miércoles, 8 de febrero de 2017

Mejor que Utopía

Hermosa idea, desafortunada palabra. Utopía es el reino de Utopo, que Santo Tomás Moro ubica en un Nuevo Mundo cuya asombrosa existencia empieza a revelarse para los europeos. Queriéndolo o no, el religioso siente las bases para una conciencia inglesa sobre la colonización: expropiar para su mundo el concepto de cultura -pan y vino, cerdos y caballos, arados y carretas, ciudades y libros-, sustentando el derecho para que los “civilizados” tomen cuanto quieran a los “salvajes”:
“Los nuevos colonos guerrean contra quienes ofrezcan resistencia, porque tienen por justa causa de guerra que un pueblo mantenga yermo, inútil y desierto su suelo y prohíba su uso y posesión a los que, por ley natural, deben hallar en él su alimento.” 

miércoles, 1 de febrero de 2017

Utopías

I
Hace cinco años este oligofrénico mausoleo que llaman Monumento a la Revolución, se convirtió en refugio de sueños. No fracasó, creo, y así parece ahora, cuando se forjan superiores, con olor a hombres y mujeres que no explayan su juventud como entonces y traen sudores de trabajos reglamentarios y colmillo y más colmillo desarrollado en confrontaciones con el poder.
Toldo de plástico, cien sillas que no alcanzan, un estrado y el rústico equipo sonoro a la mano. 
"-Se establecieron tres líneas de acción: salir a las calles para repudiar la reforma educativa y un paro indefinido de labores que duro del 15 de mayo a finales de julio de 2016..."
Quien habla resume informes y acuerdos de la primera de cuatro mesas en que se dividió el acto, y se refiere ahora a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).  
El magisterio estuvo en las reuniones preparatorias con dos coordinadores a los que conozco y no sé bien cuánto representan oficialmente a su organización. 
Hora y media después se llega a consensos, palabra mágica o clave, cómo precisar, en este esfuerzo cuyo título sigue sin convencerme: Asamblea Nacional Contra el Gasolinazo. ¿Realmente lo es? Hay diecisiete estados presentes, cierto, pero cuánto significan sus delegados.
¿Por qué mis dudas si cuatro días atrás aplaudía cualquier cosa? Lo entenderé el próximo miércoles, al impedirme con diplomacia que ayudé a la comisión. No rebasaremos las treinta personas en la Asamblea Metropolitana, alguien informará sobre otras dos interconectadas, cuyos resolutivos estarán hasta ahí desestimados bajo el Monumento, y nadie invitará a las demás comisiones, que llevarán horas discutiendo con tales y cuales frentes. 
Entenderé, entiendo ya el domingo al escuchar las conclusiones: detrás hay una organización madurada desde aquél 2012, a la cual se suma una gran figura pública y su gente. Todas y todos están al tanto y muchos vienen de otros grupos con larga trayectoria. ¿Y el nuevo impulso, imprescindible, como en mi mesa dijo una autorizada compañera? No falta y acarrea los mayores aplausos cuando finalizamos y surge la propuesta: el Valle del Mezquital para la próxima Nacional. 

II
Prometí una crónica colectiva sobre el gasolinazo y avanzo poco y solo. Entonces recuerdo mi trabajo a medio hacer sobre la izquierda cardenista, setenta años atrás, y me parece que los dos esfuerzos pueden combinarse. A lo mejor es un viejo truco para aprovechar mi flojera.
En todo caso si interpreto es por obligación. Me refiero a lo escrito y no a mi cabeza, a la que le urge comprender. Aposté hasta la última ficha por esa gran o pequeña utopía y tendré su mismo destino. 
No estoy aquí, pues, haciendo una tarea. De vida o muerte el asunto, busco a conciencia. Lo hago por mínimo respeto a los y las trescientas mil o más asesinadas y las y los treinta mil o más desaparecidos, en diez años, incluyendo a quienes violaron y mataron por un mal endémico; por niños y niñas abusados cuyo número se infiere indirectamente: más de la mitad de las mujeres aseguran haber sido objeto sexual antes de llegar a los quince años; en solo dos se impidió que entraran ciento treinta mil pederastas extranjeros. 
Interminable lista de infamias en nuestra Casa del Horror, que tiene sin cuidado a la mayoría, permítanme exagerar un poco, apenas un poco.