lunes, 10 de agosto de 2020

La interminable huelga de los mineros mexicanos de Cananea :¿El final de un régimen laboral ? Juan Luis Sariego. (Fragmento)

...la Ley de mexicanización de la minería de 1961, vigente hasta entonces, obligaba a las empresas a contar en su capital social con no menos del 51 % de sus acciones en manos de empresarios nacionales o del Estado. A pesar de la presencia de capitales extranjeros, la minería paraestatal controlaba ramos como la producción de cobre, uranio, carbón, hierro, fosforita, azufre y sal. También participaba en la producción de los metales tradicionales : oro, plata, plomo, cobre y zinc. El viejo precepto constitucional de 1917, surgido de la Revolución de 1910 que prescribía el dominio inalienable e imprescriptible de la nación sobre los recursos el subsuelo, seguía vigente hasta 1992 y se traducía en un marco de regulación de la propiedad y de la renta minera (Bernstein, 1964 ; Sariego et al., 1988 ; Delgado y Del Pozo, 2002 y 2005 y Sariego, 1988).

 

SINDICATO MINERO, 1934 EN ADELANTE

Tras varias décadas de experiencias mutualistas, anarcosindicalistas y gremialistas, los mineros mexicanos constituyeron en 1934, al amparo del Gobierno?, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (en adelante el “Sindicato minero”) en el que quedó agrupada la gran mayoría de los núcleos mineros dispersos por todo el país4. De 1934 a 1950, el sindicato limitó y reguló el poder omnímodo de los empresarios extranjeros en los enclaves mineros. Una alta proclividad al conflicto y a las huelgas, motivada por el reconocimiento del sindicato y el logro de mejores condiciones laborales, desembocó en conquistas significativas en la esfera del trabajo y de la vida cotidiana. Las jornadas laborales se redujeron a 8 horas con un día de descanso obligatorio a la semana ; la división del trabajo estuvo sujeta a un estricto escalafón laboral que reconocía la calificación por antigüedad ; las normas de seguridad fueron más estrictas y vigiladas por el sindicato ; los salarios quedaron estipulados en los contratos colectivos de trabajo y negociados cada año. El Sindicato no sólo controló el mercado de trabajo5, sino que también obtuvo significativas conquistas en materia en vivienda, salud y educación.

  • 6 El 17 de septiembre de 1950 cerca 3,000 mineros del carbón de la ciudad de Nueva Rosita acordaron e (...)

8A partir de 1950 dos sucesos vinieron a clausurar la autonomía y el poder de negociación del Sindicato. Por un lado, una larga huelga de los mineros de carbón en el norte del país que desembocó en una histórica marcha o “Caravana del Hambre” hasta la ciudad de México concluyó en despidos y represiones.6 Por otro, el gobierno asumió el control de la dirección del sindicato, imponiendo dirigentes ilegítimos y suscitando una profunda escisión entre los mineros, coyuntura que fue aprovechada por las empresas norteamericanas para desconocer conquistas obreras. La huelga de Nueva Rosita, la Caravana del Hambre y la intervención gubernamental fueron un signo claro de que el apoyo presidencial a las movilizaciones obreras mostrado desde 1934 por el general Cárdenas, quedaba cancelado con el arribo al poder de Miguel Alemán, un político que impulsó la industrialización del país a costa de reducir los salarios y las conquistas obreras. En su gobierno, varios líderes sindicales mineros, petroleros y ferrocarrileros fueron objeto de persecución y represalias.

Desde entonces, el Estado mexicano implementó un modelo corporativo para regular sus relaciones con la clase obrera, en general y con los mineros, en particular. Lo distintivo de ese código laboral y de sus usos políticos institucionalizados se resume en dos elementos contrastantes. Por un lado : la figura reguladora del Estado en los conflictos obrero-laborales, el derecho a la sindicalización, la contratación colectiva, la revisión periódica de las condiciones de trabajo, salarios, seguridad, vivienda, educación y salud. Por otro : la inserción controlada de las dirigencias y centrales sindicales dentro del aparato del partido oficial con 70 años en el poder (Partido Revolucionario Institucional, PRI) y una consecuente “administración regulada” de los conflictos a través de prebendas económicas y políticas otorgadas a los líderes sindicales. Este modelo permaneció incólume por 70 años, desde luego no exento de brotes de protestas y movilizaciones obreras.

Cananea : de la cuna de la revolución al fin de la mitología oficial

  • 8 Una historia social de los mineros de Cananea puede verse en Sariego, 1988.

