Estrategias de lectura
Por supuesto, el fomento al
hábito de la lectura no se efectúa únicamente mediante la técnica de lectura en
voz alta. A pesar de las limitaciones hospitalarias, con los niños enfermos se
realizan también otras estrategias:
Círculos de lectura:
La lectura, que casi siempre es
un placer individual, se da para los niños de manera colectiva. Alguien lee y todos compartimos las
reflexiones, fantasías y conclusiones que sacamos del libro leído.
Hora del cuento:
El que lee conoce bien la trama
de la historia y los personajes y se da el lujo de narrar poniéndo de “su
cosecha”, alargando o acortándo el contenido de acuerdo al interés de los
niños.
Teatro en atril:
El teatro siempre resulta un espectáculo
muy atractivo, pues nos hace ver de cerca al personaje y “vivir” con él sus
aventuras. Los niños pueden elegir a un personaje y representar desde sus
lugares el papel que les toque. No se necesita vestuario, maquillaje o
escenografía, solamente dar vida al cuento, hacer propias las voces de los
protagonistas y sus emociones y jugar a ser “actores”.
El cuento sin final:
Se cuenta la historia y en un
momento dado se corta la narración para dejar que sean los niños quienes
imaginen el final. A veces puede ser muy diferente al original… y más
divertido.
Profe, ¿usted también lee esa
revista?
Tradicionalmente se ha dicho “las
personas no leen”, “los jóvenes no leen”. Entonces, ¿por qué los grandes
tirajes de publicaciones misceláneas dedicadas a jóvenes y amas de casa? ¿Qué
tienen esas publicaciones que las hace atractivas a públicos catalogados
oficialmente como no lectores? Esta fue una de las tantas reflexiones hechas
por un profesor preparatoriano, agobiado por los continuos desaires de sus
educandos, ante las invitaciones a leer.
"Si no puedes con el enemigo
únete a él", reza el refrán. Revistas como Eres, Revista policiaca
comenzaron a circular cotidianamente por las manos del profesor, a medida que
las leía, semana tras semana o mes tras mes, la pregunta seguía dando vueltas
en su cabeza "¿qué tienen de interesante", la respuesta llegó pronto
y sin esperarla (aunque lo dicho suene a lugar común, en la mayoría de las
ocasiones la realidad supera a los tropos y a las metáforas).
–Profe, ¿a poco usted también lee
esa revista?– descuidadamente había dejado abierto su portafolios.
Entre turbado, apenado y molesto,
el profesor dudó entre dar una justificación o simplemente asentir, optó por la
segunda, y lacónicamente, mirando a los ojos de la joven, contestó: –Sí – ella
lo miró y dijo –Chido – dio media vuelta y salió del aula.
Desde ese día se estableció entre
el profesor y la alumna una silente complicidad. Un día, cuando el profesor
salía del aula, se encontró de frente con los ojos redondos de la joven y con
esa sonrisa que se da entre las personas que tienen un secreto que sólo ellas
conocen, dijo mientras mostraba un ejemplar de Un grito desesperado, –¿Ya lo
leyó, profe?, está chido –Él no atinó a responder y sólo acertó a mover la
cabeza en forma negativa, la incipiente lectora no oficial, en un acto de
desprendimiento entregó el libro al profesor mientras decía –Se lo presto, pero
me lo regresa, porque no es mío. Esa noche el lector oficial devoró el libro en
busca de la clave que hacía de esas páginas un motivo de comentario y
discusiones entre jóvenes, ante los que todos sus reiterados intentos de
invitación a la lectura habían fracasado. ¿Esto es lo que les gusta? Deberían
leer a José Agustín, ese sí sabe tratar esos temas y no se anda con buenos y
malos, José Agustín –pensaba, esta última palabra fue sonora, –Agustín tín tín
tín– y como dicen los jóvenes "le estaba cayendo el veinte".
Al día siguiente al terminar la clase, que por
cierto era de matemáticas, la joven se acercó al escritorio despreocupada en
compañía de otra.
–Quihubo, profe, ¿qué tal, verdad que está
chido?
–Sí, pero aún no he terminado de leerlo –la
mueca de la segunda joven no se hizo esperar, ella estaba después de él,
esperando en la fila de los no lectores oficiales.
–No he terminado de leerlo, pero te puedo
prestar otro.
–No, profe, ésa ya es vieja yo no caigo, trae
usted puros ladrillos.
–Mira, si no te gusta, yo te regalo el que
sigue del mismo autor que me prestaste, ¿juega?
–Bueno, dijo resignada.
Semanas después, La tumba seguía circulando
entre los jóvenes, no sólo del salón, sino de la prepa. Siguieron No hay
censura, El rock de la cárcel, El rey se acerca a su templo, etc. y tras José
Agustín, Paco Ignacio Taibo II, Ethel Krauze, Patrick Süskind, y los lectores
no oficiales seguían leyendo.
El círculo trabajó durante un
año, sin conocer oficialmente el número de integrantes, en la cafetería, en los
pasillos, entre clase y clase, los libros tardaban hasta semanas en regresar a
manos del profesor y la única referencia de su circulación era que habiendo
sido prestado a un joven de segundo semestre, el libro era entregado por un
chico de sexto o viceversa. Las reuniones para comentar los libros se
multiplicaban a medida que el tiempo transcurría, algunos ejercieron su
capacidad de elección, buscaron con mayor o menor fortuna adquirir otros
títulos de los autores ya leídos. Un día, y debido al cambio de los planes de
estudio en el bachillerato de la Universidad de Guadalajara, se crearon los
programas de extensión y difusión cultural, lo que permitió que el círculo de
lectura adquiriera ante la Universidad, acta de nacimiento. Esto ocurrió hace
cuatro años, durante los dos primeros, el gasto en libros se convirtió en un
obstáculo para su crecimiento. Por esas fechas se entabló contacto con el
Programa Nacional de Salas de Lectura, mismo que dotó al círculo de un acervo
variado y que hasta la fecha ha permitido su desarrollo.
