martes, 11 de junio de 2019

Fomento a la lectura. IV


Estrategias de lectura
Por supuesto, el fomento al hábito de la lectura no se efectúa únicamente mediante la técnica de lectura en voz alta. A pesar de las limitaciones hospitalarias, con los niños enfermos se realizan también otras estrategias:
Círculos de lectura:
La lectura, que casi siempre es un placer individual, se da para los niños de manera colectiva.  Alguien lee y todos compartimos las reflexiones, fantasías y conclusiones que sacamos del libro leído.
Hora del cuento:
El que lee conoce bien la trama de la historia y los personajes y se da el lujo de narrar poniéndo de “su cosecha”, alargando o acortándo el contenido de acuerdo al interés de los niños.
Teatro en atril:
El teatro siempre resulta un espectáculo muy atractivo, pues nos hace ver de cerca al personaje y “vivir” con él sus aventuras. Los niños pueden elegir a un personaje y representar desde sus lugares el papel que les toque. No se necesita vestuario, maquillaje o escenografía, solamente dar vida al cuento, hacer propias las voces de los protagonistas y sus emociones y jugar a ser “actores”.
El cuento sin final:
Se cuenta la historia y en un momento dado se corta la narración para dejar que sean los niños quienes imaginen el final. A veces puede ser muy diferente al original… y más divertido.

Profe, ¿usted también lee esa revista?
Tradicionalmente se ha dicho “las personas no leen”, “los jóvenes no leen”. Entonces, ¿por qué los grandes tirajes de publicaciones misceláneas dedicadas a jóvenes y amas de casa? ¿Qué tienen esas publicaciones que las hace atractivas a públicos catalogados oficialmente como no lectores? Esta fue una de las tantas reflexiones hechas por un profesor preparatoriano, agobiado por los continuos desaires de sus educandos, ante las invitaciones a leer.
"Si no puedes con el enemigo únete a él", reza el refrán. Revistas como Eres, Revista policiaca comenzaron a circular cotidianamente por las manos del profesor, a medida que las leía, semana tras semana o mes tras mes, la pregunta seguía dando vueltas en su cabeza "¿qué tienen de interesante", la respuesta llegó pronto y sin esperarla (aunque lo dicho suene a lugar común, en la mayoría de las ocasiones la realidad supera a los tropos y a las metáforas).
–Profe, ¿a poco usted también lee esa revista?– descuidadamente había dejado abierto su portafolios.
Entre turbado, apenado y molesto, el profesor dudó entre dar una justificación o simplemente asentir, optó por la segunda, y lacónicamente, mirando a los ojos de la joven, contestó: –Sí – ella lo miró y dijo –Chido – dio media vuelta y salió del aula.
Desde ese día se estableció entre el profesor y la alumna una silente complicidad. Un día, cuando el profesor salía del aula, se encontró de frente con los ojos redondos de la joven y con esa sonrisa que se da entre las personas que tienen un secreto que sólo ellas conocen, dijo mientras mostraba un ejemplar de Un grito desesperado, –¿Ya lo leyó, profe?, está chido –Él no atinó a responder y sólo acertó a mover la cabeza en forma negativa, la incipiente lectora no oficial, en un acto de desprendimiento entregó el libro al profesor mientras decía –Se lo presto, pero me lo regresa, porque no es mío. Esa noche el lector oficial devoró el libro en busca de la clave que hacía de esas páginas un motivo de comentario y discusiones entre jóvenes, ante los que todos sus reiterados intentos de invitación a la lectura habían fracasado. ¿Esto es lo que les gusta? Deberían leer a José Agustín, ese sí sabe tratar esos temas y no se anda con buenos y malos, José Agustín –pensaba, esta última palabra fue sonora, –Agustín tín tín tín– y como dicen los jóvenes "le estaba cayendo el veinte".
 Al día siguiente al terminar la clase, que por cierto era de matemáticas, la joven se acercó al escritorio despreocupada en compañía de otra.
 –Quihubo, profe, ¿qué tal, verdad que está chido?
 –Sí, pero aún no he terminado de leerlo –la mueca de la segunda joven no se hizo esperar, ella estaba después de él, esperando en la fila de los no lectores oficiales.
 –No he terminado de leerlo, pero te puedo prestar otro.
 –No, profe, ésa ya es vieja yo no caigo, trae usted puros ladrillos.
 –Mira, si no te gusta, yo te regalo el que sigue del mismo autor que me prestaste, ¿juega?
 –Bueno, dijo resignada.
 Semanas después, La tumba seguía circulando entre los jóvenes, no sólo del salón, sino de la prepa. Siguieron No hay censura, El rock de la cárcel, El rey se acerca a su templo, etc. y tras José Agustín, Paco Ignacio Taibo II, Ethel Krauze, Patrick Süskind, y los lectores no oficiales seguían leyendo.
El círculo trabajó durante un año, sin conocer oficialmente el número de integrantes, en la cafetería, en los pasillos, entre clase y clase, los libros tardaban hasta semanas en regresar a manos del profesor y la única referencia de su circulación era que habiendo sido prestado a un joven de segundo semestre, el libro era entregado por un chico de sexto o viceversa. Las reuniones para comentar los libros se multiplicaban a medida que el tiempo transcurría, algunos ejercieron su capacidad de elección, buscaron con mayor o menor fortuna adquirir otros títulos de los autores ya leídos. Un día, y debido al cambio de los planes de estudio en el bachillerato de la Universidad de Guadalajara, se crearon los programas de extensión y difusión cultural, lo que permitió que el círculo de lectura adquiriera ante la Universidad, acta de nacimiento. Esto ocurrió hace cuatro años, durante los dos primeros, el gasto en libros se convirtió en un obstáculo para su crecimiento. Por esas fechas se entabló contacto con el Programa Nacional de Salas de Lectura, mismo que dotó al círculo de un acervo variado y que hasta la fecha ha permitido su desarrollo.
