domingo, 2 de septiembre de 2018

Fomento a la lectura. Una historia. Restos

HECHA HACE AÑOS PARA LAS ÁREAS DE FOMENTO A LA LECTURA DE SEP Y CONACULTA NO SE PUBLICÓ PORQUE "TE PASASTE DE CRÍTICO", JEJE.
Capítulo 3

1991-2000

En los 1980 ha evolucionado un discurso que en los 1990 se propaga. Un artículo de la revista Vuelta es eco de él, al comentar una encuesta de la Universidad de Colima en la cual se afirma que la “mitad de los hogares mexicanos donde vive algún familiar con licenciatura (es decir, cuando menos 16 años ´leyendo´) tiene menos de treinta libros”[1]. Vuelta atiende súbitamente al panorama de la lectura en el país, con lo que Felipe Garrido califica como una de las muchas “visiones apocalípticas” sobre el problema.
Tales visiones suelen relacionarse con la desazón ante el pleno predominio de los medios audiovisuales y digitales y las millonarias cifras de consumo de cómics, fotonovelas, revistas de espectáculos, de nota roja, de lucha, rosas, y se inclinan a la nostalgia por un presunto pasado de mayor tiempo dedicado a la buena lectura[2].
Garrido responde “que en toda nuestra historia, la situación descrita es la mejor que ha disfrutado o sufrido el país”, y que las visiones apocalípticas revelan “la mucho mayor conciencia, la preocupación creciente que ahora tenemos sobre estos problemas, y eso mismo es un progreso”[3].
Los números de nuestro trabajo bastan para corroborar un hecho que por lo demás una investigadora pone a la vista ahora, al revisar la obra posrevolucionaria en la materia[4]. A pesar de ello el rezago de la república siguen siendo, en efecto, brutal.
Si bien el régimen estadístico mexicano, no olvidemos, es de una terrible imperfección en nuestro tema, resulta un referente obligado. En cuanto a educación fija una frontera precisa marcada por el analfabetismo, que en 1990 en términos globales es del ocho por ciento.
Al descomponer la cifra encontramos un 13.7 por ciento entre los mayores a 15 años de edad, y una población de cuatro a 14 años cuyo ingreso a la escuela está certificado en un 94.6 por ciento. El promedio de escolaridad de los primeros es de 6.6 años, pero no es sino un promedio, y apenas uno de cada cinco de esos hombres y mujeres ha completado la primaria y uno de cada seis la secundaria[5].
El cuadro dista de ser alentador en un doble sentido, por el determinante peso de la familia y del entorno social próximo en niños y adolescentes, evidencia confirmada en el país y en el mundo por la práctica y la investigación. Si en un mero ejercicio proyectáramos mecánicamente los porcentajes de analfabetismo y los grados de instrucción de los mayores de edad, encontraríamos que quienes cursan la educación básica, elevada ya a nivel de secundaria, en un aproximado 20 por ciento de los casos tienen padres de familia iletrados; en cerca de un 35 por ciento sin la primaria completa, y sólo en otro tanto con estudios medio-superiores y superiores[6].
Es decir, y bajo el supuesto de que en la educación preparatoria, técnica y universitaria leer es un hábito más o menos bien arraigado, en cerca de dos tercios de los hogares no habría un ambiente mínimamente propicio al contacto con formas más o menos elaboradas de lectura. Aunque el supuesto es por demás discutible, de dar por bueno un estudio de la Universidad de Guadalajara (U de G), cuya conclusión es que en sus preparatorias el nivel de lectura promedio corresponde “virtualmente” al de alumnos de “tercer grado de primaria”[7], y de considerar la mencionada encuesta de la Universidad de Colima.
En los 1980 se ha creado un nuevo y ambicioso sistema para alfabetizar o permitir terminar sus estudios primarios o secundarios a la población mayor a 15 años de edad, operado en su conjunto no por maestros regulares, sino por voluntarios que reciben una compensación. El sistema descansa en el Instituto Nacional de Educación Para Adultos y en una serie de programas de la SEP y otras dependencias, y ha tenido un impulso extraordinario.
Sus alcances han sido muy notables, logrando una inscripción promedio anual de 700 mil personas en primaria y de poco más de 200 mil en secundaria. Sin embargo sus resultados han estado muy lejos de cumplir las expectativas, con menos de cien mil alumnos por año titulados y una deserción altísima, que suele producirse al cabo de los primeros seis meses de estudio[8].
El problema educativo general es tanto mayor, reparando en el rápido deterioro de las condiciones de vida del grueso de los mexicanos y mexicanas, que por fuerza deviene en la confirmación de “las estratificaciones sociales y en la segregación de grupos y comunidades enteras”, haciendo del “legado de la escritura” cada vez más un “patrimonio de sectores minoritarios”[9].
El hecho resulta paradójico si se atiende a algunos de los fenómenos que caracterizan a la época. Por un lado, los niveles de estudio de las jóvenes generaciones son muy superiores a los de sus padres. Por otro, las mujeres se están integrando por primera vez en condiciones de igualdad a la educación e ingresan al mercado laboral en un porcentaje hasta hace poco insospechable[10].  Finalmente, tienden a desaparecer históricos obstáculos nacionales para el acceso a la educación y la información, al casi terminar de invertirse la relación ciudad-campo (hoy de siete a tres a favor de la primera); al desarrollarse de manera excepcional los servicios de comunicación (telefonía, radio, televisión, carreteras), y popularizarse la computadora personal y el uso de Internet.
Sin embargo, la masiva pérdida de puestos de trabajo, la pauperización del empleo lo mismo en cuanto a salarios que a prestaciones y condiciones generales, y la condena a la desaparición de las fuentes de ingreso para la absoluta mayoría de los campesinos, producen para la población joven una falta de oportunidades, en relación a sus antecesores inmediatos, sin comparación en el último medio de siglo, e índices de pobreza y pobreza extrema que al concluir la década alcanzan a cerca del 40 por ciento de los habitantes del país, y que inciden, entre otras muchas cosas, en el incremento del trabajo infantil[11].
Los efectos del proceso sobre la educación y sobre otros factores que afectan a la lectura, han comenzado a hacerse sentir en las postrimerías del decenio anterior.
A partir de 1983 la matrícula de la primaria se retrajo por primera vez en el México posterior a la Revolución[12]. Podría explicarse por el inicio de la merma en las tasas de natalidad, pero cuando se observa que en 1990 el 13.4% de la población de 6 a 14 años no asiste a la escuela[13], aunque el razonamiento no se descalifica por entero, no basta. Así lo corrobora la baja sostenida, desde 1987, en el porcentaje de ingreso a los grados posteriores a la primaria[14], y en el descenso absoluto en la secundaria durante 1989-1990: -2.02, frente al 10,38 de 1980-1981. Algo semejante sucede en todos los niveles, incluido el superior, cuyo aumento por año a principios de la década era de 7.40%, y que en 1989-1990 resultó marginal: 0.81%[15].
Este es el panorama con el cual se encuentra la promoción a la lectura, en una república de profundos contrastes, empezando por la distribución de su gente. Las cuatro ciudades con más de un millón de habitantes (México, Guadalajara, Monterrey y Puebla), incluidas sus áreas metropolitanas, reúnen al 27% de la población, con la capital federal y su zona conurbada muy a la cabeza: 18.5% del total[16]. A cambio hay cerca de 2,200 localidades de entre 2 500 y 15 mil personas. Más allá, 154,016 asentamientos con menos de 2,500 habitantes[17].
Son contrastes cuyas dimensiones en términos de acceso a la educación, exhibe la eficiencia terminal por entidad en la primaria: 28.2% en Chipas y 73.7% en Nuevo León, por ejemplo[18].
En cuanto a las publicaciones, en 1990 no deben despreciarse los 13 millones de ejemplares semanales de diarios y revistas, ni los 11 millones de libros por año, si bien en ninguno de los dos casos se tiene idea del promedio de usuarios por cada uno de ellos. Un tema éste de consideración, en la medida en que encuestas y estudios puntuales demuestran la relativa frecuencia del préstamo y aun de la lectura en grupo.
No le falta razón, entonces, a quien ha prevenido de la dificultad para hablar de volúmenes e inclinaciones: “Los editores y libreros manejan cifras de lectores que corresponden a las ventas de sus libros (…) Los números que maneja la industria de la historieta pueden hacernos pensar que, optimistamente, la alfabetización en México no ha sido un esfuerzo inútil, así como, de manera pesimista, que la mayor parte de la población es analfabeta funcional”[19].
De cualquier forma, como señala la estimación del mismo autor, quien se refiere a “entre 300 y 600 mil personas en el país que pueden y quieren comprar libros”[20], nuestros estándares son muy bajos en relación a otros países. El hecho es particularmente dramático, contemplando un entorno mundial marcado por esa revolución tecnológica y del conocimiento cuyo ritmo no para de acelerarse; por la irrestricta competitividad que cada vez más rige en una economía crecientemente globalizada, y por el abundamiento de la brecha entre naciones ricas y pobres.
A partir de la crisis económica de 1994 se asiste a un asombroso desplome en el número de ejemplares del tipo de lectura más recurrente: las publicaciones periódicas. En seis años la cifra desciende de 805 millones a 329[21].
Este trabajo no está en posibilidad de calcular los impactos de un suceso de tal magnitud, pero es obvio el reflejo en él del retraimiento del gasto familiar en cuanto queda fuera de las necesidades más perentorias, sin excluir la lectura. El mayor número de libros producidos en la época, que pasa de 76 a 98 millones de ejemplares y de 11 833 a 16 003 títulos[22], no puede interpretarse como un avance neto, sino si acaso en sectores muy pequeños de un país cuya población se incrementa de 81 a 94 millones de personas[23]. Menos aún si observamos el auge que justo entonces comienza a vivir la literatura de autosuperación, de bajísima calidad.
Ciertamente, sin embargo, en la década el Estado vuelve a destinar mayores partidas a la educación, que se elevan del 4% del PIB en 1990, al 6.2% en 2000, permitiendo el aumento del número de escuelas (de 156 589 a 212 860) y de maestros (de1 090 696 a 1 427 658), para mejorar de manera sustantiva la relación alumnos-docente (de 36 a 20)[24].
El esfuerzo se acompaña entre 1992 y 1995 con la firma de un Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y una serie de reformas y programas, que transfieren a los gobiernos estatales la operación del grueso de los servicios de la SEP; que dan fin al desafortunado método de enseñanza de la materia de español introducido en los 1970, y que renuevan también la de maestros[25].
La renovación incluye el sistema para adultos, que descubre sus debilidades en la muy desigual preparación de sus maestros voluntarios y en “la uniformidad de contenidos y la falta de adecuación a las necesidades de edad, sexo y ubicación geográfica y social”[26].
Se abre paso así a una reconsideración muy amplia de la lectura. En 1995 el  Programa de Desarrollo y de Fomento a la Lectura y Escritura (PRONALEES), promovido por Margarita Gómez Palacio, se propone “de manera especial” estimular “desde los primeros años, el gusto por la lectura”[27], y en 1999 se echa a andar otro, de vastas aspiraciones, para dentro y fuera del sistema escolarizado: Leer para ser Mejores[28].
En todo ello el nuevo fomento juega un papel destacado como animador y transmisor de objetivos y fórmulas, en un periodo que representa su definitiva profesionalización, el asentamiento de las bases a partir de los cuales ha de levantarse su obra, y su pleno vínculo con lo que en la materia hace el resto del planeta.



La profesionalización
El Programa Nacional de Lectura puesto en marcha por el INBA en 1990, testimonia el apremio que en el momento se siente por dotar de herramientas a quienes se dedican a una labor cuya fuerza y cuya debilidad se encuentran en la dispersión de actores y actividades. El proyecto, se dice en su presentación, “es el resultado de aglutinar la diversidad de enfoques teóricos y experiencias”, conjuntándolas “en una metodología multidireccional”[29].
Es necesario, se establece allí: “Constituir de manera permanente un núcleo operativo especializado que desarrolle las siguientes tareas: a) formación y capacitación continua de promotores de lectura, que puedan capacitar a otros monitores. b) investigación bibliográfica para realizar antologías de lectura de apoyo a los cursos de capacitación (…) d) orientación y asesoría permanente”[30].
En los diez años a continuación, el espectro de los nuevos especialistas se vuelve muy amplio y abarca de funcionarios públicos a voluntarios de instituciones de asistencia privada, pasando por maestros, editores, creadores, investigadores. Su grado de profesionalización resulta, por lo obvio, muy dispar.
El sector más comprometido profundiza enormemente en el conocimiento teórico-práctico, en todas la áreas y funciones, involucrando en diverso grado a decenas de miles de personas. Su actividad trasciende a la prensa, a las comunidades, a las esferas intelectuales, entre las cuales, empero, no recibe sino un vago eco.
En 1996 un editorial de Espacios para la Lectura, publicación periódica de la Red de Animación del FCE, muestra la inquietud de los nuevos profesionales y el entorno en el que se desenvuelve:
“Cuando Espacios (…) era sólo una idea, algunos amigos nos preguntaban si el tema daba para hacer una publicación periódica. La pregunta no era fatua. Revelaba cómo ese ámbito, que por otra parte es muy difícil de delimitar para la mayoría de las personas, incluso para los intelectuales, está más lleno de verdades aceptadas que de incertidumbres.
“La lectura es –todos lo reconocemos- tal vez es más valioso instrumento para la comunicación de las ideas y del pensamiento. Pero, cuando intentamos definir con mayor precisión a qué nos referimos con ese término, descubrimos una complejidad insospechada. Sumergirse en esa complejidad es la única vía para esclarecer las muchas dudas que surgen en la práctica a quienes estamos de alguna manera vinculados con ella”[31].
Según veremos más adelante, la investigación es sistemática y hay un constante intercambio de conocimientos con el resto del mundo, que ahondan en la riqueza sobre la cual Espacios advierte. Ésta muestra a su vez la que ilumina el trabajo de los promotores.
Para uno de ellos, Gerardo Cirianni, ocupado en tareas de capacitación en Rincones de Lectura, y cuyas reflexiones y propuestas empiezan a servir de guía a algunos, no hay jornada, en especial en las zonas rurales, pero no sólo en ellas, en la cual deje de parecerle que afloran orígenes lingüísticos de alumnos y maestros, que suelen darse por desaparecidos, sin efectos sobre el presente.
En Tetelcingo, Morelos, la capacitación a docentes que servirán a su vez de capacitadotes, le recuerda una más o menos larga experiencia entre maestros tzotziles, tzetzales, choles y zoques chiapanecos, “bilingües”. Había entendido con ellos “que el hecho de que una persona formalmente diga que habla castellano, no implica que lo hable realmente, sino que tiene en el castellano una lengua que utiliza para cosas muy específicas, con la que puede resolver problemas muy específicos”[32].
Lo curioso es que en Tetelcingo hacia 1992 el nahua, habla tradicional de la zona, se considera extinta. De todas formas, la manera de dar vueltas alrededor de un tema, sin ir directo a él, al promotor le trae a la mente su estancia en Chiapas. Entonces cae en cuenta de que los maestros con los cuales trabaja, en su mayoría de 35 a 40 años de edad, han crecido en una región en la que en los 1960 el porcentaje de quienes empleaban aquella lengua indígena era muy alto. Puede suponer, pues, que “aprendieron a hablar el castellano en la escuela, etcétera, pero convivieron permanentemente con el nahua”[33].
La experiencia y la observación sobre ella, a la cual el propio Cirianni no confiere valor de verdad comprobada, demuestran qué tan intrincada es la materia en la cual se introducen los profesionales en desarrollo.
Justo por esos años Julio Hernández Zamora realiza una investigación en secundarias públicas del estado de México “para conocer las concepciones y prácticas pedagógicas sobre la lectura y la escritura”[34]. Entrevistando a 25 maestros, encuentra sin falta la afirmación de que a los alumnos “ni les gusta ni saben leer”, y a cambio observa la frecuencia de lecturas “no pedidas por la escuela” (“Ese tipo de lecturas. ¿Perdida Inocente?, o ¿Nacida Inocente?, sobre drogas y todas esas cosas”), que los jóvenes se prestan unos a otros y a veces leen colectivamente en voz alta[35].
El investigador inicia así un camino crítico que en los años 2000 le llevará a decir: “Un punto crucial de todo debate serio sobre la lectura y los lectores en las sociedades democráticas contemporáneas es quién define lo que es leer. En México, este debate es simplemente inexistente”[36].
La aseveración va a contracorriente de las opiniones de cuando menos un sector de quienes en los 1990 se dedican al fomento. Nuestro propósito al incluirla es no más que ejemplificar la complejidad a la cual nos referimos, entre una proliferación de encuentros, cursos y seminarios nacionales e internacionales.


Una breve mirada de conjunto
Salvando sexenios el gran programa escolarizado de fomento, Rincones de Lectura, crece sin parar igual en publicaciones que en escuelas, alumnos y maestros alcanzados, y en actividades de promoción, capacitación y seguimiento, y se da forma a otros bien sustentados, institucionales y no institucionales, que aspiran a desarrollarse en zonas urbanas y rurales. La red bibliotecaria no para de ampliarse en establecimientos y actividades destinadas a familiarizar al usuario con los libros y mejorar sus hábitos lectores.
Las publicaciones orientadas por el fomento también fuera del sistema escolarizado, en particular para niños y adolescentes tempranos, son de una calidad y un número inimaginable hace apenas unos años, gracias antes que nada a las colecciones de CONACULTA y del FCE, y las grandes ferias creadas en los 1980 sirven de modelo a las que ahora empiezan a extenderse por el país. El flujo de conocimientos con el conjunto del mundo, como queda dicho, es intenso, y ciertas acciones en común con Latinoamérica se concretan más allá del corto plazo.
Los avances se hacen contra inercias y ópticas sociales e institucionales, sobre las cuales a lo largo del decenio Felipe Garrido hace una serie de apuntes. Uno es de los años iniciales, cuando presenta a la U de G, por cuya iniciativa se ha creado la FIL de Guadalajara, un proyecto de Centro de Estudios de la Lectura, cuya pertinencia debería quedar comprobada para la institución por el estudio sobre los hábitos lectores de sus alumnos de preparatoria, al cual nos hemos referido. La respuesta que encuentra es un seco no: la universidad cree con la FIL cumplir su responsabilidad en cuanto al problema[37].
Más tarde Garrido topa con un concurso de lectura en las escuelas de Guanajuato, que le recuerda la persistencia de viejas prácticas devenidas del régimen posrevolucionario, sin importar que éste se halle en declive. Se trata de hábitos en los cuales las virtudes del lector se estiman en cuanto a “postura, fluidez, acentuación, puntuación y pronunciación clara”[38], sin atender en absoluto a la real apropiación de lectura.
En 1996 mueve otra vez la cabeza de un lado a otro, contemplando las conclusiones a las que llega la revista Vuelta, de las cuales hablamos. Aunque lo que en verdad le preocupa es que “en muchos esta conciencia no haya pasado de una etapa enunciativa”[39]. Y lo dice cuando se ha convertido en el nuevo titular de Rincones de Lectura: “difícilmente podremos encontrar a ninguna autoridad política ni educativa que se manifieste en contra de la lectura”, pero al “pasar a los hechos (…) la situación cambia. Cuando se trata de asignar presupuestos y personal a los programas de formación de lectores, se descubre que esas mismas autoridades no tienen ninguna intención de combatir el problema”[40].
En las siguientes páginas, al final de cada ámbito recurrimos a los balances que en 1999 hace Leer para ser Mejores, el programa global concebido por el gobierno de Ernesto Zedillo para ése año y el siguiente, último de su administración.













I La biblioteca pública, las publicaciones y los proyectos institucionales fuera de la escuela, y la sociedad civil

La red bibliotecaria nacional
En los siete últimos años de la década anterior, hemos visto, el número de bibliotecas casi se multiplica por mil y se crean para ellas redes que comprometen a los gobiernos estatales, con un enorme aumento en la cantidad de libros y usuarios. Se abarca así a cerca del 80 por ciento de los municipios de la república.
El crecimiento se mantiene en los cuatro primeros años del decenio y a partir del quinto se intensifica en función de los nuevos programas de CONACULTA que acompañan al acuerdo de modernización educativa.
Para 2000 los establecimientos se elevan a 6 100 y engloban al 88% de los municipios del país (la totalidad de los que cuentan con al menos una escuela secundaria). Sus ejemplares a disposición llegan a 30 millones y a partir de 1994 el promedio anual de consultas se eleva a 80 millones, lo cual supone un dos mil  por ciento más que en 1983[41].
En paralelo se promueve la participación directa de los ayuntamientos, consolidando una sistema de tres niveles. En el primero están las bibliotecas “centrales”, que cuentan con un acervo inicial de diez mil volúmenes y espacios de trabajo para 250 usuarios por lo mínimo, y que suelen encontrarse en las capitales estatales. En el segundo se hayan las “regionales”, ubicadas en ciudades medias, y en el tercero las municipales, cuya dotación básica es de 1500 volúmenes y en las cuales se busca atender a “comunidades alejadas de los centros urbanos”[42].
Sin embargo, su distribución sigue dejando grandes lagunas en las zonas rurales y también en las suburbanas, y sus usuarios (siete de cada diez, estudiantes de educación básica y media superior) las emplean todavía y antes que nada para sus tareas escolares, sin que se garantice la frecuentación de textos en cantidad, calidad y libre elección[43].
Por ello se han intensificado los programas de aliento a la lectura, que la dirección de bibliotecas resume de la siguiente manera para el periodo de mayor intensidad, entre 1995 y 2000:
“Las actividades de fomento a la lectura realizadas durante este periodo (…) fueron en promedio por año 150 952 a las que asistieron 4 947 721 personas, de las cuales el 80% fueron niños y jóvenes…
“Especial lugar ocupó el Programa ´Mis vacaciones en la biblioteca´, concebido con el objetivo de convertir a estos espacios en un punto de recreación y entretenimiento, no sólo a través de la lectura, sino también de la organización de otras actividades educativas y culturales. Esto permitió a una gran cantidad de niños, jóvenes y adultos encontrar una manera diferente de pasar su tiempo libre. Durante este periodo los talleres fueron dirigidos, entre otras, a las siguientes temáticas: ´¡Pásame la receta!´ (1995); ´Al vuelo del poema´ (1996); ´Leyendo leyendas´ (1997); ´El mundo de las mascotas´ (1998); ´Los pequeños escribas´ (1999); y ´El mundo de los cuentos´ (2000). La asistencia alcanzó, en promedio, a los 2 millones de personas por año.
“La responsabilidad de esta instancia en materia de fomento a la lectura se concretó, a su vez, en el diseño y difusión de una amplia gama de propuestas didácticas. Por ejemplo, se llevaron a cabo actividades permanentes, apoyadas en su mayoría en una selección de efemérides que fueron publicadas por la misma dependencia y que sirvieron de referencia temática para la realización de actividades como, entre otras, la hora del cuento, los círculos de lectura y las tertulias[44].”
Una parte del éxito del nuevo aliento a la lectura puede medirse por la continuidad de programas e incluso de responsables de ellos. Este es uno de los casos y Ana María Magaloni, quien ha sido confirmada en su puesto en el cambio de administración de 1988, sigue al frente del sistema bibliotecario. Para ella la experiencia ha demostrado “que no basta sólo crecer, sino que además se tiene que cuidar y mantener lo hecho”[45]. Este es el fragmento de una entrevista que se le realiza:
AÑADIDO:
( “EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA”, NUM. X, P.46:A PARTIR DE “…en las bibliotecas se han organizado”, HASTA FINAL, SIGUIENDO MIS CORTES) 
Hay profesionales de la animación de la lectura que critican severamente la forma en que se ha conducido la nueva política bibliotecaria, porque les parece que reproduce los vicios del sistema educativo, concentrándose en la atención a las labores escolares[46]. Nadie expresa con mayor contundencia estas críticas, que la argumentación del Instituto de Cultura del Gobierno del Distrito Federal (ICGDF) al establecer su programa de Libro Clubes.
La descalificación empieza por señalar el pobre número y distribución de las instalaciones de la red bibliotecaria, “sus bajos presupuestos, colecciones no actualizadas y personal poco calificado”, que se traducirían en “numerosos trámites para obtener el préstamo de libros” y en un clima general en el cual campearían “las peores lacras del burocratismo”. Se subraya a la vez un aspecto que para el Instituto no tiene duda: tales espacios funcionan de hecho “como bibliotecas escolares”, a las cuales se asiste casi exclusivamente para hacer tareas, y que por ello y por su “pobreza” de títulos literarios, son incapaces de contribuir a la creación de auténticos lectores[47].
Los promotores de los Libro Clubes parecen estar en lo justo en cuanto a la disposición del servicio para la mayoría de la gente, y lo demuestran respecto a la ciudad de México, donde para ocho millones y medio de habitantes hay apenas 24 bibliotecas públicas, dominadas por un “gran centralismo en su ubicación”[48].
En cuanto a la labor de estas instancias como reales fomentadoras de la lectura, ésa y otras críticas se pronuncian por una forma única de efectiva apropiación de la lengua escrita: la que se produce en el contacto con la narrativa, la poesía y el teatro. La cuestión, como hemos visto, ha sido tratada por Silvia Dubovoy en Leer es Crecer, al reivindicar la lectura informativa y científica y el gusto por la imagen. En estos años la maestra abunda en el tema en un nuevo texto: Juguemos a Vivir[49].

Balance hecho por Leer para ser mejores
(“AÑO DE LA LECTURA 1999-2000: DE PAG. 46: “Las bibliotecas públicas, constituidas”, A PAG. 47: requieren de apoyo y fortalecimiento.


Las publicaciones
En el mundo la literatura infantil y juvenil sigue experimentando una revolución, que cuenta con el apoyo de instancias, editoriales y premios bien reputados, y en México continua el florecimiento que busca dejar atrás “los esquemas educativos, moralizantes[50]”.
La época dispone, pues, de un gran número de autores y títulos. En nuestro país no se trata de un fenómeno al cual la promoción de la lectura se sume, sino que en gran medida arranca de ella, cuyos programas seleccionan y editan en grandes volúmenes buena parte de los materiales nacionales y extranjeros de calidad.
Como indicamos, durante la década la producción de libros pasa de 76 a 98 millones de ejemplares y de 11 833 a 16 003 títulos. Una porción de ella corresponde al Estado, quien no abandona la tarea de proporcionar publicaciones que no se rigen por la demanda del relativo pequeño sector de lectores habituales o con capacidad de compra.
En cuanto a las que se dirigen a la población abierta, no escolarizada, la responsabilidad pasa de la SEP a CONACULTA, quien queda a cargo de la DGP. Ésta resume así sus propósitos:
 “La necesidad de vincular más estrechamente cultura y escuela ha revelado el carácter estratégico que tienen el libro y la lectura en la educación y en el desarrollo personal de los individuos. El libro sigue siendo el instrumento privilegiado para la educación y difusión de la cultura…
“No nos será posible progresar en la tecnología del presente y del futuro sino mejoramos al mismo tiempo y sustancialmente la capacidad y los hábitos de lectura de los mexicanos[51].”
Y define cinco líneas básicas: “1. Rescate y difusión del patrimonio artístico, histórico y literario de México. 2. Estímulo a la creación literaria a través de la edición y difusión del trabajo de los escritores mexicanos. 3. Apoyo a la docencia y difusión de la investigación en materia artística, histórica y literaria. 4. Fomento a la lectura con la edición de obras clásicas y contemporáneas en particular las dirigidas a jóvenes y niños, y 5. Enriquecimiento y diversificación de los acervos de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, con ediciones propias y coediciones pertinentes de utilidad para la red”[52].
Se mantienen o renuevan colecciones exitosas como Lecturas Mexicanas, Cien de México y Cien del Mundo, y se agregan muchas otras: Biblioteca Universal, coedición de grandes obras de la cultura occidental, cuya recopilación y traducción se encarga a escritores y especialistas de diversos lugares de América Latina; Mirada Viajera, antología de la literatura de viajeros a nuestro país a lo largo de cinco siglos; los fascículos temáticos Pasajes de la Historia; la Biblioteca Mexicana, coeditada con el Fondo de Cultura Económica con participación de diversas instituciones privadas y públicas; Guardagujas, para narrativa original, y el Proyecto Editorial Tierra Adentro, que difunde el trabajo de los nuevos escritores nacionales, en particular del interior de la república; Tercer Milenio, Cultura Contemporánea de México…
Por aparte debe considerarse la labor de la dirección general de Culturas Populares e Indígenas, ahora adscrita al Consejo. Porque desde su nacimiento en 1978, sus publicaciones, si bien modestas, han tenido una contribución cualitativa en términos de la población a la cual atiende. En estos 1990 se acerca a completar 900 títulos en varias colecciones: Fiestas Populares de México, Pensar la Cultura, Culturas Populares de México, Arte Popular de México, Memoria Histórica, Letras Indígenas Contemporáneas, Lenguas de México, Cocina Indígena y Popular…
En conjunto, la colaboración de CONACULTA al fomento a la lectura se da por la triple vía de la publicación, de la distribución a través de la red Educal, y del aporte a acervos bibliotecarios o de promoción específica. La forma en que se incentiva directamente a ésta es por medio del recién creado programa Salas de Lectura, y de la edición de materiales para niños y jóvenes.
La literatura infantil y juvenil bien reconocida en México o en otros países, ocupa un espacio limitado, combinándose con obras de narrativa, teatro, divulgación del arte, de la historia y la ciencia, que resultan de los concursos convocados por la propia institución. La cantidad y gama de las colecciones es apreciable: Clásicos para Hoy, Un Día en la Vida de…; Encuentro, Barco de Vapor, Circo de Arte, Arte y Lenguaje para Niños; Arte para Niños, El Mejor Teatro para Niños, Fenómenos Naturales, Viaje al Centro de la Ciencia…
De esa forma en seis años se editan 1 200 títulos y 6 millones de ejemplares, cuya producción tiene para el Consejo un valor agregado en el volumen de coediciones: 60% del total. Gracias a ello “no sólo se abaten costos, se enriquece el catálogo propio y se promueve la industria editorial nacional, si no que se mejora la distribución y se llega con precios más accesibles al público, al tiempo que se dota de mejores acervos a las bibliotecas públicas a un costo más reducido”[53].
En cuanto a esta labor editorial para niños y adolescentes tempranos, la industria privada, en particular la extranjera, abre crecientemente sus puertas a una verdadera oleada de narradores, sobre todo, pero también de poetas y compiladores y recreadores (de mitos, leyendas, literatura histórica clásica, canciones, etc.). Lo hace contagiándose del espíritu del fomento a la lectura, con un sentido editorial preocupado en precisar edades o niveles de desarrollo de los hábitos lectores.

