jueves, 20 de agosto de 2020

Para video 2 de movimiento obrero

LES PIDO RECORDAR O VER LA PRIMERA SESIÓN DEL TALLER QUE DIO LUIS HERNÀNDEZ NAVARRO PARA TENER PRESENTE LA RIQUEZA DEL MOVIMIENTO SOCIAL ENTRE EL CUAL ANDAMOS LO ENCONTRARÀN EN EL YOUTUBE DE LA BRIGADA
YO CONTINUO LO QUE EMPECÉ LA SEMANA PASADA CARATERIZANDO EN TÉRMINOS MUY AMPLIOS Y LES PIDO PASAR USTO AL EXTREMO CONTRARIO CON UNOS CUANTOS TESTIMONIOS DE TRABAADORES DE ESTA ÈPOCA MARCADA EN EL SECTOR POR LA APARICÓN DE UNA NUEVA CLASE OBRERA Y NUEVO EMPRESARIADO DENTRO DEL PÍS QUE CRECE COMO NUNCA ANTES NI DESPUÉS

PERMÍTANME REPRODUCIR ALGUNOS TESTIMONIOS DE QUIENES CONOCÍ EN EL AT O A TRAVÉS SUYO. En ellos faltan los de las mujeres. No es casual, pues continúan formando el lado oscuro de la luna, digamos.
Un creciente porcentaje ingresa a fábricas y comercios. Algunas son destinadas a las áreas no profesionales y el resto realiza las mismas operaciones que sus compañeros, pero por salarios menores y expuestas a cualquier tipo de hostigamiento, sin faltar
desde luego el sexual.
Para este momento, uno de los muchos futuros trabajadores que participara en las luchas del FAT, Fidel Campero,  había salido de una ranchería de Zacatecas, en el que su padre tenía cuatrocientas cabras. A él no le gustaba cuidarlas y resolvió hacer lo que otros en la región: irse de bracero.
Volvió al pueblo y se marchó de nuevo de mojado a diversas partes, regresando en cada ocasión. La última se encontró con que varios de sus amigos y conocidos habían tomado rumbo a las fábricas de un municipio conurbado de la ciudad de México, y los
alcanzó. Allí trabajaría primero en las afueras de una planta, descargando furgones del ferrocarril, y luego dentro, de barrendero, con contratos de veintiocho días, y al fin como ayudante y luego encargado de los molinos de un departamento.
En cambio Domingo Mazcorro nace en una ciudad asì sea relativamente pequeña 
en la épocaGómez Palacio, en la región lagunera.
Su padre vendé pájaros en los mercados y a los 16 años él se mete a un taller de reparaciones. Es ayudante de electricista y video técnico, aprende muy rápido y cambia una y otra vez de compañía, como electricista de primera y después como
electricista especial.
Falta todavía casi una década para que se marche a la ciudad de Chihuahua, en busca de mejores oportunidades, y se incorpore a los 1,200 trabajadores de planta, los cerca de 400 empleados de confianza y los aproximados 200 eventuales de Aceros de
Chihuahua.
Mientras, en Yautepec. Morelos, se ha hecho hombre Sabás Rendón García. Su padre, un cortador de fruta al servicio de los terratenientes, es oriundo de Tepoztlán, un poblado próximo, y poco después del nacimiento del quinto hijo vivo, se separó de la
esposa. Ella, de la también cercana población de Tlanepantla, se hizo cargo de los hijos vendiendo “fritangas comunes en la dieta de los pobres”6.
La mujer se esforzaba en dejar a sus muchachos “la mejor herencia” que se podía, “una carrera, aunque fuera corta”, pero en cuanto él terminó la primaria, y siguiendo los pasos de dos de sus hermanos, se hizo tractorista para un ingenio azucarero de la zona. Luego fue piscador de algodón, de cebolla y cacahuate, y jornalero en el cultivo de la caña.
En estos años en los cuales anda nuestra historia, pasa a la albañilería y luego a las tareas de machetero y panadero, todo en las proximidades de Yautepec. El mayor de los hermanos le insistirá en que siga estudiando, siquiera por correspondencia, y tomará
un curso y se marchará a Cuernavaca, de modo de entrar al departamento de tránsito.
Cuando se canse de la corrupción y las arbitrariedades de la dependencia, es que encontrará el empleo más importante de su vida: en Nissan Mexicana, una trasnacional productora de autos.
El tercer testimonio es de quién por estas épocas está en la niñez y con la familia debe trasladarse de los bosques cercanos a Uruapan, Michoacán, a uno municipios que, alrededor de la ciudad de México, se industrializa a marchas forzadas.
Su padre pierde el trabajo en una de las empresas punta en la producción de electrodomésticos,
y se vuelve albañil. El hombre sufre un accidente que lo incapacita por un 
año, al tiempo que se marcha la fábrica donde presta sus servicios el hermano grande,
y cuando a los doce años él entra a la secundaria, debe volverse el sostén momentáneo
del hogar.
“Me puse a trabajar: en una tortillería –cuenta-, dando grasa a los zapatos y vendiendo
chicles en los camiones.
.. Saliendo de la secundaria entrará a
la misma planta en la cual se había empleado su progenitor.
La última historia personal es de Antonio Velázquez, uno de los cuadros más entregados al FAT hasta su muerte:
“En 1946 mi padre emigró a la ciudad de México, para trabajar como zapatero, aprovechando que se requerían estos obreros en el D. F. Las familias de León habitaron en el barrio de Tepito y la colonia Morelos. Cuando mi padre nos trajo a mi madre
y mis hermanos a la ciudad de México, nos instalamos en una vecindad”.
“Durante ocho años aproximadamente radicamos en el D. F., mis abuelos paternos que vivían en León insistieron con mis padres que nos regresáramos aquella ciudad, o nos “perderíamos en el ambiente.
QUIERO HACER AQUI UNA COMPARACIÓN CON TOMÁS CORREA. LA CONTINUIDAD

