actores salieron de los propios trabajadores. 
Para mediados de 1973 las cámaras estaban arrumbadas y nos convertíamos en organizadores sindicales sin más, concentrados en el valle de México.
Los historiadores desorientados o deliberadamente irresponsables acumulan libros y notas en que nos hacen pasar por una experiencia fílmica.
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Además de lucha de clases hay calor de hogar, era la genial frase que solía soltar Paco Quinto -o V, pues su virginidad voló muy pronto-. Quería decir Entreguémonos por entero a la lucha y no olvidemos divertirnos entretanto
Noche tras noche yo pensaba Apunta las anécdotas del día, que jamás reirás tanto como hoy
Quienes cuenten esta historia con aires de martirologío no la vivieron o sólo creyeron hacerlo. Los había y en abundancia, supe después. 
Consciente o inconscientemente en el primer momento teníamos guías ideológicos. Procedían de la Liga Comunista Espartaco y nos heredaban un 68 cuyo espíritu confirmaría el movimiento popular multiplicándolo. Luchar era antes que nada un acto liberador. 
Y tan tan, debería escribir dando por terminado el asunto. Lo demás no fue nuestro. Pertenecía a miles de obreros y obreras, pues casi sólo la industria tocamos. 
Sí, no perderé horas que están destinadas a mejores cosas. Bastó la aclaración. De lo otro me haré cargo con un pequeño libro contra esa misma desmemoria aplicada para desaparecer el auge social en la década: Raíces. Contra la desmemoria.
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Llegamos a ser ochenta o algo así y prácticamente nada de lo que sucedía en el ascenso obrero nos pasaba inadvertido. En nuestra ciudad capital -área conurbada incluidísima, desde luego, pues casi todo sucedía allí- sólo un grupo más se dedicaba a la tarea. Por un tiempo estuvimos relativamente cerca del movimiento campesino y urbano popular, y terminamos sufriendo el desgaste que este país produce a gran velocidad cuando se confronta al poder.
En los hechos un cierto número despreciaba la lucha reivindicativa. Así le pasó desapercibido el rico proceso que conducía al auténtico poder obrero y que fue detenido por la crisis y el neoliberalismo incipiente. Buscando cuadros para su organización, en términos reales participaba muy poco. Otras y otros eran muy despistados y apenas se comprometían. 
Por eso cuando a la carrera escribí sobre el lugar de donde ni a tiros me sacaban, omití mencionar a nuestro colectivo -así debe considerarse. 
¿Influimos en algo? A cuentagotas. Y aun así fue una experiencia extraordinaria, para nosotros y para los trabajadores y trabajadoras próximos. Marcaría para siempre a todas y todos, escépticos e instrumentalistas incluidos.