A orillas del viento
A fines de 1991 el FCE da a la luz a este serie, que viene preparando desde la segunda mitad de los 1980. La componen de entrada dieciséis títulos regulares y cinco Especiales, como se los llama porque se trata de álbumes ilustrados, que su coordinador, Daniel Goldin, ha seleccionado y editado con esmero, dentro de un proyecto de concepción a largo plazo.
Poco antes el Fondo había tenido un papel destacado en el resurgimiento de la industria editorial, y con la nueva colección se decide a incursionar por primera vez en los libros infantiles y juveniles, participando de las inquietudes de la promoción a la lectura. Hay en ello también una razón económica, que debe tomarse en cuenta al observar el interés general de las editoriales por el género: “se supone que el ciclo de los libros para niños es más rápido pues retorna el capital [hasta 20 veces] más pronto”[54].
“Nuestra idea original –dice Goldin en una entrevista de la época- era publicar una colección de libros singulares que mostraran la diversidad de propuestas estéticas en sentido gráfico y literario, de formatos e, incluso, de aproximaciones al concepto de lector. Creo que el espíritu que anima a la colección tiene mucho que ver con la alegría moral por la diversidad y con el mantenimiento de una cortesía fundamental con el lector. En otras palabras, no es sólo publicar libros raros o muy locos, como algunos han querido ver[55].”
En otra entrevista se le pide a Goldin que abunde sobre el trabajo editorial de A la Orilla del Viento, a partir del concepto del “arte de la cortesía”:
(“DANIEL GOLDIN, EDITOR DE LIBROS PARA NIÑOS Y JÓVENES Y PROMOTOR DE LA LECTURA”, EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA, NÚM. 94, 1998, P.10: DESDE EL INICIO DE LA RESPUESTA: “El ´arte de la cortesía…, HASTA EL FINAL DE LA PÁGINA.)[56]
La composición de la serie parece responder al panorama global del fomento en el país y en el conjunto de Latinoamérica. Por un lado incluye títulos reconocidos universalmente o en el marco de la lengua española o del subcontinente, que o no han sido editados en nuestra lengua o que no se publicitan en el país y en la región como se debiera. Por otro auspicia a escritores e ilustradores mexicanos, brasileños, argentinos, colombianos, etc., de mayor o menor nombre. Finalmente, se atreve a publicar obras controversiales. Parte de su producción proviene de los concursos que la colección establece y que gozan de reconocimiento internacional, en especial en Latinoamérica.
Si bien su primer propósito en este aspecto es sustentar la diversidad a la que Goldin se ha referido, partiendo de las facultades de un libro para su apropiación por el lector: “Creo que el proyecto se distinguió porque no hacíamos ninguna discriminación de la nacionalidad, del idioma, de la propuesta estética. Simplemente nos parecían libros vivos, de alta calidad y que le decían algo a los niños y no eran libros en donde forzosamente ellos se debían de ver reflejados mecánica o superficialmente.
“Lo que nosotros decíamos es que un libro creado en Inglaterra, por un autor inglés y que desde la obra habla de él mismo, puede también hablarle al niño de Oaxaca, de Chiapas, de la Sierra Tarahumara. Ahí es donde yo digo que lo importante es la apropiación, y lo demostramos. Demostramos cómo Wiily el Tímido, de Anthony Browne, era apropiado por distintos lectores, en distintas formas, sin decir ´Esto no es mío porque fue pensado por un artista inglés´. En ese sentido lo que decía es: ´Hay que generar libros que susciten el deseo de ser apropiados, que estimulen ese acto de apropiación”.
“O lo que es igual: yo me hago de un libro y digo ´Este libro me sirve a mí para pensar cosas, para decir cosas o para sentir cosas´, independientemente de si estoy obedeciendo o no a la voluntad del escritor o del ilustrador. Yo me hago dueño no sólo del libro, sino de mí, de mis emociones, de una posibilidad distinta de habitar el mundo.[57]
Hay también en esta obra del FCE una reivindicación de la lectura en términos no sólo del texto, sino de la imagen. El propio Goldin, respondiendo a una pregunta sobre las cualidades de los álbumes, explica:
“Una de ellas es la revaloración del lenguaje gráfico como un lenguaje con plenos poderes. Es algo sobre lo que hemos insistido mucho en el Fondo. Ante la andanada de comentarios de tantos promotores de la lectura sobre cómo la palabra ha perdido lugar frente a la imagen, nosotros respondemos que eso es sólo parcialmente cierto. Y que en lugar de lamentar la supuesta derrota de la palabra por la imagen habrá que empezar a tomarnos en serio la educación visual[58].”
En la década la colección da forma a cerca de 300 títulos y con sus hermanas menores, Travesías y Vida y Palabras de los Indios de América, encuentra una forma de clasificación más flexible y atinada que la del conjunto de la industria privada, sobre los niveles de lectura: Para los que están aprendiendo a leer, Para los que empiezan a leer, Para los que leen bien y Para los grandes lectores.
Las colecciones del Fondo tienen presente el “peligroso” “fenómeno de la escolarización de la lectura”[59], que hace a las editoriales despreocuparse de la distribución en librerías, una vez que grandes volúmenes de sus libros han sido comprados por el sistema escolar, propiciando otros vicios[60].
La distribución abierta sigue siendo, sin embargo, una cuestión de difícil trámite en la república, donde las redes del mercado son muy modestas (en 1995 se asegura que no hay más de 200 libreros profesionales[61]) y continúan concentrándose en unas cuantas ciudades. La de Educal, que ha nacido en los 1980 para distribuir el fondo editorial de la SEP con los recursos e infraestructura del antiguo El Correo del Libro, tampoco va mucho más allá del Distrito Federal y de las capitales de los estados. A pesar de todo, cuando en 1998 se la reestructura, sus 81 establecimientos prueban las bondades de la iniciativa con una relativamente elevada cantidad de ventas[62]. 

Balance hecho por Leer para Ser Mejores
Respecto a las editoriales, el diagnóstico de este programa nacional en 1999 concluye:
(LEER PARA SER MEJORES,  DE PAG. 59: “En la actualidad,  la oferta editorial es insuficiente…” A PAG. 60: “…pretende volver asiduo a la lectura.”) [63]
En lo que respecta a la distribución a través de librerías:
(LEER PARA SER MEJORES, PAG.. 58, DE “El número de librerías…”, A FINAL DE PÁRRAFO: “…y de ampliación del conocimiento).[64]


Otros programas institucionales
Salas de lectura
En 1995 la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA, como parte de la “línea de política pública” que se establece entonces en México, Hacia un País de Lectores, da forma a este programa de fomento que es el más ambicioso fuera del sistema educativo y de la red bibliotecaria, con el concurso de los institutos de cultura de los estados, nacidos con la creación del propio Consejo.
Su objetivo es “propiciar el encuentro gratificante y significativo entre los lectores y los libros, a través de la creación de espacios en la comunidad (diferentes de las escuelas y las bibliotecas), en los que se realizan variadas actividades”[65].
La población en la cual se pone “especial énfasis” son los jóvenes mayores de 15 años de edad, y los adultos, pero no está constreñido a ellos y con el tiempo niños y adolescentes tempranos son alcanzados por el proyecto. El propósito es crear estos espacios en donde quiera que estén dispuestos a darles vida “personas con liderazgo”, de manera voluntaria y gratuita, a partir de una dotación de libros proporcionados por el Consejo y con el apoyo de capacitación de éste. Los promotores y responsables pueden ser tanto “estudiantes, amas de casa, profesores, instructores comunitarios, bibliotecarios”, como “narradores orales, artesanos, matemáticos, y personas con muy diversa profesión, cuya tarea esencial es facilitar, acompañar y compartir la lectura con los participantes y fomentar la lectura en su comunidad”.[66]
Las salas pueden establecerse, entonces, en “atrios, hospitales, parques, hogares, centros de readaptación social, oficinas, casas de cultura”, o ser itinerantes, “transportándose en maletas, canastas y cajas viajeras por ejidos, rancherías y sitios sumamente alejados de la cultura escrita”[67].
Para iniciar los círculos, sus responsables asisten a un curso “en el que adquieren el conocimiento de herramientas teórico-prácticas que les permitirán efectuar diversas actividades al interior y al exterior de la sala de lectura“[68]. A partir de ello “elaboran un proyecto de trabajo viable y ajustado a su entorno”[69]:
A continuación “reciben un acervo de alrededor de cien libros [en los primeros años, y luego de 200] seleccionados para satisfacer diferentes intereses de lectura, así como descuento en las librerías Educal y la asesoría permanente de un grupo de especialistas”[70].
Las actividades consideradas son la lectura en voz alta, la narración oral y escrita, el intercambio de opiniones y las reflexiones “tras leer los textos de variado géneros, temáticas y tratamientos, seleccionados en el paquete, y los que se aspira se alleguen las Salas, bajo un régimen de préstamo domiciliario”[71].
Los principales compromisos que adquieren los promotores voluntarios, son realizar actividades de fomento “cuando menos una vez por semana, durante dos horas continuas”, enviar “trimestralmente un reporte de trabajo al instituto de cultura o consulado de su estado”, y asistir “a capacitaciones complementarias y encuentros con otros coordinadores para intercambiar experiencias”[72].
Un año después del lanzamiento del programa, la DGP lo apoya con una colección de ponencias presentadas al Seminario Internacional de Fomento a la Lectura, que se realiza en cada edición de la FILIJ, y en 1998, en colaboración con la SEP y la Asociación Mexicana de Promotores de Lectura (AMPLC), convoca al concurso nacional “Historias de Lectura”, con el cual intenta dar a conocer “la gran diversidad de condiciones que conducen a las personas hacia los libros y a través de ellas estimular y hacer extensiva la invitación apara acercarse a la lectura”[73].
Durante los primeros cuatro años el programa tiene alcances modestísimos, instalando apenas 40 salas a lo largo del país e interesando a un número de personas que no se precisa pero que sin duda es muy pequeño. Una docena de cursos de capacitación regionales y un par de encuentros nacionales por año, realizados a partir de 1997-1998, con la asistencia de entre 16 y 32 coordinadores de estos nuevos círculos de lectura, completan la iniciativa.[74]
Es el programa Leer para ser Mejores, quien en 1999-2000 le proporciona un verdadero impulso, multiplicando casi por 20 los espacios (935) y las actividades de capacitación (47), para abarcar a la totalidad de las entidades, excepto Yucatán y Baja California Sur, con cantidades que en general oscilan entre 12 y 67 salas, si bien hay varios estados (Coahuila, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora) donde su presencia es más bien formal (de una a tres unidades)[75].
Incluimos aquí fragmentos de documentos de la DGP que recogen el desarrollo y las particularidades del programa:
El cómo: (“PROGRAMA NACIONAL SALAS DE LECTURA”, LIBERÍA MEXICANA. DE PAG. 4, QUE INICIA CON EL TEXTO “La dinámica de este esquema de trabajo parte de la suma“, a FINAL DE PAG. 5[76].) 
Estos son algunos testimonios de coordinadores de las salas: (“PROGRAMA NACIONAL SALAS DE LECTURA”, LIBERÍA MEXICANA: PAG.25, PRIMER TESTIMONIO; PAG. 26, SEGUNDO Y TERCER TESTIMONIO –BAJA CALIFORNIA Y PRIMERO DE CHIHUAHUA; PAG. 27, TOTALIDAD DE LAS PAG.; PAG. 28, PRIMER TESTIMONIO DE MONTERREY; PAG. 29, PRIMER TESTIMONIO; PAG. 30, TODOS LOS TESTIMONIOS MENOS EL SEGUNDO DE MORELOS; PAG.31, LA TOTALIDAD DE LA PAG.)[77]

Libros Clubes del Gobierno del DF
Este programa empieza a desarrollarse en 1998, con la primera jefatura de gobierno electa en la historia de la ciudad de México, y corre a cargo del Instituto de Cultura, años después elevado a la categoría de Secretaría (SCGDF). Su punto de partida es la experiencia previa del titular del organismo, Las Aureolas, que reseñamos en el apartado de experiencias sociales.
A diferencia de las Salas de Lectura, los Libros Clubes, constreñidos a la ciudad que históricamente concentra la actividad cultural nacional y que cuenta con una infraestructura relacionada con la lectura sin comparación en el país, se desarrollan con rapidez y para el año 2000 su número es de “casi 500”, instalados en “prisiones, casas de cultura, mercados, cafeterías, hospitales, dependencias oficiales”[78], etcétera.
El entonces Instituto resume así la experiencia:
(EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA, No.111, 2000.
a. DE PAG.5, DE “Un Libro Club está constituido por”, HASTA FIN DE LA ENTRADA DEL DOCUMENTO. SE AGREGAN PUNTOS SUSPENSIVOS.)[79]
b. MISMA PAG. 5: DE “La ciudad de México está dividida”, A FINAL DEL SIGUIENTE PÁRRAFO: “20 millones de habitantes.”[80]
c. MISMA PAG.5: DE “Según datos de 1987) a “es el de préstamo de libros sin tramitología.” [81]
El programa se desarrolla de la siguiente manera:
(DE PAG. 6, “Un Libro Club, se nos dice, está constituido”, A PAG. 7: “entregar al Instituto de Cultura informes tras su visita a los diversos Libro Clubes.”)[82]
La dotación de textos a estos espacios es: “Una selección de treinta libros, realizada al azar, del fondo bibliográfico en que consiste la donación inicial”, compuesta por grandes obras de la literatura mundial y nacional, y se completa con los Libros del Rincón y títulos de distinto carácter sobre la ciudad de México[83].
La institución es consciente de que para consolidarse, el programa debe vencer dos grandes retos: que el trabajo voluntario sea consistente, y que la comunidad asuma cabalmente su responsabilidad, pues “en la mayoría de los Libro Clubes todavía se espera todo del Instituto”[84].

Leer para ser mejores
Como advertimos, este programa diseñado para el último bienio del gobierno de Ernesto Zedillo declara el Año de la Lectura y parece retomar por entero la perspectiva introducida por los nuevos profesionales:
“Pensamos, recordamos, proyectamos, soñamos y sentimos con palabras. Nos comunicamos y expresamos con palabras. Nuestra cultura y nuestra sociedad están construidas no solamente con palabras, sino con palabras escritas (…) En un monitor o en un papel, en este fin de siglo y con mayor razón en el futuro, leer es y seguirá siendo una parte indispensable de la vida.
“Leer no solamente con fines utilitarios, sino leer buenos libros, como una forma de crecer, ser, hacer, saber, pensar, viajar, soñar, recibir consejo. Leer como un medio para vivir mejor. Leer para ser mejores…[85]
Este reconocimiento institucional de la disciplina que viene evolucionando desde unos cuatro lustros atrás, a primera vista resulta muy completo, considera que los “libros son caminos donde cada quien anda a su paso”, que el “núcleo” de actividad está “en las escuelas, las instituciones culturales y los medios”, para dirigirse “a toda la sociedad, en todo el país”, y propone “acciones específicamente dirigidas a los distintas necesidades, intereses y situaciones de los diversos grupos sociales”[86].
La división en dos grandes ámbitos, “los espacios escolares” y los que “quedan fuera de la escuela”, responde también a las inquietudes y concepciones de quienes se dedican a nuestro tema.
El programa parte de que la “población que cuenta ya con la competencia lectora, desde su nivel básico hasta la lectura diestra, habitual y diversificada, forma un conjunto sumamente vasto y heterogéneo en términos socioeconómicos, de rangos de edad, condiciones de vida, ocupaciones y profesiones e intereses[87].”
Y advierte que “esta diversidad plantea una multiplicidad correspondiente de necesidades de lectura. (CONTINÚA EN “PROGRAMA NACIONAL AÑO DE LA LECTURA 1999-2000”, DE PAG..45, “Para satisfacerlas, es indispensable”, HASTA PAG. 46, “5.Editoriales.”)[88]
En cuanto a las bibliotecas propone: (“PROGRAMA NACIONAL AÑO DE LA LECTURA 1999-2000”, DE PAG.48, “1. Ampliar la Red Nacional”, HASTA PAG. 49, “con un valor cultural permanente”).[89]
En lo que respecta a la población atendida por proyectos como Salas de Lectura, aspira a sentar las bases de un Programa Nacional de Círculo de Lectores, “cuya meta fundamental consistirá en que cada uno de los municipios del país cuente con al menos uno de estos espacios”[90]. Estas son las acciones que se acuerdan:
(“PROGRAMA NACIONAL AÑO DE LA LECTURA 1999-2000”, PAG. 54, DE “-Creación, en cada estado de la República”, A “-miembros del círculo de lectores.”)[91].
Otra área donde se promueven avances es la de “Ferias y festivales del libro”, que deben servir “como los principales instrumentos de promoción”, incorporando al mayor número de ellas que sea posible, espacios y actividades para la “formación de círculos de lectores”[92].
El proyecto incluye el apoyo a librerías establecidas, “públicas, universitarias y privadas de carácter profesional”, que han de “convertirse en verdaderos espacios culturales”[93]. Para la red Educal se compromete a  “llegar en el año 2000 a 60 puntos de venta propios, con al menos uno en cada entidad”[94]. 
A los medios de comunicación se los define como “herramientas indispensables para que este esfuerzo a favor de la lectura trascienda y genere cambios profundos”[95]. En lo tocante a televisión y radio, se habla de objetivos no detallados para los canales y estaciones públicas, se hacen vagos señalamientos a la industria y en los demás otros ámbitos (prensa, publicidad, internet) el programa es a la vez esencialmente declarativo.

Ferias y festivales del libro
En la época observamos un desusado interés por este tipo de eventos. En los 1980, sumando a las cuatro de grandes proporciones que mencionamos en el capítulo Uno, se crearon o acababan de crearse otras tres: las de Torreón y Tijuana, y la Nacional del Libro de Antropología e Historia. Una más, la de Aguascalientes, había nacido en 1969 vinculada a la feria tradicional de la ciudad. Ahora la lista crece cada poco:
1990, Feria Nacional del Libro, de León, Guanajuato; Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, de Xalapa, Veracruz, y Feria del Libro y Arte Universitario, de la ciudad de Campeche.
1991, Feria Internacional del Libro, de Monterrey, Nuevo León, y Feria del Libro INEGI, de la ciudad de Aguascalientes.
1992, Feria del Libro Infantil y Juvenil de ciudad del Carmen, Campeche.
1994, Feria del Libro Infantil y Juvenil de Lagos de Moreno, Jalisco; Feria del Libro del Centro Cultural Justo Sierra, del DF, y Feria del Libro Universitario, de Xalapa.
1998, Feria del Libro de Saltillo, Coahuila; Feria del Libro de Cortazar, Guanajuato, y Feria del Libro UPN, de Teziutlán, Puebla.
1999, Feria Nacional de la Industria Editorial, las Artes Gráficas y el Disco Compacto, en Toluca, estado de México; Feria del Libro de Tuxpam, Veracruz, y Feria del Libro y la Lectura, de la ciudad de Zacatecas.
2000, Feria del Libro de la Ciudad de México.
Como apreciamos, se trata de eventos de distinto nivel y carácter, buen número de ellos animados de una o de otra manera por CONACULTA y los institutos de cultura y normalmente con el concurso de las universidades estatales. La intervención de aquél indica una respuesta a programas nacionales o regionales de fomento.
Las repercusiones son muy diversas también. Las de Guadalajara y el Palacio de Minería, internacionalizadas, sirven de centro de intercambio a editoriales privadas y públicas, a escritores y profesionales del medio; alcanzan de manera directa a cientos de miles de personas, poniendo a su disposición decenas de actividades diarias, y por su impacto mediático sirven de gran vitrina del libro. La de la ciudad de México se convierte también desde el primer momento en un gran espacio de difusión y comercialización, atrayendo en su primer año a cerca de cien mil visitantes.
Las más modestas atienden a unos cuantos miles y ponen en oferta unas docenas de títulos. Algunas replican o intentan replicar, en pequeña escala, a la FILIJ del DF, y todas ellas, con mayor o menor énfasis y tino, generan espacios de recreación de la cultura en general y llevan a cabo talleres de lectura.
Junto a estas jornadas regulares, que requieren de una infraestructura más o menos amplia, en ámbitos reducidos se producen muchas otras, buena cantidad de ellas sin periodicidad fija, nacidas al calor de esfuerzos de la sociedad vinculados o no directamente con la problemática de la lectura. Las que organiza la Red de Maestros Animadores de la Lectura y la Escritura, de la delegación Iztapalapa, en el DF, a la cual nos referiremos más adelante, las ilustra:
“Esta dinámica (…) permitió establecer lazos de comunicación y colaboración que trascendieron las bardas de las escuelas y se generaron las condiciones para llevar a cabo Ferias de lectura infantil en algunas escuelas durante el fin de semana, con el propósito de abrir sus puertas para que maestros de otras escuelas impartieran talleres a niños, padres y maestros que procedían de la escula sede y de otras aledañas. Conforme se fueron convenciendo los maestros, lograron organizarlas durantes los días laborables, estableciendo negociaciones con las autoridades para obtener la autorización, o en su caso, sin la autorización…[96]
Una experiencia vinculada a la anterior, nos permite asomarnos en detalle al sentido de estos eventos no insitucionalizados. Se produce en comunidades rurales de Santa Maria Zoquitlan, Oaxaca, como parte de otra iniciativa que incluimos en el capítulo 4:
“Los niños, niñas, hombres y mujeres fueron invitados a participar en la Feria de la Lectura y el Libro. Los niños se imaginaban que a la Feria llegarían los juegos mecánicos, los caballitos, la rueda de la fortuna, los volantines. Juan pensaba que lo primero que haría al llegar a la feria sería tomarse su esquimo de chocolate, claro después de haberse puesto su ropa nueva como lo marcaba la tradición del lugar.
“Los maestros reinventan los trámites administrativos para organizar la Feria desde tres meses antes, hablaron con la autoridad educativa y les dijeron que sí, hablaron con los comités de padres de familia y con las autoridades ejidales de todas las comunidades, y también les dijeron que sí. Cada comunidad discutió las formas en que participarían: unos se propusieron para la limpieza del lugar, otros para el cuidado de los libros, otros para sembrar ramas y palmas que protegerían a los libros y a sus libreros, otras cocinarían para los mil cien niños que llegarían a Santa María, las autoridades municipales anfitrionas regalarían una vaca y varios chivos para la comida de todos los visitantes. En suma, fiesta y tequio, sí la mismísima forma de solidaridad entre los pueblos indígenas, se vuelven sinónimos.
“En las aulas y en las asambleas se hablaba de la Feria y sus preparativos: cómo transportarse desde sus lugares lejanos, si se podría cruzar el río, si llovería para esas fechas, cuánto dinero podrían juntar para comprar libros, si llevar o no los petates en los que se pasarían las noches, en qué talleres participar, si participarían “El totopo” y “Galvarina” los cuentacuentos, si asistirían los títeres. Juan pensaba en el reencuentro con su amiga de la comunidad de Cañada Guichá y poder platicarle cómo iba su segunda novela y sobre todo leerle los poemas escritos para ella.
“Conforme se acercaba la fecha, los niños y niñas platicaban más de los libros, de los cuentacuentos y de los distintos talleres que preparaban para ellos. Los maestros y maestras se reunían por equipos para preparar su taller y la gran cantidad de tareas pendientes: los adornos para el salón de clases y para la escuela, los permisos para sus alumnos, el transporte que los llevaría para el pueblo de Zoquitlán, la organización de las mamás y los papás que los acompañarían, etc. Los maestros y maestras se preguntaban: ¿saldrá bien la feria? ¿comprarán libros? ¿alcanzará la comida para todos los niños? Erangelio, el hiperactivo supervisor, iba y venía de Oaxaca a Santa María Zoquitán, acarreando libros, estantes, tarimas, vasos, platos, materiales, etc., organizaba reuniones con los representantes de las comunidades para organizar las comisiones y definir las funciones que realizarían. Erangelio pensaba que sin el trabajo comunal no sería posible la realización de la feria, ya que era una empresa que requería de la colaboración de todos. Y así fue, todos participaron.
“Y la Banda de Música de los adolescentes de Río Seco anunció el comienzo de la fiesta, las notas de Amadís de Anís (ese mero, el libro del Fondo de Cultura Económica) se esparcieron entre el murmullo de los niños, niñas, hombres y mujeres zapotecas. Los niños corrieron, los pájaros zanates levantaron el vuelo, los maestros dibujaron y adornaron, los hombres se atarearon, las mujeres cocinaron, todo era un ir y venir de personas, todo este alboroto significaba la fiesta de los libros y de la lectura. Afuera, en la explanada, la alegría había comenzado, los acordes de la banda de música  inundaban los cerros, los ríos y el cielo azul de Santa María. Totopo y Galvarina hacían lo suyo, los niños ejercían su derecho a leer y escribir en el taller en el que estarían a gusto, los abuelos, las abuelas, los padres y las madres también platicarían, escribirían y leerían en los talleres. Mientras eso sucedía nadie se dio cuenta que de uno de los libros del Fondo salieron los famosísimos Casi bandidos para intentar robarse la alegría de la feria. Pero los niños que ya los conocían, los asustaron como ellos lo saben hacer, jugando, y jugando a ser topiles, los guardianes del orden en sus comunidades, porque como todos sabemos los casibandidos sólo eran unos simples bandidos indefensos, que al término del juego gritaron: “si quieren saber más de nosotros atrévanse a  meterse entre las páginas de nuestro libro”.[97]

Balance hecho por Leer para Ser Mejores
(LEER PARA SER MEJORES, DE PAG. 55: “En la actualidad, mediante el trabajo…”, A PAG. 56: “mayor afluencia de público.”)[98]



Las iniciativas sociales
En la época las iniciativas tomadas por la sociedad se hacen cada vez más ricas y diversas. Damos cuenta de una docena de ellas, transcribiendo parte de los documentos originales que las sintetizan. La mayoría fueron presentadas al Primer Congreso de la Red ce Animación a la Lectura del Fondo de Cultura Económica.

Lectura con abuelitos[99]

Queremos compartir con nuestros lectores nuestra experiencia como pioneras en la implementación de la lectura con los abuelitos dentro de una Institución.
Somos testigos  de que esta es una opción que, además de que fomentó el interés por la lectura vino a ayudar a reintegrar al abuelo dentro del ambiente familiar, contribuyendo a encontrar un espacio especial para la transmisión de valores, experiencias e intercambio de ideas entre los ninos  y sus abuelos.

Objetivos

Reintegrar al abuelo en el lugar que ocupa dentro de la familia.
Involucrar a los abuelos en la educación de los nietos.
Crear momentos agradables de lectura entre abuelos y nietos.
Dar otra opción a los niños para ver  la lectura como una experiencia agradable y atractiva.
Aprender el placer de compartir el abuelo con los compañeros de la escuela.
Crear el hábito de la lectura en los niños.

Aspectos a considerar para iniciar el programa

Cuando se toma la decisión de implementar un programa de lectura con los abuelos, es necesario el apoyo de toda la Institución, desde la  Dirección, hasta el personal de Intendencia, pues se requiere de un esfuerzo extra de organización, comprensión y participación de todo el personal .
De la voluntad de la Dirección se obtiene un espacio para realizar la actividad, materiales para habilitarlo (como sombrillas, tapetes, sillas, biblioteca especial de cuentos para uso de los abuelos), así como apoyo para la realización de los eventos de inicio y clausura.
Del profesorado se requiere la comprensión y flexibilidad  para ceder parte de su tiempo de trabajo para dedicarlo a esta actividad, así como de su ayuda para motivar a los niños continuamente para que inviten a sus abuelos a participar.
Finalmente, quien juega un papel definitivo en esta actividad es la persona encargada de coordinar el taller de lectura, ya que de su verdadero interés, entusiasmo  y conciencia de la importancia y trascendencia de esta actividad en la vida de los niños y de los abuelos, va a depender el éxito de este programa.

Desarrollo

Una vez aceptado el proyecto se envió una circular convocando a  una junta con el fin de  invitar a los abuelos a participar en el Programa de Lectura en Voz Alta .
Durante esta reunión se les explicaron los objetivos del programa motivándolos para que participaran una vez al mes durante el ciclo escolar, proporcionándoles calendarios con días y horas de los diferentes grados y grupos, ya que para algunos abuelos su participación es de más de una vez al mes por tener varios nietos en la Institución.
Se les hicieron indicaciones generales sobre estrategias a seguir durante una lectura en voz alta, como mantener la atención de los niños, tipo de libros que pueden elegir, con ilustraciones grandes para los más pequeños , con historias más largas para los más grandes etc.
Se aprovechó la reunión para dar a conocer algunas reglas prácticas a seguir :
·    Puntualidad: es necesario llegar 10 min. antes de la hora señalada para tener tiempo para elegir un cuento en caso de no traerlo, así como para registrar su asistencia y desplazarse al lugar donde se realizará la actividad.
·    Haber leído previamente el cuento que van a leer, lo cual les permitirá mayor flexibilidad al  momento de realizar la actividad, ya que podrán utilizar sinónimos, dar explicaciones, acortar o alargar la historia de acuerdo al interés de los niños, de la misma manera que podrán dar una mejor entonación y emoción a su narración.
·    Por ningún motivo traer regalos, dulces, premios etc. para los niños, porque se desvirtúan unos de los objetivos  principales que son la motivación a la lectura y la presencia de los abuelos.
·    Terminado el tiempo destinado a la actividad, los abuelos no pueden entrar a los salones de los niños o permanecer dentro de las áreas donde interactúen con  ellos para interrumpir lo menos posible el ritmo regular de actividades de la Institución.

Taller de lectura.

·    Se realizó la actividad una vez por semana .
·    Se eligió una semana del mes para cada nivel . La primera semana se trabajó con los grupos de maternal; la segunda  con los grupos de  Kinder 1; la tercera con los de Kinder 2; y la cuarta semana del mes con los grupos de Preprimaria.
·    Para cada nivel se eligieron tres horarios durante el día, para trabajar con grupos máximos de 30 niños a la vez.
·    La duración máxima de la actividad es de 30 minutos. Los 5 primeros min. se utilizan para dar la bienvenida a los abuelos, dividir el grupo dependiendo de el número de abuelos presentes .
·    Cada abuelo se sienta con su nieto y  dependiendo de la edad,  con 3 o 4 niños más a los que les va a leer el cuento durante 20 min.
·    Se supervisaron los grupos a distancia para que los abuelos se sintieran con la libertad de expresarse.
·    Los últimos 5 min. se utilizaron para integrar nuevamente el grupo, los niños platicaron sobre los cuentos que escucharon, y se despidieron de los abuelos.
·    Una vez que la maestra de grupo se llevó a sus niños, el coordinador del Taller, platica durante 10 min. aproximadamente sobre la experiencia que tuvieron los abuelos, pros o contras del momento, se les sugieren  ideas para un mejor control de grupo, como captar mejor la atención de los niños, resolver inquietudes, compartir sentimientos etc.

Resultados obtenidos

La implementación de este proyecto se considera exitosa por lo siguiente:
·    Se ha llevado a cabo el Taller durante tres años consecutivos.
·    Hubo un incremento en la participación de los abuelos en un 100% conforme se concluyó cada ciclo escolar.
·    Se inició el proyecto en un plantel, y actualmente se realiza en cuatro planteles diferentes del Grupo Alexander Bain .
·    Se inició con los grupos de Preescolar y actualmente se trabaja con  los primeros grados de  nivel de enseñanza Primaria.
·    Se observa una participación regular de un grupo de abuelos que asisten mes con mes.
·    Los abuelos participan ahora en otras actividades escolares en las que antes no participaban, como festivales, eventos de fin de curso, exposiciones, ferias durante el año ( Ecológica, del libro).
·    Nos han comunicado los abuelos que ha habido un  mayor acercamiento afectivo y de trato con sus familias.
·    Nos han comunicado los padres de familia que han observado en los abuelos una nueva motivación para vivir.
·    Hemos sido testigos de nuevas amistades entre abuelos, o reencuentros de viejas amistades, tanto familiares como escolares.

Problemas que se presentaron

·    Orientar y tranquilizar, tanto a los padres de familia como a los niños, en los casos de  ausencia de  abuelos por deceso.
·    Mantener claro y ser firmes en no permitir regalos o dulces a los niños.
·    Hacer  ajuste en la actividad en las ocasiones en que un abuelo llegue tarde.
·    Ser flexibles para adaptarse a situaciones especiales: presencia de bisabuelos, abuelos con limitaciones físicas, muletas, operaciones, sillas de ruedas etc.
·    Mediar errores de comunicación entre padres de familia y abuelos donde los últimos resultan afectados.

Aprendizaje derivado

·    Sin importar la edad que uno tenga, si existe una motivación para realizar una actividad se genera creatividad, entusiasmo y compromiso.
·    Tratar a personas de la tercera edad requiere desarrollar la sensibilidad para entender su psicología, necesidades e inquietudes, y continuamente retroalimentarlos en forma positiva para reafirmar su autoestima.
·     Se aprende a valorar la experiencia de un adulto que tiene la necesidad de compartir toda su experiencia de vida.
·    Al tener que coordinarse para participar en el Taller de Lectura se restablecieron y reforzaron lazos de comunicación entre las familias.
·    La presencia del abuelo recobró importancia dentro del círculo familiar.
·    Los niños que tenían carencia física o emocional de abuelo tuvieron la oportunidad de adoptar uno que vino a satisfacer esa necesidad.
·    El abuelo ofrece un mensaje diferente al leer los libros, ya que su selección de cuentos se realiza con un criterio basado en su experiencia, con lo cual se enriquece el universo literario del niño.
·    El observar la creatividad de algunos abuelos asombra, contagia, estimula e impulsa no solo a otros abuelos sino también al personal de la Institución.
·    Los resultados de la convivencia del taller dejan una gran satisfacción de ver que alrededor  del objetivo de crear un gusto por la lectura se fomentó la unión familiar se fortalecieron los lazos afectivos y  se rompieron falsas creencias, para  finalmente compartir todos una experiencia de crecimiento.