HAY UNA NUEVA CLASE,  NUEVO EMPRESARIADO Y SUGIRÁ UNA NUEVA ORMA DE ORGANIZACIÓN , SINDICALISMO INDEPENDIENTE.
LA PREGUNTA ES CUÁNTO  SE VEN INfLUIDOS ESTOS TRABAADORES Y TRABAADORAS POR LAS LUCHAS PASADAS Y EL AMBIENTE GENERAL EN TORNO A LOS SINDICATOS, EN DOS SENTIDOS: POR UN LADO, LOS COMBATES QUE HAN VISTO O DE LOS CUALES ESCUCHARON. ES DECIR, ¿QUÉ LES DICEN Los miles de ferrocarrileros, maestros, electricistas, empleados postales, petroleros y trabajadores y trabajadoras de diversos gremios, que recièn cimbraron a la opinión pública al lanzarse a la recuperación de sus sindicatos. Y POR OTRO 
La emergencia obrera (1958-1962)
En 1966 fue creado el Congreso del Trabajo.
Las huelgas llegaron a su máximo en 1958 y 1962Los huelguistas tuvieron un máximo en 1962. En cambio, los conflictos se mantuvieron a niveles elevados hasta 1963. (EL CHARRISMO EMPUA GRACIAS A LAS CONDICIONES) En huelgas y conflictos predominaron los de la manufacturera, en la zona centro del país y por revisión o violaciones al contrato colectivo

EL MOVIMIENTO GENERAL 

HAY CORTES Y CONTINUIDADES: DERROTA DE LAS LUCHAS DEL MOVIMIENTO OBRERO HISTÒRICO LLAMÈMOSLO ASÍ, jARAMILLISMO (RECORDAR CHARLA DE fRITZ, ESTE jUEVES ONCE, Y ANUNCIAR LA DE EMILIO AMBAS DURANTE EL ESTIVAL DE NUESTRA BRIGADA); LA ASOCIACIÒN CÌVICA GUERRERENSE DIRIGIDA POR GENERO VAZQUEZ QUE CONDUCIRÀ A LA GUERRILLA DEL PARTIDO DE LOS POBRES; CREACIÓN DE LA CCI Y DEL MOVIMIENTO LIBERACIÓN NACIONAL ÉSTE CON CUAÙTEMEC CÁRDENAS ENCABEZANDO A PRÀCTICAMENTE A TODOS LOS SECTORES DE IZQUIERDA; MOVIMIENTO MÈDICO...  

¿CUÁNTO INLUYE EL AMBIENTE MUNDIAL Y LATINOAMERICANO ASÍ SEA INDIRECTAMENTE COMO ECO? LA REVOLUCIÒN CUBANA LA EXITOSAS RESISTENCIA VIETNAMITA, LA IGURA DEL CHE GUEVARA RECORRIENDO EL MUNDO, EL SURGIMIENTO DE LA PEDAGOGÍA DEL ORPIMIDO QUE DESAROLLA PABLO fREIRE EN UN AMBIENTE SUDAMERICANO QUE AVANZA HACIA EL CRISTIANISMO SOCIAL?