 En la actualidad el programa de la Preparatoria 4 trabaja oficialmente con alumnos de quinto y sexto semestre y con las familias de estos últimos, pero también con los alumnos de primero a cuarto. Se trabaja los viernes en dos turnos, los jóvenes asisten para comentar la lectura en grupos de 12 integrantes como máximo, el seguimiento se lleva por medio de "diarios de lectura" y los textos a leer se seleccionan individualmente dependiendo de los intereses de cada quien.
 Hoy el círculo cubre a 150 jóvenes alumnos de la preparatoria, 50 padres de familia y 60 hermanos y es atendido por tres profesores: Patricia Espíritu, Manuel Gómez Gómez y el profesor del que les cuento. El círculo se mantiene vivo gracias a los jóvenes que imprimen a la lectura la frescura de sus vivencias, y que después se convierten en promotores, algunos lo serán sólo temporalmente, otros, durante toda su vida.
 El espíritu del círculo sigue siendo la recuperación de la lectura como espacio recreativo y se mantiene como norma uno de los derechos del lector: "el derecho a no leer", pues a fin de cuentas se corre el riesgo de que la lectura por diversión nos convierta en lectores no oficiales.
 Por último y como lo marca el canon de las películas de la vida real, termino con la nota. La joven de ojos redondos hoy está por acabar su carrera de medicina, escribe poesía aunque todavía no la ha publicado. Es una excelente lectora. Yo dejé de comprar Eres, ella jamás me regresó La tumba. Yo, como muestra de gratitud, tampoco le regresé su libro, que terminó como otros de su tipo, que después me han sido encomendados._

Leo con Leo_
Las tardes en la casa de la Yerbabuena, además de olorosas, son de viajes y fantasía. Al punto de las 5:30 llegan corriendo Susana, Jorge, Nora y otros niños y la magia empieza, los libros corren de un lado a otro de la casa y las experiencias saltan de aquí para allá. A Ometeotl, que tiene ahora 11 años, le encanta cantar y el grupo de niños que trabaja con él está aprendiendo a hacerlo también; cada día investigan más cosas para contar, pues creen que las maravillas del mundo se tienen que conocer a través del juego de contar. Para realizar estas actividades ellos tienen una preparación de expresión corporal, musicoterapia y la lectura en voz alta, que esperamos complementar pronto con instrumentos prehispánicos del grupo de chavos que trabaja en nuestras salas de lectura, los martes y los jueves de ocho y media a once y media de la noche. A propósito que los menciono, ellos tienen un nombre: La caya, y fueron llegando a esta casa como pajaritos con frío y hambre, al principio no fue el hambre por los libros si no el del espacio para hablar y muchas veces soñar.
Una tarde Cuauhtli, Cristóbal y Francisco se quejaban del mundo, de los fracasos, de la soledad tan grande que los embargaba por haberles tocado vivir su juventud en esta época y no tener quien te escuche. Al oir estas quejas contra los padres me acerqué, pues Cuauhtli es mi hijo mayor, de 15 años, y Cristóbal y Francisco sus amigos de 18 y 19 años. Sin pensarlo mucho, propuse un espacio para rescatar esto y curar un poco, a ellos la idea les entusiasmó, pero, como siempre, algo tenía que trabarse: —Bueno, sí, nos juntamos, pero ¿qué vamos a hacer? —Como ellos lo que buscaban o necesitaban era un especio mi respuesta fue —Ustedes propongan.
Francisco, que es muy extrovertido, propuso “fumar marihuana”. Yo, dispuesta a no contradecirlos, acepté y se hizo la cita para los martes y los jueves a las ocho y media de la noche.
De pronto me preocupó, pero intenté que ese miedo no creciera, ya sabría yo qué hacer cuando fuera el momento.
El martes llegó y con él mis nuevos amigos, pero además llegó la risa y el nerviosismo, al final un silencio total.
—Bueno, qué vamos a hacer—dije—Qué vamos a dar para recibir. Qué vamos a cambiar para ganar. Qué vamos a sembrar para cosechar.—Silencio total.
Y como siempre, Francisco fue el que habló, y habló y habló tanto de él que su ventana se abrió y fue como si de su ventana salieran tantas cosas, llaves, no sé, qué logró abrir las ventanas de los demás, de donde salieron muchas otras cosas. Ese día la lectura inició no sólo para ellos, también fue para mí, pues leer tus cosas, tus sentimientos y tomar tu propia experiencia para narrar es el principio de una muy buena lectura. A las 11:30 se acabó la reunión y nunca nadie habló o tocó el tema de “la marihuana”.
¿Qué va a pasar? fue lo primero que pensé, estaba en otra dimensión, pero muy contenta.
El jueves, a la hora en punto llegaron Cristóbal y Francisco, Cuauhtli ya estaba ahí; pero no llegaron solos, con ellos venían tres chicos más, entre 17 y 21 años. Esto ocurrió en enero de 1999, ahora, en junio, seis meses después, son 16 en total, algunas veces más y otras menos, pero ahora no sólo leen el libro de su vida, también escriben en él y además leen en otros.
A todos ellos, gracias por permitirme llegar al fondo de sus corazones. Con cariño Leo.