En la actualidad el programa de la
Preparatoria 4 trabaja oficialmente con alumnos de quinto y sexto semestre y
con las familias de estos últimos, pero también con los alumnos de primero a
cuarto. Se trabaja los viernes en dos turnos, los jóvenes asisten para comentar
la lectura en grupos de 12 integrantes como máximo, el seguimiento se lleva por
medio de "diarios de lectura" y los textos a leer se seleccionan
individualmente dependiendo de los intereses de cada quien.
Hoy el círculo cubre a 150 jóvenes alumnos de
la preparatoria, 50 padres de familia y 60 hermanos y es atendido por tres profesores:
Patricia Espíritu, Manuel Gómez Gómez y el profesor del que les cuento. El
círculo se mantiene vivo gracias a los jóvenes que imprimen a la lectura la
frescura de sus vivencias, y que después se convierten en promotores, algunos
lo serán sólo temporalmente, otros, durante toda su vida.
El espíritu del círculo sigue siendo la
recuperación de la lectura como espacio recreativo y se mantiene como norma uno
de los derechos del lector: "el derecho a no leer", pues a fin de
cuentas se corre el riesgo de que la lectura por diversión nos convierta en
lectores no oficiales.
Por último y como lo marca el canon de las
películas de la vida real, termino con la nota. La joven de ojos redondos hoy
está por acabar su carrera de medicina, escribe poesía aunque todavía no la ha
publicado. Es una excelente lectora. Yo dejé de comprar Eres, ella jamás me
regresó La tumba. Yo, como muestra de gratitud, tampoco le regresé su libro,
que terminó como otros de su tipo, que después me han sido encomendados._
Leo con Leo_
Las tardes en la casa de la
Yerbabuena, además de olorosas, son de viajes y fantasía. Al punto de las 5:30
llegan corriendo Susana, Jorge, Nora y otros niños y la magia empieza, los
libros corren de un lado a otro de la casa y las experiencias saltan de aquí
para allá. A Ometeotl, que tiene ahora 11 años, le encanta cantar y el grupo de
niños que trabaja con él está aprendiendo a hacerlo también; cada día
investigan más cosas para contar, pues creen que las maravillas del mundo se
tienen que conocer a través del juego de contar. Para realizar estas
actividades ellos tienen una preparación de expresión corporal, musicoterapia y
la lectura en voz alta, que esperamos complementar pronto con instrumentos
prehispánicos del grupo de chavos que trabaja en nuestras salas de lectura, los
martes y los jueves de ocho y media a once y media de la noche. A propósito que
los menciono, ellos tienen un nombre: La caya, y fueron llegando a esta casa
como pajaritos con frío y hambre, al principio no fue el hambre por los libros
si no el del espacio para hablar y muchas veces soñar.
Una tarde Cuauhtli, Cristóbal y
Francisco se quejaban del mundo, de los fracasos, de la soledad tan grande que
los embargaba por haberles tocado vivir su juventud en esta época y no tener
quien te escuche. Al oir estas quejas contra los padres me acerqué, pues
Cuauhtli es mi hijo mayor, de 15 años, y Cristóbal y Francisco sus amigos de 18
y 19 años. Sin pensarlo mucho, propuse un espacio para rescatar esto y curar un
poco, a ellos la idea les entusiasmó, pero, como siempre, algo tenía que
trabarse: —Bueno, sí, nos juntamos, pero ¿qué vamos a hacer? —Como ellos lo que
buscaban o necesitaban era un especio mi respuesta fue —Ustedes propongan.
Francisco, que es muy
extrovertido, propuso “fumar marihuana”. Yo, dispuesta a no contradecirlos,
acepté y se hizo la cita para los martes y los jueves a las ocho y media de la
noche.
De pronto me preocupó, pero
intenté que ese miedo no creciera, ya sabría yo qué hacer cuando fuera el
momento.
El martes llegó y con él mis
nuevos amigos, pero además llegó la risa y el nerviosismo, al final un silencio
total.
—Bueno, qué vamos a
hacer—dije—Qué vamos a dar para recibir. Qué vamos a cambiar para ganar. Qué
vamos a sembrar para cosechar.—Silencio total.
Y como siempre, Francisco fue el
que habló, y habló y habló tanto de él que su ventana se abrió y fue como si de
su ventana salieran tantas cosas, llaves, no sé, qué logró abrir las ventanas
de los demás, de donde salieron muchas otras cosas. Ese día la lectura inició no
sólo para ellos, también fue para mí, pues leer tus cosas, tus sentimientos y
tomar tu propia experiencia para narrar es el principio de una muy buena
lectura. A las 11:30 se acabó la reunión y nunca nadie habló o tocó el tema de
“la marihuana”.
¿Qué va a pasar? fue lo primero
que pensé, estaba en otra dimensión, pero muy contenta.
El jueves, a la hora en punto
llegaron Cristóbal y Francisco, Cuauhtli ya estaba ahí; pero no llegaron solos,
con ellos venían tres chicos más, entre 17 y 21 años. Esto ocurrió en enero de
1999, ahora, en junio, seis meses después, son 16 en total, algunas veces más y
otras menos, pero ahora no sólo leen el libro de su vida, también escriben en
él y además leen en otros.
A todos ellos, gracias por
permitirme llegar al fondo de sus corazones. Con cariño Leo.
