miércoles, 24 de junio de 2020

Taller. Años 1960

Luis Hernández Navarro nos hizo una exposición que nadie más podría, estoy seguro, describiendo múltiples luchas y actores entre 1956 y 1970, periodo, como casi todos, según advierte, en alguna medida arbitraria y para él conveniente, pues visibiliza movimientos semiolvidados, cuyas características coinciden con los propuestos. 

Así estaríamos obligados a revisar lo que nuestras modestas aspiraciones impiden. 

Basta con su charla para abarcarnos y ofrecer temas y reflexiones a quienes nos sigan. 

Comparto entonces su aparente convicción de que los años posteriores verán surgir un impulso nuevo, sin deudas con el nacionalismo revolucionario,  doloroso recordatorio de la derrota popular y sus utopías en nuestro gran movimiento armado.

Tal prometí, iré subiendo aquí cuándo información útil encuentre. Para que sea manejable irá en entradas por separado, visibles en el archivo del blog.   

II o el quinto, quizás mayor elemento.
Al plantearse sistemáticamente en términos nacionales, la historia de nuestro movimiento social no solo es reduccionista, tiende a desacertar, porque olvida el rico proceso que viven sus regiones.

García León, Chiapas
El escritor entendió la situación de inmediato. Los indígenas eran miem-bros del proletariado internacional, sin nada que perder, más que sus cadenas de opresión. Cadenas reales, tal y como las describe en detalle en los seis vo-lúmenes que comúnmente se conocen como la Serie de la Jungla. En un campo maderero de caoba, aparentemente la práctica era atar las manos y pies de los peones cautivos, para luego colgarlos por varias horas con el único fin de "convencerlos" de que debían realizar trabajos más duros. Traven recolectó la información sobre los horrores del esclavismo por deuda en los plantíos de café y los campos madereros de Chiapas, de los guías que viajaban con él durante sus frecuentes viajes a la selva de Ocosingo. La revuelta de los campos madereros descrita en La rebelión de los colgados, en verdad ocurrió en Chiapas en 1911. Los vientos de cambio frecuentes.
El mundo feudal que evoca aún existía en su totalidad en los años treinta. Agitadores externos y oficia les de la reforma agraria provocan una rebelión; los indios queman la plantación y el patrón se ve forzado a abandonar el estado. La tierra es devuelta a los campesinos, quienes la trabajan y veneran de acuerdo con sus antiquísimas tradiciones. Su más reciente novela Oficio de tinieblas, es más sombría. En ella, se narran episodios de las rebeliones de 1972, 1868 y 1930. Los historiadores locales de la insurrección de 1868 acusaron a los habi-tantes de la villa de San Juan Chamula de crucificar a uno de los suyos. Cas-tellanos crea magnífica poesía de este rumor local, en escenas que logran la calidad mística y tormentosa de las pinturas españolas de la Crucifixión. Eraclio Zepeda, famoso poeta y escritor, fue nombrado el mes pasado, por el presidente Carlos Salinas de Gortari, para integrar la Comisión Autónoma para Promover la Paz en Chiapas, lo cual es como si Bush hubiera nombrado a Toni Morrison, encargado de la reconciliación en Los Ángeles tras los dis-turbios. Zepeda es autor de Benzulul, una colección de historias aterradoras de linchamientos y venganzas, en el entorno chiapaneco. Los antropólogos se centraron en Chiapas en los años cincuenta. Entre los libros que surgieron de sus investigaciones está la biografia de un indiotzotzil: Juan de Chamula, de Ricardo Pozas, un clásico mexicano. La narrativa en primera persona de Pozas retrocede hasta la infancia de Juan de Chamula y relata cómo se unió a tres ejércitos diferentes durante la revolución, cómo fue enviado a prisión por un crimen del que fue únicamente testigo y su regreso a la villa que lo vio nacer. Su vitalidad y perseverancia lo convirtieron en un