Prodigio en la azotea_
Entré por primera vez al salón de clases del Consejo Tutelar para Menores en el estado de Hidalgo, el 20 de enero de 1997. Una semana antes había conseguido la autorización para leer cuentos a los menores, el presidente del Consejo no captó el objetivo de formarles el hábito de la lectura, me dio la impresión de que aceptaba mi propuesta para llenar actividades. Como si fuera a ejecutar un acto de sacrificio me presentaron ante el grupo. Mi cuerpo se llenó de miradas curiosas, expectantes, las sentí desconfiadas. Los menores estaban sentados casi sin moverse: ropas desgastadas, cabezas rapadas y facciones asomadas en la piel curtida era el espejo de su condición social.
El discurso pensado para invitarlos a incursionar en el que hacer de la lectura quedó en la intención. Las miradas robóticas movieron algo muy dentro de mí que me impulso a presentar me sin preámbulos:
–No soy empleada del Consejo Tutelar, no estoy aquí para juzgarlos, vengo a leerles unos cuentos, a compartir con ustedes historias y pensamientos de otras personas, a través de lecturas.
Desde su lugar Jorge interrumpió, agachando la cabeza mientras decía:
–La lectura no es para nosotros, nosotros somos la basura de la sociedad.
–¿Quién dice eso? –pregunté.
–Todos –contestó.
Sus compañeros asintieron con la cabeza, algunos en voz baja.
Bajé del estrado que ocupa el escritorio del maestro para acercarme a ellos. Nico fijó su mirada en mis ojos y como si estuviera rezando me dijo:
–No nos vaya a tener miedo, no somos malos.
Mi memoria retrocedió, minutos antes un custodio me había advertido que con ellos iba a perder mi tiempo, que ya no cambiaban por nada porque habían nacido para ser delincuentes.
La intervención de Jorge reafirmó mi convicción (además de reafirmar mi convicción surgió el coraje que sostuvo mi proyecto). El mundo que había conocido se desmoronaba en un momento, frente a mí estaban los niños nuevos condenados al estigma de un futuro borrado en la sociedad, carentes de la mínima esperanza. Ellos necesitaban leer para alimentar su alma desnutrida, para descubrirse niños, para sentir el dolor y la risa, para saberse vivos.
–¿Tienen cerebro? ¿Corre sangre por sus venas? ¿Su corazón todavía late?
–Sííí –contestaron en coro.
–¡Me parece perfecto! Entonces también es para ustedes la lectura, ¿o no?

Bibliotecas en albergues de refugiados de Chiapas_
Antecedentes
Durante el periodo 1992-1994 se llevaron a cabo varias exploraciones e intervenciones pedagógicas en distintas escuelas y comunidades indígenas de la zona de Los Altos de Chiapas, con el fin de crear mejores condiciones para la escritura y la lectura, y abrir espacios para reflexionar sobre la escrituración de las lenguas indígenas. El trabajo entonces, contempló dos tipos de proyectos: un proyecto de promoción de la lectura y un proyecto de investigación.
El proyecto de promoción de la lectura tuvo como uno de sus propósitos explorar las posibilidades de uso, en las aulas de las escuelas con población indígena, del acervo bibliográfico otorgado por el Programa Rincones de Lectura. Además el proyecto permitió generar situaciones de intervención específica enfocadas a obtener datos sobre el tipo de relación que niños(as) indígenas de distintas edades y grados escolares establecen con libros de una biblioteca escolar.
El proyecto de investigación tuvo como propósito el análisis de dos situaciones experimentales relacionadas, de manera particular, con algunos aspectos de los procesos de apropiación de la lengua escrita que surgieron a partir, tanto de las investigaciones que se han llevado a cabo bajo la dirección de la Dra. Ferreiro sobre la psicogénesis de la lengua escrita (1999), como del trabajo realizado en el proyecto de promoción de la lectura…
Propósitos
El trabajo realizado en los albergues [de refugiados del conflicto de 1994] tuvo como propósito central acercar a los desplazados a los materiales del Programa Rincones de Lectura, con la intención de generar experiencias positivas y gratas que hicieran menos hostil su estancia en los albergues y los pusiera en mejores condiciones para enfrentar la problemática en la que se encontraban.
Sabíamos que un alto porcentaje de los habitantes de los albergues no dominaba el español, que la gran mayoría no estaban alfabetizados y que aquellos que lo estaban no hacían un uso continuo de la lectura y la escritura. Sabíamos que el hecho de permanecer juntos, a pesar de las diferencias en la lengua, la edad y el género, era una condición necesaria, por lo que el trabajo a realizar tenía que ser heterogéneo e incluyente. Sabíamos, además, que los grupos con los que trabajaríamos serían numerosos.
Por estas y otras razones decidimos la crear y el diseñar actividades relacionadas con el uso del Rincón de Lectura, en las que las diferencias en edad, género, niveles de conocimiento y etnia, lejos de ser un obstáculo se aprovecharan y generaran dinámicas para la alfabetización y, particularmente, para el fomento a la lectura de todos y cada uno de los que participaron en ellas.
Algunas de las actividades que se llevaron acabo con el acervo bibliográfico fueron las siguientes: lectura en voz alta y narraciones en distintas lenguas de los contenidos de los libro; dramatizaciones, memoramas, juegos de loterías orales y escritas, construcción de juegos de patio (a partir de instrucciones escritas), redacción de narraciones, adivinanzas, historias, cartas, pensamientos y poemas; y juegos relacionados con contenidos matemáticos.
En esta ocasión presentaré sólo algunas actividades que se realizaron bajo dos condiciones en particular:
El trabajo con grupos números de personas de diferentes comunidades étnicas, edades, género y niveles de conocimientos de la lengua.