Prodigio en la azotea_
Entré por primera vez al salón de
clases del Consejo Tutelar para Menores en el estado de Hidalgo, el 20 de enero
de 1997. Una semana antes había conseguido la autorización para leer cuentos a
los menores, el presidente del Consejo no captó el objetivo de formarles el
hábito de la lectura, me dio la impresión de que aceptaba mi propuesta para
llenar actividades. Como si fuera a ejecutar un acto de sacrificio me
presentaron ante el grupo. Mi cuerpo se llenó de miradas curiosas, expectantes,
las sentí desconfiadas. Los menores estaban sentados casi sin moverse: ropas
desgastadas, cabezas rapadas y facciones asomadas en la piel curtida era el
espejo de su condición social.
El discurso pensado para
invitarlos a incursionar en el que hacer de la lectura quedó en la intención.
Las miradas robóticas movieron algo muy dentro de mí que me impulso a presentar
me sin preámbulos:
–No soy empleada del Consejo
Tutelar, no estoy aquí para juzgarlos, vengo a leerles unos cuentos, a
compartir con ustedes historias y pensamientos de otras personas, a través de
lecturas.
Desde su lugar Jorge interrumpió,
agachando la cabeza mientras decía:
–La lectura no es para nosotros,
nosotros somos la basura de la sociedad.
–¿Quién dice eso? –pregunté.
–Todos –contestó.
Sus compañeros asintieron con la
cabeza, algunos en voz baja.
Bajé del estrado que ocupa el
escritorio del maestro para acercarme a ellos. Nico fijó su mirada en mis ojos
y como si estuviera rezando me dijo:
–No nos vaya a tener miedo, no
somos malos.
Mi memoria retrocedió, minutos
antes un custodio me había advertido que con ellos iba a perder mi tiempo, que
ya no cambiaban por nada porque habían nacido para ser delincuentes.
La intervención de Jorge reafirmó
mi convicción (además de reafirmar mi convicción surgió el coraje que sostuvo
mi proyecto). El mundo que había conocido se desmoronaba en un momento, frente
a mí estaban los niños nuevos condenados al estigma de un futuro borrado en la
sociedad, carentes de la mínima esperanza. Ellos necesitaban leer para
alimentar su alma desnutrida, para descubrirse niños, para sentir el dolor y la
risa, para saberse vivos.
–¿Tienen cerebro? ¿Corre sangre
por sus venas? ¿Su corazón todavía late?
–Sííí –contestaron en coro.
–¡Me parece perfecto! Entonces
también es para ustedes la lectura, ¿o no?
Bibliotecas en albergues de
refugiados de Chiapas_
Antecedentes
Durante el periodo 1992-1994 se
llevaron a cabo varias exploraciones e intervenciones pedagógicas en distintas
escuelas y comunidades indígenas de la zona de Los Altos de Chiapas, con el fin
de crear mejores condiciones para la escritura y la lectura, y abrir espacios
para reflexionar sobre la escrituración de las lenguas indígenas. El trabajo
entonces, contempló dos tipos de proyectos: un proyecto de promoción de la
lectura y un proyecto de investigación.
El proyecto de promoción de la
lectura tuvo como uno de sus propósitos explorar las posibilidades de uso, en
las aulas de las escuelas con población indígena, del acervo bibliográfico
otorgado por el Programa Rincones de Lectura. Además el proyecto permitió
generar situaciones de intervención específica enfocadas a obtener datos sobre
el tipo de relación que niños(as) indígenas de distintas edades y grados
escolares establecen con libros de una biblioteca escolar.
El proyecto de investigación tuvo
como propósito el análisis de dos situaciones experimentales relacionadas, de
manera particular, con algunos aspectos de los procesos de apropiación de la
lengua escrita que surgieron a partir, tanto de las investigaciones que se han
llevado a cabo bajo la dirección de la Dra. Ferreiro sobre la psicogénesis de
la lengua escrita (1999), como del trabajo realizado en el proyecto de
promoción de la lectura…
Propósitos
El trabajo realizado en los
albergues [de refugiados del conflicto de 1994] tuvo como propósito central
acercar a los desplazados a los materiales del Programa Rincones de Lectura,
con la intención de generar experiencias positivas y gratas que hicieran menos
hostil su estancia en los albergues y los pusiera en mejores condiciones para
enfrentar la problemática en la que se encontraban.
Sabíamos que un alto porcentaje
de los habitantes de los albergues no dominaba el español, que la gran mayoría
no estaban alfabetizados y que aquellos que lo estaban no hacían un uso
continuo de la lectura y la escritura. Sabíamos que el hecho de permanecer
juntos, a pesar de las diferencias en la lengua, la edad y el género, era una
condición necesaria, por lo que el trabajo a realizar tenía que ser heterogéneo
e incluyente. Sabíamos, además, que los grupos con los que trabajaríamos serían
numerosos.
Por estas y otras razones
decidimos la crear y el diseñar actividades relacionadas con el uso del Rincón
de Lectura, en las que las diferencias en edad, género, niveles de conocimiento
y etnia, lejos de ser un obstáculo se aprovecharan y generaran dinámicas para
la alfabetización y, particularmente, para el fomento a la lectura de todos y
cada uno de los que participaron en ellas.
Algunas de las actividades que se
llevaron acabo con el acervo bibliográfico fueron las siguientes: lectura en
voz alta y narraciones en distintas lenguas de los contenidos de los libro;
dramatizaciones, memoramas, juegos de loterías orales y escritas, construcción
de juegos de patio (a partir de instrucciones escritas), redacción de
narraciones, adivinanzas, historias, cartas, pensamientos y poemas; y juegos
relacionados con contenidos matemáticos.
En esta ocasión presentaré sólo
algunas actividades que se realizaron bajo dos condiciones en particular:
El trabajo con grupos números de
personas de diferentes comunidades étnicas, edades, género y niveles de
conocimientos de la lengua.