auténtico héroe épico. Los peligros del Alma: la visión del mundo de un indio tzotzil, de Calixta Guiteras Holmes, es una panorámica fabulosa de la religión tradicional y reseña del pesimismo bien fundado de los mayas de la villa de Chenalhó. Los libros más entretenidos entre cientos de títulos que resultaron delHar-vard Chiapas Project es El pueblo del murciélago: cuentos y sueíios mayas de Zinacatán. Esta obra se lee como la fuente de una épica mágica; normalmente, consideramos a los sueños como algo muy personal y privado; sin embargo, para los mayas de Zinacatán, los sueños tienen una función cívica y social. Carter Wilson fue un novelista que arribó a Chiapas en 1965, gracias a su buena enseñanza universitaria fue capaz de vivir tres meses en el pobre y polvoso Chamula, en donde una "familia de ocho miembros compartió amable-mente su choza". El estudioso-novelista convivió con toda la comunidad y logró aprender el idioma y su sistema social y judicial para luego integrarlo todo en una novela ejemplar. Febrero loco inicia con un hombre luchando por llegar a la villa de Chomtik a la media noche, con el cadáver de su padre a sus espaldas; el joven mató a su padre cuando estaba borracho. La manera en que la comunidad lo juzga,justa o injustamente, es el centro de la novela. Wilson deja ver una visión del mundo típica de los años sesenta, en donde las villas exacerban la impor-tancia de las relaciones humanas y dejan de lado el dinero y las posesio-nes materiales; su prosa es simple y directa, pero no hace romanticismo de la pobreza; sugiere las maneras en que el racismo y la corrupción en el "mun-do exterior" provocan el surgimiento de dificultades entre los miembros de la comunidad. Con riñas y otras cosas, el conservador y etnocéntrico es ti lo de vida de los mayas les ha permitido sobrevivir hasta nuestros días, en contra de todo pro-nóstico. Wilson utiliza este argumento en su triste novela sobre las rebeliones de 1868 A Green Tree anda D1y Tree. La novela analiza las rebeliones desde el punto de vista económico; de acuerdo con el autor, a pesar de que las leyes agrarias intentaban legalizar la posesión de tierras por parte de los indígenas, el resultado fue opuesto: puso en manos de terratenientes todas las armas para despojar a los locales de su legado. Las comunidades agrarias pequeñas sin-tieron amenazada su supervivencia, casi de la misma forma que en la actualidad las reformas a la Ley Agraria aterrorizan a los campesinos. Robert Laughlin fue el director de un proyecto de investigación en Chiapas de la Smithsonian lnstitution, que sentó las bases para la alfabetización de los indígenas. Great Dictionmy of San Lorenzo Zinacantán, cuenta con más de treinta mil entradas; nadie había prestado tanta atención a los indígenas des-de los tiempos de la colonia. De hecho, era un diccionario inglés-tzotzi/ para los estudiosos. Algunos opinan que el secreto de la supervivencia de los mayas es su eclecticismo: su habilidad para absorber nuevas ideas sin desechar las su-yas. Si lo anterior es cierto, no existe mucha diferencia entre lo que escribie-ron Traven, Castellanos, Cartcr o Wilson, y lo que escriben los propios mayas sobre sí mismos. Todo es parte de la misma historia. La más reciente obra del teatro de marionetas Lo'll Max, es resultado de la colaboración de Francisco Álvarez, poeta mexicano con gran imaginación y creatividad, y su elenco de indígenas actores. La Dinastía del Jaguar es un recuento histórico que se extiende a lo largo de cinco siglos, desde la conquista hasta antes de la caída del imperio maya de Yaxchilán, en el año 1000. El levantamiento armado de Chiapas inyecta nueva vitalidad a las últimas líneas de la obra, pronuncia-das por un superviviente de la matanza española de 1532: "Nosotros los mayas, nunca moriremos". UMMI. Suzanne Ruta. New York Times Book Review