El trabajo de los materiales del Rincón de Lectura, escritos en español, con grupos donde participan hablantes de distintas lenguas indígenas.
Características y organización del equipo promotor
El equipo estuvo conformado por seis personas: una coordinadora y cinco promotores indígenas (dos tzeltales y tres tzotziles) que habían participado en el proyecto de promoción de la lectura. Dado el numeroso grupo de personas desplazadas (10 mil) en la zona de conflicto, decidimos trabajar en tres municipios de ésta: Comitán, Las Margaritas e Independencia. Se decidió ubicar a la sede del trabajo en Comitán
Los promotores nos repartimos los albergues y trabajamos de lunes a sábado con un promedio de 50 personas cada dos horas para abaracar a la mayoría de la población.
Operación y desarrollo del proyecto
El siguiente es un fragmento tomado de la crónica "Rincones de Lectura en la zona de conflicto", escrita por nosotros en marzo 1994.
"Como en otras ocasiones niños, ancianos, mujeres y hombres jugaron (lotería) y casi sin darse cuenta los niños leían a los adultos, las mamás preguntaban a sus hijos lo que decían las escrituras de tarjetas, los papás explicaban a los niños los nombres indígenas de algunos de los objetos dibujados, los ancianos tomando las tarjetas soñaban, recordaban, pensaban. Por un instante, las marcas de la piel enferma, la angustia y la tristeza reflejadas en las arrugadas frentes, las diferencias en el conocimiento de la lengua, el lugar de origen y la edad...desaparecen. Por un momento, todos se concentran en encontrar la imagen del nombre que uno de nosotros va mencionando. Algunos ríen, otros observan, otros más buscan la imagen y discuten si es la correcta. Todos participan.
En un principio teníamos el temor de no ser bien recibidos, puesto que actividades relacionadas con el uso de libros ante necesidades apremiantes tales como la alimentación y la salud parecían no tener importancia, ni cabida. Sin embargo, los materiales y libros no sólo fueron aceptados sino que se convirtieron, para muchos(as) de los(as) desplazados(as), en espacios donde podían desahogarse, reír, pensar, compartir y relacionarse con los(as) demás. Es justo aclarar que algunas circunstancias y condiciones en que se encontraban estas personas favorecieron las actividades con los acervos bibliográficos; quizá el hecho de no poder llevar acabo las actividades que comúnmente realizaban al aire libre, de sentirse deprimidos e impotentes ante la realidad que les tocaba vivir y de no contar con alguna tarea o responsabilidad específica y permanente, hizo que los materiales y libros fueran más valorados por los(as) desplazados(as).
La primera acción que llevamos acabo fue la exposición de los libros y los materiales del acervo bibliográfico, porque esta estrategia nos había resultado exitosa en la primera etapa del proyecto de promoción de la lectura en las escuelas de las comunidades indígenas de la zona de los Altos.
Iniciamos el trabajo de esta manera, es decir, dejando que las personas se acercan a los materiales y los tomaran sin ninguna restricción o dirección de nuestra parte a excepción de aquellas recomendaciones que aseguraban el mantenimiento de los mismos; por ejemplo: no rayarlos, romperlos ni mojarlos. Esta primera actividad resultó positiva, como lo muestra el siguiente fragmento de uno de los diarios de campo:
"Ponemos los libros a la vista de todos. Los jóvenes se acercan y los toman. Instantáneamente son rodeados por niños que piden, casi a gritos, que les muestren los dibujos y les lean en voz alta. Algunos jóvenes acceden y mientras leen, se acercan sigilosamente tres adultos quiénes, tratando de no hacerse presentes ni interesados en el contenido del libro, caminan alrededor del lector espontáneo sin dejar escapar ninguna de las palabras que éste lee.
En un primer momento, el no poder elegir grupos bajo ciertos criterios parecía ser una enorme dificultad pero (…) poco a poco esta situación se convirtió en una condición que hizo posible diversificar el tipo de actividades con los acervos bibliográficos y atender a un mayor número de personas. Veamos, un ejemplo en donde los materiales del acervo bibliográfico provocaron que los(as)  desplazados (as) se organizaran para poder usarlos.
Círculos de lectura espontáneos. Lectores, traductores y cuenta cuentos.
FECHA. 14 de abril de 1994. ALBERGUE. La Patria. Mpio. de la Independencia. Chiapas. PROMOTOR: Raúl.
Actividad: Lotería con las tarjetas "Nombrando al mundo", exploración y lectura de libros
Promotor: Me acerqué al representante del albergue quien estaba leyendo algunos libros que coloqué a la vista de todos, mientras los niños y jovencitos corren a buscar piedras para jugar lotería con "Nombrando al Mundo".
Don Serafín (Representante del albergue): En mi comunidad  (Las Perlas, Mpio. de las Margaritas) habían algunos libros como éstos también "Donde no hay doctor", yo quiero leerlo, me gusta pero no lo presta el maestro; él es el dueño. Y entonces queremos que ustedes nos presten libros, nos gusta saber porque en cualquier momento en una necesidad, por ejemplo, ya sabemos qué hacer, ya no es tan difícil.
Don Calixto: "Sí ustedes nos prestan los libros nosotros tenemos tiempo en la tarde, así como usted dice podemos organizarnos y leer para todos."
Promotor: Si ustedes en realidad se interesan, nosotros tenemos la intención de dejarles unos libros, sólo necesitamos que alguien de ustedes se haga responsable de ellos.