El trabajo de los materiales del
Rincón de Lectura, escritos en español, con grupos donde participan hablantes
de distintas lenguas indígenas.
Características y organización
del equipo promotor
El equipo estuvo conformado por
seis personas: una coordinadora y cinco promotores indígenas (dos tzeltales y
tres tzotziles) que habían participado en el proyecto de promoción de la
lectura. Dado el numeroso grupo de personas desplazadas (10 mil) en la zona de
conflicto, decidimos trabajar en tres municipios de ésta: Comitán, Las
Margaritas e Independencia. Se decidió ubicar a la sede del trabajo en Comitán
Los promotores nos repartimos los
albergues y trabajamos de lunes a sábado con un promedio de 50 personas cada
dos horas para abaracar a la mayoría de la población.
Operación y desarrollo del
proyecto
El siguiente es un fragmento
tomado de la crónica "Rincones de Lectura en la zona de conflicto",
escrita por nosotros en marzo 1994.
"Como en otras ocasiones
niños, ancianos, mujeres y hombres jugaron (lotería) y casi sin darse cuenta
los niños leían a los adultos, las mamás preguntaban a sus hijos lo que decían
las escrituras de tarjetas, los papás explicaban a los niños los nombres
indígenas de algunos de los objetos dibujados, los ancianos tomando las
tarjetas soñaban, recordaban, pensaban. Por un instante, las marcas de la piel
enferma, la angustia y la tristeza reflejadas en las arrugadas frentes, las
diferencias en el conocimiento de la lengua, el lugar de origen y la
edad...desaparecen. Por un momento, todos se concentran en encontrar la imagen
del nombre que uno de nosotros va mencionando. Algunos ríen, otros observan,
otros más buscan la imagen y discuten si es la correcta. Todos participan.
En un principio teníamos el temor
de no ser bien recibidos, puesto que actividades relacionadas con el uso de
libros ante necesidades apremiantes tales como la alimentación y la salud
parecían no tener importancia, ni cabida. Sin embargo, los materiales y libros
no sólo fueron aceptados sino que se convirtieron, para muchos(as) de los(as)
desplazados(as), en espacios donde podían desahogarse, reír, pensar, compartir
y relacionarse con los(as) demás. Es justo aclarar que algunas circunstancias y
condiciones en que se encontraban estas personas favorecieron las actividades
con los acervos bibliográficos; quizá el hecho de no poder llevar acabo las
actividades que comúnmente realizaban al aire libre, de sentirse deprimidos e
impotentes ante la realidad que les tocaba vivir y de no contar con alguna
tarea o responsabilidad específica y permanente, hizo que los materiales y
libros fueran más valorados por los(as) desplazados(as).
La primera acción que llevamos
acabo fue la exposición de los libros y los materiales del acervo
bibliográfico, porque esta estrategia nos había resultado exitosa en la primera
etapa del proyecto de promoción de la lectura en las escuelas de las comunidades
indígenas de la zona de los Altos.
Iniciamos el trabajo de esta
manera, es decir, dejando que las personas se acercan a los materiales y los
tomaran sin ninguna restricción o dirección de nuestra parte a excepción de
aquellas recomendaciones que aseguraban el mantenimiento de los mismos; por
ejemplo: no rayarlos, romperlos ni mojarlos. Esta primera actividad resultó
positiva, como lo muestra el siguiente fragmento de uno de los diarios de
campo:
"Ponemos los libros a la
vista de todos. Los jóvenes se acercan y los toman. Instantáneamente son
rodeados por niños que piden, casi a gritos, que les muestren los dibujos y les
lean en voz alta. Algunos jóvenes acceden y mientras leen, se acercan
sigilosamente tres adultos quiénes, tratando de no hacerse presentes ni
interesados en el contenido del libro, caminan alrededor del lector espontáneo
sin dejar escapar ninguna de las palabras que éste lee.
En un primer momento, el no poder
elegir grupos bajo ciertos criterios parecía ser una enorme dificultad pero (…)
poco a poco esta situación se convirtió en una condición que hizo posible
diversificar el tipo de actividades con los acervos bibliográficos y atender a
un mayor número de personas. Veamos, un ejemplo en donde los materiales del
acervo bibliográfico provocaron que los(as)
desplazados (as) se organizaran para poder usarlos.
Círculos de lectura espontáneos.
Lectores, traductores y cuenta cuentos.
FECHA. 14 de abril de 1994.
ALBERGUE. La Patria. Mpio. de la Independencia. Chiapas. PROMOTOR: Raúl.
Actividad: Lotería con las
tarjetas "Nombrando al mundo", exploración y lectura de libros
Promotor: Me acerqué al
representante del albergue quien estaba leyendo algunos libros que coloqué a la
vista de todos, mientras los niños y jovencitos corren a buscar piedras para
jugar lotería con "Nombrando al Mundo".
Don Serafín (Representante del
albergue): En mi comunidad (Las Perlas,
Mpio. de las Margaritas) habían algunos libros como éstos también "Donde
no hay doctor", yo quiero leerlo, me gusta pero no lo presta el maestro;
él es el dueño. Y entonces queremos que ustedes nos presten libros, nos gusta
saber porque en cualquier momento en una necesidad, por ejemplo, ya sabemos qué
hacer, ya no es tan difícil.
Don Calixto: "Sí ustedes nos
prestan los libros nosotros tenemos tiempo en la tarde, así como usted dice
podemos organizarnos y leer para todos."
Promotor: Si ustedes en realidad
se interesan, nosotros tenemos la intención de dejarles unos libros, sólo
necesitamos que alguien de ustedes se haga responsable de ellos.
Don Serafín: Bueno, nos vamos a
poner de acuerdo.