Bunkos, bibliotecas comunitarias (IBBY México)[100]
A partir del éxito de los Bunkos en otros países y tomando en cuenta algunas de sus características. La historia de los Bunkos en nuestro país comienza en 1993, cuando IBBY México realiza las gestiones necesarias ante la ICBA para la fundación de dos Bunkos piloto, uno en Cuernavaca, Morelos y otro en Xalapa, Veracruz. Este último sirvió como modelo para la creación a partir  de 1996,  de 23 bunkos más…
-        Los Bunkos se ubican en un centro comunitario como estancias infantiles o escuelas…
-        Por lo general, las personas que atienden los Bunkos son personas de la comunidad a quienes gustan los niños y los libros.
-        Una de sus misiones es promover un desarrollo sano en los niños a través de la lectura de buenos libros.
-        Entre las actividades comunes que se realizan están: la lectura en voz alta, práctica de la escritura.
Como requisito indispensable, los niños participan voluntariamente…
CÓMO FUNCIONAN
-        Se forman grupos de niños antes de iniciar las sesiones. La asistencia organizada, permanente y periódica permite evaluar el desarrollo de los niños y los cambios de habilidades, tanto de los pequeños como de los animadores.
-        Los niños se organizan en grupos homogéneos en cuanto a edades e intereses,  lo que permite elegir estrategias de animación y libros adecuados. Los grupos son pequeños (entre 4 y 10 niños),  con lo que se puede tener orden en la sesión y establecer una relación estrecha entre los participantes, niños y animadores, y lograr un ambiente cálido e íntimo que favorece la lectura en libertad.
-        La actividad principal es la lectura en voz alta y las estrategias de animación a la lectura.  En otros Bunkos parte importante de las actividades es el préstamo a domicilio, así como  jugar juegos tradicionales, contar cuentos, dramatizaciones.
-        Cada grupo asiste una vez a la semana en sesiones de 45 minutos, en horarios ya establecidos, pero el Bunko está abierto generalmente 10 horas a la semana…
-        Los Bunkos (…) son atendidos por amas de casa y por muchachos de la comunidad que en ocasiones únicamente tienen concluida la primaria, en otros lados, las personas que los atienden son generalmente amas de casa.
-        Gran parte de los animadores reciben un apoyo económico, en otras partes del mundo la mayoría de  los animadores son voluntarios…
Su principal objetivo no es la búsqueda de información sino disfrutar de la lectura y crear el deseo de leer en el niño a través de la lectura en voz alta y animación a la lectura. Se busca  favorecer su relación activa con los libros y su acercamiento placentero y significativo a la lectura…
Actualmente funcionan veintitrés Bunkos: cuatro Bunkos situados en zonas de escasos recursos de la Ciudad de México, seis en la zona de la mixteca baja del estado de oaxaca, dos en la zona del Itsmo de Tehuantepec y dos en la zona mixe zapoteca también  (10) en Oaxaca; cinco en el estado de México, dos en el estado de Chiapas , uno en Xalapa, en el estado de Veracruz que es autosuficiente y otro en la Ciudad de Saltillo, Coahuila, que a partir de este año trabaja de manera independiente.

Leer en la "Corre"[101]
Trabajo con menores infractores en el Centro de Tratamiento para Varones, aquí en la Ciudad de México, y teóricamente, el objetivo principal de la labor en favor de los menores, durante su período de pena corporal, sería la transformación de su mentalidad, para sensibilizarlos e impulsarlos para la creación de un proyecto alterno de vida.
Objetivos generales.
¿Cómo podrán, jóvenes cuyas edades fluctúan entre quince y veinte años, reescribir una trayectoria de vida, que desde luego no ha sido proyectada, sino que se resuelve sobre la marcha, día a día…?
- Existe una biblioteca en el Centro, pero normalmente los jóvenes acuden, sólo para hacer consultas académicas cuando algún maestro los lleva, y además no hay préstamo de libros. 
- Las sesiones del Libro Club, no son dentro de esa biblioteca.
- El trabajo de voluntarios, como es mi caso, está completamente desligado de las actividades que se realizan en el centro. Tradicionalmente se ha desarrollado en forma paralela y no existen puntos de contacto entre, maestros de la escuela y nosotros.
- Los muchachos en su mayoría, tienen una escolaridad muy baja.
- En sus casas prácticamente no hay libros, y por consecuencia tampoco lectores.
- Tienden a asociar los libros con algo poco agradable y aburrido.
De estos aspectos algunos se han podido resolver, cuento con un librero más o menos bien surtido, gracias a diferentes donativos, pero no he solucionado el problema de recuperar los libros que les presto,  lo que me hace entender el por qué la biblioteca procede como lo hace. 
Los pretextos a la hora de las devoluciones son muchos: "¿Qué cree? Me nahualearon el libro en mi sección", "pues fíjese que le dio cantonazo", "ya se lo bachichearon", "se lo presté al custodio y no me lo ha devuelto", son de los favoritos, pero lamentablemente significan todos, que yo no volveré a ver el libro en cuestión. He llegado a pensar que incluso un libro, podría ser motivo de trueque entre ellos, pero en resumidas cuentas, los presto a pesar de todo, aunque tenga que estar en campaña permanente de obtención de libros, ya que la otra alternativa es que simplemente no tengan acceso a ellos.
Con respecto al material que leemos semanalmente, pienso que lo ideal, es seleccionar un texto que tenga una extensión entre diez y quince cuartillas, pues esto tiene la ventaja de que se puede leer completo y después ellos tienen tiempo de exponer sus opiniones, todo en el lapso de dos horas que dura  nuestra sesión.
He observado que continuar la siguiente semana, es complicado.  Aunque su asistencia es regular, hay quien falta porque tiene que hacer un examen, tiene sesión de trabajo social con su familia, se enfermó, puede estar castigado, y otras cosas más.  Entonces, ese muchacho, no va a estar al mismo nivel que el resto del grupo y como les cuesta mucho trabajo concentrarse, prefiero que el tema que iniciemos, lo terminemos el mismo día.
Después de seleccionar el texto, lo escaneo e imprimo para luego fotocopiarlo, y entrego a cada muchacho su juego de copias.  De esta manera, cada quien tiene el mismo material y puede llevárselo después de la reunión, para releerlo o bien para prestárselo a algún compañero.
Vale la pena mencionar que, son quizá las fotocopias, el único contacto que existe con los maestros u otros técnicos que trabajan en C.T.V., en relación a la lectura.  He notado que algunos muchachos, se las llevan precisamente porque sus maestros están interesados en ellas, y a veces las utilizan en los salones de la escuela.
Cada sesión, acostumbro leer el material en voz alta y los "chavos"  siguen la lectura. Está permitido interrumpir para opinar, para preguntar lo que alguna palabra significa, para cruzar apuestas acerca de cuál será el desenlace... ésto último, creo que lo disfrutan mucho.
Pero ¿qué textos leemos?, bueno, no ha sido fácil seleccionarlos.
Mi público, podría por su edad, corresponder al grupo de "los que leen bien"  o al de "grandes lectores",  pero más bien se parecen a "los que empiezan",  sólo que bastante más precoces.  Muchas veces me he cuestionado si es más fácil asociarlos con un adulto, o por sus actitudes en otras ocasiones, con un niño de siete años.  ¿Qué puedo leerles en voz alta que los "enganche", que los saque de su rutina y de sus problemas, para darles la posibilidad de asomarse a otros mundos?
Primera sesión, El niño de los cuadritos)
Hablar de mitos, especialmente de los mitos griegos, ha sido muy bien aceptado, así como también la lectura de algunos fragmentos de La Iliada o determinadas aventuras de Odiseo.  Cuando vemos este tema, llevo libros de arte para que como si fueran el "álbum de fotografías de la familia olímpica", puedan encontrar a estos personajes, entre las pinturas renacentistas, que tanto los evocan, ya que les gusta identificar a los protagonistas de sus lecturas.
Los cuentos de Las mil y una noches  y el suspenso en que Scherezada deja al lector, los ha cautivado, casi siempre los leemos de tres en tres y quisieran seguir aun más.  Muchas veces después de esta sesión, me piden prestado el libro de Ali babá  o el de Simbad el Marino, que tengo en el librero.  También me gusta que hojeen algunos libros de arte del Islam, les llama mucho la atención la arquitectura y la escritura árabes.
Las leyendas mexicanas como: La llorona, la mulata de Córdoba, la Xtabay, el nahual  y muchas otras, a pesar de que algunos ya las conocen, no disminuye en el grupo el nivel de atención.  En este caso las revistas de Arqueología  o de México Desconocido, y de libros en los que hay imágenes de México, han sido de gran utilidad, muchos nunca habían visto un cenote ni en fotografía, o ni siquiera sabían que era una ceiba.  Les he pedido también que redacten una leyenda, o bien que le cambien el final o el principio a alguna de las que hemos leído.  Normalmente, no les gusta escribir, les cuesta más trabajo que seguir la lectura y se limitan a expresar algo en forma muy breve.
Entre los textos favoritos están las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda, creo que Tristán e Isolda, ha sido una de las que más les ha gustado.  Comparto la opinión de Denis de Rougemont en cuanto a que es difícil resistirse a la invitación que hace Bédier en su versión, cuando expresa:  "Caballeros: ¿os gustaría oír un bello cuento de amor y de muerte?...  El desenlace, nunca dejará de sorprenderlos y lo mismo podría decir de  Sir Gawain y el caballero verde...
Como una actividad complementaria, se promueve anualmente, con motivo de Día del Niño, un concurso de escritura, si así pudiéramos llamarle. Se les da un tema y ellos lo desarrollan. Participan todos los talleres, incluso quienes asisten a Alfabetización; ellos dictan sus propuestas, a las encargadas de los grupos. Cada año hemos tenido mayor número de escritos y aunque su letra no es muy clara y su ortografía deja mucho que desear hemos leído textos muy creativos.
Sin embargo, si tuviera que valorar la actitud de mi grupo, frente a la lectura, no me atrevería a decir que sus hábitos se hayan modificado en forma sustancial.  Pienso que el gusto por leer, no esta suficientemente arraigado en ellos.  No sé si una vez que recuperen su libertad, sean capaces de acudir a una biblioteca, por su propio gusto, para pedir un libro prestado. No creo que compren un libro fácilmente, por que no tienen esa costumbre, por que en sus casas, generalmente no los hay, y además por que asumen que todos los libros son caros.

Talleres de lectura para bebés
 en la biblioteca infantil bunko Papalote[102]
Los talleres de lectura para bebés, surgieron de la inquietud de algunas personas, por integrar a las hermanas y hermanos más pequeños de sus hijos -menores de dos años- a los talleres de lectura de la Biblioteca Infantil Bunko Papalote.
Hasta septiembre de 1998, la edad mínima con la que ingresaban los niños a los talleres era de dos años. Era evidente que algunas de las hermanitas y hermanitos que acompañaban a sus mamás o papás a la biblioteca mostraban interés por entrar al área de trabajo; exploraban los espacios de la biblioteca y de los libros en general y leían en casa los libros con sus hermanitas o hermanitos…
La metodología está basada en considerar a la literatura infantil como: “... una actividad significativa (que) favorezca los procesos de diferenciación relacional (y que) sea una actividad interformativa, que propicie el diálogo y la comunicación tanto entre los niños como entre niños y adultos.
Los procesos de diferenciación relacional, son procesos de construcción de conocimiento dónde -según la teoría psicogenética y constructivista- se es capaz de establecer relaciones entre las experiencias que ya se conocen y las experiencias nuevas a que se tiene acceso.
Por eso podemos hacer extensivo a los bebés estos procesos de diferenciación relacional, ya que creemos -como los constructivistas- que los bebés construyen su propio conocimiento en la interacción con los sujetos y con el mundo social, y van estableciendo relaciones entre lo aprendido con anterioridad y lo nuevo; tal vez los bebés no puedan hacerlo explícito verbalmente, pero sí mostrarán sus esquemas construidos en las situaciones nuevas a las que se enfrenten.
La metodología de los talleres (…) está conformada por tres actividades básicas:
¨                           lectura en voz alta,
¨                           lectura de cuentos y libros ilustrados y,
¨                           juegos derivados de las lecturas y actividades plásticas libres…
La lectura de literatura infantil proporciona una gran variedad de vocabulario, de posibilidades de tonalidades de la voz, y de estructuras más elaboradas de las que usamos normalmente, esto hace que el pequeño se sienta atraído hacia el sonido que escucha. Si a ello le podemos aumentar ritmo y repetición el bebé disfrutará mucho más, y relacionará la lectura y los libros con momentos muy placenteros…
En Bunko Papalote creemos también que la literatura infantil es una actividad interdisciplinaria (…) Con los bebés las actividades artísticas que consideramos más apropiadas para el trabajo en los talleres son la música y el movimiento  por las características de la etapa sensoriomotriz…
Una relación sana entre el niño y su mundo social, inmediato, es la base de su formación. Para establecer esas bases es necesario permitirle al bebé situaciones significativas que le generen inquietud, ganas de conocer, y de comunicarse y sólo se puede lograr con base en el diálogo, el respeto y el afecto. Creemos (…)que todas las relaciones posteriores con cualidad de objeto, las relaciones interpersonales, tienen su origen en la relación madre-hijo. Por eso en los talleres de lectura para bebés del Bunko Papalote necesitamos la presencia de la madre…
El taller estará conformado por :
- 15 minutos de reconocimiento libre de los libros e intercambio madre-hijo, así como elección del libro para llevar a casa.
- 15 a 20 minutos de lectura en voz alta con dos modalidades: Lectura de recordatorio, del libro leído la sesión anterior y lectura del coordinador de un libro previamente elegido y preparado por él.
- La última parte será de 10 a 15 minutos para juego preparados y libre con participación de papás y bebés.

La lectura como espacio de recreación en el CPPSTUNAM[103]
El taller de fomento a la lectura en el Centro Educativo Preescolar y primaria del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, (CPPSTUNAM), es un proyecto que trabaja bajo dos enfoques;  El cognitivo, que proporciona a los niños, padres de familia y maestros  un ambiente de percepción a través de la lectura, esta, la relacionamos con lo artístico, cultural, geográfico, étnico y/o social de la realidad de este país México. Y el enfoque comunicativo funcional, el taller trabaja las competencias lingüísticas de saber escuchar, leer, escribir y expresarse. Es decir, tomando al lenguaje como una unidad.
Dentro de este contexto teórico el “Taller (…)inició el 21 de noviembre de 1998. Las sesiones se proporcionan a  los niños de preescolar y primaria, una clase a la semana. Los objetivos que se alcanzan son: Estimular el proceso de la lectura (…)como un hábito placentero, así como formar en los niños y niñas, un criterio diferente de la lectura.
Los tres primeros meses las actividades fueron básicamente de sensibilización (…) Se realizó en tres etapas: se les contó cuentos a los niños, se les permitió que manipularan los libros a su libre albedrío, que mantuvieran un contacto íntimo, que los olieran que supieran que ellos tienen una portada, contraportada, texto. Al entrar al mundo de la imaginación con las fábulas de Esopo, Tajín y los siete truenos, Liliana la bruja urbana, Sputnik y David, El embuste de las coles, Fantasmas escolares, entre muchos más, descubrieran el cómo y el porqué de los fenómenos que suceden, qué pasa con los eventos, la trama, los personajes…
Taller para padres a insistencia de los niños.
En estos talleres para padres se les explicó a los mentores la importancia de acompañar a los "peques" al fascinante mundo de la lectura, la diferencia entre alfabetización y leer (…) Se les explicó a los padres también, que  los niños  quieren que los papás lean, si es que de niños no les leyeron historias fantásticas, que a los niños les gusta leer en voz alta, en silencio, en el banco, en el dentista, junto a un árbol, debajo de la cama, entre arrumacos y caricias y a salto de caballo.
En esas platicas con papás, se informó que los niños han aprendido a leer con fascinación cuando están enfermos, cuando no hay luz, cuando están solos y cuando están tristes…
Muy variadas fueron las dinámicas realizadas durante el ciclo escolar (1998-1999)  cada una de ellas tenía el eje lúdico y la creatividad del grupo. Los cuentos que ellos interpretaron fueron a través de su oralidad lográndose por un lado el entretenimiento y por el otro lograr que por analogía detectaran la moraleja o mensaje del autor. Cada nivel escolar tenía sus particularidades, por lo mismo el tratamiento ante el grupo era único…
En este taller se han olvidado por completo las prácticas  de la repetición mecánica, el dictado, los seudoresúmenes, la seudoinvestigación y la lectura por cuotas y por encargo, mismas que van generando la imagen que de la lectura como algo aburrido, que no tiene nada que ver con la inteligencia o el placer de leer.

Cuerpo y alma: la lectura,
el libro y el niño hospitalizado[104]
En 1996, después de vivir el proceso de enfermedad de un familiar muy cercano, se dio una fuerte reflexión acerca de la importancia de atender las necesidades afectivas y recreativas de los enfermos.
Por otro lado, nuestras profesiones nos habían mantenido cerca de los libros, del fomento al hábito de la lectura y actividades afines.  Surgió así la idea: utilizar a la lectura como el instrumento para acercarnos a aquellas personas que sufren por causa de una enfermedad, y en este acercamiento, proporcionar a los enfermos un espacio para el esparcimiento, para el autoconocimiento, para el desarrollo de la imaginación. Qué mejor que poner en práctica esta idea con niños, siempre sensibles y ávidos de conocer y disfrutar, quienes a pesar de no gozar de salud plena,  pudieran encontrar en el amplio horizonte de la literatura consuelo y alegría…

La enfermedad

La enfermedad es una experiencia que limita. Las molestias físicas y el dolor se apoderan del cuerpo, y como consecuencia se vive un proceso emocional que va de la incertidumbre, la ansiedad y el miedo al enojo y la soledad. Los niños hospitalizados no sólo viven físicamente las consecuencias de sus padecimientos, sino también se ven alejados de sus hogares y de sus padres, y son sometidos a rutinas médicas, aparatos y aislamiento, lejos de su cotidianeidad, de aquellos lugares en donde se sentían seguros y libres.
Cuando la enfermedad llega a nosotros o a un familiar cercano, esta experiencia modifica radicalmente nuestro entorno y se vuelve urgente reforzar los lazos afectivos entre enfermos y parientes, y efectuar acciones que propicien el restablecimiento emocional y que aligeren la pesada carga del espíritu. Los médicos se hacen cargo de atender al cuerpo, pero reconfortar el alma es en muchos casos, casi tan importante para la recuperación del enfermo.
Es aquí donde Luciérnaga Literaria pensó en estos buenos amigos que acompañan, animan y distraen, que enseñan y hacen pensar: los libros.
Nuestro proyecto está muy lejos de querer aliviar todas las graves repercusiones psicológicas y emocionales que un niño hospitalizado puede enfrentar, mismas que dependerán en cada caso de factores como su edad, gravedad, apoyo de la familia, experiencias anteriores de hospitalización y de su madurez mental y emocional.
El objetivo de nuestro proyecto es solamente, en ciertos momentos de este proceso de hospitalización, otorgar apoyo, atención y afecto al enfermo, todo ello, a través del acercamiento con la literatura…
En la mayoría de los hospitales pediátricos en México, de acuerdo a nuestra experiencia, las actividades recreativas, culturales o educativas no forman parte de los programas terapéuticos.  El ambiente hospitalario resulta un lugar hostil y para los niños se restringe el juego,  las actividades lúdicas y la convivencia creativa con otros niños.
Algunos hospitales cuentan con espacios con mesas pequeñas para los niños y con personal dedicado a proporcionarles materiales para dibujar o entretenerlos en ocasiones especiales con alguna función de teatro o títeres. Pero ninguno de ellos cuenta con bibliotecas infantiles con material accesible en todo momento para que los niños lean y se entretengan.
Breve descripción del proyecto
Hasta la fecha el proyecto que lleva el nombre de Lectura y juego, se ha llevado a cabo en cuatro hospitales pediátricos del Distrito Federal: Hospital Juárez de México e Instituto Nacional de Pediatría que atienden enfermedades generales, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y el Hospital Pediátrico de Tacubaya cuya especialización es la atención a niños quemados.
La población de estos hospitales es, en general, de escasos recursos económicos, no cuentan con seguridad médica como IMSS o ISSSTE y tienen un nivel sociocultural bajo, muchos de los niños (o sus papás) tienen problemas de analfabetismo, bajos niveles de escolaridad y nulo o escaso acercamiento a libros o cuentos infantiles.
Las edades de la población infantil con las que trabajamos oscilan entre los 4 y 17 años de edad, todos ellos de corta y larga estancia (entendemos por larga estancia una permanencia en el hospital mayor a una semana).
A excepción del Hospital Juárez, los otros centros hospitalarios  sí cuentan con personal encargado de regularizar a los niños en materia escolar… En la primera fase del proyecto, Luciérnaga Literaria estaba formada por las dos personas que les presentan esta ponencia, pero al crecer las espectativas y los recursos del programa a través de los beneficios citados, se pudo convocar y capacitar a nuevos participantes, con lo cual hemos formado un grupo interdisciplinario.
En este momento estamos recopilando las experiencias del equipo a lo largo de casi tres años, con el objeto de fundamentar la necesidad de crear espacios lectores dentro de todos los hospitales pediátricos en México: esto es, estamos razonando nuestro optimismo; la idea es ambiciosa pero creemos que se pueden crear los cauces.
Metodología
La metodología que hemos utilizado a lo largo de estos años de trabajo dentro de los hospitales, es producto de nuestra experiencia como promotores de lectura, misma que se ha ido adaptando a las condiciones propias de los niños enfermos.
Como ya lo hemos dicho, contamos con un acervo bibliográfico de literatura básicamente infantil, y también materiales para los jóvenes que hemos obtenido con el apoyo de diversas editoriales. Estos libros se llevan a los hospitales para ser leídos durante las sesiones de trabajo.
Es importante mencionar que a partir de que comenzamos a trabajar en el año 1998 con el Instituto de Cultura de la Ciudad de México, nuestro programa Lectura y Juego se insertó en el proyecto Libro Club, mediante el cual el Instituto pretende ofrecer en préstamo materiales de lectura en lugares de la ciudad que generalmente no cuentan con ello: cárceles, casas de cultura, instituciones públicas de servicio, hospitales, entre otros.
Por ello, a partir de la conjunción de esfuerzos de Luciérnaga Literaria y el Instituto de Cultura, fue posible que éste último donara algunos libros a los hospitales con quienes iniciamos el programa, de manera que pudieran contar con un acervo propio y préstamo a los enfermos, independientemente de las actividades de lectura que nosotros llevamos a los niños hospitalizados.
En cada uno de los hospitales, hemos tenido que coordinarnos con el personal de las áreas de escolaridad o bien con algún médico responsable, para establecer los horarios de visita, la frecuencia y duración de las sesiones y para contar con el apoyo para acercarnos a los niños y trabajar con ellos en algún área del hospital disponible para ello.
En cada hospital se han dado condiciones particulares, pero podemos comentar las coincidencias que hemos encontrado para explicarles la manera en que se ha trabajo, los problemas que hemos enfrentado y las satisfacciones obtenidas.

Estructura de las sesiones

A cada hospital asisten uno o dos talleristas, una o dos veces a la semana. Nuestro equipo de trabajo está conformado en este momento por seis profesionales de ramos distintos: una psicóloga clínica, dos comunicólogos, un artista plástica, una licenciada en Letras Hispánicas, una pedagoga.
Las sesiones duran aproximadamente una hora y media, pero pueden en ocasiones extenderse hasta dos o tres horas, si los horarios de atención y comida de los hospitales lo permiten y si el entusiasmo y necesidades de los niños lo demanda.
Las sesiones forman parte de un programa estructurado con antelación en el que se especifica el libro o libros que se leerán durante la visita al hospital, la presentación o actividad de bienvenida, la labor de tipo manual que desarrollarán los niños, los materiales que serán utilizados y el resultado que espera obtenerse…
El o los talleristas dedican unos minutos a conocer al grupo (en ocasiones los pacientes del hospital no se conocen tampoco entre ellos), a saber los nombres de los niños y de los papás, en caso de que ellos se encuentren allí y los acompañen, a presentarse y a crear un ambiente de cordialidad y confianza.
Es en este punto en donde los niños empiezan a sentirse relajados pues perciben que los encargados del taller no forman parte de ninguna rutina médica ni vendrán a hacerles preguntas sobre su enfermedad o a darles consejos o medicinas.
En este primer momento se aprovecha para hacer alguna actividad de introducción como adivinanzas, trabalenguas, algún juego de mesa, o dinámicas para “romper el hielo”.
También se explica a los niños que nuestra intención es hacerles pasar un rato agradable y que queremos compartir con ellos esta historia maravillosa:
“Un día, mi aldea perdió todos los ruidos, no podíamos escuchar el sonido del mar, ni el tic-tac del reloj, ni el sonido de la lluvia, ni el de los truenos, ni mi puerta que siempre rechina… solamente podíamos escuchar las voces humanas…”
La lectura debe ser más o menos breve y sobre todo muy dinámica, fluida, se debe dar a las palabras ritmo, se puede bajar la voz para llamar la atención de los niños, o entonar una melodía: “el rey es mocho… no tiene oreja, por eso usa peluca vieja…”, en donde el cuento presenta esta posibilidad… o poner énfasis en un momento muy emotivo de la lectura… o utilizar cualquier otro recurso que permita al tallerista captar y mantener la atención de los niños…
Estrategias de lectura
Por supuesto, el fomento al hábito de la lectura no se efectúa únicamente mediante la técnica de lectura en voz alta. A pesar de las limitaciones hospitalarias, con los niños enfermos se realizan también otras estrategias:
Círculos de lectura:
La lectura, que casi siempre es un placer individual, se da para los niños de manera colectiva.  Alguien lee y todos compartimos las reflexiones, fantasías y conclusiones que sacamos del libro leído.
Hora del cuento:
El que lee conoce bien la trama de la historia y los personajes y se da el lujo de narrar poniéndo de “su cosecha”, alargando o acortándo el contenido de acuerdo al interés de los niños.
Teatro en atril:
El teatro siempre resulta un espectáculo muy atractivo, pues nos hace ver de cerca al personaje y “vivir” con él sus aventuras. Los niños pueden elegir a un personaje y representar desde sus lugares el papel que les toque. No se necesita vestuario, maquillaje o escenografía, solamente dar vida al cuento, hacer propias las voces de los protagonistas y sus emociones y jugar a ser “actores”.
El cuento sin final:
Se cuenta la historia y en un momento dado se corta la narración para dejar que sean los niños quienes imaginen el final. A veces puede ser muy diferente al original… y más divertido.

Profe, ¿usted también lee esa revista?
Tradicionalmente se ha dicho “las personas no leen”, “los jóvenes no leen”. Entonces, ¿por qué los grandes tirajes de publicaciones misceláneas dedicadas a jóvenes y amas de casa? ¿Qué tienen esas publicaciones que las hace atractivas a públicos catalogados oficialmente como no lectores? Esta fue una de las tantas reflexiones hechas por un profesor preparatoriano, agobiado por los continuos desaires de sus educandos, ante las invitaciones a leer.
"Si no puedes con el enemigo únete a él", reza el refrán. Revistas como Eres, Revista policiaca comenzaron a circular cotidianamente por las manos del profesor, a medida que las leía, semana tras semana o mes tras mes, la pregunta seguía dando vueltas en su cabeza "¿qué tienen de interesante", la respuesta llegó pronto y sin esperarla (aunque lo dicho suene a lugar común, en la mayoría de las ocasiones la realidad supera a los tropos y a las metáforas).
–Profe, ¿a poco usted también lee esa revista?– descuidadamente había dejado abierto su portafolios.
Entre turbado, apenado y molesto, el profesor dudó entre dar una justificación o simplemente asentir, optó por la segunda, y lacónicamente, mirando a los ojos de la joven, contestó: –Sí – ella lo miró y dijo –Chido – dio media vuelta y salió del aula.
Desde ese día se estableció entre el profesor y la alumna una silente complicidad. Un día, cuando el profesor salía del aula, se encontró de frente con los ojos redondos de la joven y con esa sonrisa que se da entre las personas que tienen un secreto que sólo ellas conocen, dijo mientras mostraba un ejemplar de Un grito desesperado, –¿Ya lo leyó, profe?, está chido –Él no atinó a responder y sólo acertó a mover la cabeza en forma negativa, la incipiente lectora no oficial, en un acto de desprendimiento entregó el libro al profesor mientras decía –Se lo presto, pero me lo regresa, porque no es mío. Esa noche el lector oficial devoró el libro en busca de la clave que hacía de esas páginas un motivo de comentario y discusiones entre jóvenes, ante los que todos sus reiterados intentos de invitación a la lectura habían fracasado. ¿Esto es lo que les gusta? Deberían leer a José Agustín, ese sí sabe tratar esos temas y no se anda con buenos y malos, José Agustín –pensaba, esta última palabra fue sonora, –Agustín tín tín tín– y como dicen los jóvenes "le estaba cayendo el veinte".
 Al día siguiente al terminar la clase, que por cierto era de matemáticas, la joven se acercó al escritorio despreocupada en compañía de otra.
 –Quihubo, profe, ¿qué tal, verdad que está chido?
 –Sí, pero aún no he terminado de leerlo –la mueca de la segunda joven no se hizo esperar, ella estaba después de él, esperando en la fila de los no lectores oficiales.
 –No he terminado de leerlo, pero te puedo prestar otro.
 –No, profe, ésa ya es vieja yo no caigo, trae usted puros ladrillos.
 –Mira, si no te gusta, yo te regalo el que sigue del mismo autor que me prestaste, ¿juega?
 –Bueno, dijo resignada.
 Semanas después, La tumba seguía circulando entre los jóvenes, no sólo del salón, sino de la prepa. Siguieron No hay censura, El rock de la cárcel, El rey se acerca a su templo, etc. y tras José Agustín, Paco Ignacio Taibo II, Ethel Krauze, Patrick Süskind, y los lectores no oficiales seguían leyendo.
El círculo trabajó durante un año, sin conocer oficialmente el número de integrantes, en la cafetería, en los pasillos, entre clase y clase, los libros tardaban hasta semanas en regresar a manos del profesor y la única referencia de su circulación era que habiendo sido prestado a un joven de segundo semestre, el libro era entregado por un chico de sexto o viceversa. Las reuniones para comentar los libros se multiplicaban a medida que el tiempo transcurría, algunos ejercieron su capacidad de elección, buscaron con mayor o menor fortuna adquirir otros títulos de los autores ya leídos. Un día, y debido al cambio de los planes de estudio en el bachillerato de la Universidad de Guadalajara, se crearon los programas de extensión y difusión cultural, lo que permitió que el círculo de lectura adquiriera ante la Universidad, acta de nacimiento. Esto ocurrió hace cuatro años, durante los dos primeros, el gasto en libros se convirtió en un obstáculo para su crecimiento. Por esas fechas se entabló contacto con el Programa Nacional de Salas de Lectura, mismo que dotó al círculo de un acervo variado y que hasta la fecha ha permitido su desarrollo.
 En la actualidad el programa de la Preparatoria 4 trabaja oficialmente con alumnos de quinto y sexto semestre y con las familias de estos últimos, pero también con los alumnos de primero a cuarto. Se trabaja los viernes en dos turnos, los jóvenes asisten para comentar la lectura en grupos de 12 integrantes como máximo, el seguimiento se lleva por medio de "diarios de lectura" y los textos a leer se seleccionan individualmente dependiendo de los intereses de cada quien.
 Hoy el círculo cubre a 150 jóvenes alumnos de la preparatoria, 50 padres de familia y 60 hermanos y es atendido por tres profesores: Patricia Espíritu, Manuel Gómez Gómez y el profesor del que les cuento. El círculo se mantiene vivo gracias a los jóvenes que imprimen a la lectura la frescura de sus vivencias, y que después se convierten en promotores, algunos lo serán sólo temporalmente, otros, durante toda su vida.
 El espíritu del círculo sigue siendo la recuperación de la lectura como espacio recreativo y se mantiene como norma uno de los derechos del lector: "el derecho a no leer", pues a fin de cuentas se corre el riesgo de que la lectura por diversión nos convierta en lectores no oficiales.
 Por último y como lo marca el canon de las películas de la vida real, termino con la nota. La joven de ojos redondos hoy está por acabar su carrera de medicina, escribe poesía aunque todavía no la ha publicado. Es una excelente lectora. Yo dejé de comprar Eres, ella jamás me regresó La tumba. Yo, como muestra de gratitud, tampoco le regresé su libro, que terminó como otros de su tipo, que después me han sido encomendados.[105]

Leo con Leo[106]
Las tardes en la casa de la Yerbabuena, además de olorosas, son de viajes y fantasía. Al punto de las 5:30 llegan corriendo Susana, Jorge, Nora y otros niños y la magia empieza, los libros corren de un lado a otro de la casa y las experiencias saltan de aquí para allá. A Ometeotl, que tiene ahora 11 años, le encanta cantar y el grupo de niños que trabaja con él está aprendiendo a hacerlo también; cada día investigan más cosas para contar, pues creen que las maravillas del mundo se tienen que conocer a través del juego de contar. Para realizar estas actividades ellos tienen una preparación de expresión corporal, musicoterapia y la lectura en voz alta, que esperamos complementar pronto con instrumentos prehispánicos del grupo de chavos que trabaja en nuestras salas de lectura, los martes y los jueves de ocho y media a once y media de la noche. A propósito que los menciono, ellos tienen un nombre: La caya, y fueron llegando a esta casa como pajaritos con frío y hambre, al principio no fue el hambre por los libros si no el del espacio para hablar y muchas veces soñar.
Una tarde Cuauhtli, Cristóbal y Francisco se quejaban del mundo, de los fracasos, de la soledad tan grande que los embargaba por haberles tocado vivir su juventud en esta época y no tener quien te escuche. Al oir estas quejas contra los padres me acerqué, pues Cuauhtli es mi hijo mayor, de 15 años, y Cristóbal y Francisco sus amigos de 18 y 19 años. Sin pensarlo mucho, propuse un espacio para rescatar esto y curar un poco, a ellos la idea les entusiasmó, pero, como siempre, algo tenía que trabarse: —Bueno, sí, nos juntamos, pero ¿qué vamos a hacer? —Como ellos lo que buscaban o necesitaban era un especio mi respuesta fue —Ustedes propongan.
Francisco, que es muy extrovertido, propuso “fumar marihuana”. Yo, dispuesta a no contradecirlos, acepté y se hizo la cita para los martes y los jueves a las ocho y media de la noche.
De pronto me preocupó, pero intenté que ese miedo no creciera, ya sabría yo qué hacer cuando fuera el momento.
El martes llegó y con él mis nuevos amigos, pero además llegó la risa y el nerviosismo, al final un silencio total.
—Bueno, qué vamos a hacer—dije—Qué vamos a dar para recibir. Qué vamos a cambiar para ganar. Qué vamos a sembrar para cosechar.—Silencio total.
Y como siempre, Francisco fue el que habló, y habló y habló tanto de él que su ventana se abrió y fue como si de su ventana salieran tantas cosas, llaves, no sé, qué logró abrir las ventanas de los demás, de donde salieron muchas otras cosas. Ese día la lectura inició no sólo para ellos, también fue para mí, pues leer tus cosas, tus sentimientos y tomar tu propia experiencia para narrar es el principio de una muy buena lectura. A las 11:30 se acabó la reunión y nunca nadie habló o tocó el tema de “la marihuana”.
¿Qué va a pasar? fue lo primero que pensé, estaba en otra dimensión, pero muy contenta.
El jueves, a la hora en punto llegaron Cristóbal y Francisco, Cuauhtli ya estaba ahí; pero no llegaron solos, con ellos venían tres chicos más, entre 17 y 21 años. Esto ocurrió en enero de 1999, ahora, en junio, seis meses después, son 16 en total, algunas veces más y otras menos, pero ahora no sólo leen el libro de su vida, también escriben en él y además leen en otros.
A todos ellos, gracias por permitirme llegar al fondo de sus corazones. Con cariño Leo.