Don Serafín: Bueno, nos vamos a poner de acuerdo.
En este albergue (La Patria Mpio Independencia) se organizaron varios círculos de lectura dirigidos por las personas que sabían leer. En general, no eran ni muchos ni muy buenos lectores pero precisamente el hecho de hacerse responsables de un libro y su lectura, permitió que la mejoraran notablemente. Además resulta interesante resaltar cómo se formaron estos círculos.
Cuando se les prestaron los libros a Don Serafín y a Don Calixto, algunos(as) adultos(as), jóvenes y niños(as), decidieron también llevarse un libro. Una semana después, muchos reclamaron al promotor que querían saber lo que “decían los libros” y no era justo que se les diera a estos dos señores libros, porque ellos sí sabían leer y los demás no…
Los señores argumentaron que ellos no sabían “leer muy bien” y que por eso no lo hacían, además comentaron que los libros estaban en español y muchos no entendían esta lengua.
Algunos niños y señoras confesaron que esto nos les importaba pero que querían conocer las “historias de los libros” y sugirieron que primero “estudiaran” el libro y que después se los contaran “en idioma”.
Así se inició una extraordinaria experiencia. Se hizo una reunión en el albergue donde se identificaron a las personas que entendían español y las que sabían leer. Se decidió que todos los lectores “estudiaran” un libro y después decidieran si “se contaba la historia en idioma” o se leía en voz alta el contenido de uno de los libros escrito en español.
El hecho de que los lectores pudieran revisar el libro antes de “contarlo” o “leerlo”, trajo como consecuencia que adquirieran mayor seguridad en sí mismos ya que podían: practicar su lectura o narración; consultar con uno de los promotores o con otras personas del albergue un contenido que no comprendían o que se les dificultaba traducir; y prever si el libro resultaba “bueno” para niños y adultos o no.
La lectura en voz alta también tuvo buenos resultados, a pesar de que en algunos albergues muchas personas no eran hablantes del español, lengua en la que están escritos todos los libros. En un principio, el público de los lectores en voz alta no era muy numeroso, sin embargo con el tiempo el público fue creciendo, en tanto que en ocasiones se convertía en una sesión de discusión sobre cómo traducir a una lengua indígena, algunas palabras y términos del español. Más adelante presentaremos algunos ejemplos de esta situación en particular.
Con el tiempo, se formaron grupos dispuestos a escuchar con atención a varios lectores y narradores (o “contadores de historias”) quienes se sentían orgullosos de su nueva responsabilidad aunque, a veces, a pesar de la insistencia de su público, se negaban a leer argumentando cansancio. A su vez, el auditorio tenía la oportunidad de elegir a uno de los lectores o a ninguno. Poco después, empezaron a surgir demandas de alfabetización congruentes con las acciones que venían realizándose. Dichas demandas manifestaban una manera muy particular de comprender a la alfabetización, es decir, aquella que se define como una forma de comprender y participar en el mundo que nos rodea.
Los siguientes fragmentos muestra como la lectura en voz alta de algunos libros, permitía la participación de un grupo heterogéneo. Como podrá notarse niños y adultos participan en la actividad aportando cada uno sus conocimientos.
FECHA: 14 de abril de 1994.
Albergue. Casa socio-cultural y Templo Príncipe de Paz Las Margaritas.
Promotor: Narciso.
Observador: Antonio.
Promotor:¿Usted fue a quien le dejé un libro de cuentos?
Actividad: Narración en tojolabal de cuantos leídos previamente.
Sr Rogelio: Sí yo soy, si quiere lo voy a traer el libro.
Promotor: A ver si me hace favor de ir a traerlo.
Sr Rogelio: (Se va a buscarlo y regresa) Aquí está el libro muchas gracias por habérmelo prestado. Están muy bonitos los cuentos.
Promotor: A ver, ¿se le quedó algún libro para que se los cuente ahora a los niños?
Sr Rogelio: Sí, se me queda uno.
Observador: (El señor Rogelio se sentía muy contento por contarles un cuento a los niños que se encontraban sentados en el piso en un círculo).
Promotor: ¿Cuál de los cuentos les va a contar?
Sr Rogelio: El conejo.
Varios niños: Cuéntenos todos los que tenía.
Observador: (El Sr. Rogelio pone las manos en la boca en señal de tratar de recordar los cuentos cuento que había leído, pero como no se acordó de todos, dijo que nada mas les iba a contar uno.)
Promotor: Comience a contarles a los niños, porque ya lo quieren escuchar.
Sr Rogelio: Bueno (responde muy contento y empieza a contarles –sin leer- con movimientos de mano y de cabeza para que los niños se emocionaran mas y algunos niños se reían y otros estaban concentrados en lo que Rogelio les decía, les contó todo lo que recordaba y al terminar les pregunta a los niños) ¿les gustó cómo les conté?
Todos: sí...sí...s.. (hasta le pidieron que se aprendiera mas cuentos).
Promotor: Muy bien contado Don Rogelio, denle un aplauso todos. (Todos contentos aplauden)…
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La experiencia vivida en los albergues, nos da la oportunidad de reflexionar acerca de la importancia de construir programas de alfabetización alternativos que concentren sus esfuerzos en generar procesos de participación democrática, es decir, una participación incluyente que transforme las diferencias sociales y culturales en oportunidades para el aprendizaje.
El desafío es, entonces, hacer de ésta experiencia una propuesta que contribuya a la investigación sobre el proceso de alfabetización en contextos multilingües y pluriculturales.