En este albergue (La Patria Mpio
Independencia) se organizaron varios círculos de lectura dirigidos por las
personas que sabían leer. En general, no eran ni muchos ni muy buenos lectores
pero precisamente el hecho de hacerse responsables de un libro y su lectura,
permitió que la mejoraran notablemente. Además resulta interesante resaltar
cómo se formaron estos círculos.
Cuando se les prestaron los
libros a Don Serafín y a Don Calixto, algunos(as) adultos(as), jóvenes y
niños(as), decidieron también llevarse un libro. Una semana después, muchos
reclamaron al promotor que querían saber lo que “decían los libros” y no era
justo que se les diera a estos dos señores libros, porque ellos sí sabían leer
y los demás no…
Los señores argumentaron que
ellos no sabían “leer muy bien” y que por eso no lo hacían, además comentaron
que los libros estaban en español y muchos no entendían esta lengua.
Algunos niños y señoras
confesaron que esto nos les importaba pero que querían conocer las “historias
de los libros” y sugirieron que primero “estudiaran” el libro y que después se
los contaran “en idioma”.
Así se inició una extraordinaria
experiencia. Se hizo una reunión en el albergue donde se identificaron a las
personas que entendían español y las que sabían leer. Se decidió que todos los
lectores “estudiaran” un libro y después decidieran si “se contaba la historia
en idioma” o se leía en voz alta el contenido de uno de los libros escrito en
español.
El hecho de que los lectores
pudieran revisar el libro antes de “contarlo” o “leerlo”, trajo como
consecuencia que adquirieran mayor seguridad en sí mismos ya que podían:
practicar su lectura o narración; consultar con uno de los promotores o con
otras personas del albergue un contenido que no comprendían o que se les
dificultaba traducir; y prever si el libro resultaba “bueno” para niños y
adultos o no.
La lectura en voz alta también
tuvo buenos resultados, a pesar de que en algunos albergues muchas personas no
eran hablantes del español, lengua en la que están escritos todos los libros.
En un principio, el público de los lectores en voz alta no era muy numeroso,
sin embargo con el tiempo el público fue creciendo, en tanto que en ocasiones
se convertía en una sesión de discusión sobre cómo traducir a una lengua
indígena, algunas palabras y términos del español. Más adelante presentaremos
algunos ejemplos de esta situación en particular.
Con el tiempo, se formaron grupos
dispuestos a escuchar con atención a varios lectores y narradores (o
“contadores de historias”) quienes se sentían orgullosos de su nueva
responsabilidad aunque, a veces, a pesar de la insistencia de su público, se
negaban a leer argumentando cansancio. A su vez, el auditorio tenía la
oportunidad de elegir a uno de los lectores o a ninguno. Poco después,
empezaron a surgir demandas de alfabetización congruentes con las acciones que
venían realizándose. Dichas demandas manifestaban una manera muy particular de
comprender a la alfabetización, es decir, aquella que se define como una forma
de comprender y participar en el mundo que nos rodea.
Los siguientes fragmentos muestra
como la lectura en voz alta de algunos libros, permitía la participación de un
grupo heterogéneo. Como podrá notarse niños y adultos participan en la
actividad aportando cada uno sus conocimientos.
FECHA: 14 de abril de 1994.
Albergue. Casa socio-cultural y
Templo Príncipe de Paz Las Margaritas.
Promotor: Narciso.
Observador: Antonio.
Promotor:¿Usted fue a quien le
dejé un libro de cuentos?
Actividad: Narración en tojolabal
de cuantos leídos previamente.
Sr Rogelio: Sí yo soy, si quiere
lo voy a traer el libro.
Promotor: A ver si me hace favor
de ir a traerlo.
Sr Rogelio: (Se va a buscarlo y
regresa) Aquí está el libro muchas gracias por habérmelo prestado. Están muy
bonitos los cuentos.
Promotor: A ver, ¿se le quedó
algún libro para que se los cuente ahora a los niños?
Sr Rogelio: Sí, se me queda uno.
Observador: (El señor Rogelio se
sentía muy contento por contarles un cuento a los niños que se encontraban
sentados en el piso en un círculo).
Promotor: ¿Cuál de los cuentos
les va a contar?
Sr Rogelio: El conejo.
Varios niños: Cuéntenos todos los
que tenía.
Observador: (El Sr. Rogelio pone
las manos en la boca en señal de tratar de recordar los cuentos cuento que
había leído, pero como no se acordó de todos, dijo que nada mas les iba a
contar uno.)
Promotor: Comience a contarles a
los niños, porque ya lo quieren escuchar.
Sr Rogelio: Bueno (responde muy
contento y empieza a contarles –sin leer- con movimientos de mano y de cabeza
para que los niños se emocionaran mas y algunos niños se reían y otros estaban
concentrados en lo que Rogelio les decía, les contó todo lo que recordaba y al
terminar les pregunta a los niños) ¿les gustó cómo les conté?
Todos: sí...sí...s.. (hasta le
pidieron que se aprendiera mas cuentos).
Promotor: Muy bien contado Don
Rogelio, denle un aplauso todos. (Todos contentos aplauden)…
- 0 -
La experiencia vivida en los
albergues, nos da la oportunidad de reflexionar acerca de la importancia de
construir programas de alfabetización alternativos que concentren sus esfuerzos
en generar procesos de participación democrática, es decir, una participación
incluyente que transforme las diferencias sociales y culturales en
oportunidades para el aprendizaje.
El desafío es, entonces, hacer de
ésta experiencia una propuesta que contribuya a la investigación sobre el
proceso de alfabetización en contextos multilingües y pluriculturales.