CUATRO INDUSTRIAS fLORECEN PARTICULARMENTE. TRES DE ELLAS HAN SIDO INCIPIENTES, LA AUTOMOTRIZ, LA ELECTRÒNICA Y, SECUNDARIAMENTE, LA DE ALIMENTOS PROCESADOS, Y LA CUARTA ADQUIERE UN AUGE INUSITADO POR EL DESCOMUNAL DESARROLLO DEMOGRÀfICO Y PARTICULARMENTE URBANO LA CONSTRUCCIÓN. TODAS DESARRROLLAN EN TORNO SUYO REDES fABRILES QUE LAS SURTEN DE PARTES. 

ALGUNOS GRANDES NÙMEROS DE CONTEXTO Se opera una asombrosa concentración de los capitales y los rendimientos en unos pocos grupos empresariales.

De las posibles 100 o 110 mil fábricas de 1955, que ocupan a cerca de un millón de personas, un 1.5% controla el 70% de la inversión. En las primeras, eso se traduce en las infames instalaciones de la absoluta

mayoría de las plantas, que repercute directamente en las condiciones de trabajo.
El desnivel entre el 3% de los más favorecidos y los sectores populares, constituidos por un aproximado 77%luego de reducirse un tanto, vuelve a aumentar. Los más ricos concentran la mitad de la riqueza nacional, y En el fondo hay unos tres millones de peones agrícolas que encuentran trabajo sólo 100 días al año.
...el dinamismo de la agricultura no fue permanente. De 1940 a 1955 la actividad registró una tasa media de crecimiento anual de 7 .4%, mayor que la del sector industrial (6.9% ); en cambio, de 1955 a 1970 éste avanzó a un ritmo de 8.6% y la agricultura a uno de 3%, tasa inferior a la del crecimiento de la población.
De 1940 a 1959 la actividad industrial absorbió poco más de un tercio de los migrantes, mientras que de 1960 a 1969 dio trabajo a más de la mitad.9 Si la concentración demográfica en la Ciudad de México ha sido intensa, la económica lo ha sido más. La participación de la industria de la metrópoli en la producción sectorial del país ascendió de 32.8%en 1940 a 48.6% en 1970... en el personal ocupado lo hizo de 25 a 42 por ciento
Poblaciòn 1940-1970, ciudad: 1 757 530, 3 050 442, 4 870 876, 6 874 165
CONDICIONES DE TRABAO
Las condiciones de trabajo en el conjunto de la industria privada son terribles. La reluciente
clase empresarial saca el mayor y más rápido provecho posible de “su gente”,
en instalaciones por lo general improvisadas. Un compañero convertido en supervisor
de higiene y seguridad al expulsarlo de Sosa Texcoco por comunista, asegura a sus hijos
que en las fábricas que inspecciona hay frascos con formol, repletos de los dedos perdidos
en las máquinas por los trabajadores(as).
Quién sabe si el hombre encuentra en verdad los frascos o los inventa, para representar
la sistemática pérdida no sólo de dedos sino también de manos, pies, ojos,
espaldas, pulmones, cuerpos completos, demandados por la prisa de ganancias de los
inversionistas.
-En el fierro vaciado –cuenta un compañero que trabajaba en una laminadora-, si de
suerte alguna chispa del caldo caía en el suelo, era una explosión, y la gota que te llegaba
a pegar era como una bala, te atravesaba.
“El desbaste era de lingotes de fierro de cincuenta kilos. Venían del horno por un
canalito y uno los agarraba con unas tenazas, que podían pesar hasta veinticinco kilos, y los acomodaba para que entraran al molino. Del otro lado estaba esperando otro trabajador, que le daba una vuelta, para que se fuera haciendo más delgado.
“Y salía del desbaste por otra canal, al rolero. Éste agarraba la orilla de la varilla, como a unos veinte centímetros, y le daba la vuelta como si fuera un mecate. Y allá estaba esperando otro, que también le daba la vuelta… hasta que la barra de fierro quedara
según el tamaño: tres octavos, cinco octavos, tres cuartos… ¡Era una soba! Para ser
rolero lo primero era que no fueras nervioso, porque el hierro iba al rojo vivo. El que trabajaba ahí era que tenía experiencia de años7.
“Pero el trabajo más pesado era la cama de enfriamiento. Te abrías de piernas para que
la varilla pasara, y parecía que los testículos se estaban asando… Había muchísimos accidentes
porque a veces la varilla, que venía dando la vuelta, si no entraba como debía a la caja del rol, se levantaba hasta tres metros y rodaba: a los pies, sobre todo, pero a uno, por ejemplo, lo atravesó en un costado del pecho, de lado a lado. ¡Y el calor! que
no era como en las vidrieras, donde de plano era un infierno, pero había gente que se
desmayaba. Y no había ninguna medida de seguridad.”
El caso puede parecer extremo y no lo es, para cuantos se ocupan en una de las miles
de fábricas que requieren hornos de fundición. Casi en su totalidad estas plantas pequeñas o medianas, que por decenas de miles se extienden por la república, se
han improvisado sobre la marcha, emplean maquinaria obsoleta o combinan la más o menos moderna con otra de medio siglo o más de uso, aun en compañías que se presumen de punta.
-El primer día que llegué me quería salir –cuenta el trabajador de una trasnacional del transporte-, porque lo que me encontré allí fue un montón de chatarra. La empresa en sí misma era una chatarra. Era el desperdicio que habían dejado los gringos, el que nos
mandaban para acá. Una empresa con un nombre muy rimbombante, que nada tenía que ver con lo que veías adentro.
“Las condiciones de higiene y seguridad eran mínimas, mínimas. Había un ruidero que, yo considero, rebasaba los 200 decibeles. Y ni siquiera tenías equipo para amortiguar el ruido. Los soldadores soldaban con guantes a veces cortos, a veces largos. No
había petos, no había botas de cuero… No había medidas de seguridad que eran elementales.
“Yo quedé lesionado de un oído, por el ruido tan espantoso que producían las pistolas
neumáticas a la hora de remachar los costados de las cajas, que eran de lámina de aluminio y fierro8.”
Siempre que pueden, los patrones escamotean la seguridad y a fin de zafarse de responsabilidades
llegan a los peores extremos. Como los del almacén de materiales para la construcción, que vierten alcohol en la boca del machetero muerto en un accidente, de modo de no indemnizar a la viuda9