Las lecturas, las escuelas y sus comunidades rurales
de Santa Maria Zoquitlan, Oaxaca_
“En Santa María Zoquitlán, Oaxaca, no hay peluquerías de esas que acumulan revistas y que van pasando de mano en mano. Simplemente no hay peluquerías. Sólo el tío Che rasura en su patio; él nos cuenta, a medida que hace sonar sus tijeras, historias reales e imaginarias, historias del pasado, historias construidas con el paso del tiempo. A Santa María Zoquitlán el periódico sólo llega cuando han matado a alguien conocido. Mucha gente lee con gran dificultad. El catecismo del padre Ripalda se vende en serio en las tiendas, como cualquier otra mercancía. En los hogares siempre hay una pistola y una Biblia. Al presidente municipal le apena leer pero entiende la correspondencia del gobierno. Los niños y las niñas, ahora conocen los libros de la biblioteca de la escuela, y los jóvenes tienen que conocer la biblioteca municipal por las tareas del telebachillerato. Los maestros leen las copias fotostáticas sacados de libros de la UPN y también leen inevitablemente los libros de texto de la primaria (Profr. Adán, 24-09-99).
“Esta mirada de un maestro rural que se asoma a los usos y quehaceres cotidianos con la lectura, nos aproxima a la diversidad (y por supuesto a la convivencia) de prácticas que coexisten en una comunidad rural localizada en una zona geográfica de transición entre el Istmo de Tehuantepec y valles centrales, en el estado de Oaxaca, México.
“Santa María Zoquitlán y las otras trece comunidades se levantan entre los matorrales de sus montañas y las arenales de sus ríos. Junto a su palacio de gobierno o agencia municipal, la iglesia con su campanario y la escuela con sus aulas y su cancha de basquetbol. Todas las veredas, callejones y caminos reales conducen a este espacio colmado de símbolos e imágenes que se sobreponen en la cotidianidad de estos pueblos hablantes de la lengua indígena prehispánica denominada zapoteco y el español…
“Los zoquitecos y sus vecinos han compartido la historia de ser pueblos que migran a los Estados Unidos en busca de trabajo, y en su andar han construido verdaderas redes de comunicación con sus paisanos. De ahí que se planteen demandas específicas a la escuela y a sus maestros: saber leer “bien”, saber hacer “buenas” cuentas y si se aprende el inglés, mucho mejor.
“¿Qué tanto la escuela ha cubierto estas expectativas? Aún no lo sabemos, sólo podemos afirmar que las prácticas de enseñanzas se insertan en contextos culturales construidos por la colectividad, que las demandas están implícitas en el quehacer cotidiano de la escuela y sus protagonistas. Así, el espacio escolar, en su paso por el tiempo entre estos zapotecas casi istmeños de la región montañosa, se ha tejido de múltiples expresiones. La escuela se hace depositaria, sin embargo, de ciertas tradiciones que anticipan los ánimos de quienes buscamos afanosamente las transformaciones del ejercicio de la profesión docente:
“En San Luis del Río, la otra comunidad zapoteca, la historia de su escuela y su educación la podemos escarbar como por 1850 más o menos, algunos ancianos de la comunidad nos han dicho que sus abuelos ya podían leer y escribir. En 1920 el maestro Macario Pérez daba clase en una casa, les pagaban los papás de los niños. En sus clases salían a relucir, junto a las varas de castigo, las plumas de guajolote y el carbón; venían de fuera la tinta, el pizarrín y papel de cigarro. El maestro Macario tenía siempre a su lado el silabario de San Miguel, sí ese que enseña a leer sólo por sílabas. En 1930, la Agencia Municipal se transforma en salón de clases; llega de San Pedro Totolapa el maestro Fernando Vasconcelos a trabajar junto con Macario, éste sí era del pueblo. Los dos recibirían del gobierno su salario. Los salones que hoy ocupamos se construyeron en 1968 después de muchos trámites. Además de servir como escuela, se ocupa para otras  reuniones de la comunidad. También hoy de vez en cuando sale a relucir el silabario de San Miguel (Profr. Félix, 24-09-99).
“San Luis del Río no resulta extraño a los ojos de sus vecinos, los hombres y mujeres de la montaña. La escuela constituye el punto de encuentro de los habitantes de estas comunidades (…); otros son convocados por los comités de padres o por las autoridades municipales a reuniones en las que se deciden colectivamente el rumbo de las campañas de salud, la organización de las fiestas comunales, la participación en faenas o trabajos de mantenimiento de la escuela y de otros locales públicos, los vínculos con las instancias de gobierno estatal, la construcción de obras y de servicios, etc.
“La escuela y sus maestros no son ajenos a la organización comunal de estos pueblos, por tradición se debe participar en las actividades más importantes de la comunidad (…)Asimismo estos maestros rurales, asumen junto con la autoridad municipal la tarea de redactar actas de acuerdos de asamblea, de escribir oficios que habrán de turnarse a instituciones fuera de la comunidad, de llenar e interpretar los documentos oficiales, etc.
“¿Pero (…) cómo se vinculan en lo cotidiano las prácticas sociales de lectura (y de escritura) con el quehacer que hacen  en las aulas los maestros y sus alumnos? ¿Qué particularidades tienen las prácticas sociales de lectura y escritura en comunidades que hablan el zapoteco como lengua materna y que se alfabetizan en español en escuelas con uno, dos o más maestros? Finalmente ¿cómo un Programa de investigación e innovación de las prácticas de enseñanza de la lectura es apropiado no sólo por las maestras y maestros, sino también por las mismas comunidades?

“Creo que casi la mayoría de la población lee por necesidad, sin darse cuenta” (Profr. Gustavo, 24-09-99) o las practicas sociales de la lectura más allá de las aulas.