121° de junio 1906 : en Cananea, cerca de la frontera mexicana con Arizona, 5 mil mineros mexicanos se declaran en huelga impugnando con métodos típicamente anarcosindicalistas la discriminación laboral de que son objeto por parte de William Cornell Greene, dueño norteamericano de los yacimientos de Cananea. Los huelguistas, tras paralizar las minas y destruir una maderería, marchan hacia las oficinas de la empresa, protestando airadamente con un solo grito : “¡8 horas, 5 pesos !”, en demanda de igualdad de salarios para mexicanos y norteamericanos que laboran en la mina. La respuesta de Greene no se hace esperar : violando la soberanía nacional trae a Cananea 200 rangers de Arizona, decisión que escandaliza a los medios políticos de México y Estados Unidos. Días después llega también un batallón de policías rurales mexicanos. Unos y otros emprenden una cacería de líderes y sediciosos, quienes son encarcelados como presos políticos8.

1320 de noviembre de 1910 : cuatro años después de la revuelta anarquista de Cananea, estalla la Revolución mexicana, la primera en su género del siglo XX. Desde entonces, Cananea pasará a ser considerada en la mitología oficial mexicana “la cuna de la revolución”.

Los antecedentes: agitación obrera y lucha estudiantil

En México, desde la década del ´50, el movimiento obrero comienza a hacer una importante gimnasia de lucha contra el priato. El régimen, sostenido sobre el férreo control de las organizaciones obreras a través del charrismo sindical, comenzaba a dar signos de desgaste frente a la deslegitimación y el descontento.

El 4 de febrero de 1957, los telegrafistas comienzan a reducir su carga de trabajo, en respuesta a la demanda de aumento salarial presentada frente a la SCOP. Como respuesta, el gobierno despide a 27 dirigentes telegrafistas, lo que desencadena el paro de siete mil empleados distribuidos en 723 oficinas que exigen la reinstalación de sus compañeros.

Para el 10 de ese mes, los paristas, organizados en asamblea, presentan un pliego de peticiones que incorpora la reinstalación de los despedidos, cese de los funcionarios, no a la represión a los paristas y desconocimiento de la dirección sindical. Este último punto, va a ser el elemento común de los procesos huelguísticos que emergerán en México bajo el dominio del PRI y que comienzan a superar a sus direcciones burocráticas. Se trata de huelgas muy duras, por fuera y en contra de las direcciones sindicales, donde la propia dinámica de la lucha, arrastra a los trabajadores a mayores cuestionamientos del gobierno y el Estado.

Para el 11 de febrero, la huelga de los telegrafistas recibe la adhesión de los 320 operarios de Radio México. El gobierno decide dividir a los trabajadores y ofrecer aumentos salariales por categorías. Pero los trabajadores se niegan a aceptar el acuerdo al grito de ¡unidad!

El día 14 de febrero, los trabajadores de Radio Chapultepec se suman al paro. Para ese momento son ya 850 mil el número de mensajes y giros no despachados y retenidos por la huelga. Sin embargo, bajo la represión, las amenazas y el aislamiento promovido por las direcciones sindicales, los trabajadores deben volver a sus labores.

El 22 del mismo mes, se reanuda el servicio y el primer mensaje que se emite desde todas las plantas radiofónicas y las oficinas telegráficas va “en atención al presidente” Ruíz Cortines, para que se resuelvan las justas demandas de los telegrafistas. Finalmente, los trabajadores rompen con su sindicato charro y comienzan a organizar un sindicato independiente, logrando la satisfacción parcial de algunas de sus reivindicaciones.

De igual forma, luchas por salario que adquirían la fuerza de una lucha contra la burocracia sindical, las dio el Movimiento Revolucionario Magisterial. La lucha de los maestros, va a ser acogida por los estudiantes de las escuelas normales y los trabajadores del Instituto Nacional de Capacitación.

Pero el proceso huelguístico de mayor envergadura en este periodo, será el de los ferrocarrileros, que fuera parte de las banderas de lucha de los estudiantes insurrectos de 1968.

El 2 de mayo de 1958, aún bajo la presidencia de Adolfo Ruíz Cortines, varias organizaciones sindicales conforman la Gran Comisión Pro Aumento de Salarios, incluyendo a la dirección del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM).

A pesar de que el acuerdo de las asambleas sindicales fue exigir aumento salarial de 350 pesos mensuales, los dirigentes comenzaron a “bajar” la petición y finalmente negociaron con el gobierno una prórroga para ejecutar el aumento de salario.

Espontáneamente y desconociendo a su dirección, los ferrocarrileros se lanzan a la calle el 24 de mayo y sus secciones más combativas como la 13, 25, 26 y 28 difunden el “Plan del Sureste”, llamando a los trabajadores a rechazar los 200 pesos de aumento salarial y la prórroga pactada por sus dirigentes. Además, las secciones combativas, llaman a desconocer a los líderes charros y exigen el reconocimiento oficial de sus dirigentes elegidos democráticamente.