Prodigio en la azotea[107]
Entré por primera vez al salón de clases del Consejo Tutelar para Menores en el estado de Hidalgo, el 20 de enero de 1997. Una semana antes había conseguido la autorización para leer cuentos a los menores, el presidente del Consejo no captó el objetivo de formarles el hábito de la lectura, me dio la impresión de que aceptaba mi propuesta para llenar actividades. Como si fuera a ejecutar un acto de sacrificio me presentaron ante el grupo. Mi cuerpo se llenó de miradas curiosas, expectantes, las sentí desconfiadas. Los menores estaban sentados casi sin moverse: ropas desgastadas, cabezas rapadas y facciones asomadas en la piel curtida era el espejo de su condición social.
El discurso pensado para invitarlos a incursionar en el que hacer de la lectura quedó en la intención. Las miradas robóticas movieron algo muy dentro de mí que me impulso a presentar me sin preámbulos:
–No soy empleada del Consejo Tutelar, no estoy aquí para juzgarlos, vengo a leerles unos cuentos, a compartir con ustedes historias y pensamientos de otras personas, a través de lecturas.
Desde su lugar Jorge interrumpió, agachando la cabeza mientras decía:
–La lectura no es para nosotros, nosotros somos la basura de la sociedad.
–¿Quién dice eso? –pregunté.
–Todos –contestó.
Sus compañeros asintieron con la cabeza, algunos en voz baja.
Bajé del estrado que ocupa el escritorio del maestro para acercarme a ellos. Nico fijó su mirada en mis ojos y como si estuviera rezando me dijo:
–No nos vaya a tener miedo, no somos malos.
Mi memoria retrocedió, minutos antes un custodio me había advertido que con ellos iba a perder mi tiempo, que ya no cambiaban por nada porque habían nacido para ser delincuentes.
La intervención de Jorge reafirmó mi convicción (además de reafirmar mi convicción surgió el coraje que sostuvo mi proyecto). El mundo que había conocido se desmoronaba en un momento, frente a mí estaban los niños nuevos condenados al estigma de un futuro borrado en la sociedad, carentes de la mínima esperanza. Ellos necesitaban leer para alimentar su alma desnutrida, para descubrirse niños, para sentir el dolor y la risa, para saberse vivos.
–¿Tienen cerebro? ¿Corre sangre por sus venas? ¿Su corazón todavía late?
–Sííí –contestaron en coro.
–¡Me parece perfecto! Entonces también es para ustedes la lectura, ¿o no?

Bibliotecas en albergues de refugiados de Chiapas[108]
Antecedentes
Durante el periodo 1992-1994 se llevaron a cabo varias exploraciones e intervenciones pedagógicas en distintas escuelas y comunidades indígenas de la zona de Los Altos de Chiapas, con el fin de crear mejores condiciones para la escritura y la lectura, y abrir espacios para reflexionar sobre la escrituración de las lenguas indígenas. El trabajo entonces, contempló dos tipos de proyectos: un proyecto de promoción de la lectura y un proyecto de investigación.
El proyecto de promoción de la lectura tuvo como uno de sus propósitos explorar las posibilidades de uso, en las aulas de las escuelas con población indígena, del acervo bibliográfico otorgado por el Programa Rincones de Lectura. Además el proyecto permitió generar situaciones de intervención específica enfocadas a obtener datos sobre el tipo de relación que niños(as) indígenas de distintas edades y grados escolares establecen con libros de una biblioteca escolar.
El proyecto de investigación tuvo como propósito el análisis de dos situaciones experimentales relacionadas, de manera particular, con algunos aspectos de los procesos de apropiación de la lengua escrita que surgieron a partir, tanto de las investigaciones que se han llevado a cabo bajo la dirección de la Dra. Ferreiro sobre la psicogénesis de la lengua escrita (1999), como del trabajo realizado en el proyecto de promoción de la lectura…

Propósitos

El trabajo realizado en los albergues [de refugiados del conflicto de 1994] tuvo como propósito central acercar a los desplazados a los materiales del Programa Rincones de Lectura, con la intención de generar experiencias positivas y gratas que hicieran menos hostil su estancia en los albergues y los pusiera en mejores condiciones para enfrentar la problemática en la que se encontraban.
Sabíamos que un alto porcentaje de los habitantes de los albergues no dominaba el español, que la gran mayoría no estaban alfabetizados y que aquellos que lo estaban no hacían un uso continuo de la lectura y la escritura. Sabíamos que el hecho de permanecer juntos, a pesar de las diferencias en la lengua, la edad y el género, era una condición necesaria, por lo que el trabajo a realizar tenía que ser heterogéneo e incluyente. Sabíamos, además, que los grupos con los que trabajaríamos serían numerosos.
Por estas y otras razones decidimos la crear y el diseñar actividades relacionadas con el uso del Rincón de Lectura, en las que las diferencias en edad, género, niveles de conocimiento y etnia, lejos de ser un obstáculo se aprovecharan y generaran dinámicas para la alfabetización y, particularmente, para el fomento a la lectura de todos y cada uno de los que participaron en ellas.
Algunas de las actividades que se llevaron acabo con el acervo bibliográfico fueron las siguientes: lectura en voz alta y narraciones en distintas lenguas de los contenidos de los libro; dramatizaciones, memoramas, juegos de loterías orales y escritas, construcción de juegos de patio (a partir de instrucciones escritas), redacción de narraciones, adivinanzas, historias, cartas, pensamientos y poemas; y juegos relacionados con contenidos matemáticos.
En esta ocasión presentaré sólo algunas actividades que se realizaron bajo dos condiciones en particular:
a)   El trabajo con grupos números de personas de diferentes comunidades étnicas, edades, género y niveles de conocimientos de la lengua.
b)  El trabajo de los materiales del Rincón de Lectura, escritos en español, con grupos donde participan hablantes de distintas lenguas indígenas.
Características y organización del equipo promotor
El equipo estuvo conformado por seis personas: una coordinadora y cinco promotores indígenas (dos tzeltales y tres tzotziles) que habían participado en el proyecto de promoción de la lectura. Dado el numeroso grupo de personas desplazadas (10 mil) en la zona de conflicto, decidimos trabajar en tres municipios de ésta: Comitán, Las Margaritas e Independencia. Se decidió ubicar a la sede del trabajo en Comitán
Los promotores nos repartimos los albergues y trabajamos de lunes a sábado con un promedio de 50 personas cada dos horas para abaracar a la mayoría de la población.
Operación y desarrollo del proyecto
El siguiente es un fragmento tomado de la crónica "Rincones de Lectura en la zona de conflicto", escrita por nosotros en marzo 1994.
"Como en otras ocasiones niños, ancianos, mujeres y hombres jugaron (lotería) y casi sin darse cuenta los niños leían a los adultos, las mamás preguntaban a sus hijos lo que decían las escrituras de tarjetas, los papás explicaban a los niños los nombres indígenas de algunos de los objetos dibujados, los ancianos tomando las tarjetas soñaban, recordaban, pensaban. Por un instante, las marcas de la piel enferma, la angustia y la tristeza reflejadas en las arrugadas frentes, las diferencias en el conocimiento de la lengua, el lugar de origen y la edad...desaparecen. Por un momento, todos se concentran en encontrar la imagen del nombre que uno de nosotros va mencionando. Algunos ríen, otros observan, otros más buscan la imagen y discuten si es la correcta. Todos participan.
En un principio teníamos el temor de no ser bien recibidos, puesto que actividades relacionadas con el uso de libros ante necesidades apremiantes tales como la alimentación y la salud parecían no tener importancia, ni cabida. Sin embargo, los materiales y libros no sólo fueron aceptados sino que se convirtieron, para muchos(as) de los(as) desplazados(as), en espacios donde podían desahogarse, reír, pensar, compartir y relacionarse con los(as) demás. Es justo aclarar que algunas circunstancias y condiciones en que se encontraban estas personas favorecieron las actividades con los acervos bibliográficos; quizá el hecho de no poder llevar acabo las actividades que comúnmente realizaban al aire libre, de sentirse deprimidos e impotentes ante la realidad que les tocaba vivir y de no contar con alguna tarea o responsabilidad específica y permanente, hizo que los materiales y libros fueran más valorados por los(as) desplazados(as).
La primera acción que llevamos acabo fue la exposición de los libros y los materiales del acervo bibliográfico, porque esta estrategia nos había resultado exitosa en la primera etapa del proyecto de promoción de la lectura en las escuelas de las comunidades indígenas de la zona de los Altos.
Iniciamos el trabajo de esta manera, es decir, dejando que las personas se acercan a los materiales y los tomaran sin ninguna restricción o dirección de nuestra parte a excepción de aquellas recomendaciones que aseguraban el mantenimiento de los mismos; por ejemplo: no rayarlos, romperlos ni mojarlos. Esta primera actividad resultó positiva, como lo muestra el siguiente fragmento de uno de los diarios de campo:
"Ponemos los libros a la vista de todos. Los jóvenes se acercan y los toman. Instantáneamente son rodeados por niños que piden, casi a gritos, que les muestren los dibujos y les lean en voz alta. Algunos jóvenes acceden y mientras leen, se acercan sigilosamente tres adultos quiénes, tratando de no hacerse presentes ni interesados en el contenido del libro, caminan alrededor del lector espontáneo sin dejar escapar ninguna de las palabras que éste lee.
En un primer momento, el no poder elegir grupos bajo ciertos criterios parecía ser una enorme dificultad pero (…) poco a poco esta situación se convirtió en una condición que hizo posible diversificar el tipo de actividades con los acervos bibliográficos y atender a un mayor número de personas. Veamos, un ejemplo en donde los materiales del acervo bibliográfico provocaron que los(as)  desplazados (as) se organizaran para poder usarlos.
Círculos de lectura espontáneos. Lectores, traductores y cuenta cuentos.
FECHA. 14 de abril de 1994. ALBERGUE. La Patria. Mpio. de la Independencia. Chiapas. PROMOTOR: Raúl.
Actividad: Lotería con las tarjetas "Nombrando al mundo", exploración y lectura de libros
Promotor: Me acerqué al representante del albergue quien estaba leyendo algunos libros que coloqué a la vista de todos, mientras los niños y jovencitos corren a buscar piedras para jugar lotería con "Nombrando al Mundo".
Don Serafín (Representante del albergue): En mi comunidad  (Las Perlas, Mpio. de las Margaritas) habían algunos libros como éstos también "Donde no hay doctor", yo quiero leerlo, me gusta pero no lo presta el maestro; él es el dueño. Y entonces queremos que ustedes nos presten libros, nos gusta saber porque en cualquier momento en una necesidad, por ejemplo, ya sabemos qué hacer, ya no es tan difícil.
Don Calixto: "Sí ustedes nos prestan los libros nosotros tenemos tiempo en la tarde, así como usted dice podemos organizarnos y leer para todos."
Promotor: Si ustedes en realidad se interesan, nosotros tenemos la intención de dejarles unos libros, sólo necesitamos que alguien de ustedes se haga responsable de ellos.
Don Serafín: Bueno, nos vamos a poner de acuerdo.
En este albergue (La Patria Mpio Independencia) se organizaron varios círculos de lectura dirigidos por las personas que sabían leer. En general, no eran ni muchos ni muy buenos lectores pero precisamente el hecho de hacerse responsables de un libro y su lectura, permitió que la mejoraran notablemente. Además resulta interesante resaltar cómo se formaron estos círculos.
Cuando se les prestaron los libros a Don Serafín y a Don Calixto, algunos(as) adultos(as), jóvenes y niños(as), decidieron también llevarse un libro. Una semana después, muchos reclamaron al promotor que querían saber lo que “decían los libros” y no era justo que se les diera a estos dos señores libros, porque ellos sí sabían leer y los demás no…
Los señores argumentaron que ellos no sabían “leer muy bien” y que por eso no lo hacían, además comentaron que los libros estaban en español y muchos no entendían esta lengua.
Algunos niños y señoras confesaron que esto nos les importaba pero que querían conocer las “historias de los libros” y sugirieron que primero “estudiaran” el libro y que después se los contaran “en idioma”.
Así se inició una extraordinaria experiencia. Se hizo una reunión en el albergue donde se identificaron a las personas que entendían español y las que sabían leer. Se decidió que todos los lectores “estudiaran” un libro y después decidieran si “se contaba la historia en idioma” o se leía en voz alta el contenido de uno de los libros escrito en español.
El hecho de que los lectores pudieran revisar el libro antes de “contarlo” o “leerlo”, trajo como consecuencia que adquirieran mayor seguridad en sí mismos ya que podían: practicar su lectura o narración; consultar con uno de los promotores o con otras personas del albergue un contenido que no comprendían o que se les dificultaba traducir; y prever si el libro resultaba “bueno” para niños y adultos o no.
La lectura en voz alta también tuvo buenos resultados, a pesar de que en algunos albergues muchas personas no eran hablantes del español, lengua en la que están escritos todos los libros. En un principio, el público de los lectores en voz alta no era muy numeroso, sin embargo con el tiempo el público fue creciendo, en tanto que en ocasiones se convertía en una sesión de discusión sobre cómo traducir a una lengua indígena, algunas palabras y términos del español. Más adelante presentaremos algunos ejemplos de esta situación en particular.
Con el tiempo, se formaron grupos dispuestos a escuchar con atención a varios lectores y narradores (o “contadores de historias”) quienes se sentían orgullosos de su nueva responsabilidad aunque, a veces, a pesar de la insistencia de su público, se negaban a leer argumentando cansancio. A su vez, el auditorio tenía la oportunidad de elegir a uno de los lectores o a ninguno. Poco después, empezaron a surgir demandas de alfabetización congruentes con las acciones que venían realizándose. Dichas demandas manifestaban una manera muy particular de comprender a la alfabetización, es decir, aquella que se define como una forma de comprender y participar en el mundo que nos rodea.
Los siguientes fragmentos muestra como la lectura en voz alta de algunos libros, permitía la participación de un grupo heterogéneo. Como podrá notarse niños y adultos participan en la actividad aportando cada uno sus conocimientos.
FECHA: 14 de abril de 1994.
Albergue. Casa socio-cultural y Templo Príncipe de Paz Las Margaritas.
Promotor: Narciso.
Observador: Antonio.
Promotor:¿Usted fue a quien le dejé un libro de cuentos?
Actividad: Narración en tojolabal de cuantos leídos previamente.
Sr Rogelio: Sí yo soy, si quiere lo voy a traer el libro.
Promotor: A ver si me hace favor de ir a traerlo.
Sr Rogelio: (Se va a buscarlo y regresa) Aquí está el libro muchas gracias por habérmelo prestado. Están muy bonitos los cuentos.
Promotor: A ver, ¿se le quedó algún libro para que se los cuente ahora a los niños?
Sr Rogelio: Sí, se me queda uno.
Observador: (El señor Rogelio se sentía muy contento por contarles un cuento a los niños que se encontraban sentados en el piso en un círculo).
Promotor: ¿Cuál de los cuentos les va a contar?
Sr Rogelio: El conejo.
Varios niños: Cuéntenos todos los que tenía.
Observador: (El Sr. Rogelio pone las manos en la boca en señal de tratar de recordar los cuentos cuento que había leído, pero como no se acordó de todos, dijo que nada mas les iba a contar uno.)
Promotor: Comience a contarles a los niños, porque ya lo quieren escuchar.
Sr Rogelio: Bueno (responde muy contento y empieza a contarles –sin leer- con movimientos de mano y de cabeza para que los niños se emocionaran mas y algunos niños se reían y otros estaban concentrados en lo que Rogelio les decía, les contó todo lo que recordaba y al terminar les pregunta a los niños) ¿les gustó cómo les conté?
Todos: sí...sí...s.. (hasta le pidieron que se aprendiera mas cuentos).
Promotor: Muy bien contado Don Rogelio, denle un aplauso todos. (Todos contentos aplauden)…
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La experiencia vivida en los albergues, nos da la oportunidad de reflexionar acerca de la importancia de construir programas de alfabetización alternativos que concentren sus esfuerzos en generar procesos de participación democrática, es decir, una participación incluyente que transforme las diferencias sociales y culturales en oportunidades para el aprendizaje.
El desafío es, entonces, hacer de ésta experiencia una propuesta que contribuya a la investigación sobre el proceso de alfabetización en contextos multilingües y pluriculturales.


Las lecturas, las escuelas y sus comunidades rurales
de Santa Maria Zoquitlan, Oaxaca[109]
“En Santa María Zoquitlán, Oaxaca, no hay peluquerías de esas que acumulan revistas y que van pasando de mano en mano. Simplemente no hay peluquerías. Sólo el tío Che rasura en su patio; él nos cuenta, a medida que hace sonar sus tijeras, historias reales e imaginarias, historias del pasado, historias construidas con el paso del tiempo. A Santa María Zoquitlán el periódico sólo llega cuando han matado a alguien conocido. Mucha gente lee con gran dificultad. El catecismo del padre Ripalda se vende en serio en las tiendas, como cualquier otra mercancía. En los hogares siempre hay una pistola y una Biblia. Al presidente municipal le apena leer pero entiende la correspondencia del gobierno. Los niños y las niñas, ahora conocen los libros de la biblioteca de la escuela, y los jóvenes tienen que conocer la biblioteca municipal por las tareas del telebachillerato. Los maestros leen las copias fotostáticas sacados de libros de la UPN y también leen inevitablemente los libros de texto de la primaria (Profr. Adán, 24-09-99).
“Esta mirada de un maestro rural que se asoma a los usos y quehaceres cotidianos con la lectura, nos aproxima a la diversidad (y por supuesto a la convivencia) de prácticas que coexisten en una comunidad rural localizada en una zona geográfica de transición entre el Istmo de Tehuantepec y valles centrales, en el estado de Oaxaca, México.
“Santa María Zoquitlán y las otras trece comunidades se levantan entre los matorrales de sus montañas y las arenales de sus ríos. Junto a su palacio de gobierno o agencia municipal, la iglesia con su campanario y la escuela con sus aulas y su cancha de basquetbol. Todas las veredas, callejones y caminos reales conducen a este espacio colmado de símbolos e imágenes que se sobreponen en la cotidianidad de estos pueblos hablantes de la lengua indígena prehispánica denominada zapoteco y el español…
“Los zoquitecos y sus vecinos han compartido la historia de ser pueblos que migran a los Estados Unidos en busca de trabajo, y en su andar han construido verdaderas redes de comunicación con sus paisanos. De ahí que se planteen demandas específicas a la escuela y a sus maestros: saber leer “bien”, saber hacer “buenas” cuentas y si se aprende el inglés, mucho mejor.
“¿Qué tanto la escuela ha cubierto estas expectativas? Aún no lo sabemos, sólo podemos afirmar que las prácticas de enseñanzas se insertan en contextos culturales construidos por la colectividad, que las demandas están implícitas en el quehacer cotidiano de la escuela y sus protagonistas. Así, el espacio escolar, en su paso por el tiempo entre estos zapotecas casi istmeños de la región montañosa, se ha tejido de múltiples expresiones. La escuela se hace depositaria, sin embargo, de ciertas tradiciones que anticipan los ánimos de quienes buscamos afanosamente las transformaciones del ejercicio de la profesión docente:
“En San Luis del Río, la otra comunidad zapoteca, la historia de su escuela y su educación la podemos escarbar como por 1850 más o menos, algunos ancianos de la comunidad nos han dicho que sus abuelos ya podían leer y escribir. En 1920 el maestro Macario Pérez daba clase en una casa, les pagaban los papás de los niños. En sus clases salían a relucir, junto a las varas de castigo, las plumas de guajolote y el carbón; venían de fuera la tinta, el pizarrín y papel de cigarro. El maestro Macario tenía siempre a su lado el silabario de San Miguel, sí ese que enseña a leer sólo por sílabas. En 1930, la Agencia Municipal se transforma en salón de clases; llega de San Pedro Totolapa el maestro Fernando Vasconcelos a trabajar junto con Macario, éste sí era del pueblo. Los dos recibirían del gobierno su salario. Los salones que hoy ocupamos se construyeron en 1968 después de muchos trámites. Además de servir como escuela, se ocupa para otras  reuniones de la comunidad. También hoy de vez en cuando sale a relucir el silabario de San Miguel (Profr. Félix, 24-09-99).
“San Luis del Río no resulta extraño a los ojos de sus vecinos, los hombres y mujeres de la montaña. La escuela constituye el punto de encuentro de los habitantes de estas comunidades (…); otros son convocados por los comités de padres o por las autoridades municipales a reuniones en las que se deciden colectivamente el rumbo de las campañas de salud, la organización de las fiestas comunales, la participación en faenas o trabajos de mantenimiento de la escuela y de otros locales públicos, los vínculos con las instancias de gobierno estatal, la construcción de obras y de servicios, etc.
“La escuela y sus maestros no son ajenos a la organización comunal de estos pueblos, por tradición se debe participar en las actividades más importantes de la comunidad (…)Asimismo estos maestros rurales, asumen junto con la autoridad municipal la tarea de redactar actas de acuerdos de asamblea, de escribir oficios que habrán de turnarse a instituciones fuera de la comunidad, de llenar e interpretar los documentos oficiales, etc.
“¿Pero (…) cómo se vinculan en lo cotidiano las prácticas sociales de lectura (y de escritura) con el quehacer que hacen  en las aulas los maestros y sus alumnos? ¿Qué particularidades tienen las prácticas sociales de lectura y escritura en comunidades que hablan el zapoteco como lengua materna y que se alfabetizan en español en escuelas con uno, dos o más maestros? Finalmente ¿cómo un Programa de investigación e innovación de las prácticas de enseñanza de la lectura es apropiado no sólo por las maestras y maestros, sino también por las mismas comunidades?

“Creo que casi la mayoría de la población lee por necesidad, sin darse cuenta” (Profr. Gustavo, 24-09-99) o las practicas sociales de la lectura más allá de las aulas.
“Entre las cañadas y montañas en los que se asientan estos pueblos antiguos, los escenarios extraescolares en los que emergen y se desarrollan las prácticas de lectura y escritura son múltiples (...) Esas comunidades se han atrevido, unas más que otras, a fundar escenarios donde es posible expandir, interpretar y expresar a través de la palabra hablada lo que se ha leído en documentos oficiales, convocatorias, contratos, etc.
“¿Cuál es el inventario de esos escenarios no escolarizados y sus prácticas de lectura, construidos y recreados entre esos pueblos de origen zapoteca?
“Los niños y las niñas de Las Casas, Cañada Guichá, Eoraguía, Potrero, El Gavilán y Candelaria Yegolé (las comunidades más distantes), comparten sus libros de la biblioteca de aula con los hermanos mayores, con los papás y las mamás, con los tíos, los abuelos. Borregos, chivos y vacas no quedan exentos de los libros y sus lecturas que estos pastores a veces recitan al aire libre, a veces en el silencio de los cerros salpicados de llanuras, donde frutas como la pitaya y la shuega se enseñorean entre los cactos y mezquites. En sus relatos, estos niños retratan las pláticas y los comentarios que esos textos generan en sus hogares. “Los niños me cuentan en la escuela que a sus hermanos o papás les ha gustado el libro que se han llevado a casa, que siga prestando los libros” (Profra. Eleni, 24-09-99).
“Las asambleas comunitarias son un buen escenario en los que se practica ese raro encanto de la lectura y la escritura, los señores, esos que ocupan una responsabilidad municipal por encargo de todas y todos los ahí reunidos, se les encomienda la tarea de leer los documentos oficiales, los imprescindibles oficios girados por Procampo (el programa gubernamental que capta muy buenos votos para el partido político dominante, a través de una raquítica ayuda económica), por el municipio y por el gobierno del estado; las convocatorias que mandan otras Agencias Municipales…
“Las historias reales e imaginarias que se guardan en secreto entre los diarios de las niñas y niños, son a menudo compartidos con los familiares más cercanos; los recados son la doble vía de comunicación entre la escuela y los hogares, son el medio para justificar las inasistencias, para encargar materiales, para demostrar las inconformidades y consentimientos.
“Los carteles contra el cólera, las comunicaciones del Instituto Federal Electoral, la convocatoria a la fiesta del santo patrón, los avisos de la Agencia Municipal, aguardan el paso de quienes caminan al lado de las bardas y postes que se levantan entre la hierba, la tierra suelta y las piedras. Las pocas tiendas anuncian la inevitable propaganda de la coca-cola, el pan bimbo y los detergentes. El periódico circula ávidamente entre las manos callosas de las y los campesinos jóvenes y viejos, siempre y cuando se cite entre sus páginas los crímenes vinculados a la producción de la mariguana o la cocaína que a veces se cometen en la región. Los comerciantes, quienes viajan constantemente a la ciudad de Oaxaca por mercancía, son quienes se encargan de hacer circular esas noticias escritas. Las revistas que hablan de héroes deportivos, de las hazañas de los vaqueros en el lejanísimo e inexistente oeste y de las armas que habrá que renovar algún día, se constituyen en objetos de consumo de los jóvenes, algunos de ellos vinculados con la producción de la yerba. Algunas mujeres jóvenes consumen las revistas de esas que hablan de los sufridos personajes de telenovelas, de las modas, de los artistas de televisa, eso, el canal de las estrellas, de los objetos de belleza y del hogar. Las muchachas de la secundaria y del telebachillerato se animan a leer las pocas novelas existentes en la biblioteca municipal.
“Si de escribir se trata, las diferencias entre uno y otro poblado no son lo que podríamos llamar, significativas. Hombres y mujeres toman de los morrales de sus hijos, lápiz y cuaderno para trazar palabras que se conjugarán en una carta. A pesar de la modernidad del único teléfono que existe en Santa María y San Pedro, estas comunidades siguen prefiriendo escribir cartas a sus nietos, hijos, esposos, tíos, que alguna vez emigraron a otras partes del país y a los Estados Unidos. Las cartas son las prosas más extensas que circulan. El catálogo de textos breves está integrado por los recados, las listas para la tienda o para las compras en Oaxaca, las direcciones en los paquetes que se envían, los escritos de compra-venta de animales y del mezcal (la bebida que a todos nos embriaga), una que otra receta que nos habla de la riqueza gastronómica aderezado con poemas, canciones y versos del trovador, los avisos que anuncian los quehaceres con el centro de salud, con la escuela, con las autoridades municipales, con las iglesias, las actas y oficios de las asambleas.

““Pocos padres practican la lectura con sus hijos y esto se refleja en el salón” (Profra. Norma, 24-09-99)….

“Lo que hace la gente con la lectura y la escritura es casi nada. La gran mayoría no cuenta con libros en sus casas. Me he dado cuenta de esto porque los niños no tienen prácticas con sus libros. En sus casas los padres no se interesan por leerles a sus hijos. No les piden a sus hijos que lean. Esto se refleja en el salón de clases, no hay interés por parte de los niños hacia la lectura, ni mucho menos hacia la escritura (Profra. Norma, 24-09-99).