“Entre las cañadas y montañas en los que se asientan estos pueblos antiguos, los escenarios extraescolares en los que emergen y se desarrollan las prácticas de lectura y escritura son múltiples (...) Esas comunidades se han atrevido, unas más que otras, a fundar escenarios donde es posible expandir, interpretar y expresar a través de la palabra hablada lo que se ha leído en documentos oficiales, convocatorias, contratos, etc.
“¿Cuál es el inventario de esos escenarios no escolarizados y sus prácticas de lectura, construidos y recreados entre esos pueblos de origen zapoteca?
“Los niños y las niñas de Las Casas, Cañada Guichá, Eoraguía, Potrero, El Gavilán y Candelaria Yegolé (las comunidades más distantes), comparten sus libros de la biblioteca de aula con los hermanos mayores, con los papás y las mamás, con los tíos, los abuelos. Borregos, chivos y vacas no quedan exentos de los libros y sus lecturas que estos pastores a veces recitan al aire libre, a veces en el silencio de los cerros salpicados de llanuras, donde frutas como la pitaya y la shuega se enseñorean entre los cactos y mezquites. En sus relatos, estos niños retratan las pláticas y los comentarios que esos textos generan en sus hogares. “Los niños me cuentan en la escuela que a sus hermanos o papás les ha gustado el libro que se han llevado a casa, que siga prestando los libros” (Profra. Eleni, 24-09-99).
“Las asambleas comunitarias son un buen escenario en los que se practica ese raro encanto de la lectura y la escritura, los señores, esos que ocupan una responsabilidad municipal por encargo de todas y todos los ahí reunidos, se les encomienda la tarea de leer los documentos oficiales, los imprescindibles oficios girados por Procampo (el programa gubernamental que capta muy buenos votos para el partido político dominante, a través de una raquítica ayuda económica), por el municipio y por el gobierno del estado; las convocatorias que mandan otras Agencias Municipales…
“Las historias reales e imaginarias que se guardan en secreto entre los diarios de las niñas y niños, son a menudo compartidos con los familiares más cercanos; los recados son la doble vía de comunicación entre la escuela y los hogares, son el medio para justificar las inasistencias, para encargar materiales, para demostrar las inconformidades y consentimientos.
“Los carteles contra el cólera, las comunicaciones del Instituto Federal Electoral, la convocatoria a la fiesta del santo patrón, los avisos de la Agencia Municipal, aguardan el paso de quienes caminan al lado de las bardas y postes que se levantan entre la hierba, la tierra suelta y las piedras. Las pocas tiendas anuncian la inevitable propaganda de la coca-cola, el pan bimbo y los detergentes. El periódico circula ávidamente entre las manos callosas de las y los campesinos jóvenes y viejos, siempre y cuando se cite entre sus páginas los crímenes vinculados a la producción de la mariguana o la cocaína que a veces se cometen en la región. Los comerciantes, quienes viajan constantemente a la ciudad de Oaxaca por mercancía, son quienes se encargan de hacer circular esas noticias escritas. Las revistas que hablan de héroes deportivos, de las hazañas de los vaqueros en el lejanísimo e inexistente oeste y de las armas que habrá que renovar algún día, se constituyen en objetos de consumo de los jóvenes, algunos de ellos vinculados con la producción de la yerba. Algunas mujeres jóvenes consumen las revistas de esas que hablan de los sufridos personajes de telenovelas, de las modas, de los artistas de televisa, eso, el canal de las estrellas, de los objetos de belleza y del hogar. Las muchachas de la secundaria y del telebachillerato se animan a leer las pocas novelas existentes en la biblioteca municipal.
“Si de escribir se trata, las diferencias entre uno y otro poblado no son lo que podríamos llamar, significativas. Hombres y mujeres toman de los morrales de sus hijos, lápiz y cuaderno para trazar palabras que se conjugarán en una carta. A pesar de la modernidad del único teléfono que existe en Santa María y San Pedro, estas comunidades siguen prefiriendo escribir cartas a sus nietos, hijos, esposos, tíos, que alguna vez emigraron a otras partes del país y a los Estados Unidos. Las cartas son las prosas más extensas que circulan. El catálogo de textos breves está integrado por los recados, las listas para la tienda o para las compras en Oaxaca, las direcciones en los paquetes que se envían, los escritos de compra-venta de animales y del mezcal (la bebida que a todos nos embriaga), una que otra receta que nos habla de la riqueza gastronómica aderezado con poemas, canciones y versos del trovador, los avisos que anuncian los quehaceres con el centro de salud, con la escuela, con las autoridades municipales, con las iglesias, las actas y oficios de las asambleas.
““Pocos padres practican la lectura con sus hijos y esto se refleja en el salón” (Profra. Norma, 24-09-99)….
“Lo que hace la gente con la lectura y la escritura es casi nada. La gran mayoría no cuenta con libros en sus casas. Me he dado cuenta de esto porque los niños no tienen prácticas con sus libros. En sus casas los padres no se interesan por leerles a sus hijos. No les piden a sus hijos que lean. Esto se refleja en el salón de clases, no hay interés por parte de los niños hacia la lectura, ni mucho menos hacia la escritura (Profra. Norma, 24-09-99).
“¿Qué versión de lectura y escritura reclama la maestra? ¿Qué artefactos o instrumentos están involucrados en esta versión escolar de lectura? ¿Qué dimensiones sociales tienen los libros entre estas comunidades campesinas? ¿Será posible construir escenarios en los que las expectativas escolares se acerquen a las prácticas sociales de lecturas y escrituras?”