SIGUE CIUDAD
A las zonas donde durante el porfiriato se instalaron grandes fábricas textiles, centros de distribución eléctrica, telefonía, estaciones y talleres del ferrocarril –San Antonio Abad, San Ángel, Buenavista…-, se han sumado fraccionamientos industriales en regla,
sobre el costado poniente y norponiente: en torno a las calzadas Vallejo, Cuitláhuac, Azcapotzalco, Ejército Nacional.
En los años recientes, la periferia se vuelve un objeto preferido para ello: Naucalpan, Tlaneplanta y, de forma secundaria hasta ahora, Ecatepec, que enseguida se desarrollará a lo espectacular.
En todas estas regiones del valle, con las empresas nacen las viviendas obreras, respetando la rentable lógica de la proximidad de la mano de obra a su centro de trabajo.
Es apenas hacia estos días que, con Ciudad Netzahualcoyotl, se inicia una forma más cruel de desprecio al trabajo que, según bien sabemos, terminará imponiéndose: la establecida por la distancia y los largos trayectos.

el fortalecimiento de la influencia norteamericana y la dependencia de nuestro país en sus relaciones con esta nación; que se refleja en el hecho de que nuestras exportaciones hacia los Estados Unidos alcanzarían un 87.8%, de 1941 a 1945, mientras nuestras importaciones serían de un 86.4%,

En 1920 el 80% de los habitantes del país eran analfabetos, otro 10% conocía de la
lengua escrita apenas los rudimentos, y para 1955 las proporciones han pasado al 45
y el 30%, aproximadamente.
Eso es lo que en parte empuja la emigración a las ciudades. Al principio muchos intentan que sea temporal, para continuar ligados a la tierra. La mayoría no lo logra y termina transformándose en obrero, en un mundo que en principio le ofrece lo que suele carecer en el lugar de origen –escuelas, mejores condiciones de salud, liberación de las deudas (peones acasillados) y esto no siempre- y que a cambio es hostil.