“¿Qué versión de lectura y escritura reclama la maestra? ¿Qué artefactos o instrumentos están involucrados en esta versión escolar de lectura? ¿Qué dimensiones sociales tienen los libros entre estas comunidades campesinas? ¿Será posible construir escenarios en los que las expectativas escolares se acerquen a las prácticas sociales de lecturas y escrituras?”
La experiencia de Santa Maria Zoquitlan, que en cuanto a su evolución propiamente dicha veremos en el capítulo 4, está íntimamente conectada con una  previa:
La red de maestros animadores
de la lectura, de Iztapalapa, DF

(“LA RED DE MAESTROS ANIMADORES DE LA LECTURA”, REVISTA NODOS Y NUDOS.
(PAG. 90: DE “Para muchos de los que vivimos en el Distrito”, HASTA “y demandas de diversa índole”. SE AGREGAN PUNTOS SUSPENSIVOS. [110]
(DE PAG.90, “Es un hecho que si la comunidad”, A PAG.91: “de los recursos pedagógicos del Magisterio:” [111]
(DE PAG.91, ¿Cómo surge la Red de maestras”, A PAG.95: “para la compara de materiales didácticos.”) [112]
DE PAG.95, “En la vía de los hechos”, A PAG. 96: “obstaculizar las iniciativas de los profesores.”)  [113]

 “1. Reorentación programática de la educación preescolar, otorgando prioridad a las prácticas de de prelectura y familiarización con los libros (...) Hay avances que permiten proponer que al iniciar el ciclo escolar 2000-2001 entrarán en vigor nuevos ´Linamientos y Orientaciones para la Educación Preescolar´, que ya habrán sido conocidos y asimilados por el personal directivo y docente del servicio.
“2. Elaborar, imprimir y distribuir el paquete didáctico ´El lenguaje y la palabra escrita en la educación preescolar´. El paquete servirá para desarrollar a partir de enero del 2000 un curso nacional dentro del Programa de Actualización de maestros en servicio, y para hacer una coedición de la guía práctica de actividades para la totalidad del personal directivo y frente a grupo y realizar una acción básica de capacitación general.
“3. Dar prioridad en el año 2000 a los ´Rincones de Lectura´ para educación preescolar y a otros recursos, y realizar una primera etapa de adquisición y distribución de materiales adecuados al nivel [Materiales para Actividades y Juegos]. Se facilitará la utilización plena de los Rincones en educación primaria y se mejorará la ubicación física del acervo, su uso en las aulas, el servicio extra horario y el préstamo domiciliario.
“4. Involucrar a madres y padres de familia en el fomento a la lectura. Se elaborará un cuaderno de formato atractivo y breve, complementado por programas de televisión con sugerencias para leer en casa con niños menores de 6 años. Asimismo orientará a los padres para que eviten ciertas prácticas convencionales, que supuestamente favorecen el lenguaje de la lectoescritura.
“La SEP distribuirá la Guía, a madres y padres que participen en talleres cortos de orientación, que se realizarán en los propios planteles de preescolar.” [114]
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Dos instancias deben destacarse por aparte, en la medida en que congregan a profesionales de la nueva disciplina. Una de ellas es la misma Red de Animación a la Lectura del FCE, que organiza el congreso recién señalado. Su director sintetiza la experiencia en una entrevista: [115]
(“EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA”, NUM.96, 1998: DANIEL GOLDIN. EDITOR DE LIBROS PARA NIÑOS Y JÓVENES…. DE PAG. 11, EMPEZANDO POR LA PREGUNTA: “¿Ustedes cuentan también con una Red de Animación a la Lectura? ¡Podrías señalarnos las características de la Red, el tipo de trabajo que llevan?”, PARA TRANSCIRBIR A PARTIR DE “Pero el trabajo de la Red de Animación”, HASTA FINAL DE PAG. 13.)
El segundo organismo que merece ser subrayado es la Asociación Mexicana de Promotores de la Lectura (AMPLAC). Define así sus objetivos:
“• Promover el desarrollo de acciones de fomento de la lectura en diversos sectores de la población.
“• Crear una red que agrupe a los promotores que trabajen en los distintos espacios educativos y culturales del país.
“• Propiciar la capacitación y profesionalización de os promotores de lectura, así como impulsar el reconocimiento de su trabajo.
“• Elaborar materiales que apoyen el trabajo de los promotores de lectura.
“La asociación está interesada en profesionales en distintas áreas pedagogos, sociólogos, escritores, bibliotecarios, narradores, psicólogos y programas culturales quienes aplican sus experiencias y conocimientos para ofrecer los siguientes servicios:
“• Cursos de sensibilización y capacitación para maestros, padres de familia y promotores de lectura
“• Talleres de animación para niños jóvenes y adultos
“• Asesoría en materia de investigación y capacitación sobre el fomento a la lectura
“• Orientación bibliográfica en torno a la lectura y literatura infantil.[116]
A partir de 1998 la AMPLAC publica el boletín trimestral Legere. Este es el editorial de su primer número:
“Legere en latín significa cosechar, recoger, apropiarse, recorrer, por lo que la publicación, más allá de ser el órgano de comunicación entre los miembros de la Asociación Mexicana de Promotores de Lectura A.C., tiene como objetivo recabar y difundir todas aquellas experiencias que contribuyan a elevar la calidad del trabajo que los pro motores de la lectura realizan en diferentes espacios educativos y culturales de nuestro país.
“En sus diferentes entregas, este boletín trimestral ofrecerá a sus lectores artículos que plasman reflexiones teóricas en torno a la lectura en su sección Interlíneas; Para editar describirá juego estrategias prácticas para trabajar con distintos grupos de la población; las reseñas bibliográficas se incluirán en la sección En altas; también se abordarán experiencias de instituciones y testimonios de promotores que trabajan en México en la sección En negritas, mientras que las experiencias internacionales se presentarán en et aL.[117]


El conocimiento
Las experiencias que acabamos de mostrar; la multitud de talleres de la red bibliotecaria nacional, a los cuales se afirma asiste cerca de un millón de personas anualmente; los encuentros de coordinadores de Salas de Lectura, los trabajos de los promotores de los Cine Clubes del DF y otras iniciativas no registradas aquí, acopian con constancia una impresionante cantidad de información sobre la lectura, sobre su iniciación y desarrollo en el país, y en mayor o menor grado reflexionan sobre ella, en alguno casos de forma sistemática y en general socializándola entre los profesionales.
A este rico conocimiento empírico que surge fuera del sistema escolarizado, se agregan los trabajos de investigación y de difusión a los cuales nos hemos referido, y cuantiosos otros en forma de seminarios, simposios, etc., entre los que deben destacarse los realizados por la FILIJ. 
De tal manera en los 1990 un porcentaje significativo de quienes se involucran en la animación de la lectura fuera de la escuela, está familiarizado con la literatura que en las últimas décadas ha abundado extraordinariamente en la problemática sobre la adquisición de la lengua escrita y sobre una variedad de temas relacionados con ella: la evolución histórica del acto de leer, el papel de la cultura de la imagen y de los medios electrónicos en relación a la cultura escrita; la infancia y el lugar que ocupan y que se pretende que ocupen en ella los libros; los problemas, aciertos y encrucijadas de la nueva literatura infantil y juvenil…
Para entrever este animado espectro empleamos algunos de los números de Espacios para la Lectura, la publicación del Fondo de Cultura Económica a la cual nos hemos referido más de una vez, sobre todo, pero también de Legere, el boletín de la AMPLAC.  .
Transcribimos aquí fragmentos de artículos y entrevistas publicados entre 1996 y 2000:

La lectura silenciosa y la lectura en voz alta[118] 
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, NUM.2, PRIMAVERA DE 1996, PAG-4: DE INICIO A ”siguió vivo y pujante durante mucho tiempo.” Y DE “En México todavía a comienzos de”, A FINAL.)

El derecho a la escritura. Entrevista con Michèle Reverbel[119]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, NUM.2, PRIMAVERA DE 1996, PAGs.8-9. LA TOTALIDAD DEL TEXTO)

Los libros para niños y jóvenes ¿deben censurarse?[120]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, NUM.2, PRIMAVERA DE 1996, PAG.21. LA TOTALIDAD DEL TEXTO.)

La lectura y los valores en el pensamiento de Louise Rosenblatt [121]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMEROS 3 Y 4. LA LECTURA Y LOS VALORES EN EL PENSAMIENTO DE LOUISE ROSENBLATT. DE PAG.2, INICIO, A P.3: “siempre una de estas posturas: la de enfrente.”)

Leer no siempre ha sido un placer… permitido[122]
(““ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMEROS 3 Y 4. PAG.10, DE INICIO A “pasatiempos promovidos por los medios audiovisuales.”):

Gianni Rodari: ¿ausente sin justificación?[123]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMEROS 3 Y 4. PAG.13. TOTALIDAD DEL TEXTO.)

Poner al bebe en el centro. Entrevista con Marie Bonnafé[124]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMERO 5: PONER AL BEBE EN EL CENTRO, PAG.4: DE INICIO A “sucede igual, aunque no se sabe.” Y PAG.5, DE LA PREGUNTA: “Dos cuestiones prácticas”, A “delante de los demás adultos.”).

Desarrollo psíquico y transmisión cultural[125]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMERO 5: PAG. 6 DE INICIO A “muy precozmente de manera positiva.”. PAG. 7, DEL SUBTÍTULO “Libros y bebés; algunos años de experiencia”, HASTA “transculturales no son irremediables.”)

La adquisición del lenguaje: proceso multifactorial[126]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMERO 5, PAG. 8, DE INICIO A “interna en el paradigma cognitivo.” PAG. 9, DE “Dominar una legua implica”, A “neutra que guíe todos los idiomas.”, Y DEL TÏTULO “De lo social en la adquisición de la lengua”, A “en el curso de la adquisición lingüística.”)

El poder de leer[127]
La lectura es un diálogo silencioso con otras personas, mediado por el libro; es fuente de recreación y esparcimiento, puerta para acceder a otros mundos, práctica que permite el enriquecimiento interior de los seres humanos, e importante vía para llegar al conocimiento.
Con la premisa de que, no obstante las bondades de la lectura, en realidad no todas las personas conocen, acceden, disfrutan y hacen suyo al poder de leer, un grupo de especialistas franceses unió sus esfuerzos teóricos y metodológicos para contribuir en la gran misión de otorgar este poder a los niños y jóvenes.
En El poder de leer confluyen varios elementos: aportes de diversas investigaciones a este tema; información sobre los elementos que entran en juego en el proceso lector, y experiencias que maestros y promotores de lectura han desarrollado en dieferentes espacios, con diversos públicos y gran variedad de materiales de lectura.
Esta obra conjuga y desarrolla los siguientes ejes:
• Espacios de lectura: escuela, familia, casas-hogares y centros vacacionales.
• Manejo de textos de diferentes géneros literarios: informativos o científicos, narrativos y de poesía.
• Niveles de desarrollo lector: preescolar y escuelas de educación elemental.
• Los niños: características e intereses.
• La lectura y su relación con los procesos del pensamiento: lo simbólico, lo real y lo imaginario.
• Los libros para niños: texto e ilustraciones.
Las propuestas de esta publicación hacen énfasis en el análisis y la reflexión sobre los factores que obstaculizan el acceso de las personas al poder de leer; aportan elementos teóricos en torno al acto lector, y ofrecen estrategias fundamentadas para estrechar la relación de los niños y los jóvenes con los libros.
“El poder de leer –señala Robert Gloton en el prólogo de la obra– le está dado sólo al que sabe hacer de la lectura una operación eminentemente activa, al que sabe adoptar esa actitud a la vez de espera y de interrogación con relación al otro, actitud de recreación de un pensamiento ajeno que supone que sabe escuchar –y escucharse–. Sartre tiene razón al ver en la lectura la síntesis de la percepción y la creación. Quien posea ese poder de compromiso total en la búsqueda del diálogo tendrá necesariamente el gusto por la lectura; y la riqueza de la producción literaria será para su deseo una excitación permanente. Quien no haya adquirido esta actitud a la vez intelectual y sensible no sabrá leer. La ausencia del poder de leer implica necesariamente la del placer de la lectura. De ahí que sea comprensible que tanta gente no lea”.
Se trata pues, de una obra incitadora, provocadora, facilitadora, animadora y en últimas vitalizadora... porque animar es dar vida..

Homo videns: La sociedad teledirigida[128]
“Nos encontramos en plena y rapidísima revolución multimedia. Un proceso que tiene numerosas ramificaciones (internet, ordenadores personales, ciberespacio) y que, sin embargo, se caracteriza por un común denominador: tele-ver, y como consecuencia, nuestro video-vivir”. Con esta advertencia inicia el estudioso italiano Giovani Sartori su desafiante libro Homo videns. La sociedad teledirigida, cuya tesis central es que el video está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para quien la palabra está destronada por la imagen.
En la primera parte de su obra, el autor se ocupa de la primacía de la imagen, es decir de la preponderancia –hoy día– de lo visible sobre lo inteligible, que nos lleva a un ver sin entender, que acaba con el pensamiento abstracto, con las ideas claras y distintas. A partir de esa premisa, Sartori examina la video-política y el poder político de la televisión, así como la conversión del video-niño en un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. Para ello concentra su atención en la paideia, en el crecimiento del video-niño, en los procesos formadores de la opinión pública y en cuanto saber pasa –y no pasa– por los medios de difusión masiva. Y se apoya en la cáustica aseveración de Baudrillard en el sentido de que “la información, en lugar de transformar la masa en energía, produce más masa” para sostener con firmeza que la televisión destruye más saber y más entendimiento de los que produce.
La televisión –sostiene nuestro autor– modifica primero, y fundamentalmente, la naturaleza de la comunicación, pues la traslada del contexto de la palabra (impresa o radiotransmitida) al contexto de la imagen. La diferencia es radical. La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa, en lo que nos hace entender. Entendemos la palabra sólo si conocemos la lengua a la que pertenece; en caso contrario es letra muerta, un sonido o un signo cualquiera. Por el contrario, la imagen es pura y simple representación visual. La imagen se ve y eso es suficiente; y para verla basta con poseer el sentido de la vista, basta con no ser ciegos. “La imagen no se ve en chino, árabe o inglés; como ya he dicho, se ve y es suficiente”.
Para Sartori la televisión no es un mero anexo, prolongación o ampliación de los instrumentos de comunicación que la han precedido: es, sobre todo, una sustitución que modifica sustancialmente la relación entre entender y ver. Si esto es verdad –apunta– “podemos deducir que la televisión está produciendo una permutación, una metamorfosis que revierte en la naturaleza misma del homo sapiens. La televisión no es sólo un instrumento de comunicación; es también, a la vez, paideia, un instrumento ‘antropogenético’, un medium que genera un ánthropos, un nuevo tipo de ser humano”. Tal es la tesis –o si se prefiere la hipótesis– en la cual el autor centra su reflexión, a partir del hecho –premisa– de que nuestros niños ven la televisión durante horas y horas, antes de aprender a leer y escribir.
“La televisión es la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida)... el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee, y, por tanto, la mayoría de las veces es un ser ‘reblandecido por la televisión’, adicto de por vida a los videojuegos”. De allí que Sartori se pregunte: ¿Este niño se convierte algún día en adulto? Y se responde: “Naturalmente que sí, a la fuerza. Pero se trata siempre de un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente audiovisuales. Por tanto, el video-niño no crece mucho más. A los treinta años es un adulto empobrecido, educado por el mensaje: ‘la cultura, qué rollazo’... es, pues, un adulto marcado durante toda su vida por una atrofia cultural”.
Frente a este panorama, Sartori plantea que el progreso tecnológico no se puede detener, pero no por ello se nos puede escapar de las manos, ni debemos darnos por vencidos negligentemente. “Quede, pues claro: ataco al homo videns pero no me hago ilusiones. No pretendo frenar la edad multimedia. Sé perfectamente que en un período de tiempo no demasiado largo una mayoría de la población de los países opulentos tendrá en casa, además de la televisión, un miniordenador conectado a internet. Este desarrollo es inevitable y, en último extremo, útil; pero es útil siempre que no desemboquemos en la vida inútil, en un modo de vivir que consista sólo en matar el tiempo. Así pues, no pretendo detener lo inevitable. Sin embargo, espero poder asustar lo suficiente a los padres sobre lo que podría sucederle a su video-nino, para que así lleguen a ser padres más responsables”.
Y concluye: “Espero que la escuela abandone la mala pedagogía y la degradación en la que ha caído. Y, por tanto, tengo fe en una escuela apta para oponerse ese postpensamiento que ella misma está ayudando a crear. Tengo la esperanza de que los periódicos sean mejores y, a la postre, que la televisión también lo sea. Y además, aunque la mía fuera una batalla perdida de antemano, no me importa... no es necesario esperar para emprender, ni lograr para perseverar”.
Homo videns. La sociedad teledirigida es un libro provocador, a veces apocalíptico pero nunca satanizador de los medios electrónicos. Su reflexión última lo hace de obligada lectura para quienes andamos por el quijotesco camino de animar y promover la lectura en México y en América Latina.     Bienvenido a nuestro repertorio bibliográfico.
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Esta tarea de transmisión del conocimiento cuenta en la década con la serie que lleva el mismo título de la publicación periódica de la Red de Animación a la Lectura del FCE, “Espacios para la Lectura”, mediante la cual el Fondo completa su compromiso con nuestro tema.
La colección es sin duda la gran difusora en México de lo que se hace en el mundo en torno al estudio de la lectura y de su adquisición. Estos son algunos de los títulos editados en la década:
“Cultura escrita y educación”, Emilia Ferreiro. “La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético”, Graciela Montes. “Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura”, Michele Petit. “Cultura escrita, literatura e historia”, Roger Chartier. “Leer y escribir en la escuela. Lo real, lo posible y lo deseable”, Delia Derner. “Lecturas: del espacio íntimo al espacio público”, Michele Petit. “El corral de la infancia”, Graciela Montes. “La literatura como exploración”, Louise M. Rosenblat. “Historias de lecturas. Lecturas y territorios de vida”, Michel Peroni. “Escribir en la plaza”, Judith Kalman. “Lecturas precarias”, Joëlle Bahloul.
La importancia de la colección pueden observarse en muchos de los fragmentos de artículos y entrevistas que acabamos de transcribir, en los cuales se hace referencia a las obras mismas o a los autores publicados en ella.
Un esfuerzo editorial producido en España pero cuya dirección corre a cargo Emilia Ferreiro, tiene una particular influencia en el país: la colección LEA, de Gedisa. Se publican allí títulos fundamentales en el desarrollo de los nuevos profesionales: Discursos sobre la Lectura (1880-1980), de Anne Marie Chartier y Jean Hébrand; Hacia una Teoría de la Lengua Escrita, serie de ensayos compilados por Nina Catach; Antropología de la Escritura, de Giorgio Raimondo Cardona; El Orden de los Libros, de Roger Chartier; Concepción sobre la Escritura en la Antigüedad Romana, de Francoise Desbordes; El Poder de Leer. Técnicas, Procedimientos y Orientaciones para la Enseñanza y Aprendizaje de la Lectura, del Grupo Francés de Educación Nueva, dirigido por Josette Jolibert y Robert Gloton,
Los profesionales están a la vez conectados estrechamente a las instituciones internacionales a las cuales hemos hecho referencia[129], y a una serie de organismos de otros países, en especial latinoamericanos y españoles, que también son fuente de un vasto saber producto de la práctica y que auspician la investigación: la Fundación de Fomento de la Lectura (FUNDALECTURA), de Colombia; el Banco del Libro, de Venezuela; la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, de España; las secciones de IRA e IBBY en nuestro subcontinente, y muchos más.




















II. El sistema escolarizado
Hemos observado el auténtico universo del sistema de educación básica de la república, con sus aproximados 19 millones de alumnos y, según avanza la década, sus de 1 090 696 a 1 427 658 maestros, distribuidos al principio en 156 589 y al final en 212 860 escuelas preescolares, regulares e indígenas, primarias de organización completa y multigrado, también regulares e indígenas; de educación especial, secundarias, de rezago educativo y para docentes.
Es un universo extendido por cuatro megalopolis con intrincados cinturones suburbanos, una treintena de ciudades medias, 2,200 localidades cuya población va de 2 500 y 15 mil personas, y 154,016 asentamientos con menos de 2,500 habitantes.
Advertimos también la manera en que la promoción de la lectura penetra la reforma educativa, contribuyendo de forma decisiva a convencer a los gobiernos federales de que “la formación de lectores capaces de enfrentar con confianza y naturalidad materias y contenido diversos, está íntimamente relacionado con el desarrollo social y económico de nuestro país”[130] y de que “alfabetización y formación de lectores” deben ser lo mismo[131].
Lo ha hecho con plena conciencia de su responsabilidad. En 1989, a tres años de nacer, su gran programa escolarizado, Rincones de Lectura, se planteaba “ir transformando desde el interior algunas prácticas” del sistema[132]. En 1995 el Programa de Desarrollo Educativo, que regirá hasta fines del 2000, hace que la mayoría de los libros de texto gratuito remitan a los Libros del Rincón, y se crea PRONALEES, que permite alcanzar de manera más completa a las escuelas normales, convirtiendo a nuestra materia en una política de largo plazo[133].
Para cuando en 1999 se pone en práctica Leer para ser Mejores, el salto, siquiera en términos de claridad sobre el problema y aspiraciones, es enorme. En cuanto al preescolar estas son las acciones propuestas:
(PROGRAMA NACIONAL 1999-2000...” DE PAG.23, INCISO 1, A PAG. 26: “un proceso de inicio o recuperación como lectores.”)[134]
En lo que refiere a la primaria: (“PROGRAMA NACIONAL 1999-2000...” DE PAG.23, INCISO 1, A PAG.26: “un proceso de inicio o de recuperación como lectores”).[135].
Y en lo tocante a la secundaria: (“PROGRAMA NACIONAL 1999-2000...” DE PAG.33, INCISO 1, A PAG. 37: “positivos en públicos mucho más amplios.”[136]
El Programa, como todos los compromisos de la administración pública dirigidos a la educación básica en el decenio,  tiene que encarar ese gigantesco universo de alumnos, maestros y padres de familia cuyo punto de partida es bajísimo en promedios de niveles de escolaridad (entre la población mayor a 15 años de edad, recordemos,13.7 por ciento de analfabetas, sólo una de cada cinco personas con primaria completa y una de cada seis con secundaria; entre los de cinco a 14 años, estados con eficiencia terminar en la primaria de hasta menos del 30% , etc.) y una enorme pluralidad social, cultural y familiar.
Esperar resultados a corto y aun a mediano plazo resulta absurdo, y por ello quizá el mayor logro es la solidez de las bases programáticas, que sortean los cambios de gobierno.

Rincones de Lectura
De 1991 a 1994 el programa continúa haciendo progresos sustantivos en la variedad y calidad de las publicaciones. Durante esos cuatro años a los 205 títulos anteriores, reimpresos, se incorporan 208 nuevos, 50 de ellos de producción propia, 84 coeditados con la industria privada nacional y 74 con empresas extranjeras.
La riqueza de tal acervo no tiene comparación en América Latina, incluyendo naciones que como Argentina gozan de una reconocida afición por la lectura[137]. Fuera de los menos, de carácter informativo, además de los títulos sólo de imágenes pero de una u otra forma narrativos, y de los cuentos y la poesía tradicionales y los testimonios en los cuales la selección y una ilustración que esta siendo reconocida internacionalmente por su sentido modenizador, juegan un papel creativo, las novelas y los cuentos de autor contemporáneos forman un núcleo amplio y sólido. Los autores mexicanos, latinoamericanos y de otros lugares, que están allí, representan bien las nuevas tendencias del género.
Se ponen así en circulación seis millones de ejemplares para todos los grados de educación básica y magisterial y para los proyectos de promoción entre los padres de familia, atendiendo a 53 907 escuelas, que representan más de un cuarto del total nacional.
Las primarias, lo mismo de organización completa que de multigrado, se llevan el mayor tanto en razón de su importancia en el número general de establecimientos, pero no se descuidan ni el preescolar ni la secundaria, como no se desatiende a las zonas rurales ni suburbanas.
En términos de fomento a la lectura, con ello el programa resulta, con mucho, quien más extiende la presencia del libro en el territorio nacional, interaccionando con los millones de libros de texto gratuito que circulan del primero al último de los rincones del país.
En una entrevista de la época Marta Acevedo, quien continúa siendo su titular en el este primer periodo, sintetiza la experiencia de la siguiente forma:
(“EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA”, NUM. 80, DE PAG.50, “El programa escolar y los métodos para leer y escribir”, HASTA FINAL DE PAG. 51 )
Las renovaciones sexenales, cuya lógica es siempre discutible, obran y en 1995 la maestra es separada del cargo. Sin embargo el programa ha adquirido tal fuerza y los nuevos profesionales tienen tal reconocimiento, que Rincones no sólo permanece sino que recibe mayor apoyo y se encarga de él a Felipe Garrido, quien le da continuidad.
Hasta entonces el equipo de la Unidad de Publicaciones Educativas (UPE) encargado de Rincones, que funciona,  recordemos, bajo un régimen de adscripción voluntaria, a un tiempo debe responsabilizarse de la ardua labor editorial y de dar capacitación y seguimiento al desarrollo del proyecto en las escuelas.
Editar nueve colecciones con obras seleccionadas o hechas ex profeso , cubriendo grados diversos de lectura para edades entre los cinco y los 15 años, para maestros y padres de familia de muy disímbola formación, y convencer de su empleo a decenas de miles de establecimientos educativos, haciéndoles llegar paquetes de al menos 20 títulos por cada salón de clase, es nada más el primer paso.
Directores y docentes deben ser convencidos de las bondades de la iniciativa, que en principio va en sentido contrario a cuanto las prácticas usuales les dictan, demandándoles un esfuerzo adicional en tiempos en los cuales sus salarios reales siguen deteriorándose. En el proceso estos hombres y mujeres tienen que ser iniciados en inquietudes y métodos nuevos,
No ha de asombrarnos, pues, la cierta regularidad con la cual los libros no están a real disposición de los sujetos a quienes se dirigen, confinados en oficinas o sin la debida animación para el acercamiento a ellos en las aulas o para el préstamo domiciliario. Por ello la capacitación y el seguimiento del trabajo resultan de tan vital importancia como la labor editorial. Y cumplir con la totalidad de tales tareas, no olvidemos, depende por completo de la UPE, quien “por razones evidentes no puede atender directamente “la demanda de una gran parte de la población magisterial si no es con acciones aisladas y muchas veces sin continuidad”[138].
No disponemos de datos anteriores a 1994, pero sabemos que éste año los profesores capacitados no alcanzan el millar. En cuanto a las evaluaciones han ido en crecimiento en calidad y cantidad desde 1988, y suman 11 de diverso nivel[139].
A partir de ahí, considerando que si el acervo de libros ha de continuar incrementándose, es ya de una riqueza muy por encima de lo mínimo deseable, el empeño se centra en expandir la cobertura y capacitar y dar seguimiento al trabajo en las escuelas.
En cuanto al número de ellas, para 1997 se alcanzan 36 mil primarias de organización completa, 32 500 multigrado y 8 300 indígenas, más cerca de 12 mil cursos comunitarios del Consejo Nacional de Fomento a la Lectura (CONAFE), 10 794 planteles de preescolar rural, 6 850 jardines de niños de educación indígena y 531 Normales[140].
Las acciones de capacitación, por su parte, entre 1994 y 1996 se elevan a 209 y de 1998 al primer semestre de 1999, a 315, y para este último periodo interesan a 17 326 maestros.
Para la segunda mitad de 1998 la Unidad consigue que se inicie un programa para formar equipos de capacitación entre los maestros de ocho estados. Así “se abren muchas posibilidades y necesidades nuevas para Rincones, que representan un punto “clave” para el presente y el futuro[141].
Las experiencias sociales recogidas con detalle en estas páginas, muestran la complejidad de un tipo de trabajo como el que el gran programa de fomento del sistema escolarizado se plantea no para un pequeño número de personas, sino para monumentales cifras de alumnos, maestros y padres de familia[142].
Hasta entonces el esfuerzo ha sido muy desigual en términos de entidades federativas. Mientras en Colima, con una población más o menos reducida, se ha capacitado a un centenar de docentes, en la vastedad de Guerrero la cifra llega apenas a 42, y en tanto en Zacatecas rebasa el millar, en Veracruz es sólo de 350 y en Oaxaca de 150[143].
A continuación transcribimos el documento que prepara el Primer Encuentro Nacional de Equipos Estatales de Capacitación del programa:
(“1er. ENCUENTRO NACIONAL DE EQUIPOS ESTATALES DE CAPACITACIÓN DE RINCONES DE LECTURA”, DE PAG.1 “Objetivos”, A PAG. 3: FINAL DEL APARTADO “MECANISMO DE TRABAJO”)[144]
A este encuentro siguen dos más, durante el resto del año. En el primero la prioridad es “ofrecer alternativas de trabajo de aula, tanto para ellos [los asistentes] como asesores, como para los maestros frente a grupo”, que son el objeto de su atención[145]. En el último de la serie se intenta “vincular las actividades y temas propuestos en un proyecto personal y colectivo para la impartición de cursos”, insistiendo en “la lectura en voz alta y la escritura”, abordando “en profundidad las relaciones entre oralidad y cultura escrita”, trabajando “sobre le nivel del lenguaje literario en los textos (más allá de la anécdota), realidad y fantasía”, y “los conceptos de lectura estética y eferente” y “el trabajo con textos poéticos”[146]. .con    
En 1999 y 2000, cuando los equipos están creados ya en 11 estados y se confía en la incorporación de cuatro más, los tres encuentros anuales se repiten, evaluando a la vez la experiencia desarrollada.

Experiencias de maestros  
En la época el fomento gana el interés de una porción de maestros, individualmente o en grupo. Presentamos tres experiencias que revelan la hondura de este interés y las herramientas teóricas con las cuales se cuenta:

Leer ¿sin leer?[147]
(“ENTRE MAESTROS”, VOL.1, AÑO 1, OTOÑO DE 2000. DE INICIO DE PAG. 11, A PAG. 15 ANTES DEL INSICOS “Escuchar a otro”.)