Las lecturas, las escuelas y sus
comunidades rurales
de Santa Maria Zoquitlan, Oaxaca_
“En Santa María Zoquitlán,
Oaxaca, no hay peluquerías de esas que acumulan revistas y que van pasando de
mano en mano. Simplemente no hay peluquerías. Sólo el tío Che rasura en su
patio; él nos cuenta, a medida que hace sonar sus tijeras, historias reales e
imaginarias, historias del pasado, historias construidas con el paso del
tiempo. A Santa María Zoquitlán el periódico sólo llega cuando han matado a
alguien conocido. Mucha gente lee con gran dificultad. El catecismo del padre Ripalda
se vende en serio en las tiendas, como cualquier otra mercancía. En los hogares
siempre hay una pistola y una Biblia. Al presidente municipal le apena leer
pero entiende la correspondencia del gobierno. Los niños y las niñas, ahora
conocen los libros de la biblioteca de la escuela, y los jóvenes tienen que
conocer la biblioteca municipal por las tareas del telebachillerato. Los
maestros leen las copias fotostáticas sacados de libros de la UPN y también
leen inevitablemente los libros de texto de la primaria (Profr. Adán,
24-09-99).
“Esta mirada de un maestro rural
que se asoma a los usos y quehaceres cotidianos con la lectura, nos aproxima a
la diversidad (y por supuesto a la convivencia) de prácticas que coexisten en
una comunidad rural localizada en una zona geográfica de transición entre el
Istmo de Tehuantepec y valles centrales, en el estado de Oaxaca, México.
“Santa María Zoquitlán y las
otras trece comunidades se levantan entre los matorrales de sus montañas y las
arenales de sus ríos. Junto a su palacio de gobierno o agencia municipal, la
iglesia con su campanario y la escuela con sus aulas y su cancha de basquetbol.
Todas las veredas, callejones y caminos reales conducen a este espacio colmado
de símbolos e imágenes que se sobreponen en la cotidianidad de estos pueblos
hablantes de la lengua indígena prehispánica denominada zapoteco y el español…
“Los zoquitecos y sus vecinos han
compartido la historia de ser pueblos que migran a los Estados Unidos en busca
de trabajo, y en su andar han construido verdaderas redes de comunicación con
sus paisanos. De ahí que se planteen demandas específicas a la escuela y a sus
maestros: saber leer “bien”, saber hacer “buenas” cuentas y si se aprende el
inglés, mucho mejor.
“¿Qué tanto la escuela ha
cubierto estas expectativas? Aún no lo sabemos, sólo podemos afirmar que las
prácticas de enseñanzas se insertan en contextos culturales construidos por la
colectividad, que las demandas están implícitas en el quehacer cotidiano de la
escuela y sus protagonistas. Así, el espacio escolar, en su paso por el tiempo
entre estos zapotecas casi istmeños de la región montañosa, se ha tejido de
múltiples expresiones. La escuela se hace depositaria, sin embargo, de ciertas
tradiciones que anticipan los ánimos de quienes buscamos afanosamente las
transformaciones del ejercicio de la profesión docente:
“En San Luis del Río, la otra
comunidad zapoteca, la historia de su escuela y su educación la podemos
escarbar como por 1850 más o menos, algunos ancianos de la comunidad nos han
dicho que sus abuelos ya podían leer y escribir. En 1920 el maestro Macario
Pérez daba clase en una casa, les pagaban los papás de los niños. En sus clases
salían a relucir, junto a las varas de castigo, las plumas de guajolote y el
carbón; venían de fuera la tinta, el pizarrín y papel de cigarro. El maestro
Macario tenía siempre a su lado el silabario de San Miguel, sí ese que enseña a
leer sólo por sílabas. En 1930, la Agencia Municipal se transforma en salón de
clases; llega de San Pedro Totolapa el maestro Fernando Vasconcelos a trabajar
junto con Macario, éste sí era del pueblo. Los dos recibirían del gobierno su
salario. Los salones que hoy ocupamos se construyeron en 1968 después de muchos
trámites. Además de servir como escuela, se ocupa para otras reuniones de la comunidad. También hoy de vez
en cuando sale a relucir el silabario de San Miguel (Profr. Félix, 24-09-99).
“San Luis del Río no resulta
extraño a los ojos de sus vecinos, los hombres y mujeres de la montaña. La
escuela constituye el punto de encuentro de los habitantes de estas comunidades
(…); otros son convocados por los comités de padres o por las autoridades
municipales a reuniones en las que se deciden colectivamente el rumbo de las
campañas de salud, la organización de las fiestas comunales, la participación
en faenas o trabajos de mantenimiento de la escuela y de otros locales
públicos, los vínculos con las instancias de gobierno estatal, la construcción
de obras y de servicios, etc.
“La escuela y sus maestros no son
ajenos a la organización comunal de estos pueblos, por tradición se debe
participar en las actividades más importantes de la comunidad (…)Asimismo estos
maestros rurales, asumen junto con la autoridad municipal la tarea de redactar
actas de acuerdos de asamblea, de escribir oficios que habrán de turnarse a
instituciones fuera de la comunidad, de llenar e interpretar los documentos
oficiales, etc.
“¿Pero (…) cómo se vinculan en lo
cotidiano las prácticas sociales de lectura (y de escritura) con el quehacer
que hacen en las aulas los maestros y
sus alumnos? ¿Qué particularidades tienen las prácticas sociales de lectura y
escritura en comunidades que hablan el zapoteco como lengua materna y que se
alfabetizan en español en escuelas con uno, dos o más maestros? Finalmente ¿cómo
un Programa de investigación e innovación de las prácticas de enseñanza de la
lectura es apropiado no sólo por las maestras y maestros, sino también por las
mismas comunidades?
“Creo que casi la mayoría de la
población lee por necesidad, sin darse cuenta” (Profr. Gustavo, 24-09-99) o las
practicas sociales de la lectura más allá de las aulas.