Las condiciones de trabajo en el conjunto de la industria privada son terribles. La reluciente
clase empresarial saca el mayor y más rápido provecho posible de “su gente”,
en instalaciones por lo general improvisadas. Un compañero convertido en supervisor
de higiene y seguridad al expulsarlo de Sosa Texcoco por comunista, asegura a sus hijos
que en las fábricas que inspecciona hay frascos con formol, repletos de los dedos perdidos
en las máquinas por los trabajadores(as).
Quién sabe si el hombre encuentra en verdad los frascos o los inventa, para representar
la sistemática pérdida no sólo de dedos sino también de manos, pies, ojos,
espaldas, pulmones, cuerpos completos, demandados por la prisa de ganancias de los
inversionistas.
-En el fierro vaciado –cuenta un compañero que trabajaba en una laminadora-, si de
suerte alguna chispa del caldo caía en el suelo, era una explosión, y la gota que te llegaba
a pegar era como una bala, te atravesaba.
“El desbaste era de lingotes de fierro de cincuenta kilos. Venían del horno por un
canalito y uno los agarraba con unas tenazas, que podían pesar hasta veinticinco kilos, y los acomodaba para que entraran al molino. Del otro lado estaba esperando otro trabajador, que le daba una vuelta, para que se fuera haciendo más delgado.
“Y salía del desbaste por otra canal, al rolero. Éste agarraba la orilla de la varilla, como a unos veinte centímetros, y le daba la vuelta como si fuera un mecate. Y allá estaba esperando otro, que también le daba la vuelta… hasta que la barra de fierro quedara
según el tamaño: tres octavos, cinco octavos, tres cuartos… ¡Era una soba! Para ser
rolero lo primero era que no fueras nervioso, porque el hierro iba al rojo vivo. El que trabajaba ahí era que tenía experiencia de años7.
“Pero el trabajo más pesado era la cama de enfriamiento. Te abrías de piernas para que
la varilla pasara, y parecía que los testículos se estaban asando… Había muchísimos accidentes
porque a veces la varilla, que venía dando la vuelta, si no entraba como debía a la caja del rol, se levantaba hasta tres metros y rodaba: a los pies, sobre todo, pero a uno, por ejemplo, lo atravesó en un costado del pecho, de lado a lado. ¡Y el calor! que
no era como en las vidrieras, donde de plano era un infierno, pero había gente que se
desmayaba. Y no había ninguna medida de seguridad.”
El caso puede parecer extremo y no lo es, para cuantos se ocupan en una de las miles
de fábricas que requieren hornos de fundición. Casi en su totalidad estas plantas pequeñas o medianas, que por decenas de miles se extienden por la república, se
han improvisado sobre la marcha, emplean maquinaria obsoleta o combinan la más o menos moderna con otra de medio siglo o más de uso, aun en compañías que se presumen de punta.
-El primer día que llegué me quería salir –cuenta el trabajador de una trasnacional del transporte-, porque lo que me encontré allí fue un montón de chatarra. La empresa en sí misma era una chatarra. Era el desperdicio que habían dejado los gringos, el que nos
mandaban para acá. Una empresa con un nombre muy rimbombante, que nada tenía que ver con lo que veías adentro.
“Las condiciones de higiene y seguridad eran mínimas, mínimas. Había un ruidero que, yo considero, rebasaba los 200 decibeles. Y ni siquiera tenías equipo para amortiguar el ruido. Los soldadores soldaban con guantes a veces cortos, a veces largos. No
había petos, no había botas de cuero… No había medidas de seguridad que eran elementales.
“Yo quedé lesionado de un oído, por el ruido tan espantoso que producían las pistolas
neumáticas a la hora de remachar los costados de las cajas, que eran de lámina de aluminio y fierro8.”
Siempre que pueden, los patrones escamotean la seguridad y a fin de zafarse de responsabilidades
llegan a los peores extremos. Como los del almacén de materiales para la construcción, que vierten alcohol en la boca del machetero muerto en un accidente, de modo de no indemnizar a la viuda9

FAT
En el informe que en unos meses se rinda sobre la capital del país, no es desdeñable la relación de empresas contactadas a través de la capacitación y la
asesoría legal: Nabisco Famosa, Cartonajes Estrella, General Motors, Aceros Ecatepec,
Willis de México, Carros de Ferrocarril de Irolo, Compañía de Gas Carbónico, Cervecería
Cuahtémoc, Embotelladora Mundet, Cigarros del Águila, Estractos y Maltas, Acero Estructural Capre.
En el año siguiente se harán acercamientos con compañeros de Vidriera México y Mex Part y se creará el primer sindicato en la ciudad: el de la Industria de la Construcción.
No será sin embargo la capital, donde el trabajo bien cimentado prospere Y OBSERVESE LA INQUIETUD QUE ENCUENTRA EL RENTE.