La biblioteca, sus libros y sus personajes[148]
(“ENTRE MAESTROS”, VOL.1, AÑO 1, OTOÑO DE 2000. DE INICIO DE PAG. 22 A FINAL DE PAG.24)

Ahora ya no me enojo, me asombro[149]
(“ENTRE MAESTROS”, VOL.1, AÑO 1, OTOÑO DE 2000. DE INICIO DE PAG. 25 A FINAL DE PAG.29)

La Coedición Latinoamericana
“La FILIJ fue punto de encuentro de instituciones y personas interesadas en la lectura. En ella me encontré con Eliana Yunes, en 1986, que tendría un papel paradójico. A través suyo supe de lo que se hacía en Brasil no sólo en edición sino sobretodo en lectura. Comencé a conocer autores de los que no tenía referencia alguna. En México conocíamos sí, a autores germanos, escandinavos, ingleses, franceses, italianos (mal traducidos por catalanes, vascos, gallegos, madrileños), y pocos autores españoles, pues las grandes editoriales españolas que hacían libros para niños a quienes editaban y exportaban a América Latina era a aquéllos.
“En 1988 conocí al secretario general del CERLALC. El organismo del libro para América Latina apoyaba la Coedición Latinoamericana, que consistía en la edición de un volumen anual cuya producción se rotaban entre algunas casas editoras del continente: Aique de  Argentina; Atica de Brasil; CIDCLI de México; Nueva Nicaragua; Editorial Peisa de Perú; Huracán, cuya nacionalidad no recuerdo ahora; Piedra Santa de Guatemala; Editora Taller de Santo Domingo; la Subsecretaría de Cultura de Ecuador y Ekaré de Venezuela.
“Los temas eran generales y cada país aportaba un cuento y su ilustración, cada año el tema era diferente: cuentos picarescos; cuentos de amor; de enredos y travesuras; de lugares encantados; de animales fantásticos; de espantos y aparecidos... Le hablé de la posibilidad de ampliar esa producción y de hacer libros de autores latinoamericanos que llegaran a las escuelas de los demás países ampliando la participación de editoriales. Me pidió le mandara por escrito el proyecto y ya se vería. Le mandé algo muy germinal pero seguí trabajando en el proyecto.
“En diciembre de 1990 gané una beca para estar seis semanas en la Internationale Jugendbibliothek de Munich con el proyecto Acervo Latinoamericano, curiosamente es ahí donde pude consultar la producción más amplia de libros para niños de esta Región. Eliana Yunes era la otra becaria y trabajaba un tema sobre lectura.
“Fue una coincidencia perfecta pues pude intercambiar lecturas y conocer más ampliamente autores brasileños. Comencé a hacer las fichas de lo que podría ser un primer acercamiento a un Acervo Latinoamericano, ella escribió a varios autores  y críticos para que señalaran con una marca lo bueno, con dos lo excelente y con tres lo imprescindible y comentaran la bibliografía que les adjuntábamos.
“En el 1991 hay una reunión en Bogotá organizada por el CERLALC donde se reúnen los responsables de los planes de lectura de varios países: Panamá, Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay, Nicaragua, Colombia, México, Santo Domingo, Ecuador. Entre las conclusiones a las que llegó el quórum estuvo la de apoyar el proyecto de ese Acervo Latinoamericano para insertar en los planes de lectura de las escuelas. Había que trabajar mucho más las propuestas de producción y distribución por zonas, y se plantearon cinco regiones para producir e intercambiar ediciones. Fue un avance que los responsables de proyectos de lectura reconocieran que a las escuelas tenían que llegar  autores de la Región y ediciones trabajadas pensando en las amplísimas poblaciones de los no-lectores, y que la producción podía hacerse en América Latina.
“Llegan a la FILIJ y luego a Guadalajara el secretario general del CERLALC, y Alfredo Weistflog, representante de las cámaras latinoamericanas del libro, y amablemente me hicieron ver la imposibilidad de que tal proyecto pudiera ser avalado/compartido por una u otra institución. Eliana Yunes, que de una u otra manera estuvo muy cerca del desarrollo del proyecto, estuvo de acuerdo con ellos.
“En 1992 propongo a la SEP hacer un tiraje de 1500 ejemplares más para dotar con paquetes de 102 libros a escuelas de varios países de la Región. En el encuentro de IRA (International Reading Association) en Buenos Aires se dieron a conocer a investigadores, maestros y funcionarios las bases para obtener un paquete. Tenían que ver fundamentalmente con que fueran maestros interesados en la renovación de prácticas pedagógicas de la lectura y la escritura. Llegaron muchísimas propuestas a la Unidad de Publicaciones.
“Con las nuevas autoridades del CERLALC se logró que como contraprestación a la cuota de México, el organismo fuera quien que coordinara la distribución e hiciera el seguimiento. Para diciembre de 1994 se tenían los paquetes. En enero del año siguiente el subsecretario de educación básica de la SEP pide mi renuncia y dentro del CERLALC nombran responsable del proyecto a María Elvira Charria. Ella armó la parte organizativa y llamó a la serie Podemos leer y escribir. Los ministerios de educación hicieron la coordinación nacional y la aerolínea del país transportó los paquetes a la ciudad capital del país. Así entre 50 y 200 paquetes de Libros del Rincón fueron distribuidos en escuelas de Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Uruguay y Venezuela.”[150]
En 1996 un artículo hace un balance de lo realizado hasta entonces por este proyecto:

Podemos leer y escribir[151]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, ANO I, NÚMERO 2, PAG.18: ¡EXTRA! ¡EXTRA! EXTRA! “SIN CINCO, LOS CINCO HORRIBLES”. LA TOTALIDAD DEL TEXTO.)
Poco después la UPE y CERLALC publican el siguiente sintético reporte:
¡Manos a los libros![152]
(“ESPACIOS PARA LA LECTURA”, AÑO II, NÚMEROS 3 Y 4, P25.)
En abril de 1998 los Libros del Rincón han aportado 986 acervos al programa, que para entonces alcanza a Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Uruguay y Venezuela. [153]

El avance del conocimiento
En el siguiente capítulo nos asomaremos a la abundante discusión teórico-práctica que está desarrollándose en el sistema escolarizado. De momentos incluimos el fragmento de una entrevista a Emilia Ferreiro, cuyos trabajos tienen una profunda influencia en el sistema escolarizado:
(“LOS NIÑOS TIENEN LA MALA COSTUMBRE DE NO PEDIR PERMISO PARA EMPEZAR A APRENDER, EN “EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA UN,.82, 1997. DE PRIMERA PREGUNTA EN PAG.7, A PAG 8: “Esa es una de las enormes diferencias con las cuales los niños llegan a la escuela.”)[154]






















Anexo de entrevistas



Felipe Garrido
¿Qué significa la reforma educativa de los 1990 para el aprendizaje de la lectura?
Corrige la de los 1970, que fue lamentable y que confundió las aulas de primaria con el Colegio de México, enseñando una gramática estructuralista. En 1992, además, se partió de un niño que recibía un libro de texto gratuito no se debía conformar con un libro de calidad inferior a uno que se compra. Los libros de texto gratuitos no tienen porque estar más feos o en papel más corriente o estar mal ilustrados que los libros de texto en el mercado. Y yo creo que desde entonces los libros de texto en general son libros bien hechos y atractivos. Hay  excepciones, no en cuanto a eso, sino en cuanto a contenidos. Hay algunos libros lamentables, pero son excepciones y se pueden corregir. La mayoría de ellos son libros que funcionan bien, tanto que en las escuelas de paga se aprovechan porque los reciben gratuitos y no tienen por qué no usarlos. Durante mucho tiempo hubo una resistencia por parte de ese sector educativo a hacer uso de ellos, pero luego en forma más sensata,  si son buenos libros no tiene porque no aprovecharse y en muchas escuelas privadas se usan los libros gratuitos.
¿Cómo fue su experiencia al frente de Rincones de Lectura?
Yo entré en 1994 y mi primera decisión fue cambiar el esquema de capacitación que hizo Martha, aunque ella realizó una excelente selección de títulos. Fueron títulos publicados a lo largo de 8 años (86-94) en paquetes anuales y el trabajo de Martha y su equipo en la selección de los libros fue verdaderamente notable, porque era una oferta muy equilibrada de libros importantes. La enorme mayoría de ellos, escritos directamente en español más o menos un 60% de autores mexicanos, un 30% de autores iberoamericanos (españoles), y un 10% de obras traducidas, que trataban de todos los temas imaginables. Había literatura pero también  gastronomía, geografía, biografías, libros de viajes, animales, una selección ejemplar.Pero la capacitación se estaba dando a grupos de maestros que procedían de diferentes escuelas y esos cuando regresaban a sus escuelas se encontraban en minoría frente a sus compañeros y entonces era muy difícil que su influencia cambiara nada en las escuelas.
Yo comencé a pedir que capacitáramos escuelas completas y entonces esas escuelas que asistían a la capacitación, ahí se podía esperar que sucediera algo.Los maestros no recibían ningún estímulo por sus capacitaciones. Se daban los sábados para no ocuparse tiempo de clases y lo más importante que consiguió  Rincones fue convencer a los maestros de que dentro  de la escuela podía haber parámetros con que se trataba de aprender. No se trataba de calificar, no se trataba de ver cuáles niños leían mejor que otros, se trataba de enamorar a los niños de la lectura y de los libros y ése era el propósito.
La otra cosa que hicimos poco después fue empezar a organizar equipos estatales de capacitación porque para Martha el trabajo principal había sido producir libros porque no existían. Yo llegué cuando estaban en la escuela trescientos y tantos títulos. Yo llegué hasta quinientos y mi mayor preocupación fue la capacitación más que la de dotación de libros, tanto que cuando extendimos Rincones a preescolar las escuelas que no recibían capacitación no recibían libros. Tenían que capacitarse primero y luego se les daba la dotación de Rincones.Ésta fue una preocupación muy grande de Olaf Fuentes, tenía clarísimo que repartir libros sin capacitación a la gente es como tirarlos a la basura.
¿Pero cómo se hace esa tarea monumental?
Poco a poco. Había un equipo de unos ocho capacitadores en Rincones que vivían viajando, pasaban en México la temporada de vacaciones.El modelo que más nos gustaba de capacitación (pensábamos que era el mejor) se llamaba ocho sábados y eran ocho sábados en que los maestros iban a capacitación, trabajaban durante la semana, trataban de aplicar lo que se había visto entonces al siguiente sábado.
Entonces el siguiente sábado ya se podía hablar con ellos de la experiencia de la semana pasada y proponer otras cosas.  Era muy difícil porque únicamente en las ciudades grandes podía funcionar porque en el campo tienes que reunir maestros de comunidades que están separados, no les puedes pedir que durante los sábados se desplacen porque el gasto es para ellos. Realmente Rincones lo que ponía eran los capacitadores y luego los libros y los gastos para reunir a los maestros corrían  por cuenta de los estados y muchas veces no les daban ni los $ 7 u 8 pesos que podía costar tomar un camión para llegar a la capacitación.  En las ciudades grandes pudimos trabajar mejor porque ahí los maestros vivían en la misma ciudad.  Sin embargo conseguimos entusiasmar a muchos maestros y fueron varios cientos de miles que a lo largo de 6 años asistieron a varias reuniones de capacitación (no se puede pensar que formar lectores es como vacunar contra la varicela, todos formados una inyección y ya están a veces para toda la vida).  En el momento en el que está un grupo de gente, en donde todos hablan de su experiencia lectora, donde se leen cosas juntos y demás el entusiasmo se enciende.
Seis o siete meses después de estarse enfrentando a los problemas de aula, el entusiasmo declina. Entonces había varias etapas de capacitación: había una primera ronda y luego una segunda. Durante ese tiempo viajé cada semana (lo sigo haciendo) a capacitar en algún lugar a los maestros y a trabajar con los equipos estatales. Básicamente para revivir el entusiasmo porque una visita en una mañana de trabajo no es mucho lo que puede dejar, pero conservar el entusiasmo sí era importante.
Hacíamos reuniones regionales, estatales y nacionales de Rincones de Lectura. La nacional la hicimos siempre y luego las regionales y las estatales había lugares donde era más fácil que se organizarán y otros no tanto. Yo procuraba estar en ellas, no en todas porque muchas veces coincidían en el tiempo y tenía que elegir a cual ir.
Le dimos mucha importancia al día Nacional del Libro (12 de Noviembre). Era algo que hacíamos por teléfono y por correo: pedirles a las escuelas que lo celebraran  y cada quien lo hizo como quiso. Me tocó estar en Morelia y  ver desfilar (como si fuera una manifestación) a niños disfrazados de los personajes de los cuentos de Rincones. Este tipo de cosas se hacían en muchas escuelas, se hacían escenificaciones teatrales extraídas de los libros, lecturas en voz alta. Algo muy importante en Rincones fue que logramos poner libros a la venta en las  Ferias, en celebraciones como éstas y en la Unidad de Publicaciones Educativas (que era el nombre oficial de la oficina).Los últimos dos años de Rincones se vendieron un millón de libros. Para mí eso es importante porque quiere decir que esos libros están en las casas de la gente.Asociar demasiado el libro con la escuela  termina por ser contraproducente porque se ve a  la lectura como algo  que se hace mientras se va a la escuela, durante vacaciones no se lee, en fin de semana tampoco.
¿No había un sistema de préstamos?
En algunas escuelas. No fue general. Donde había más entusiasmo se tomaban el trabajo de organizarse y de prestarlos y ver que los devolvieran. No se perdían libros, realmente la cantidad de libros que se perdían era irrelevante. Se perdían cuando habían inundaciones, terremotos, que desaparecían escuelas completas entre 300 y 400 cada año (distintas razones) pero como los libros los producíamos en Rincones de Lectura había sobrantes y podíamos reponerlos inmediatamente.
¿Cuál es el propósito y el desarrollo de Salas de Lectura?
Para subsanar un poco eso, cuando yo estaba en Rincones y Alfonso estaba en la División de CONACULTA, inventamos lo que se ha llamado “Salas de Lectura”.
Se da un curso de capacitación para voluntarios quienes pasan el curso (es decir quienes presentan un proyecto de trabajo viable) reciben una dotación de libros e instalan su sala de lectura donde quieran. Las hay en todos los lugares imaginables: casas, parroquias, mercados, parques públicos.
Esto fue copiando algo que estaba haciendo Alejandro Aura en “El Hijo del Cuervo”. Tenía sus Clubes de las Aureolas. Cuando venía alguien de una ciudad acá  a México y llegaba a Rincones y preguntaban qué podían hacer, yo  siempre les decía: “Vayan el sábado a las 12:00 hrs. A ver El Hijo del Cuervo”, vean lo que esta haciendo Alejandro Aura y haber si lo pueden reproducir en su ciudad.Desde Rincones apoyamos a los Clubes de las Aureolas, que sí les dimos libros. Yo fui a inaugurar  dos  y  con CONACULTA organizamos las salas de lectura, que comenzaron despacio. En 95 abrimos una, en 96 cuatro, en 97 creo que dos. Íbamos francamente despacio, en 2000 ya de salida al Dr. Zedillo, se le ocurrió hacer “El Año de la Lectura” y se crearon los fondos para el fomento de la lectura. Esos fondos consisten en que CONACULTA pague $ 250,000 y el Gobierno del Estado otros $150,000 y con eso se realizan actividades de fomento. No se vale que se use ese dinero para publicar libros ,sí para organizar Ferias, para pagar la capacitación de las Salas de Lectura, a cada estado se les ocurre cosas distintas.
Si en la discusión que teníamos decidíamos que eso ayudaba al Fomento, se hacía una lista de lo que se aprobaba. Se repartía el dinero y se gastaba. No era para becas, ni para equipar (ocasionalmente se hizo), pero la idea era la capacitación. En Monterrey, tuvieron la idea de poner unas máquinas para vender libros y después de mucho discutirlo se aprobó y se pusieron 8 máquinas al principio, y luego se pusieron dos porque funcionaron bien  en la Terminal de autobús y ciertos lugares al lado de la máquina que vende cigarros, que vende refrescos, está la máquina que vende libros.
Estos fondos permitieron que en 2000 se abrieran muchas salas de lectura (casi mil). Está por inaugurarse la número  cinco mil, se terminó ese sexenio.  Con casi dos mil salas, en 2002 y 2003 ahí sí se pasó más de 1000 salas cada año.Luego el Programa ha tenido una declinación muy fuerte porque en esta Administración donde los trámites han sido más importantes que los resultados, se empezó a pedir a los voluntarios que llevarán informes, mandaran su CURP y ha sido malo. Las Salas de Lectura manejan voluntarios, no reciben nada, sólo el prestigio con sus vecinos, reciben una credencial para que compren libros con descuento en las tiendas. Muchas veces hubo iniciativa de los voluntarios, nos reuníamos  dos veces al año (en especie de Reunión Nacional).La Sala se lleva por voluntarios: quien esté dispuesto puede hacerlo, quien no, pues ni modo.
El voluntario tiene la obligación de abrir la Sala una vez por semana durante 3 ó 4 horas, el día y a la hora que quiera a imitación de “El Hijo del Cuervo”. En ese tiempo deben llegar los usuarios, se llevan los libros a sus  casas (en préstamo). Las Salas de Lectura no son para leer ahí y una vez a la semana cuando devuelven un libro se pueden llevar otro. La idea de salas puede crecer sin límite, es barata, tomando en cuenta los honorarios, que se pagan a los capacitadores, los viáticos y que se les entregan a una Sala de Lecturas  100 libros cuesta digamos  $5,000. Los capacitadores son dos, trabajan tres días se le pagan $15,000 por curso, son $30,000 para 30 alumnos, mínimo, 40 máximo. Estamos hablando de $1,000 por alumno de capacitación.  Los Estados los meten a los lugares más increíbles los llevan a un internado se gastan $150.00 al día por persona y los libros a precio de costo valen $25.00 a $30.00 en promedio, de manera que por $5,000 se instala la sala y mientras sigan siendo de voluntarios, no hay límite. Si quitamos las trabas burocráticas que puso la administración y que han causado estragos.La meta para este sexenio de la Salas eran 12 mil. Yo creía que podíamos llegar a 18 mil, por eso ofrecí 12. Está por inaugurarse la cinco mil. Si les va muy bien llegará a la seis mil, es decir, la mitad de lo que estaba planeado.

Alfonso de María y Campos
¿Qué significado tiene el Acuerdo Nacional de 1993 para el fomento a la lectura, y el Programa de Desarrollo y de Fomento a la Lectura y Escritura, de 1995?
Es que estaba pasando la gente por la escuela primaria aprendiendo a decodificar, pero no aprendiendo a leer lo que leía, y por lo tanto no capaz de escribir lo que leía, o de escribir lo que leía, no tenía la retención de los signos porque muchas veces la lectura se aprende fonéticamente y por letras, deletreo, pero entonces sí se pierde capacidad con la letras como la “H”, etc.
Se ha visto mucho en el trabajo, después de la labor de alfabetizacón. Se ha visto que es necesario que desde al primaria haya una capacidad lectora y de escritura mucho más grande, una fortaleza, una destreza mucho mayor que la simple y mecánica decodificación de signos.
La lectura es muy frágil con todo y elementos espirituales, entonces más allá de si hay un buen proyecto como el del Acuerdo, lo importante es que llegue a los espíritus de quienes lo van a aplicar, que son los maestros.
Se hicieron muchos cursos de preparación, las Salas de Lectura apoyaron muchísimo a los maestros fuera de clase, se les dio un acervo de libros… Yo creo que en todo lugar en que alguien como ellos está sin libros, y en todo lugar en que los libros permanecen en una caja, se sacan, pero le da flojera al maestro, o el maestro no logra tener la sensibilidad, pues se pierde. Entonces es una gran idea pero es una idea muy frágil, que tiene instrumentos. Ya no hay excusa, hay libros de aula, hay más bibliotecas, hay muchos más recursos, hay cursos de capacitación, a los maestros constantemente, se les da puntos para su eventual ascenso de categoría a través de los cursos, que todos esos cursos tienen este sistema de lecturas, esta mística y esta idea de  la lectura como principal elemento para formar a la gente, pasar de la decodificación al disfrute pleno de la lectura y de la comprensión general.
Entonces está en todo lugar en que hay una persona que lo lleva a cabo. El proyecto continúa, están las Bibliotecas de Aula, están las Salas de Lectura, está el aumento de bibliotecas, está el aumento de las publicaciones privadas y públicas infantiles… son millones, es el segmento más rápido que se implementó después del libro de texto, porque tiene un límite y tiene un número de población; pero es el sector que más crece más, el de la literatura infantil.
La tarea editorial de la Dirección a su cargo en CONACULTA, no sólo es una tarea para la creación de espacios como el Salas de Lectura.
Ahí lo que estábamos hablando es cómo armar el rompecabezas para que una pieza actúe bien cerca de la otra, porque el fenómeno es muy complejo y tienes que atacarlo por varias vertientes. Primero, tienes que tener buenos libros, con buenas historias, con buenas ilustraciones, que le creen una empatía accesible al lector de diferentes edades y diferentes condiciones culturales; segundo, necesitas un entorno propicio. El entorno propicio debe ser múltiple, ahí había un listado de 10 cosas que se tenían que hacer, desde que todas las telenovelas tuvieran libreros con libros en serio y que  de repente en las historias surgiera alguien que dijera: “leí tal libro”, hasta el hecho de que tú pudieras tener espacios para que la  gente que no tiene espacios en su casa para leer o para hacer la tarea; entonces es un ciclo vicioso, las bibliotecas  son lugares para hacer las tareas, pues sí porque la gente de clase media para abajo no tiene un lugar en su casa porque probablemente está la televisión con sus hermanitos  que no saben leer o escribir, o la mamá está planchando u oyendo la telenovela, o está cocinando y hay ruido, entonces las escuelas pues sí son  lugares para hacer la tarea  o leer un libro, pero no nada más para hacer la tarea, ése es el lugar de encuentro, están habitadas por muchos personajes que no son nada más los que guardan los libros, sino los que estimulan conocer el libro, buscar otro, que dan alternativas de lectura, consultores en lectura, traductores de cosas, ilustradores de cosas, es decir un espacio muy vivo.
Sería ideal hacer una librería en el sentido, ya estaba pensada, que está bien tener una biblioteca Central, una Biblioteca Nacional, una biblioteca eje de todo esto, pero se necesita una continuación, no quedarse  en la Biblioteca Central que se está haciendo, sino, una serie de bibliotecas lúdicas, abiertas. Entonces la idea era ser muy auspiciador, es decir los 10 mandamientos para auspiciar la lectura y los 10 elementos para impedir los agentes que inhiben la lectura. Ahí está por ejemplo la radio y la televisión. No negar la televisión, darle entrada a la televisión, pero crear también contenidos ligados a programas. Si tú ves un programa de caricaturas, pues debiese tener algo ligado a la literatura por obligación. Se hace en algunos países, así como hay restricciones para que se enseñen alimentos y bebidas, pues debería de haber opciones para que pudieras anunciar libros a otros países, pero te meten otra cosa como juguetes o dulces.
¿Por qué no libros? Pues porque es muy caro. Tendría que haber un estímulo para que se hiciera eso, tendría que haber tarifas especiales, en fin, tendrías que hacer un sistema muy  coauspiciador que fuera de la escuela a la familia, de la familia a los amigos; entonces viene el club de lectores, la sala de lectura que es un poco un club de lectura, un club de amigos con una gente más experimentada que te forma. Ése es un factor muy importante en donde tú tienes no la necesidad de irte a encerrar a una biblioteca a hacer la tarea, a leer un libro por obligación, sino encontrar la lectura en un ámbito no escolar que esto es muy importante. Que la veas en tu casa, que la veas en la televisión, que la veas en el cine. Habíamos hecho un reel de puras escenas de películas mexicanas donde las lecturas son poquísimas, y una de ellas empieza tirando el libro a la basura (Nosotros los pobres ustedes los ricos).
Hay la capacidad de introducir el libro como un objeto cotidiano, de uso normal, que no haya temor a usarlo, que haya accesibilidad, que se use en la casa, que haya facilidad de tocarlo, de ensuciarlo, que se respete también el libro, sino se puede respetar, no se puede tocar. Tendrías que hacer 10 ó 15 tareas que fueran a la televisión, a los periódicos, a las librerías, a las bibliotecas, a las salas de lectura, a la producción, a la creación, a las ferias, a la exportación, al estímulo de creadores, a los ilustradores, y entonces, crear un clima propicio y crear los principales inhibidores como es la lectura por castigo, la lectura exclusivamente por trabajo escolar, que no esté presente la lectura en la televisión, en fin, todos esos elementos que hacen que pensar que no es necesario, que las historias de éxito pueden pasar sin que  tú , yo estoy de acuerdo en que tú no tienes que leer para pasar por la vida, pero sin duda alguna tienes que tener historias narradas de alguna forma para ser medianamente feliz.
Entonces en esa búsqueda de la felicidad sí es importante conocer otras historias,, esa es la forma más fácil, no es el cine, es el libro, sigue siendo el libro; no es la televisión, las historias te olvidas de ellas inmediatamente. La lectura de un libro, por difícil que sea, bueno o malo, aunque lo dejes a la mitad te acordarás de él. Porque también por eso en los Rincones había una incapacidad de lectura creativa, de una lectura inteligente, de una lectura mecánica, de una lectura decodificadora. Lo que  se necesita es una lectura como forma de pensar, como vivir más allá de la decodificación para entender el sentido e las palabras.
No es posible que haya gente que sepa hablar y escribir y que le preguntas qué leíste y no sabe. Es importante, hay una gran diferencia entre la gente que puede leer un libro y decirte de qué fue la trama, pero sabes que es  la minoría de los seres humanos, del mundo. Hay mucha gente que no puede leer un libro, hay muy poca gente privilegiada la que puede leer un libro y decirte de qué trató. Es increíble la gente profesionista, de buenas profesiones, que lea un libro y no sepa de qué trató, y neos si es un libro que utiliza algún recurso más complicado de narrativa.
Entonces se vuelve más complicado. Poder saber si están hablando en presente, pasado, si ya se acabó, si es un flash back, si está en la imaginación del personaje, si se lo dijo o no al personaje, si lo pensó, no saben reconocer los signos decodificadores  que les dicen si el guión dice que cambia de persona. No es fácil leer una obra de teatro, es muy complicado, casi nadie lee teatro. Si logras dominar, leer obra de teatro, y aquí por ejemplo publicamos teatro infantil y lo publicamos con la idea de que se represente y que se lea y se actúe, eso porque es muy difícil leer teatro; no sabes quién está hablando, tienes que saber las voces a quién representan, etc.
Todo eso es lo que hace que un personaje sea más sofisticado, más culto en el verdadero sentido de la palabra, y no porque sepa muchas cosas, sino porque puede reaccionar mejor frente a un sinnúmero de circunstancias, puede comprender mejor el mundo que le rodea y de reaccionar, y ahora sí de comprender, aprender y reaccionar. Finalmente siempre digo que la lectura  también es un elemento para la soledad, para le felicidad interna espiritual, es una religión en le mejor sentido de la palabra que te puede dar elementos de esparcimiento muy importante  y de salirte de la depresión y de llevar una enfermedad  que te inhabilita físicamente o pasar unas vacaciones mejores, o un trayecto aéreo, o un trayecto largo en autobús.
Son cosas valiosísimas. Yo no me atrevo salir a un viaje sin un libro, y no siempre leo lo que me llena, y no siempre termino lo que empiezo; hay que tener el valor de decir: “no estoy captando, no me está gustando este libro”, pero hay mil opciones más, hay miles de  miles de opciones más, y experimentar hasta encontrar lo que a uno le gusta como con los helados, con los gustos sexuales o los gustos femeninos o masculinos, lo que sea. Tienes que encontrar lo que te dice a ti más, lo que te habla a ti más. Pero para poder tomar esa decisión tienes antes que .haber podido para por un fenómeno mínimo de educación alfabetizadota, de contacto con el libro en medios no educativos, de un mejor ambiente, y entonces ya puedes tomar la decisión, pero no puedes decir que el pueblo no es lector o es lector, si no le das chance.
A mediados de los 1990 hay un esfuerzo vinculado a la Dirección: el Seminario Internacional de Reflexión Teórica. ¿Cambió políticas públicas?
Sí pero muy poco, pues el aparato educativo es muy grande y muy lento para absorber los cambios. Cuando lo hace lo hace muy bien, porque  tiene una gran cobertura, pero es muy reacio a los cambios.
Ahí hay algo que llama mucho la atención: la continuidad de algunos proyectos a pesar de los cambios sexenales. ¿Qué tanto se avanzó en ese sentido?
Mira, el libro de texto gratuito se ha mantenido, por ejemplo. Es una política pública de primera. Pero… Yo creo que mientras se renueven las políticas sobre la base de continuidad del cambio, no importa tanto. Tampoco digo que todo sea permanente, pero continuidad no quiere decir no cambio, justamente continuidad quiere decir cambios, cambios sobre la base de una continuidad, cambio sobre la base de algo que está atrás y que entonces lo lees, lo entiendes, lo evalúas y ves cómo debe ser modificado para la siguiente etapa.
Pero tienes que ser muy respetuoso de esa antigua etapa, para poder hacer un cambio. Eso es lo que le da continuidad. La historia es continua y de cambio. Si tú quieres romper con el pasado totalmente creas un trauma. En la revisión de la historia de México lo vemos mucho. Tú dices “Es que el Porfiriato fue un horror”, y pues no, espérate, tranquilo; tuvo sus valores, tuvo sus luces y sombras. Fue una dictadura desde luego, pero logró tales cosas. Entonces si tú no puedes ver que el cambio que vino con la Revolución es a partir de eso, pues tampoco le puedes entender.
Entonces viene la alfabetización y necesitas un cambio adicional, que es la lectura, la lectura diestra, porque de otra manera no puedes estudiar ciertas cosas. Y ahora hay ciertos problemas en algunas profesiones porque ahora, por ejemplo, la computadora te obliga otra vez a escribir, y es muy difícil escribir sin usar… Entonces tienes ingenieros que son amos de las matemáticas y no tiene poder de expresión cuando tiene que dar un mínimo texto para transmitir ese conocimiento o esa información porque no han leído nunca nada, no saben con qué letra se escribe.
Eso es muy grave porque la computadora ahora te está obligando otra vez a escribir, a chatear, a mandar correos electrónicos, e inclusive algunos ya tienen un lenguaje propio, lo cual ya caso no es necesario, no hay ninguna vergüenza de cómo escribes, y por un lado está bien porque permite la comunicación, pero por otro lado ves muchos errores en esa comunicación muy limitada, con un español o un inglés muy cortos, muy reducidos en lenguaje y muy poco preciso.
Entonces eso es porque no hay lectura. Hay gente que se vanagloria de hacerse rico, de ser feliz sin haber leído, y qué bueno, pero sí es en la mayor parte de los casos muy necesario. Es la gente que se saca la lotería porque se saca la lotería, pero la gente que vive de su trabajo, de su esfuerzo, requiere de instrumentos para trabajar que son lo libros, los materiales escritos, la computadora, y no está mal que también se divierta con materiales no semejantes como la televisión, pero muchas veces es una excusa simplemente para no leer porque en realidad cuando logras meterte en una historia, en una historia, en una  narrativa, pues no es la hora del programa de televisión, te puedes quedar 2  ó 3 horas sentado leyendo.

