miércoles, 29 de agosto de 2018

Cardenismo. Pretexto para una mala entrega


 No confió en el recibimiento del trabajo. Entonces preparo mis pretextos:
-Cuando lo propuse, con mala fe me preguntaron: ¿Se entenderá?
-Por dos veces no fue invitado a mesas sobre el tema, que se improvisaron con quien cayera.
Ya está. Si sale una bazofia la cosa, a darle al pero.

El movimiento obrero y la confrontación con los empresarios

Desde su candidatura o durante el primer año como presidente, Cárdenas, pues, cuenta potencial o materialmente con un extraordinario ejército:

1.Muy diversos radicales oficialistas: de Portes Gil y Cedillo, al tejedismo con genuinos tintes socialistas y bien relacionado con los restos a la Liga Nacional Agraria del comunista Úrsulo Galván, pasando por el Partido Nacional Agrarista que quince años atrás formaron ex magonistas militantes del zapatismo para impulsar los repartos de tierra otorgados por Obregón.

2.Un movimiento obrero autónomo, en ascenso y recomposición.

3.Un campesinado entre el cual resuena seculares y modernas utopías, que se defienden de la profunda crisis económica, preparado a estallar aquí y allá, a veces dirigidos por experimentados líderes (Rubén Jaramillo es su mejor ejemplo).

4.Un magisterio sobre todo rural pero también urbano, que por tres lustros creó sólidos, entrañables lazos con las comunidades donde trabajan, ahora multiplicado por el lanzamiento de la Educación Socialista.

5.Intelectuales y profesionistas muy lúcidos, de pensamiento socializante, llamémoslo así, que ingresaron al servicio público y la política y serán decisivos en los gabinetes cardenistas.

6.Un PCM pequeño en número y grande en personalidades reconocidas internacionalmente (Diego de Rivera, los hermanos Revueltas, David Alfaro Siqueiros…) y cuadros con enormes capacidades, que de la clandestinidad forzada por el maximato pasará al reconocimiento legal.

En ciertos casos esos aliados tienen ya nexos orgánicos con don Lázaro y en la mayoría si serán incondicionales del régimen, mantendrán una independencia relativa también en grados distintos.   

Se afirma que el sexenio cardenista dio forma al corporativismo característico de nuestra “dictadura perfecta” posterior. Sin esos seis años, cierto, resulta impensable el “partido de Estado” priista y sus lazos clientelares con la sociedad, empezando por un campesinado y un mundo obrero cuyas instancias gremiales y comunitarias se relacionarán directa, dependientemente, con los gobiernos nacionales y regionales, bajo la omnímoda figura presidencial.

Este tema es tan complejo como el propio cardenismo, que según un famoso historiador extranjero terminó por crear un juego de “humos y espejos”, en sus múltiples interpretaciones.

Quizá la real pregunta es ¿de qué corporativismo hablamos? “Política de masas”, prefiere llamar Arnaldo Córdoba a ese rasgo estructural, concebido así como “una opción política de masas”. ¿Cómo evoluciona?

ANGUIANO, CONFRONTACIÓN

Cárdenas sigue “la moraleja de Michoacán”, sobre una necesaria unidad de los y las trabajadoras, confrontándola por primera vez con grupos empresariales muy poderosos.
Aprovecha así para retar a Calles, que sigue nucleando a la familia revolucionaria conservadora, y lo orilla a un enfrentamiento en que el ex Jefe Máximo se verá cara a cara no solo con el michoacano sino con sus enemigos de la propia familia revolucionaria y las masas populares.

El régimen evoluciona como un creciente proceso revolucionario. Tal fenómeno no se observa bien basándose en los cambios del gabinete, según sugieren algunos.
Que los primeros secretarios de estado sean pertenezcan a la familia revolucionaria conservadora, en principio responde a las alianza forzadas por el momento. ¿Pero cuánto influyen realmente dentro de sus propias áreas, que hacía abajo favorecen ya los grandes cambios?
Hay dos “ministros” particularmente cuestionables por sus ligas con Calles: el propio hijo del caudillo y Juan de Dios Bojórquez. Sí ambos se marchan durante los choques con don Plutarco, el segundo pudo ser no mal visto por Cárdenas, como encargado de Gobernación, atendiendo a su histórica afiliación al ala radical. Mal menor, diríamos. Sea cual sea el caso, ¿cuánto afectan estos dos hombres las políticas de 1935 y quiénes hacía abajo en sus dependencias les rinden verdaderas cuentas?  
Pablo Quiroga Escamilla, vil mafioso, es harina de otro costal y se relaciona con el gran peligro, no presente sino futuro: Miguel Alemán Valdés y el “sindicato de gobernadores”. ¿Por qué está al frente de Guerra y Marina? Ha sido oficial mayor allí y luego subsecretario. Representa, entonces, a lo más delicado que don Lázaro debe tratar. ¿Resulta mejor tenerlo al lado, como luego hará con Cedillo, convertido en su mayor enemigo abierto?
No me importa, pues ya observamos el rápido avance cardenista por la izquierda.     
REMATAR CORPORATIVISMO CON ORGANIZACIONES OBRERAS DEL 35 Y AVANCE HACIA LA CTM, QUE NUNCA SE SUBORDINA