Finalmente el 26 de junio se realiza el primer paro ferrocarrilero, 40 secciones del sindicato expulsan a la burocracia y forman el Comité Ejecutivo por Aumento de Salarios, dentro del cual se encuentra Demetrio Vallejo. El paro general ferrocarrilero, que paraliza todas las vías férreas nacionales será el 1 de julio y obtendrá un triunfo parcial consiguiendo aumento de salario, la expulsión de la burocracia sindical y el reconocimiento de la nueva dirección, encabezada por el mismo Vallejo.

Sectores cada vez más amplios de las masas obreras estaban muy inquietos. La lucha ferrocarrilera había demostrado dos cosas: que se podía torcer el brazo al gobierno y ganar mejoras laborales, y que se podía expulsar a los charros. El de 1958, es el año en que los petroleros de las secciones 34 y 35 expulsaron a sus dirigentes charros y en que el magisterio combativo del MRM enfrenta sin tregua a la dirección del SNTE para disputar la dirigencia de la sección 9 del Distrito Federal.

Para la toma de posesión de Adolfo López Mateos, ya el país estaba imbuido de una agitación obrera. Los telefonistas realizaron paros escalonados, los ferrocarrileros emplazaron a huelga por reivindicaciones laborales. Las empresas se negaron a responder sus exigencias y 74 mil trabajadores del riel volvieron a la huelga nacional.

El gobierno declaró inexistente la huelga y las empresas comenzaron los despidos masivos. El 28 de marzo, mientras se celebraban masivas asambleas en locales sindicales y estaciones, el gobierno lanzó una operación militar cercando alrededor de 15 mil trabajadores y realizando aprehensiones en masa que llenaron los cuarteles de presos políticos. El secretario de organización del sindicato, Gilberto Rojo Gómez, llamó a los ferrocarrileros al trabajo y anunció que el gobierno se había comprometido a dejar en libertad a los presos. Una vez desarticulada la huelga, el mismo Rojo Gómez es encarcelado.

Durante el mandato de López Mateos, se fueron a huelga los pilotos de las principales compañías aéreas organizados en la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), los trabajadores del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros, los obreros textiles y los telegrafistas, sumando aproximadamente 2358 huelgas, la mayoría de ellas contra las direcciones sindicales priistas. De igual modo, a pesar de las derrotas, durante el periodo de gobierno de Díaz Ordaz, fueron los profesionistas médicos y maestros universitarios, los que protagonizarán movimientos huelguistas de gran envergadura.

El movimiento estudiantil no fue inmune a esta agitación y durante la década previa a la irrupción de 1968, protagonizó importantes procesos, además de la creciente solidaridad de la juventud con las luchas obreras, que se evidenció con mayor fuerza en el apoyo a la lucha magisterial.

El más emblemático de estos procesos es conocido como “el movimiento de los camiones” frente al aumento de tarifas, que si bien no implicó la paralización de actividades en las universidades, si estableció los primeros lazos de unidad entre los estudiantes del IPN y de la UNAM, y la solidaridad de sectores populares con los estudiantes.

Según Gilberto Guevara Niebla, el movimiento de los camiones tuvo las siguientes características: “(…) la unión entre obreros y estudiantes fue bloqueada por la política oficial (los estudiantes recibieron de la policía trato diferente al que recibieron los obreros, como lo demuestra la represión contra petroleros del día 29 y por la política de los dirigentes estudiantiles; (…) el movimiento incorporó a estudiantes de las dos redes de instituciones públicas de educación superior: alumnos de la UNAM y del IPN y (…) se perfilaron en este conflicto vanguardias de estudiantes politizados que pugnaron por articular la lucha estudiantil con las luchas obreras. No obstante sus limitaciones, este movimiento fue el heraldo histórico de la insurgencia estudiantil de los años sesenta” (Guevara Niebla, 1988:25). Para 1956, los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional se lanzan a la huelga la cual es coartada por la intervención del ejército, la toma militar de las instalaciones y la aprehensión de sus principales dirigentes.

El movimiento de 1968 no cayó del cielo, si no que es el resultado de un largo proceso de agitación obrera y estudiantil contra un régimen antidemocrático, que sustentó el tan mentado “desarrollo estabilizador” en la explotación de millones de trabajadores y en coartar las libertades democráticas de la juventud. Las experiencias de lucha de la clase obrera y la juventud permitieron una acumulación de experiencia que estalló a finales de los ´60 y se expresó en las luchas de los ´70.