Gerardo Cirianni
Antes de llegar a México, desde Argentina, dónde naciste, ¿tuviste contacto con la problemática de la lectura?
Yo venía de una experiencia latinoamericana, digamos. Porque había trabajado en un barrio marginal en Buenos Aires con 60 niños de primer año de primaria, con la ayuda de una chica que estaba formándose como maestra haciendo sus prácticas. Evidentemente esos 60 niños, que no eran todos argentinos  porque había niños paraguayos, bolivianos y uruguayos, que eran los inmigrantes en aquella época (ahora si tú vas a esos mismos barrios debes sumar a los peruanos, los dominicanos, gente de muchas partes de Latinoamérica ), cargaban una serie de  problemas personales y familiares, y llegaba un momento en la jornada que lo único que se podía hacer para una dinámica creciente agresiva era treparse  a un banco y decir: “Voy a contar un cuento”, y en ese momento mágicamente la cosa se serenaba.
Eran niños pequeños  de seis años, pero de repente esta relación con la oralidad narrativa era una experiencia casi inexistente que les había resultado muy grata y que la habían incorporado  como algo muy disfrutable y muy rica en su diversidad. Por que, por ejemplo, los chicos bolivianos eran máquinas de contar historias, uruguayos tenían un habla muy parecida al habla rioplatense de 40 años atrás, y los chicos paraguayos pertenecían a un pueblo realmente bilingüe, porque allí desde el nacimiento se hablan las dos lenguas (guaraní y castellano), salvo en algunas regiones muy escondidas. donde sólo hablan el guaraní. Era un laboratorio de lenguas.
¿Era frecuente que los maestros hicieran lectura en voz alta, contando cuentos en vez de leerlos?
No, ni en Argentina ni en México. La cuestión de la lectura en voz alta empieza como una necesidad, pero después, poco a poco, uno como que va agregando ciertos conceptos. Y ¿qué pasa cuándo  un grupo de gente no tiene  la experiencia frecuente y diversa de relación con la lectura?, es decir, tiene una idea muy instrumental de la cosa, de que este libro sirve para tal cosa y tiene también una idea unívoca  de decir: “Este libro dice tal cosa, o sea, lo que dice ya está ahí” y yo soy capaz o no de reconocerlo, ésa es la idea general.
Pero cuando tú empiezas a  leer en voz alta y no sólo literatura (porque esa discusión hasta la fecha sigue existiendo), pues sí, todo está muy bien, ¿y el texto informativo?, ¿y el texto científico?, es decir, ¿cuál texto científico?, ¿en la primaria o en la  secundaria? Yo diría  hasta en la preparatoria.
Entonces si yo tengo un libro de Geografía de primaria, claro que yo puedo decir: “Y el Amazonas cuando llega al océano Atlántico desemboca con 150 m³  por segundo”, tú sabes lo que son 150 m³, mira,  esto es un decir, o sea,  la posibilidad de gramatizar y de entrar y de plantear el silencio para que el otro  se interrogue o para que tú también puedas escuchar si se está dimensionando  lo que está pasando, por supuesto que  la literatura tiene un campo privilegiado pero puedes hacerlo de muchas maneras. La cuestión es más actitudinal, y cómo  el lector va concibiendo todo lo que está ocurriendo más  que el texto en sí.
De acuerdo  con lo que empezamos a plantear era como una vuelta de tuercas, que todo  esto se hace para plantear buen clima, que el placer de la lectura, todos esos fenómenos, pero fundamentalmente se hace para que se adquiera una noción de qué es lo que está pasando por la cabeza del lector cuando está relacionado con ese sistema de símbolos, es decir, que los demás puedan escuchar eso, que puedan ver esa representación que es mucho más que un acto gramático, es un concepto. Entonces si yo voy reconociendo que leo intenciones, que leo silencios (y que esto no es metafórico, es literal) si yo digo: “A partir de ahora, se me callan” (en un tono elevado y más pausado), es completamente distinto decir: “A partir de ahora se me callan”. Este tipo de cosas las empezamos a hacer con los chicos en las escuelas, para que los maestros vieran y después discutirlas con los maestros, de decir: “Lo que les estamos planteando no sólo tiene que ver con que las relaciones se alivianen, sino con que se entienda   de qué estamos hablando”.
Un maestro de primaria se encuentra con  condenables dificultades para enseñar, entonces cuando alguien llega con planteamientos como el tuyo, me parece que de alguna manera lo liberas ¿no?
Yo creo que la gente en general siente una actitud, primero porque no  les dices: “Usted está haciendo mal esto y esto”, sino porque llegas con demagogia,  con un planteamiento que es cualitativamente distinto: “Mire, esto que yo le digo surge de mi experiencia como maestro (y además es verdad). El leer de esta manera con un grupo de personas no solamente genera una atmósfera determinada alrededor de una historia, sino que ayuda de manera natural a reconocer de qué estamos hablando cuando nos referimos a la lectura y además usted en la medida en que lo hace va a empezar a sentir cosas que de otra manera es muy difícil y después usted dirá si quiere seguir haciéndolo. Es decir, aquí el problema  no es sólo intelectual, es emotivo. Esto te lo planteo porque te va a servir, te va a descargar. Esto no es darte una responsabilidad que te va a agobiar un poco más, es una responsabilidad que te va a quitar un peso de encima”. Y de hecho  trabajo así, porque ahora yo no difundo mi trabajo, voy a donde la gente me llama, si me llama una institución, voy, si me llama un grupo de personas, voy.
En muchos casos me llaman grupos de personas y no hay nada mágico. Por supuesto que no hablo de métodos, no hablo de modelitos, no hablo de técnicas, sí de ciertas prácticas de encararlas y ciertas ideas para pensarlas, pero hasta ahí.
¿Cómo se llamaba el libro que hicieron?
Hicimos toda una serie, “Actos seguidos” se llamaba Uno, Dos, Tres, en la época de Martha Acevedo, porque cuando ella se va se produce una crisis importante. Gloria se va, Maru Valdivia de producción también  y yo estaba ahí, pero me pesaba porque por un lado aprecio y respeto  mucho a Martha, pero por otro lado quería seguir haciendo eso, me parecía que irme no era lo mismo. Gloria es una chica que es antropóloga, que tiene toda una cuestión de investigación, que es traductora, y yo soy maestro (¿y si no hago ésto, que hago?), entonces me planteé algo más realista  le  iba a proponer a Martha que yo iba a continuar con lo que estaba haciendo y si me lo respetaban pues adelante, y si no, pues hasta ahí.
¿Qué era lo que hacías?
Daba charlas con maestros, talleres. Una cosa que decíamos era la siguiente: “No despreciamos ninguna posibilidad de trabajo de campo  con la gente”, nosotros necesitamos 5, 10, 20 ó 200 horas para trabajar. Le decíamos a la gente: “Queremos llegar, mirar los libros que les han llegado y proponerles formas de relación con los materiales (de conversación, de lectura, de escritura), ustedes digan cuánto tiempo tienen”. Si un grupo  de gente te dice: “Tengo una hora”, entonces lo que puedes hacer es ir a charlar con ellos, si otro grupo dice: “Tengo cuatro horas”, entonces lo podemos hacer algo cooperativo, en cuatro horas hay tiempo suficiente como para mirar libros, leer con ellos, pedirles que lean, conversar sobre lo leído, escribir algo, escuchar acerca de lo escrito  y proponer algunas cositas muy sencillas para  que ellos puedan hacerlo  a lo largo de un mes.
Estamos hablando de maestros de…
Primaria  (toda), después preescolar, porque en secundaria recién en los últimos años han llegado los libros, entonces nosotros hacíamos estos programas de lecturas con las escuelas incorporadas al programa. Y llegó Felipe Garrido (con un estilo muy distinto al de Martha), le planteé esto y no solamente lo respetó cabalmente, sino que lo afianzó, lo permitió durante un tiempo (con muy poco presupuesto, si se compara con lo que hay hoy, nada) y que pudiéramos en algunos estados comprometer a través del trabajo de campo  prácticamente a todos los maestros. Nosotros llegamos a hacer en ésa época por ejemplo, talleres de  trabajo con los maestros de Morelos que después ellos llevaron a cabo con sus compañeros, no te hablo de miles pero sí llegamos a trabajar con 300 personas en Morelos, un Estado que tiene menos de 10 mil maestros.
Hoy todavía la coordinadora del proyecto de  “Rincones de Lectura”, Martha Martínez, te puede hablar de épocas. Mari Carmen Romo, de Querétaro, es alguien también que tiene toda la historia, que tiene 15 años de  experiencia, que conocen de  la coordinación a nivel estatal, han visto  directivas, criterios, materiales.
En ese entonces el  Gobierno de Morelos ante el impacto que estaba teniendo el asunto tomó un presupuesto y dijo: “Estos libros que están en las escuelas, los vamos a editar para que los maestros que están participando los tengan para ellos”, se les regalaron los tres actos seguidos y el otro libro. Nosotros hicimos la adaptación mexicana, los autores son unos amigos argentinos, pero como no era una novela, yo les propuse hacer toda una adaptación, cambiar ejemplos, acortar el curso, mantener estilo, lo hicimos y fue fabuloso en su momento, pero  hoy yo no lo reivindicaría exactamente así.
¿Cuándo empezaste con Rincones de Lectura?
Con Rincones empecé en 93 (o sea, hace 12 años) un poco antes de que se transformara en programa nacional (al año siguiente) curiosamente  con Bartlett como Secretario de Educación. Hasta ese momento los libros de Rincones de lectura llegaban cada vez a más escuelas  primarias del país y es a raíz de eso que Martha nos solicita (“nos” porque  no solamente a mí, sino a Gloria Elena Bernal) que trabajáramos en un material de  apoyo a los libros que iban a distribuir ese año, que era el primer paquete nacional. Paquete que llegaba a todas las escuelas, creo que esto arranca  (no tengo el dato preciso) en el 86, pero paulatinamente va creciendo en  ese año. En 94  escribimos tres libritos que se llamaban “Acto Seguido” que eran libros para los maestros, orientando, sugiriendo formas de trabajo con los materiales que iban a recibir, que además fue un material muy interesante porque fue  la única vez que las escuelas recibieron cinco ejemplares  del mismo título  y eso posibilitaba  incorporar a más chicos de manera  colaborativa a hacer algunas actividades  poco usuales en las aulas, la lectura, compartir lectura en voz alta, hacer proyectos de narración y armamos estos libros.
Una maestra de Chiapas me dijo por correo electrónico  cosas sobre estos libros  de “Actos Seguidos” (11 años después) y comenta  cómo la lectura de estos libros favoreció una serie de reflexiones  y de cambios  en la organización de su trabajo y en el modo de encarar la lectura y en  criterios para organizarse  con los chicos. Es curioso porque por un lado  habla de lo fabuloso de la escritura pero por el otro lado es un libro que tiene más de 11 años y sigue vigente (según la impresión de esta maestra y de otras personas), cuando aparentemente desde las voces institucionales, hoy esas son cosas interesantes pero ya forman parte de la historia.
¿En qué sentido forma parte de la historia?
Porque por ejemplo, yo he sabido que muchos docentes  han solicitado la reimpresión de estos libros  y nunca se han podido reimprimir. Y te digo que no es una cuestión  presupuestal porque Gloria y yo cedimos de manera definitiva los derechos para que la SEP hiciera  cuantas reediciones quisiera, de modo que yo no gano un centavo y a la SEP no le cuesta un peso más que el papel para hacer un nuevo tiraje de libros.
¿Cuándo fue el último tiraje de estos libros?
Felipe hizo alguna reimpresión, pero habrá sido en 97, 98. El argumento es que son libros que comentan  una serie de títulos distribuidos hace 10, 11 años. Lo que la gente reivindica  hoy en el 2005  cuando te mandan un mail, no es la sugerencia puntual para trabajar con X título, sino con un criterio de cómo mirar una obra y cómo organizarse para hacer unas cosas que usualmente  no se hacen y que cambian completamente la relación entre el lector y el libro, la circulación de la palabra  de la gente en un grupo, etc. Eso es el libro, el libro no plantea  actividades secuenciales: “Haga esto”, “haga lo otro”, sino que son bloques donde se sugieren cosas y se dice: “¿Quiere hacer una?.Hágala”; ¿quiere hacerlas todas?, hágalas”, ¿Quiere hacer primero ésta o tomar un pedacito y reunir ésta actividad con otra que está para otro libro?”. El libro está planteado como un un rompecabezas que se puede mirar de muchas maneras.
¿Qué experiencia tenían ustedes dos, antes de llegar al libro?
La historia de Gloria y la mía son muy distintas en el sentido académico, o sea, Gloria es una persona con una formación mucho más sólida que la mía a ese nivel. Yo soy maestro de educación básica formado en Argentina, estudié en la escuela (en ese entonces para varones) “Mariano Acosta”, es la escuela  donde también se formó (mucho antes) Julio Cortazar, que fue maestro de esa escuela. Y lo que hacíamos  era lo único que sabíamos hacer, trabajar en las escuelas primarias dando clase.
Por motivos políticos tuve que abandonar Argentina en el 76 y vine a México. Al llegar lo único que se me ocurrió fue buscar apoyo de colegas argentinos (que estaban también exiliados)  que me conectaron  con el medio educativo. El problema fue que yo era argentino, como extranjero y mucho más recién llegado era muy difícil trabajar en escuelas primarias, hay una serie de impedimentos  de carácter  administrativo y político, era  imposible trabajar  en el sistema educativo público. Entonces lo que hacen  es conectarme con la educación  privada, en donde uno trabaja  y otro firma, por ejemplo, yo soy Susana López (risas).
Yo desde Rincones de Lectura aprendí muchísimas cosas, abrí los ojos de lo que significa la producción de un libro. Lo que más aprendí fue a darme cuenta que a los problemas lingüísticos culturales se sumaba otra cuestión muy clara y es la gran dificultad que hay dentro de lo que hoy es la realidad en México, de  que la gente no solamente puede ser escuchada  sino reconocida en su producción, es decir, mi experiencia  ha cambiado mucho. Por ejemplo, en  la orientación y el criterio con el   que se define, ¿Por qué se va a distribuir  este libro? Ha cambiado mucho, es una polémica complicada y no tengo fundamentos. A mí personalmente me da un poco de nostalgia y lo que no ha cambiado es la posibilidad que las instituciones confíen en la producción de las personas y yo creo que esto es más antiguo que la Secretaria de Educación Pública, que un programa de lectura. No se da oportunidad a la gente de que con los recursos  que tienen empiecen a realizar proyectos propios ,entonces están todo el tiempo  sometidos al dictamen de los expertos y esos nunca pueden echar raíces en las comunidades porque no están para eso.
Lo que me pesa es el discurso descalificatorio de la conducta de los mediadores (así se les llama ahora) básicamente los maestros, los promotores de lectura , sus incapacidades, sus negaciones, sus imposibilidades, sus mediocridades, esto es un discurso agobiante. Es verdad que uno camina y encuentra una cantidad de limitaciones tremendas, pero es verdad que cuando uno encuentra personas con  capacidades pueden ir construyendo cosas y nunca tienen el reconocimiento serio para que se hagan cargo de eso, y entonces  pasa que en 20 años de proyectos modernos son  ocho, diez ó quince sujetos y es un desastre porque hay 100 millones de habitantes en este país, no es Belice  aquí tendría que  haber miles de personas con quien hablar.
A mí me encantaría que el presupuesto cambiara .Yo tengo un gran amigo profesor de Chihuahua que se llama Miguel Valdés Aguirre. Es un tipo notable, de origen popular que nace y crece en una colonia ridícula de Chihuahua y con mucho esfuerzo logra ser profesor. Es un hombre que tiene criterio, desarrollo de escritura y esta coordinando un proyecto que nació con tanta dificultad y no está reconocido como debería estar.


Eva Janovitz
Participaste en el proyecto “Leer de la mano de papá y mamá”, ¿verdad?
Sí. Es un  proyecto que está coordinado por el CERLARC y CONACULTA. Había que tener una sala de lecturas con papás y niños pequeños menores de seis años. Lo que hice fue no sólo tener una sala… era una locura, porque el proyecto tenía que desarrollarse en un lugar altamente marginado. Entonces lo que hice fue armar una sala de lectura itinerante en Oaxaca y otra muy sui géneris con papás que fueran maestros  pero que tuvieran hijos de seis años y menores.
Después de eso he dado muchos talleres con padres y niños muy pequeños. Lo que pasa con ellos es sorprendente y todo mundo se da cuenta en cuanto ve a un niño de ocho meses que abre perfectamente un libro, que le da la vuelta a las páginas con una agilidad absoluta; que sabe cómo colocar un libro que pesa y verlo. Pero para mí lo más impresionante fue lo que ocurrió con los adultos, y por eso es un trabajo que he mantenido hasta ahora, porque creo que la relación familiar se transformó radicalmente cuando los libros empezaron a formar parte de la vida de la familia.
Te puedes imaginar que las primeras interesadas en participar fueron las mujeres, que en esta etapa representan muchísimo en la educación y en la crianza de los hijo. Asistieron pocos papás hombres. Era la mamá la que quería la experiencia para sus hijos, y les costó un poquito de trabajo convencer a los papás. Los papás que participaron cambiaron totalmente. Lo hicieron para sí. Según fue  transcurriendo el tiempo los veías tirados encima de las colchonetas leyendo libros no para sus hijos, sino para ellos.
Las relaciones familiares se transformaron no sólo porque el papá incursionó en algo que no formaba parte de sus saberes o quereres y de pronto la experiencia le dio elementos para conocer de una manera más profunda a sus hijos. Se dio cuenta y descubrió cosas de sus hijos que nunca imaginó. Entre ellos empezó a haber canales de comunicación más abiertos y también más profundos. De pronto mirarse a los ojos e intuir lo mismo, querer leer lo mismo, irse también. Sigo muy impresionada por esos hallazgos, porque pienso que en culturas como la nuestra o en sociedades como la nuestra, donde a los adultos les cuesta mucho trabajo la relación con los niños, el libro se convierte en un mediador maravilloso, que abre posibilidades de acercamiento.
¿Formaste parte de la Red de Animación a la Lectura, del FCE?
Sí. Entre las cosas que hacía la Red había un programa de talleres permanente y yo tenía un taller que daba dos o tres veces al año, que se llamaba Canasta de Cuentos y Mucho Más, que es una experiencia de lectura con los más pequeños. Había dos modalidades: una de compadres y niños y otra para formar personas que trabajaban con niños menores de seis años. Hacíamos muchas. la revista, los Seminarios Internacionales…
¿En que año se creó?
En 1994 ó 1995. Fue un proyecto muy interesante, porque nosotros en las editoriales creemos que hay una asignatura pendiente. Las editoriales se cuestionan si les toca hacer promoción a la lectura o simplemente les toca hacer libros, y en aquel entonces, dirigidos por Daniel Goldin, pensamos que las editoriales tienen un compromiso, y yo lo sigo pensando. Tienen un compromiso con la formación de lectores, no solamente con la producción de libros, en muchísimos sentidos.
Ahora tengo toda una discusión con los vendedores de los libros, porque les digo que llegan sólo a los lugares donde vendieron, y que abandonan los que en principio no hicieron compras. Nosotros pensábamos en aquel entonces: No nos interesa tanto que nos compren ahora, sino que se lea, porque el leer significa requerir más después.
La Red y las colecciones infantiles del Fondo eran un trabajo muy, muy noble. Entendíamos la colocación de libros no como una venta, sino como un servicio, y eso significaba pensar mucho en el otro. Construíamos propuestas para cada lugar, para cada biblioteca, para cada escuela, para cada familia… Y a eso le llamábamos de una manera muy rimbombante “el traje a la medida”
¿Cuál dirías que es el estado de la lectura en el país?
A mí me da mucha risa cómo en México todo mundo se siente muy humillado porque en los estudios que muestran que tenemos un nivel bajísimo de compresión de lectura. Porque he trabajado en El Salvador, en Nicaragua, en Guatemala, en Costa Rica, en Honduras, y bueno, son países que tienen condiciones impresionantemente peores que las mexicanas, y hay otra valoración. Vi en El Salvador, después de la guerra, a la gente haciendo cola para entrar a una biblioteca pública. Me impresionó muchísimo, y cuando entré me di cuenta que eran los libros del Consejo, que eran las donaciones que habíamos mandado de México.
No me creo este cuento de que los mexicanos leemos menos de  un libro al año y de que estamos en último lugar de compresión de lectura. Me parecen estadísticas que, bueno, uso encantada cuando voy con los papás, pero no más. Michele Petite, por ejemplo, que es una investigadora sobre prácticas de lectura en Francia, se fue al centro de la ciudad de México y llegó impresionada  de cómo está vivo. Veía a gente sentada atendiendo el puestito de papel picado y amated, con revistas, leyendo algo. Está bien, no son libros, son Memín Pinguín.... Yo también creo que en México se lee más de lo que se dice, que hay una serie de prácticas de lecturas que no reconocemos como tales. Súbete al Metro y mira a la gente. No es un espacio de conversación, es un espacio individual, para mucha gente es un espacio muy íntimo, y ves un libro.
Si te metes en una discusión de si estos libros de desarrollo personal son o no son lo que más se leen, no lo sé. Lo que te puedo decir es que la gente está leyendo. Creo que en México no valoramos lo que tenemos, en un doble sentido. Cuando voy a las aulas, muchas veces me toca sacar por primera vez los libros que se les envías. Ahí están, en el salón, pero los maestros no los han sacado. Y después de que trabajo con ellos, descubren el potencial que tienen en ese material.