“Entre las cañadas y montañas en
los que se asientan estos pueblos antiguos, los escenarios extraescolares en
los que emergen y se desarrollan las prácticas de lectura y escritura son
múltiples (...) Esas comunidades se han atrevido, unas más que otras, a fundar
escenarios donde es posible expandir, interpretar y expresar a través de la
palabra hablada lo que se ha leído en documentos oficiales, convocatorias, contratos,
etc.
“¿Cuál es el inventario de esos
escenarios no escolarizados y sus prácticas de lectura, construidos y recreados
entre esos pueblos de origen zapoteca?
“Los niños y las niñas de Las
Casas, Cañada Guichá, Eoraguía, Potrero, El Gavilán y Candelaria Yegolé (las
comunidades más distantes), comparten sus libros de la biblioteca de aula con
los hermanos mayores, con los papás y las mamás, con los tíos, los abuelos.
Borregos, chivos y vacas no quedan exentos de los libros y sus lecturas que
estos pastores a veces recitan al aire libre, a veces en el silencio de los
cerros salpicados de llanuras, donde frutas como la pitaya y la shuega se
enseñorean entre los cactos y mezquites. En sus relatos, estos niños retratan
las pláticas y los comentarios que esos textos generan en sus hogares. “Los
niños me cuentan en la escuela que a sus hermanos o papás les ha gustado el
libro que se han llevado a casa, que siga prestando los libros” (Profra. Eleni,
24-09-99).
“Las asambleas comunitarias son
un buen escenario en los que se practica ese raro encanto de la lectura y la
escritura, los señores, esos que ocupan una responsabilidad municipal por
encargo de todas y todos los ahí reunidos, se les encomienda la tarea de leer
los documentos oficiales, los imprescindibles oficios girados por Procampo (el
programa gubernamental que capta muy buenos votos para el partido político
dominante, a través de una raquítica ayuda económica), por el municipio y por
el gobierno del estado; las convocatorias que mandan otras Agencias Municipales…
“Las historias reales e
imaginarias que se guardan en secreto entre los diarios de las niñas y niños,
son a menudo compartidos con los familiares más cercanos; los recados son la
doble vía de comunicación entre la escuela y los hogares, son el medio para
justificar las inasistencias, para encargar materiales, para demostrar las
inconformidades y consentimientos.
“Los carteles contra el cólera,
las comunicaciones del Instituto Federal Electoral, la convocatoria a la fiesta
del santo patrón, los avisos de la Agencia Municipal, aguardan el paso de
quienes caminan al lado de las bardas y postes que se levantan entre la hierba,
la tierra suelta y las piedras. Las pocas tiendas anuncian la inevitable
propaganda de la coca-cola, el pan bimbo y los detergentes. El periódico
circula ávidamente entre las manos callosas de las y los campesinos jóvenes y
viejos, siempre y cuando se cite entre sus páginas los crímenes vinculados a la
producción de la mariguana o la cocaína que a veces se cometen en la región. Los
comerciantes, quienes viajan constantemente a la ciudad de Oaxaca por
mercancía, son quienes se encargan de hacer circular esas noticias escritas.
Las revistas que hablan de héroes deportivos, de las hazañas de los vaqueros en
el lejanísimo e inexistente oeste y de las armas que habrá que renovar algún
día, se constituyen en objetos de consumo de los jóvenes, algunos de ellos
vinculados con la producción de la yerba. Algunas mujeres jóvenes consumen las
revistas de esas que hablan de los sufridos personajes de telenovelas, de las
modas, de los artistas de televisa, eso, el canal de las estrellas, de los
objetos de belleza y del hogar. Las muchachas de la secundaria y del
telebachillerato se animan a leer las pocas novelas existentes en la biblioteca
municipal.
“Si de escribir se trata, las
diferencias entre uno y otro poblado no son lo que podríamos llamar,
significativas. Hombres y mujeres toman de los morrales de sus hijos, lápiz y
cuaderno para trazar palabras que se conjugarán en una carta. A pesar de la
modernidad del único teléfono que existe en Santa María y San Pedro, estas
comunidades siguen prefiriendo escribir cartas a sus nietos, hijos, esposos,
tíos, que alguna vez emigraron a otras partes del país y a los Estados Unidos.
Las cartas son las prosas más extensas que circulan. El catálogo de textos
breves está integrado por los recados, las listas para la tienda o para las
compras en Oaxaca, las direcciones en los paquetes que se envían, los escritos
de compra-venta de animales y del mezcal (la bebida que a todos nos embriaga),
una que otra receta que nos habla de la riqueza gastronómica aderezado con
poemas, canciones y versos del trovador, los avisos que anuncian los quehaceres
con el centro de salud, con la escuela, con las autoridades municipales, con
las iglesias, las actas y oficios de las asambleas.
““Pocos padres practican la
lectura con sus hijos y esto se refleja en el salón” (Profra. Norma,
24-09-99)….
“Lo que hace la gente con la
lectura y la escritura es casi nada. La gran mayoría no cuenta con libros en
sus casas. Me he dado cuenta de esto porque los niños no tienen prácticas con
sus libros. En sus casas los padres no se interesan por leerles a sus hijos. No
les piden a sus hijos que lean. Esto se refleja en el salón de clases, no hay interés
por parte de los niños hacia la lectura, ni mucho menos hacia la escritura
(Profra. Norma, 24-09-99).
“¿Qué versión de lectura y
escritura reclama la maestra? ¿Qué artefactos o instrumentos están involucrados
en esta versión escolar de lectura? ¿Qué dimensiones sociales tienen los libros
entre estas comunidades campesinas? ¿Será posible construir escenarios en los
que las expectativas escolares se acerquen a las prácticas sociales de lecturas
y escrituras?”