La experiencia de Santa Maria Zoquitlan, que en cuanto a su evolución propiamente dicha veremos en el capítulo 4, está íntimamente conectada con una  previa:
La red de maestros animadores
de la lectura, de Iztapalapa, DF

(“LA RED DE MAESTROS ANIMADORES DE LA LECTURA”, REVISTA NODOS Y NUDOS.
(PAG. 90: DE “Para muchos de los que vivimos en el Distrito”, HASTA “y demandas de diversa índole”. SE AGREGAN PUNTOS SUSPENSIVOS. _
(DE PAG.90, “Es un hecho que si la comunidad”, A PAG.91: “de los recursos pedagógicos del Magisterio:” _
(DE PAG.91, ¿Cómo surge la Red de maestras”, A PAG.95: “para la compara de materiales didácticos.”) _
DE PAG.95, “En la vía de los hechos”, A PAG. 96: “obstaculizar las iniciativas de los profesores.”)  _

 “1. Reorentación programática de la educación preescolar, otorgando prioridad a las prácticas de de prelectura y familiarización con los libros (...) Hay avances que permiten proponer que al iniciar el ciclo escolar 2000-2001 entrarán en vigor nuevos ´Linamientos y Orientaciones para la Educación Preescolar´, que ya habrán sido conocidos y asimilados por el personal directivo y docente del servicio.
“2. Elaborar, imprimir y distribuir el paquete didáctico ´El lenguaje y la palabra escrita en la educación preescolar´. El paquete servirá para desarrollar a partir de enero del 2000 un curso nacional dentro del Programa de Actualización de maestros en servicio, y para hacer una coedición de la guía práctica de actividades para la totalidad del personal directivo y frente a grupo y realizar una acción básica de capacitación general.
“3. Dar prioridad en el año 2000 a los ´Rincones de Lectura´ para educación preescolar y a otros recursos, y realizar una primera etapa de adquisición y distribución de materiales adecuados al nivel [Materiales para Actividades y Juegos]. Se facilitará la utilización plena de los Rincones en educación primaria y se mejorará la ubicación física del acervo, su uso en las aulas, el servicio extra horario y el préstamo domiciliario.
“4. Involucrar a madres y padres de familia en el fomento a la lectura. Se elaborará un cuaderno de formato atractivo y breve, complementado por programas de televisión con sugerencias para leer en casa con niños menores de 6 años. Asimismo orientará a los padres para que eviten ciertas prácticas convencionales, que supuestamente favorecen el lenguaje de la lectoescritura.
“La SEP distribuirá la Guía, a madres y padres que participen en talleres cortos de orientación, que se realizarán en los propios planteles de preescolar.” _
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Dos instancias deben destacarse por aparte, en la medida en que congregan a profesionales de la nueva disciplina. Una de ellas es la misma Red de Animación a la Lectura del FCE, que organiza el congreso recién señalado. Su director sintetiza la experiencia en una entrevista: _
(“EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA”, NUM.96, 1998: DANIEL GOLDIN. EDITOR DE LIBROS PARA NIÑOS Y JÓVENES…. DE PAG. 11, EMPEZANDO POR LA PREGUNTA: “¿Ustedes cuentan también con una Red de Animación a la Lectura? ¡Podrías señalarnos las características de la Red, el tipo de trabajo que llevan?”, PARA TRANSCIRBIR A PARTIR DE “Pero el trabajo de la Red de Animación”, HASTA FINAL DE PAG. 13.)
El segundo organismo que merece ser subrayado es la Asociación Mexicana de Promotores de la Lectura (AMPLAC). Define así sus objetivos:
“• Promover el desarrollo de acciones de fomento de la lectura en diversos sectores de la población.
“• Crear una red que agrupe a los promotores que trabajen en los distintos espacios educativos y culturales del país.
“• Propiciar la capacitación y profesionalización de os promotores de lectura, así como impulsar el reconocimiento de su trabajo.
“• Elaborar materiales que apoyen el trabajo de los promotores de lectura.
“La asociación está interesada en profesionales en distintas áreas pedagogos, sociólogos, escritores, bibliotecarios, narradores, psicólogos y programas culturales quienes aplican sus experiencias y conocimientos para ofrecer los siguientes servicios:
“• Cursos de sensibilización y capacitación para maestros, padres de familia y promotores de lectura
“• Talleres de animación para niños jóvenes y adultos
“• Asesoría en materia de investigación y capacitación sobre el fomento a la lectura
“• Orientación bibliográfica en torno a la lectura y literatura infantil._”
A partir de 1998 la AMPLAC publica el boletín trimestral Legere. Este es el editorial de su primer número:
“Legere en latín significa cosechar, recoger, apropiarse, recorrer, por lo que la publicación, más allá de ser el órgano de comunicación entre los miembros de la Asociación Mexicana de Promotores de Lectura A.C., tiene como objetivo recabar y difundir todas aquellas experiencias que contribuyan a elevar la calidad del trabajo que los pro motores de la lectura realizan en diferentes espacios educativos y culturales de nuestro país.
“En sus diferentes entregas, este boletín trimestral ofrecerá a sus lectores artículos que plasman reflexiones teóricas en torno a la lectura en su sección Interlíneas; Para editar describirá juego estrategias prácticas para trabajar con distintos grupos de la población; las reseñas bibliográficas se incluirán en la sección En altas; también se abordarán experiencias de instituciones y testimonios de promotores que trabajan en México en la sección En negritas, mientras que las experiencias internacionales se presentarán en et aL._”