NICOLÁS MEDINA
Medina, quien morirá en 1968, justo en los inicios del giro del Frente hacia el cristianismo social
revolucionario y la plena autogestión.
Éste fundador del Grupo Tepito ha estudiado en el seminario leonés, donde fue condiscípulo
del futuro obispo chiapaneco Samuel Ruiz, quien tal vez influyó en su interés por la labor entre los obreros y la decisión de no seguir la carrera religiosa. En cualquier caso, Nicolás se hizo entonces del oficio que luego lo conduciría a la ciudad de
México.
Como su pequeño equipo, nuestro hombre tiene una enorme facilidad para aprender y una entrega sin reservas a la causa o “misión”18, en la que encuentra un apasionante destino personal.
León es el centro del Bajío, principal foco de la Guerra Cristera de los años 1920, donde la visión del mundo, incluida la política, está permeada por un catolicismo de hondas raíces, distinto al de la mayoría del centro y sur de la república. Y a la ciudad en particular la domina lo más conservador del clero y las clases dominantes y medias mexicanas.
Para Nicolás nada se explica fuera de la fe. Acompañando el camino de la JOC y del
Secretariado Social, a sus ojos aquélla carece de real contenido sin el vínculo con la vida cotidiana del pueblo y sus sufrimientos. El auténtico despertar llegó al crearse el FAT, pero es ahora, al volverse un verdadero organizador sindical, que su pensamiento y su actividad se transforman de manera profunda,
chocando a veces con su formación original.
A la manera del conjunto de los cuadros que aquí y en el resto del país materializarán el proyecto nacido en 1960, experimenta, pues, una suerte de continua revolución interna.
ESTO VA A SER CARACTERÌSTICO DEL PROCESO QUE INICIAN LAS Y LOS TRABAjADORES DE ESTA SUERTE DE NUEVA CLASE OBRERA.
LEÓN

fAT CONSTRUCCIÒN.
se señalan líneas muy precisas: concentrarse en los sectores no organizados, que se presume son mayoritarios aún se desconoce la existencia de los sindicatos fantasma, que están ahí, pero no se ven, en el país, a pesar del corporativismo, y al mismo tiempo no desatender la inquietud en los sindicatos existentes; privilegiar los sindicatos de industria sobre los de empresa, también sin desdeñar a éstos; crear federaciones regionales y, a partir de estas, confederaciones; contar con despachos de asesoría, un periódico


Por largo tiempo la actividad manufacturera que distinguió al lugar, fue la de confección
de rebozos. El milagro terminó con ella, reflejando las brutales transformaciones
del país, donde la hermosa prenda ya es poco apreciada, fuera de las zonas campesinas
en que las familias se encargan de elaborarlas para el autoconsumo.
A cambio, la industrialización potenció el surgimiento de una voluminosa cantidad de talleres o piqueras de calzado, y hacia 1955, de fábricas más o menos en regla. En el caos urbano que se precipita, hay una separación física entre unas y otras, señalada por
el puente del Coecillo, nombre también del antiguo barrio de curtidores en el cual se instalará el local del FAT.
¿Presenta, entonces, menos obstáculos León y su entorno rural, que los lugares donde
están firmemente afincadas la CTM, la CNC, la CROM, la CROC y demás? Los patrones
leoneses ven a éstas con cierto desprecio, considerando que se bastan por sí solos
con los posibles conflictos laborales. Que es así, en razón de las relaciones que suelen
establecer con sus trabajadores y trabajadoras, copiando viejas fórmulas paternalistas.
Es decir, la selección, el conocimiento y el control personales de aquéllos, por parte
del empresario, de sus administradores y capataces.
se emplaza a la firma de tres contratos colectivos: Calzados
América, Kendall, y Holanda y Opereta.
Estalla la huelga en la primera y las otras 
dos plantas proceden a despidos y amenazas, que en el Caso de Holanda y Opereta se
acompañan con la exhibición de al menos un arma de alto calibre.
Un domingo y sin que éstos se den cuenta, por la parte trasera de América el patrón
ordena vaciar el lugar. 



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