La experiencia de Santa Maria
Zoquitlan, que en cuanto a su evolución propiamente dicha veremos en el
capítulo 4, está íntimamente conectada con una
previa:
La red de maestros animadores
de la lectura, de Iztapalapa, DF
(“LA RED DE MAESTROS ANIMADORES
DE LA LECTURA”, REVISTA NODOS Y NUDOS.
(PAG. 90: DE “Para muchos de los
que vivimos en el Distrito”, HASTA “y demandas de diversa índole”. SE AGREGAN
PUNTOS SUSPENSIVOS. _
(DE PAG.90, “Es un hecho que si
la comunidad”, A PAG.91: “de los recursos pedagógicos del Magisterio:” _
(DE PAG.91, ¿Cómo surge la Red de
maestras”, A PAG.95: “para la compara de materiales didácticos.”) _
DE PAG.95, “En la vía de los
hechos”, A PAG. 96: “obstaculizar las iniciativas de los profesores.”) _
“1. Reorentación programática de la educación
preescolar, otorgando prioridad a las prácticas de de prelectura y
familiarización con los libros (...) Hay avances que permiten proponer que al
iniciar el ciclo escolar 2000-2001 entrarán en vigor nuevos ´Linamientos y
Orientaciones para la Educación Preescolar´, que ya habrán sido conocidos y
asimilados por el personal directivo y docente del servicio.
“2. Elaborar, imprimir y
distribuir el paquete didáctico ´El lenguaje y la palabra escrita en la
educación preescolar´. El paquete servirá para desarrollar a partir de enero
del 2000 un curso nacional dentro del Programa de Actualización de maestros en
servicio, y para hacer una coedición de la guía práctica de actividades para la
totalidad del personal directivo y frente a grupo y realizar una acción básica
de capacitación general.
“3. Dar prioridad en el año 2000
a los ´Rincones de Lectura´ para educación preescolar y a otros recursos, y
realizar una primera etapa de adquisición y distribución de materiales
adecuados al nivel [Materiales para Actividades y Juegos]. Se facilitará la
utilización plena de los Rincones en educación primaria y se mejorará la
ubicación física del acervo, su uso en las aulas, el servicio extra horario y
el préstamo domiciliario.
“4. Involucrar a madres y padres
de familia en el fomento a la lectura. Se elaborará un cuaderno de formato
atractivo y breve, complementado por programas de televisión con sugerencias
para leer en casa con niños menores de 6 años. Asimismo orientará a los padres
para que eviten ciertas prácticas convencionales, que supuestamente favorecen
el lenguaje de la lectoescritura.
“La SEP distribuirá la Guía, a
madres y padres que participen en talleres cortos de orientación, que se
realizarán en los propios planteles de preescolar.” _
- 0 -
Dos instancias deben destacarse
por aparte, en la medida en que congregan a profesionales de la nueva
disciplina. Una de ellas es la misma Red de Animación a la Lectura del FCE, que
organiza el congreso recién señalado. Su director sintetiza la experiencia en
una entrevista: _
(“EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA”,
NUM.96, 1998: DANIEL GOLDIN. EDITOR DE LIBROS PARA NIÑOS Y JÓVENES…. DE PAG.
11, EMPEZANDO POR LA PREGUNTA: “¿Ustedes cuentan también con una Red de
Animación a la Lectura? ¡Podrías señalarnos las características de la Red, el
tipo de trabajo que llevan?”, PARA TRANSCIRBIR A PARTIR DE “Pero el trabajo de
la Red de Animación”, HASTA FINAL DE PAG. 13.)
El segundo organismo que merece
ser subrayado es la Asociación Mexicana de Promotores de la Lectura (AMPLAC).
Define así sus objetivos:
“• Promover el desarrollo de
acciones de fomento de la lectura en diversos sectores de la población.
“• Crear una red que agrupe a los
promotores que trabajen en los distintos espacios educativos y culturales del
país.
“• Propiciar la capacitación y
profesionalización de os promotores de lectura, así como impulsar el
reconocimiento de su trabajo.
“• Elaborar materiales que apoyen
el trabajo de los promotores de lectura.
“La asociación está interesada en
profesionales en distintas áreas pedagogos, sociólogos, escritores, bibliotecarios,
narradores, psicólogos y programas culturales quienes aplican sus experiencias
y conocimientos para ofrecer los siguientes servicios:
“• Cursos de sensibilización y
capacitación para maestros, padres de familia y promotores de lectura
“• Talleres de animación para
niños jóvenes y adultos
“• Asesoría en materia de
investigación y capacitación sobre el fomento a la lectura
“• Orientación bibliográfica en
torno a la lectura y literatura infantil._”
A partir de 1998 la AMPLAC
publica el boletín trimestral Legere. Este es el editorial de su primer número:
“Legere en latín significa
cosechar, recoger, apropiarse, recorrer, por lo que la publicación, más allá de
ser el órgano de comunicación entre los miembros de la Asociación Mexicana de
Promotores de Lectura A.C., tiene como objetivo recabar y difundir todas
aquellas experiencias que contribuyan a elevar la calidad del trabajo que los
pro motores de la lectura realizan en diferentes espacios educativos y
culturales de nuestro país.
“En sus diferentes entregas, este
boletín trimestral ofrecerá a sus lectores artículos que plasman reflexiones
teóricas en torno a la lectura en su sección Interlíneas; Para editar
describirá juego estrategias prácticas para trabajar con distintos grupos de la
población; las reseñas bibliográficas se incluirán en la sección En altas;
también se abordarán experiencias de instituciones y testimonios de promotores
que trabajan en México en la sección En negritas, mientras que las experiencias
internacionales se presentarán en et aL._”