No confió en el recibimiento del trabajo. Entonces preparo mis pretextos:
-Cuando lo propuse, con mala fe me preguntaron: ¿Se entenderá?
-Por dos veces no fue invitado a mesas sobre el tema, que se improvisaron con quien cayera.
Ya está. Si sale una bazofia la cosa, a darle al pero.
El movimiento obrero y la confrontación con los empresarios
Desde
su candidatura o durante el primer año como presidente, Cárdenas, pues, cuenta
potencial o materialmente con un extraordinario ejército:
1.Muy
diversos radicales oficialistas: de Portes Gil y Cedillo, al tejedismo con genuinos
tintes socialistas y bien relacionado con los restos a la Liga Nacional Agraria
del comunista Úrsulo Galván, pasando por el Partido Nacional Agrarista que quince
años atrás formaron ex magonistas militantes del zapatismo para impulsar los repartos
de tierra otorgados por Obregón.
2.Un
movimiento obrero autónomo, en ascenso y recomposición.
3.Un
campesinado entre el cual resuena seculares y modernas utopías, que se defienden
de la profunda crisis económica, preparado a estallar aquí y allá, a veces dirigidos
por experimentados líderes (Rubén Jaramillo es su mejor ejemplo).
4.Un
magisterio sobre todo rural pero también urbano, que por tres lustros creó
sólidos, entrañables lazos con las comunidades donde trabajan, ahora
multiplicado por el lanzamiento de la Educación Socialista.
5.Intelectuales
y profesionistas muy lúcidos, de pensamiento socializante, llamémoslo así, que ingresaron
al servicio público y la política y serán decisivos en los gabinetes
cardenistas.
6.Un
PCM pequeño en número y grande en personalidades reconocidas internacionalmente
(Diego de Rivera, los hermanos Revueltas, David Alfaro Siqueiros…) y cuadros
con enormes capacidades, que de la clandestinidad forzada por el maximato pasará
al reconocimiento legal.
En ciertos
casos esos aliados tienen ya nexos orgánicos con don Lázaro y en la mayoría si serán
incondicionales del régimen, mantendrán una independencia relativa también en
grados distintos.
Se afirma
que el sexenio cardenista dio forma al corporativismo característico de nuestra
“dictadura perfecta” posterior. Sin esos seis años, cierto, resulta impensable el
“partido de Estado” priista y sus lazos clientelares con la sociedad, empezando
por un campesinado y un mundo obrero cuyas instancias gremiales y comunitarias se
relacionarán directa, dependientemente, con los gobiernos nacionales y
regionales, bajo la omnímoda figura presidencial.
Este
tema es tan complejo como el propio cardenismo, que según un famoso historiador
extranjero terminó por crear un
juego de “humos y espejos”, en sus múltiples interpretaciones.
Quizá
la real pregunta es ¿de qué corporativismo hablamos? “Política de masas”,
prefiere llamar Arnaldo Córdoba a ese rasgo estructural, concebido así como “una
opción política de masas”. ¿Cómo evoluciona?
ANGUIANO,
CONFRONTACIÓN
Cárdenas
sigue “la moraleja de Michoacán”, sobre una necesaria unidad de los y las trabajadoras,
confrontándola por primera vez con grupos empresariales muy poderosos.
Aprovecha así para
retar a Calles, que sigue nucleando a la familia revolucionaria conservadora, y
lo orilla a un enfrentamiento en que el ex Jefe Máximo se verá cara a cara no
solo con el michoacano sino con sus enemigos de la propia familia
revolucionaria y las masas populares.
El
régimen evoluciona como un creciente proceso revolucionario. Tal fenómeno no se
observa bien basándose en los cambios del gabinete, según sugieren algunos.
Que
los primeros secretarios de estado sean pertenezcan a la familia revolucionaria
conservadora, en principio responde a las alianza forzadas por el momento.
¿Pero cuánto influyen realmente dentro de sus propias áreas, que hacía abajo
favorecen ya los grandes cambios?
Hay
dos “ministros” particularmente cuestionables por sus ligas con Calles: el
propio hijo del caudillo y Juan de Dios Bojórquez. Sí ambos se marchan durante los
choques con don Plutarco, el segundo pudo ser no mal visto por Cárdenas, como
encargado de Gobernación, atendiendo a su histórica afiliación al ala radical. Mal
menor, diríamos. Sea cual sea el caso, ¿cuánto afectan estos dos hombres las
políticas de 1935 y quiénes hacía abajo en sus dependencias les rinden
verdaderas cuentas?
Pablo Quiroga Escamilla, vil mafioso, es harina de otro
costal y se relaciona con el gran peligro, no presente sino futuro: Miguel
Alemán Valdés y el “sindicato de gobernadores”. ¿Por qué está al frente de
Guerra y Marina? Ha sido oficial mayor allí y luego subsecretario. Representa,
entonces, a lo más delicado que don Lázaro debe tratar. ¿Resulta mejor tenerlo
al lado, como luego hará con Cedillo, convertido en su mayor enemigo abierto?
No
me importa, pues ya observamos el rápido avance cardenista por la izquierda.
REMATAR
CORPORATIVISMO CON ORGANIZACIONES OBRERAS DEL 35 Y AVANCE HACIA LA CTM, QUE
NUNCA SE SUBORDINA