Roberto Pulido y Carmen Ruiz
R. P.  El año 85 entro a la Universidad  Pedagógica Nacional a hacer una Maestría y empiezo a investigar sobre la historia de la lectura en México y dedico cuatro años, hago investigación sobre fomento a la lectura, quiénes trabajaban en ese entonces (no está terminado). Y me encuentro que el Colegio de México paralelamente estaba   haciendo una investigación más descriptiva en el terreno general y yo estaba con una visión más a la educación. Después de esa época formamos un grupo aquí en la Universidad a finales de los 80´s y principios de los 90´s, ya un grupo dirigido a fomentar  la lectura, dirigido a entrar en las escuelas, porque paralelamente del 68 hasta los 90, dimos una lucha muy fuerte para que se abrieran las escuelas. El sindicato como parte del grupo de control de sindicato  no permitía que se abrieran las escuelas y menos que se dieran propuestas educativas porque tenían mucho temor de que se organizaran los maestros.
¿Cómo incide el corporativismo sindical en la enseñanza de la lectura?
R. P. Ésa es una de las causas de que los maestros lean poco literatura, leen muchas cosas de lo que les llega oficialmente, de los trabajos de los niños, mucha actividad de una lectura que no es placentera, pero  aunque las autoridades no lo quieran reconocer hay una cultura poca para comprar libros, para leer novela, para leer libros sobre ciencia, para  intercambiar libros con otros maestros. Eso ya lo tenemos muy documentado y publicado nosotros en estos 14 años de trabajo muy directo. Dimos una lucha por más de 20 años para que se abrieran las escuelas, primero para que se organizaran los maestros, para que hubiera una democracia y para el país era una necesidad. Desde el 68  a mí me marca esa época y el en 71  logramos organizar a los maestros, formamos la coordinadora, el trabajo académico, pero la política le gana a lo académico.
Siempre  buscamos alternativas pedagógicas que los maestros construyeran. Fue un trabajo de muchos años hicimos varios congresos en Chiapas, Oaxaca en fin, en esos años había  peligro, tan sólo en Oaxaca entre los años 70´s y 80´s hubo más de  80 maestros muertos. Se dice fácil, por eso es terrible.
Nos formamos de esa manera, era una línea muy importante: abrir espacio en las escuelas, donde los maestros tomaran decisiones y participaran en hacer propuestas curriculares de cambios de programas, para generar una autonomía dentro de las escuelas. Porque todos estos años a los maestros se les dictaba y se les imponía  el currículo formal, oficial. A parte el control sindical era muy fuerte para los préstamos, un control terrible, y afuera en la sociedad teníamos un control tremendo sobre las elecciones, que eran una farsa, que no había una real democracia. No quiere decir que ahora ya estamos en otro momento, en la gloria, pero ahora las escuelas están más abiertas, ahora ya son más sensibles los maestros por lo menos en los lugares donde trabajamos nosotros. Nos cuesta trabajo, pero ya no son cuestiones de represión  sino de cambiar la cultura  no sólo de las autoridades sino de las prácticas de los maestros, nuestro trabajo de 14 años para acá  básicamente está en Oaxaca.
Prácticamente tenemos ya formadas redes de maestros ahí y en el D.F, buscando una autonomía, generando propuestas innovadoras de lectura. Por ejemplo, a principios de los 1990´s, en que pudimos entrar a las escuelas con propuestas, generamos las bibliotecas de aula. Era importante que los maestros adquirieran libros para su biblioteca, lo cual el gobierno hace cuatro años ya lo implementa, espacios para la lectura antes no se permitía, ahora ya, hay muchas alternativas para que los maestros entren a todas estas propuestas.
¿Cómo se fueron creando estas redes?
C. R. Es toda una parte de la historia de Roberto. El proyecto que venimos desarrollando desde 1991 (que está registrado en la Universidad Pedagógica  Nacional), que se llama “Lengua escrita, la alfabetización y el fomento a la lectura en educación básica”, lo conformamos en ese entonces cuatro maestros: Roberto, Xochitl Moreno de Hernández, Rigoberto Gonzáles Nicolás y yo, Rigoberto y yo éramos maestros de primaria, Roberto y Xochitl ya trabajaban aquí en la Universidad.
Empezamos a hacer un trabajo articulado, nosotros en nuestra zona escolar trabajábamos en  Cerro de la Estrella (en Iztapalapa) y empezamos a trabajar talleres de lecturas con maestros, identificando que había problemas muy fuertes en relación con la escritura y la lectura. Paralelamente Xochilt y Roberto trabajaban una propuesta para el fomento a la lectura, coincidimos y empezamos a armar un proyecto en conjunto  y digamos, nuestras primeras intervenciones se dieron en Iztapalapa, y empezamos con talleres de lectura que duraban 40 horas cada taller y cambiábamos de zona escolar.
Posteriormente a raíz de los talleres surge la demanda por parte de los maestros  para que generáramos un proceso más continuo de formación con ellos, y así surge el proyecto de formación de maestros para trabajar la lectura y dura dos años  en donde se les da un acompañamiento. Ahora en Oaxaca, cada mes, en aquel entonces trabajamos cada quince días.
¿Qué zonas cubrieron?
C. R. Ahí en Iztapalapa fue la zona escolar número  54, Cabeza de Juárez y Cerro de la Estrella, lo que es San Miguel Teotongo, Santa Martha Acatitla (que es el sector noveno). En 1994 trabajamos en Oaxaca y ahí empezamos a desarrollar el trabajo con el CEDES (Centro  de Estudios de Desarrollo Educativo) de la sección 22). El proyecto ha estado marcado por maestros que están en el trabajo político sindical. El CEDES es una instancia de la sección 22 que intentaba desarrollar proyectos pedagógicos.
En aquel entonces estaba coordinado por el Profesor Adán Jiménez Aquino, que hizo un trabajo muy interesante tratando de recuperar  la materia de trabajo a través del sindicato, y empezamos a trabajar con maestros de primaria, se abrió una convocatoria y acudieron, y así se genero el proyecto en Oaxaca.
En el CEDES  trabajamos cuatro años y después fuimos a una zona escolar que está en los Valles  (a dos horas de la ciudad  de Oaxaca) y ahí empezamos el primer proyecto con todos los maestros de la zona escolar, que eran más o menos 80 maestros, en ese entonces el supervisor era el Maestro Mendoza quien en los inicios de los 90´s fue Secretario General de la sección 22. Termina su gestión y regresa a ser supervisor y juntos empezamos a impulsar el trabajo pedagógico , en esa zona había un alto índice de reprobación (más del 50%) porque había una visión de practicas, de enseñanza, de lectura muy tradicionales.  Si los niños no leían de corrido, no pronunciaban bien, si se equivocaban, si se comían letras… eran niños reprobados, niños de primer grado. Quien ejercía  la evaluación, era el quipo técnico de supervisión, y cuando nos dimos cuenta hablamos con el supervisor y reconoció que las formas que usaban no  eran las correctas y se hace a un lado para que nos hiciéramos cargo del proyecto y él se convierte en gestor, tuvo la capacidad de cambiar.
¿El trabajo en los Valles fue de cuatro años?
C. R. Aquí en Totoloapa estuvimos dos años (del 98-2000) y se quedó coordinando Luisa Gutiérrez y sostiene el trabajo otros dos años   y  empiezan cambios muy importantes, entre esos sí logramos que los niños desarrollaran el gusto por leer y escribir, los niños de ésa zona  son niños lectores. Rigoberto está haciendo su tesis sobre los avances que tuvieron en la lectura y sólo contaban con una biblioteca (que ya se ha enriquecido), pero a raíz de que se empieza el proyecto, los maestros empiezan a  comprar libros y fomentar la lectura.
El trabajo originalmente era con maestros ¿pero ya no es sólo con ellos?
C. R. Nosotros trabajamos con los maestros para que ellos trabajen con les niños, hay un acompañamiento permanente y vamos a las comunidades a trabajar directamente en  aulas con los maestros, niños que han podido formarse alrededor de estos cinco años son niños que han tenido contacto con bastantes libros. La editorial que usamos mucho fue del Fondo de Cultura y poco a poco  ingresamos  Alfaguara, Serrés. Son niños con capacidad de seleccionar cuentos y los niños han  avanzado  de leer cuentos a leer libros de contenido científico (en primaria).
¿Quiere decir que se está pasando de un panorama de más del 50% de niños reprobados, a un panorama de niños lectores?
C. R. Si, y no nada mas de cuentos sino de ciencia, se dieron innovaciones muy grandes y fuertes, es decir, de haber prácticas evaluadoras que reprobaban a los niños porque tenían una visión muy  tradicional de evaluación de los procesos de lectura y escritura, pasamos a organizar  espacios culturales donde los niños convivieran con la lectura y escritura. Ya no se aplicaban evaluaciones con los niños de primero, al final  del ciclo escolar se organizaban encuentros de lectura. Entonces empezamos a construir  espacios  de cultura escrita  donde también pudieran intervenir los padres de familia, no sólo maestros. Organizamos ferias de la lectura en zonas rurales en donde jamás ha existido algo así.
¿Qué más espacios permanentes de lectura consiguen crear en la comunidad?
C. R. Se ha logrado penetrar en los hogares a través de los niños. Tenemos casos, testimonios de cómo niños que se han formado han ido enseñando a sus hermanitos pequeños. Tenemos el caso de una niña que empezó a enseñarle a leer a su mamá. Además los padres les solicitaban a los  niños que les leyeran  los cuentos que se llevaban a casa, fue una incidencia  de la escuela hacia las familias. Y eso nos pareció  muy importante porque generalmente no se proyectan  ese tipo de situaciones.
¿Cómo se consiguen los materiales para los padres de familia? 
C, R  Los libros que han llegado a las aulas son  muchos, antes  con los libros de Rincones, ahora con los de bibliotecas de aula, pero también  un gran acervo. Los maestros  han adquirido  algunos, ellos han puesto de su salario para conformar estos acervos  de libros.
R. P. Lo que hacemos es enamorar a los maestros. Es como nuestras  historias de lectores, cómo nos encontramos con la lectura y cómo creemos que cambia nuestras vidas, es una apuesta a la democracia a la igualdad. Aunque la Universidad aquí no nos da  mucho apoyo tampoco nos pone muchas trabas, entonces tenemos esa libertad.
Ir a las zonas rurales más pobres que podemos acceder en  Oaxaca o en  Iztapalapa, las ferias se convierten en la posibilidad de igualdad, de encuentro con los libros. En las comunidades rurales no hay librerías, de hecho  en la Ciudad de Oaxaca  hay muy pocas, entonces se llevaban 30, 40 toneladas de libros  donde vivían  800 personas. Esa cantidad de libros era porque la proveedora era una librería muy grande que fue construida por un maestro  que apoyaba (hoy parece que ha cambiado un poco porque los hijos han entrado) haciendo trípticos a los maestros, carteles. Él publicaba sus  libros, es una librería típica, uno puede encontrar ahí muchas producciones de campesinos, de investigaciones, de antropólogos, de poesía regional, que en otras librerías no se haya (creo en ninguna parte del país), se dedicó a estimular la producción de materiales muy sencillos pero interesantes.
El maestro Erangelio que había sido dirigente de la sección 22 y tenía muchos conectes, logra (cuando hacemos ferias con él) decirle a los diferentes grupos políticos tanto del PAN, PRI, PRD acerca de ésto y nos da camiones y camionetas, porque las ferias se concentran en un lugar digamos 1,500 o 2,000 habitantes pero alrededor hay muchas comunidades y los todos los niños que pueden vienen y entonces se hacen ferias de tres mil personas.
Lo que se busca es romper con la tradición escolar de que la lectura y la escritura sólo se pueden hacer en ése templo. Y logramos  romper con esa concepción de la lectura y lo hacemos dentro y fuera de las escuelas. Se hacen más de 50 talleres donde  los niños pueden optar por el que más les guste y el que está mejor pues ahí ves a los niños formados. El maestro que hizo un taller no tan bueno, pues a la próxima se prepara porque la presión de los niños es importante. Hay actividades de obras de teatro, títeres, o sea, los libros se presentan en diferentes contextos, en diferentes formas, inclusive puestos por los mismos niños, hay obras armadas por niños y maestros  que son espacios verdaderamente construidos.
En Totoloapa generamos una cultura de la compra (aún siendo muy pobres), los niños  venden leña, naranjas, lo que tienen, juntan  10 centavos, un peso y como la feria la preparamos con meses, tienen la oportunidad  de comprar el libro que les gusta  porque les vamos acercando los libros en diferentes formas y entonces ven un libro que es muy padre y dicen: “¡Ay!, yo lo quiero tener”, aunque esté en la biblioteca de aula. Y uno puede ver cómo los niños hacen sus propias producciones en una radio comunitaria y la maestra los lleva a leer, se hacen propuestas por  los maestros y hemos podido generar una revista que la financia la Universidad en donde los maestros escriben sus experiencias. A los niños les publicamos sus producciones. Nosotros publicamos un libro en el 96 que se llama: “La letra con gusto entra” y ahí  publicamos los textos tal como los  niños lo escribían, no lo arreglábamos, ni la maestra, ni el niño para dar cuenta de los procesos que se viven con la escritura. Esto marcó como una nueva etapa inclusive en el diseño en México porque ya sabes que hay que hacerle corrección de estilo, de diseño, de ortografía,  y les decíamos: “No, porque en las aulas se dan cosas reales. Así escriben los niños”.
Nuestro trabajo está dirigido básicamente a los maestros, pero siempre nos tocan los niños, siempre estamos con ellos. Cuando visitamos las comunidades y estamos con los maestros trabajando, damos un diplomado que dura dos años, los estudiantes pagan y nosotros tratamos  de regresarles  todo lo que nos dan en talleristas, en materiales  y de ahí salen muchas cosas para hacer las ferias. El Gobierno de pronto nos apoya, ahora ya está muy sensibilizado y nos prometen que nos van a apoyar, pero la última Feria el Gobierno de Oaxaca nos quedó a deber $40 mil. Nosotros hemos logrado generar un Fondo con los maestros y con estas redes. Las Redes de Maestros Autónoma ha generado sus propias iniciativas y ésto te permite no tener las trabas del director, de los supervisores.
¿Sigue siendo una traba?
R. P. En Oaxaca es terrible la cuestión sindical, o sea, hay un trabajo democrático entre el sindicato, pero hay unas prácticas muy autoritarias generadas por la tradición precolombina y colonial, toda esta forma priísta de esos 70 años, también hemos ido rompiendo poco a poco esto por medio de los niños y los padres (que al principio se oponían y querían que los niños  hicieran planas, que los pusieran a sumar, que les hicieran dictado). Las zonas que hemos trabajado han sido difíciles para cambiar esta concepción, pero ahora ya han cambiado los programas y hay muchos incentivos del gobierno para hacer más  placentera la lectura.
¿Qué tipo de incentivos?
En Oaxaca por ejemplo, se habla de: “A leer todos”, se hacen programas en televisión, los programas están con una línea que se llama: “Regazo literaria”, manda los libros de literatura, están más abiertos a apoyar las ferias  de lectura, que por muchos años las hemos hecho autofinanciadas, hoy parece ser que quieren financiar, nosotros planteamos en el año 96 que los maestros se formaran en colectivos y que estos colectivos hicieran investigación. Hoy el gobierno de Oaxaca  quiere ahora capacitación y están abiertos porque se han dado cuenta que han habido muchos fracasos, le han metido muchos millones a la formación de maestros y se han olvidado de los maestros, les mandan programas, libros, les mandan un curso al año (que es imposible).
La idea de los colectivos, los maestros y las redes es que los maestros se autoformen, que haya más recursos, que el maestro decida cómo y cuándo utilizarse, eso fue por lo menos una lucha de 20 años y ahora vemos que están ocupando nuestros materiales, nos invitan a ver que se han hecho en las ferias de los pueblos. Ahora vamos a hacer una feria en la Mixteca (en Oaxaca) conjunta con el gobierno y con una fundación, con las redes de maestros y la propia universidad a ver como nos funciona y estaban planeadas 10 ferias, se intentan recuperar los proyectos que hemos trabajado.
¿Cómo conforman las redes?
C. R. No es fácil generarlas a raíz del proyecto que llevamos. Todos los maestros que formamos  quedan muy sensibilizados, es decir, los encuentros de niños, las ferias de los libros y sus lectores en las comunidades rurales, son experiencias que los maestros no habían vivido, el ver la pobreza y como el pueblo da todo lo que puede como hospedaje y alimentación a todos los que vamos. Entonces el ver  la capacidad de entrega de las comunidades ha hecho de esto espacios muy formativos. Los maestros que viven estas experiencias (a lo largo del 94) son maestros que por voluntad  propia han querido participar  y continuar en este proceso, ellos son quienes conforman las redes.
¿Ustedes les  plantean de origen la propuesta  a  los maestros?
C. R. Si, nosotros inicialmente empezamos trabajando  la formación por medio de los colectivos cuya intención era construir alternativas pedagógicas y nos dimos cuenta de que todo se quedaba así, en colectivos, que no iba más allá. Empezamos  a reflexionar sobre la formación de redes y  esto fue gracias a vínculos que tuvimos con maestros de Colombia. En Colombia desde los 80´s se dio un movimiento pedagógico muy fuerte, actualmente sigue pero con una visión muy distinta, ahora ha tenido una gran capacidad de organización  de maestros que se conforman en redes, en anillos, hay una gran variedad  de formación voluntaria. Esto nos dio luz sobre lo que estábamos pensando y seguir trabajando en redes.
¿Cómo fue el contacto con Colombia?
R. P. Lo de las redes en América Latina siempre ha estado muy presente. Nosotros trabajábamos políticamente en los años 80´s, nos conectábamos con un movimiento pedagógico porque sabíamos que en Colombia se gestaba eso. También en Perú, en Argentina. A principios de los 90´s intentamos un vínculo pero no logramos contactarlo, fue hasta el año 92, 93, cuando voy a una feria.
Ya teníamos  una organización de promotores de lectura con  Martha Asturias, Marisol Shurtz, Gerardo Méndez y otros que nos juntábamos a principios de los 90´s. Se hacía un  programa en Guadalajara, éste estaba conectado con grupos a nivel internacional  y los colombianos eran los más interesantes, ahí conocimos a  Yolanda Reyes. Tuvimos un trabajo muy fuerte, de hecho dimos el diplomado en Venezuela  con el Ministerio de Educación  y ya con la idea de formar más colectivos nos conectamos con Colombia invitamos a Martha Cárdenas que había sido una dirigente  del movimiento pedagógico.
El trabajo sindical fue tan fuerte como el pedagógico, en México no permitió mucho avance. Desde el 94 a la fecha tenemos un contacto muy fuerte de hecho en octubre tenemos un congreso de lectura en Oaxaca y vienen varios países, vienen muchos Colombianos (si logran darles su visa), vendrán más de 100 maestros que trabajan en lectura  en sus comunidades, de nosotros vendrán 300. Hemos construido una concepción de red y decimos que pasa de una red de telaraña a una red de pescador.
¿Cómo se construyen las redes?
R. P. Bueno la construcción es bastante complicada porque es entre los sujetos  y nos ha costado muchos años, a finales de los 90´s  principios del 2000 planteábamos una red sin centros. Una red  es el intercambio de  los sujetos a través de las necesidades y de sus inquietudes, intercambiar con otros. Entonces un maestro en una escuela  no puede intercambiar  y no puede generar propuestas  porque no quieren cambiar, porque quieren firmar, dar su clase e irse. El maestro que sí tiene inquietudes, busca a otro maestro o nosotros buscamos que se vinculen (por correo electrónico, seminarios, congresos o diplomado) para que intercambien problemáticas y entonces los vamos relacionando   a través del tipo de niños que tienen  (sordo-ciegos, niños migrantes), en un principio todas las redes se centralizaban en el Ajusco, todas dependían de ahí. 
Fuimos cuestionando eso  como una  telaraña  en donde se centraliza todo, fuimos concibiendo  en formar pequeñas redes con nudos o nodos , lugares donde el maestro se juntan, 4 ó 5 grupos colectivos  que se reúnen  una o dos veces al mes, plantean problemáticas, intercambian correspondencia de niños, se prestan libros, en fin hacen cosas interesantes, hacen ferias y no tienen que pedirle permiso a nadie, ni al director de la escuela, ni al supervisor , sólo a los padres de familia , a los maestros, para poder  hacer propuestas. Un maestro de Totoloapa por correo puede comunicarse con Brasil y con Colombia, ahora tenemos contacto con Chile, estamos intentando hacer  una “América para los americanos” en terreno concreto.
¿Cada red tienen un nombre?
R. P. Sí, puede ser. Por ejemplo, está la red de Totoloapa, la red de Totohuaz, la red de Monclava, es decir, se van dando nombres a las redes dependiendo  de cómo se conforman. Se organizan en pequeños nodos donde se congregan, ahora pueden estar en contacto maestros de aquí del D.F, de Iztapalapa, de Oaxaca, de Brasil, intercambiando el mismo tema. Esta red, ya se concibe sin centros, puede haber una gran cantidad de centros  de innovación, de construcción, a este encuentro en octubre le llamamos “Intercambio de Pensamientos”.
¿Y han ido desarrollando temas específicos?
C. R. Hemos empujado mucho el trabajo de la lectura en Oaxaca con los profesores, lo mismo hacemos en Monclava, en Michoacán. Tenemos trabajo en Oaxaca y algunos maestros  de estos ya trabajan  en redes, es decir, un maestro no es exclusivo  de una sola red, puede estar en varias. Hay maestros  que están también  en una red  de otros Estados que es la  TBES (Transformación Básica desde la Escuela), que abarca  6 ó 7 Estados  y hay variedad de temáticas, la que está tomando fuerza es la lectura porque ya somos  tres Estados  que estamos moviéndonos, pero hay quienes trabajan  matemáticas, historia.
En Zacatecas institucionalizaron  las redes, las decretaron, han vivido  otros procesos distintos. En esta red hay diversidad de temas y aparte así como los  de Oaxaca estamos vinculados a otra Red Iberoamericana (que existe desde el 99)  en donde participa Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, México y España. 
¿E s a través de un organismo?
C .R. No, y no es exclusivo de lectura. Uno de los propósitos  de ésta perspectiva  que implica todas las redes es que los cambios los podemos hacer  los maestros desde las escuelas, del trabajo cotidiano y desde aquí se pueden originar  alternativas pedagógicas y que los maestros a lo largo de su experiencia  y formación  van construyendo  saberes pedagógicos  valiosos  parar generar esos cambios.
Entonces aquí hay una reivindicación  del maestro como sujeto del saber y como sujeto político  porque en el momento en el que  está generando alternativas, está incidiendo  también  en una política  educativa  desde abajo. Esta Red Iberoamericana cada vez va tomando más fuerza.
¿Se opone el aparato formal de la Secretaria a esto?
C .R. No, porque en esta red participan  maestros de forma voluntaria. Por ejemplo, a Brasil fuimos una delegación de 20 maestros de México, de Sinaloa, de Oaxaca, del Distrito Federal y del Estado de México, y la gran mayoría  se lo pagaron con sus recursos; además fue en periodo vacacional.
¿Qué papel juega la revista?
R. P. Surge de esta perspectiva del trabajo con profesores en donde planteamos  que los maestros son sujetos de saber y lo que empujamos mucho es a que  escriban sus experiencias, y estas cobran sentido por medio de que otros maestros a través de leerlas logren recuperar elementos para su propio trabajo.
De hecho, cuando  un maestro lee una experiencia  de otro maestro resultan  textos altamente significativos porque está  encontrando cosas que le da luz para trabajar con los niños.
¿Qué encuentros y desencuentros hay entre una zona de Oaxaca y una de Iztapalapa?
R. P. Hay diferencias culturales, pero en el trabajo pedagógico hay mucha  identificación. Obviamente, no es lo mismo  un maestro de una zona rural  a un maestro que trabaja en la Ciudad, las dinámicas de trabajo son otras. Pero  las problemáticas sindicales, laborales son muy parecidas. En América  Latina  el salario de los maestros es casi el mismo  en muchos países,  nosotros que hemos tenido  la oportunidad de tener contacto con otros  maestros de diferentes países lo hemos  visto. Por ejemplo,  un maestro brasileño, colombiano, gana algo parecido a un maestro mexicano. Es una política educativa laboral muy parecida en los  países, no es exclusiva de uno, entonces sí hay estos encuentros que permiten  construir pensamientos y generan  identidad, construir  planteamientos  pedagógicos.
¿Ustedes dirían que se desplaza la inquietud política  tradicional hacia este tipo de inquietud política pedagógica? 
C .R. Sí, creo que hay una parte que tengo pendiente escribir, por ejemplo, en Totoloapa y en todos los lugares hay una historia política por transformar porque los libros  son transgresores. Porque nosotros  a principios de los 90´s  empezamos con los libros de literatura, los niños se empezaban a parar y empezaban a opinar, a imaginar, a escribir cosas. Entonces vimos que la primera reacción  era que transgredían las normas  escritas  del aula, y el maestro me dijo: “Yo tuve que ir con el terapeuta porque  no sabía que hacer, me rompieron  el esquema”, ya tenía 30 años de servicio, ya se iba a jubilar y de pronto  encuentra que  hay otras formas para que los niños aprendan a leer y escribir y los niños encuentran que las puertas del salón se abrían con los libros de literatura.
Hay que reconocer que el Fondo de Cultura ha hecho una buena labor con los libros, para nosotros el Fondo antes de que llegara Fox eran muy económicos  porque Eva Janovitz y Daniel Goldin daban los libros y nos apoyaron mucho , nosotros dábamos al 40% y un libro de $15 , $16 , era posible. Hoy esta mucho más complicado, pero buscamos formas para que los niños adquieran libros. Entonces en las redes hay un proceso político interesante, tanto de política tradicional o de grupos de maestros democráticos que están ahí abajo chocando pero que la parte pedagógica se convierte en una propuesta que los puede unificar. También puede ser el pretexto para dar el la torre al proyecto. Nos hemos enfrentado, por ejemplo, a Totoloapa, que  era un proyecto donde los niños compraban muchos libros y leían, en fin, llegó un supervisor  con 50 años de trabajo y trató de borrar el proyecto, no permitió más cosas, corrió a los maestros, les cerró la posibilidad de que se reunieran, ahí siempre hay una historia política.
Nos han dicho que nosotros estamos generando un ejército de promotores de lectura. Es un trabajo silencioso, poco salimos a hacer gritos, porque  nos absorbe mucho el trabajo en las comunidades. 
El objetivo es hacer el trabajo en donde se necesita,  que los niños sean lectores, que se roben los libros, que los lleven a sus casas y que gocen con la lectura, por eso las toneladas de libros, porque tratamos de que vayan todos los libreros, les damos de comer, les conseguimos novia, los enamoramos también para que vayan y no les cueste el hospedaje y estén satisfechos y ganen unos dos mil , tres mil pesos y que vean que en esas comunidades también puede haber negocio, que se mire a esos lugares y que  la canasta básica pues les permite comprar un libro. Casi todos los presidentes municipales son priistas y cuando hacemos una propuesta de lectura la aceptan, porque es una propuesta muy avanzada, que los niños hablen, que debatan al maestro que discutan las cosas y que a largo plazo también puedan plantearse una nueva concepción a los padres, pero saben que la lectura es importante (socialmente). Los grupos  sociales más atrasados dicen: “Oigan, hagan una feria de lectura aquí”, aunque no se dan cuenta de que vamos a transgredir muchas de las relaciones aquí.
A nosotros nos interesa que sepan que estamos planteando nuevas relaciones que sabemos que se van a imponer y después serán algo común, la posibilidad que los maestros se formen en redes con más autonomía, con autofinanciamientos, que la escuela del siglo XIX se rompa y proponer cosas nuevas. Nosotros como seres interesados en el cambio social, como maestros universitarios, ponemos nuestro granito de arena  y si nos centráramos por organizar a los maestros políticamente (que ya lo hicimos) la parte pedagógica se queda muy rezagada y es mucho más lenta. En cambio  en la parte pedagógica cuando logra instalarse en una comunidad, como una cultura en la feria del libro, por ejemplo, en Iztapalapa las escuelas ya hacen su feria cada año, saben que es un espacio importante para los niños, todavía hay mezclas de la tradición, pero con el tiempo se darán cuenta de que los niños pueden elegir el taller que quieren, o sea, es una educación muy fuerte porque cuando el niño decide es un poder  grande. La literatura es un espacio interesante. 
¿En términos pedagógicos fue un avance?
R. P. Sí, es todo un recorrido, no fue un rompimiento fuerte de estructuras. Hemos podido desarrollar la capacidad de ser muy flexibles y de estar atentos a los procesos que se van dando. Actualmente el proyecto ya cambio, cada vez que trabajamos con maestros el proyecto se va innovando, se actualizan las actividades. Hay una preocupación de estar al pendiente de lo que va saliendo con respecto a la lectura y la producción de textos, con la formación de maestros.
¿Hay mucha información sobre la problemática de la lectura?
C .R. Sí, de hecho me parece que dentro de la Reforma Educativa, la lectura es una de las líneas que se están trabajando fuertemente, de hecho México es uno de los pocos países que hacen esto. Otros países se asombran que en México se haga eso, hay una intención de la SEP de fortalecer este trabajo, es común de todos que en éste país estamos muy mal en la lectura.
¿Circula la literatura de discusión teórica?
C .R. Yo creo que hay muchas más investigaciones que tratan  la lectura  como un proceso cognitivo, se da con más fuerza ésta perspectiva sociocultural de la lectura. Hemos visto que experiencias  como la nuestra no las hay, caminamos sobre intuiciones, al principio no teníamos idea de lo que el proyecto iba a generar, lo hemos ido construyendo con los maestros y  cada que  trabajamos con ellos, las demandas van siendo mayores, estamos muy abiertos a flexibilizar e ingresar cosas nuevas.
Lo que hacemos es enamorar a los maestros. Es como nuestras  historias de lectores, cómo nos encontramos con la lectura y cómo creemos que cambia nuestras vidas, es una apuesta a la democracia a la igualdad. Aunque la Universidad aquí no nos da  mucho apoyo tampoco nos pone muchas trabas, entonces tenemos esa libertad.
Ir a las zonas rurales más pobres que podemos acceder en  Oaxaca o en  Iztapalapa, las ferias se convierten en la posibilidad de igualdad, de encuentro con los libros. En las comunidades rurales no hay librerías, de hecho  en la Ciudad de Oaxaca  hay muy pocas, entonces se llevaban 30, 40 toneladas de libros  donde vivían  800 personas. Esa cantidad de libros era porque la proveedora era una librería muy grande que fue construida por un maestro  que apoyaba (hoy parece que ha cambiado un poco porque los hijos han entrado) haciendo trípticos a los maestros, carteles. Él publicaba sus  libros, es una librería típica, uno puede encontrar ahí muchas producciones de campesinos, de investigaciones, de antropólogos, de poesía regional, que en otras librerías no se haya (creo en ninguna parte del país), se dedicó a estimular la producción de materiales muy sencillos pero interesantes.
El maestro Erangelio que había sido dirigente de la sección 22 y tenía muchos conectes, logra (cuando hacemos ferias con él) decirle a los diferentes grupos políticos tanto del PAN, PRI, PRD acerca de ésto y nos da camiones y camionetas, porque las ferias se concentran en un lugar digamos 1,500 o 2,000 habitantes pero alrededor hay muchas comunidades y los todos los niños que pueden vienen y entonces se hacen ferias de tres mil personas.
Lo que se busca es romper con la tradición escolar de que la lectura y la escritura sólo se pueden hacer en ése templo. Y logramos  romper con esa concepción de la lectura y lo hacemos dentro y fuera de las escuelas. Se hacen más de 50 talleres donde  los niños pueden optar por el que más les guste y el que está mejor pues ahí ves a los niños formados. El maestro que hizo un taller no tan bueno, pues a la próxima se prepara porque la presión de los niños es importante. Hay actividades de obras de teatro, títeres, o sea, los libros se presentan en diferentes contextos, en diferentes formas, inclusive puestos por los mismos niños, hay obras armadas por niños y maestros  que son espacios verdaderamente construidos.
En Totoloapa generamos una cultura de la compra (aún siendo muy pobres), los niños  venden leña, naranjas, lo que tienen, juntan  10 centavos, un peso y como la feria la preparamos con meses, tienen la oportunidad  de comprar el libro que les gusta  porque les vamos acercando los libros en diferentes formas y entonces ven un libro que es muy padre y dicen: “¡Ay!, yo lo quiero tener”, aunque esté en la biblioteca de aula. Y uno puede ver cómo los niños hacen sus propias producciones en una radio comunitaria y la maestra los lleva a leer, se hacen propuestas por  los maestros y hemos podido generar una revista que la financia la Universidad en donde los maestros escriben sus experiencias. A los niños les publicamos sus producciones. Nosotros publicamos un libro en el 96 que se llama: “La letra con gusto entra” y ahí  publicamos los textos tal como los  niños lo escribían, no lo arreglábamos, ni la maestra, ni el niño para dar cuenta de los procesos que se viven con la escritura. Esto marcó como una nueva etapa inclusive en el diseño en México porque ya sabes que hay que hacerle corrección de estilo, de diseño, de ortografía,  y les decíamos: “No, porque en las aulas se dan cosas reales. Así escriben los niños”.
Nuestro trabajo está dirigido básicamente a los maestros, pero siempre nos tocan los niños, siempre estamos con ellos. Cuando visitamos las comunidades y estamos con los maestros trabajando, damos un diplomado que dura dos años, los estudiantes pagan y nosotros tratamos  de regresarles  todo lo que nos dan en talleristas, en materiales  y de ahí salen muchas cosas para hacer las ferias. El Gobierno de pronto nos apoya, ahora ya está muy sensibilizado y nos prometen que nos van a apoyar, pero la última Feria el Gobierno de Oaxaca nos quedó a deber $40 mil. Nosotros hemos logrado generar un Fondo con los maestros y con estas redes. Las Redes de Maestros Autónoma ha generado sus propias iniciativas y ésto te permite no tener las trabas del director, de los supervisores.
¿Sigue siendo una traba?
C .R. En Oaxaca es terrible la cuestión sindical, o sea, hay un trabajo democrático entre el sindicato, pero hay unas prácticas muy autoritarias generadas por la tradición precolombina y colonial, toda esta forma priísta de esos 70 años, también hemos ido rompiendo poco a poco esto por medio de los niños y los padres (que al principio se oponían y querían que los niños  hicieran planas, que los pusieran a sumar, que les hicieran dictado). Las zonas que hemos trabajado han sido difíciles para cambiar esta concepción, pero ahora ya han cambiado los programas y hay muchos incentivos del gobierno para hacer más  placentera la lectura.
¿Qué tipo de incentivos?
C .R. En Oaxaca por ejemplo, se habla de: “A leer todos”, se hacen programas en televisión, los programas están con una línea que se llama: “Regazo literaria”, manda los libros de literatura, están más abiertos a apoyar las ferias  de lectura, que por muchos años las hemos hecho autofinanciadas, hoy parece ser que quieren financiar, nosotros planteamos en el año 96 que los maestros se formaran en colectivos y que estos colectivos hicieran investigación. Hoy el gobierno de Oaxaca  quiere ahora capacitación y están abiertos porque se han dado cuenta que han habido muchos fracasos, le han metido muchos millones a la formación de maestros y se han olvidado de los maestros, les mandan programas, libros, les mandan un curso al año (que es imposible).
La idea de los colectivos, los maestros y las redes es que los maestros se autoformen, que haya más recursos, que el maestro decida cómo y cuándo utilizarse, eso fue por lo menos una lucha de 20 años y ahora vemos que están ocupando nuestros materiales, nos invitan a ver que se han hecho en las ferias de los pueblos. Ahora vamos a hacer una feria en la Mixteca (en Oaxaca) conjunta con el gobierno y con una fundación, con las redes de maestros y la propia universidad a ver como nos funciona y estaban planeadas 10 ferias, se intentan recuperar los proyectos que hemos trabajado.
¿Cómo conforman las redes?
C .R. No es fácil generarlas a raíz del proyecto que llevamos. Todos los maestros que formamos  quedan muy sensibilizados, es decir, los encuentros de niños, las ferias de los libros y sus lectores en las comunidades rurales, son experiencias que los maestros no habían vivido, el ver la pobreza y como el pueblo da todo lo que puede como hospedaje y alimentación a todos los que vamos. Entonces el ver  la capacidad de entrega de las comunidades ha hecho de esto espacios muy formativos. Los maestros que viven estas experiencias (a lo largo del 94) son maestros que por voluntad  propia han querido participar  y continuar en este proceso, ellos son quienes conforman las redes.
¿Ustedes les plantean de origen la propuesta a los maestros?
Si, nosotros inicialmente empezamos trabajando la formación por medio de los colectivos, cuya intención era construir alternativas pedagógicas y nos dimos cuenta de que todo se quedaba así, en colectivos, que no iba más allá. Empezamos  a reflexionar sobre la formación de redes y  esto fue gracias a vínculos que tuvimos con maestros de Colombia. En Colombia desde los 80´s se dio un movimiento pedagógico muy fuerte, actualmente sigue pero con una visión muy distinta, ahora ha tenido una gran capacidad de organización  de maestros que se conforman en redes, en anillos, hay una gran variedad  de formación voluntaria. Esto nos dio luz sobre lo que estábamos pensando y seguir trabajando en redes.


[1] González, Jorge A, “Algunas ideas para apoyar al libro”, Vuelta, num. 235, México, p.26.
[2] Las dos décadas están plagas de declaraciones en este sentido. Los dos volúmenes de Senderos de la Letura, por ejemplo, abundan en ellas.
[3] Garrido, op. cit., pp.119-120.
[4] Zúñiga, Angélica R., “Pensar en la lectura de otra manera”, Cero en conducta, num.29-30, México, citado por Garrido, op. cit., p.123.
[5] INEGI, página internet, “xxx aptitud para leer y escribir, XXXXX”
[6]
[7] En Garrido
[8] INEA, etc. BUSCAR.
[9] Acevedo, Marta, “El proyecto Rincones de lectura en las escuelas públicas de México, Senderos de la lectura. I, p.266.
[10] Yo.
[12] Inegi
[13] Compu
[14] Comp. 2.75%, 1.23%, 0.19%, en secundaria, y 3.94, 2.89, 1.04 en educación media superior…
[16] (González y Monterrubio, 1993: 171)
[17] Inegi
[18] Ibid.
[19] Amancio, op. cit., p.26.
[20] Ibid.
[21] Inegi
[22] Cámara
[23] Inegi
[24] Inegi
[26] CITAR TRABAJO
[29] Guía para promotores de lectura, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ INBA, México, 1990.
[30] Programa Nacional de Lectura. Prolectura, p.3, INBA-CNCA, México, 1990.
[31] Espacios para la lectura, Año I, números 2 y 3, p.
[32] Entrevista a Gerardo Ciriani, 13 de abril de 2005.
[33] Ibid.
[34] Hernández Zamora, Gregorio, “Un debate inexistente en México/¿Quién define lo que es leer?, Masiosare, suplemento de La jornada, México, 1 de septiembre de 2002.
[35] Ibid.
[36] Ibid.
[37] Garrido, Felipe, “Epílogo. Cómo aprendí a leer”, El buen lector…, pp.117-118.
[38] Garrido, Felipe, “Simulación y lectura”, El buen lector…, p.101, cf.
[39] Ibid.
[40] Ibid., pp.120-121.
[45] Xxxxxx, MAGALONI
[46] Garrido, op. cit., p.93, ejemplifica este tipo de críticas.
[47] Libro Club, Educación y Bibliotecas, No.111-2000, p.5.
[48] Ibid.
[49] Dubovoy, Silvia, Juguemos a leer, McGraw Hill, México, 1995.
[50] Rey
[51] www CNCA
[52] Ibid.
[53] Ibid, “Xxxxxx”.
[54] Ibid, p.8.
[55] Ventura, Antonio,Entrevista a Daniel Goldin, editor del Fondo de Cultura Económica de México, Babar, Madrid, n° 23, septiembre de 1998, citado por, Xxxxxxxxx.
[56] Salaberria, Ramón, Daniel Goldin. editor de libros para niños y jóvenes, Educación y Biblioteca, Núm.X, p.10
[57] Entrevista a Daniel Goldin, 17 de abril de 2005.
[58] Ventura, Antonio, op. cit.
[59] Salaberria, Daniel Goldin…, p.11.
[60] Ibid.
[63] DGP de CONACULTA Leer para ser mejores, p.60.
[64] Ibid., p.58.
[65] Publicaciones Especiales, Programa Nacional Salas de Lectura, mecanografiado, de la DGP de CONACULTA, p.1. s.f.
[66] CONACULTA, Hacia un País de Lectores, Programa Nacional Salas de Lectura, mecanografiado, sin página, s.f.
[67] Publicaciones Especiales, op. cit., p.1. .
[68] Programa Nacional Salas de Lectura, Librería Mexicana s.n., s.f., p.3
[69] CONACULTA, Hacia un País…., s.p.
[70] Ibid.
[71] Ibid.
[72] Ibid.
[73] [73] Publicaciones Especiales, op. cit., pp.2-5.
[74] Programa Nacional Salas de Lectura, Librería Mexicana s.n., s.f., p.23
[74] Ibid.
[75] Ibid.
[76] Ibid., pp.4-5.
[77] Ibid., pp.25-31
[78] Libro Club, p.5.
[79] Ibid..
[80] Ibid.
[81] Ibid.
[82] Ibid., pp.6-7.
[83] Ibid., p.7.
[84] Decimos quizá, porque la información en la cual nos basamos es la proporcionada en 2003 por la Secretaría de Cultura de la ciudad, al salir al paso de las críticas por un recorte substancial en el presupuesto destinado al programa. En ella se afirma que de esos 800 espacios registrados, sólo la mitad se conservan, en términos reales.
[85] Programa nacional año de la lectura 1999/2000. Leer para ser mejores, ,, SEP-CONACULTA, s.f., p.5.
[86] Ibid. Pp.5-6.
[87] Ibid., p.45.
[88] Ibid., pp.45-46.
[89] Ibid., pp.48-49.
[90] Ibid. P.53.
[91] Ibid., p.54
[92] Ibid., p.56.
[93] Ibid., p.57.
[94] Ibid., p.58.
[95] Ibid., pp. 57.
[96] La red de maestros animadores de la lectura y la escritura, Nodo y Nudos, UPN, México, DF, Volumen 2. No.17, julio-diciembre  2004, p.96.
[97] Pulido Ochoa, Roberto, Carmen Ruiz Nakasone y González Nicolás Rigoberto, Encuentros y Desencuentros. Las Lecturas, Las Escuelas y sus Comunidades Rurales de Santa Maria Zoquitlan, Oaxaca, Mexico. Ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura del Fondo de Cultura Económica: Caminos Diversos para la Formación de Lectores: Por un Optimismo Razonado
[98] Programa nacional año de la lectura…, pp.7-8.
[99] Lectura con abuelitos, ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[100] Asociación Mexicana para el Fomento del Libro Infantil y Juvenil, A.C. Bunkos, Bibliotecas Comunitarias, ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[101] Gallo, Mariluz C. de Leer en la "Corre", ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[102] Talleres de lectura para bebés  en la biblioteca infantil bunko Papalote, ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[103] Avila Lara, María Magdalena, La lectura como espacio de recreación en el CPPSTUNAM, ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[104] Cuerpo y alma: la lectura, el libro y el niño hospitalizado, ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[105] León Ruiz Velasco de, Miguel Ángel, Profe, ¿usted también lee esa revista?, Legere, Año 5, número1, otoño 1998
[106] Castillo, Leo, Leo con Leo, Legere, Año 5, número1, otoño 1998
[107] León Acevedo, Sagrario, Prodigio en la azotea, II Premio Nacional de la Lectura, 1999
[108] Bibliotecas en albergues de refugiados, ponencia presentada al Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura…
[109] Pulido Ochoa, op.cit.
[110] La red de maestros animadores de la lectura, p.90.
[111] Ibid., pp.90-91.
[112] Ibid., pp.91-95
[113] Ibid., pp.95-96.
[114] Programa nacional año de la lectura…, pp.16-17.
[115] Salavarría, Daniel Goldin..,. pp.11-13
[116] Asociación Mexicana de Promotores de la Lectura, “Objetos de la Asociación”, http://www.geocities.com/amplac
[117] Legere, Año 1, número 0, otoño de 1998.
[118] Frenk, Margit, La lectura silenciosa y la lectura en voz alta, Espacios para la Lectura, Año I, número 2, primavera de 1996, pp.4-5.
[119] Goldin, Daniel, El derecho a la escritura. Entrevista con Michéle Reverbel, Espacios para la Lectura, Año I, número 2, primavera de 1996, p.8.
[120] Goldman, Judy, Los libros para niños y jóvenes ¿deben censurarse?, Espacios para la Lectura, Año I, número 2, primavera de 1996, p.21
[121] Dubois, María Eugenia, La lectura y los valores en el pensamiento de Louise Rosenblatt, Espacios para la Lectura, Año II, números 3 y 4, pp.2-3.
[122] Bernal, Gloria Elena, Leer no siempre ha sido un placer… permitido, Espacios para la Lectura, Año II, números 3 y 4, pp.10-11.
[123] Cirianni, Gerardo, Gianni Rodari: ¿uasente sin justificación?, Espacios para la Lectura, Año II, números 3 y 4, p.13.
[124] Bernal, Gloria Elena y Daniel Goldin, Poner al bebe en el centro. Entrevista con Marie Bonnafé, Espacios para la Lectura, Año II, número 5, 2000, pp.4-5.
[125] Diatkine, René, Desarrollo psíquico y transmisión cultural, Espacios para la Lectura, Año II, número 5, 2000, pp.6-7.
[126] Rojas Nieto, Cecilia, La adquisición del lenguaje: proceso multifactorial, Espacios para la Lectura, Año II, número 5, 2000, pp.8-9.
[127] García Arreguí, Aureliano, “El poder de leer”, Legere, Año 4, número3, verano 1999.
[128] Salazar Duque, Alfredo, “Homo videns: La sociedad teledirija”, Legere, Año 1, número4, otoño 1999.
[129] Entre otras muchas cosas puede mencionarse el programa conjunto SEP-CERLALC, del cual hablamos en el aparto que se dedica al sistema escolarizado, o la celebración del Primer Congreso Internacional de IRA, en la ciudad de Guadalajara.
[130] MEMORIA RINCONES 1986-1996, p.6.
[131] Garrido, op.ci.t., p.124.
[132] Savedra, op.ci., p.71.
[133] BUSCAR EN INTERNET.
[134] Ibid., pp.23-26
[135] Ibid., ppp-23-26.
[136] Ibid., pp.33-37.
[137] Entrevistas a Gerardo Cirianni, Eva Janovitz y Marta Acevedo y consultas a las páginas  de ARGENTINA, COLOMBIA, BRASIL Y VENEZUELA..
[138] 1er. Encuentro Nacional de Equipos Estatales de Capacitación del Programa Rincones de Lectural, original mecanografiado, p.1
[139] Unidad de Publicaciones Educativas, Memoria 1986-1996. Libros del Rincón SEP, Secretaría de Educación Pública, Subsecretaría de Educación Básica y Normal, México sf. Cuadro VI.1.
[140] Unidad de Publicaciones Educativas, Memoria 1986-1999, junio. Libros del Rincón SEP, Secretaría de Educación Pública, Subsecretaría de Educación Básica y Normal, México sf. P.8..
[141] Ibid.
[142] Tomando en cuenta el promedio de alumnos por maestro, al cual hemos hecho referencia.
[143] Unidad de Publicaciones Educativas, Memoria 1986-1999…, Cuadro III.2.
[144] 1er. Encuentro Nacional de Equipos Estatales…, pp.1-3.
[145] Equipos estatales de capacitación de Rincones de lectura, original mecanografiado., p.3.
[146] Ibid.
[147] Gutiérrez Santiago, Eloisa y Andrén Esusebio Cortés Reyes, “Leer ¿sin leer”, Entre Maestros, Vol.1, Año 1,  Universidad Pedagógica Nacional, México, 2000
[148] López Santiago, Adán, “La biblioteca, sus libros y sus personajes”, Entre Maestros, Vol.1, Año 1…, pp21-24.
[149] Altamirano Díaz, René. “Ahora ya no me enojo, me asombro”, Entre Maestros, Vol.1, Año 1…, pp.25-28.
[150] Acevedo, Marta, original mecanografiado, pp.11-15.
[151] Millán, Luz Stella, ¡Extra! ¡Extra! Extra! “Sin cinco, los cinco horribles, Espacios para la Lectura, Año I, número 2, primavera de 1996, p.18.
[152] UPE-SEP y CERLALC, “¡Manos a los libros!”, Espacios para la Lectura, Año II, números 3 y 4, p25..
[153] Unidad de Publicaciones Educativas, Memoria 1986-1999…, p.9.
[154] Emilia Ferreiro, psicóloga experta en alfabetización. “Los niños tienen la pésima costumbre de o pedir permiso para empezar a aprender”, Educación y Biblioteca, Num..82, 1997, pp.7-8.