domingo, 31 de mayo de 2020

Modelo urbano. II

No conozco lucha social con tantos grandes elementos como la inquilnaria en el Distrito Federal durante los años 1970 y 1980.
Permítanme leerles el guión que elaboramos en un taller de la colonia Guerrero, para recoger esa historia. 

MOVIMIENTO INQUILINARIO. GUIÓN.

No encuentro ahora el guión que hicimos antes y que empezamos a trabajar. Ponía en el centro a la colonia Guerrero y el de hoy debe seguir haciéndolo, porque es el lugar donde mejor se desarrolló la organización y de donde centralmente obtenemos la información, y porque nos interesa particularmente.

Los fermentos aparecieron en la colonia Martín Carrera, por la Villa de Guadalupe, a comienzos de los 1970s (tenemos la fecha precisa y alguna información de detalle que puede bastar; viene de la entrevista a Manuel Muñiz, nuestra mejor fuente para el tema en general, y a Súper Barrio, que publicó un libro sobre las luchas inquilinarias en el contexto del movimiento urbano popular todo, y a quien entrevistamos; en ambos casos son compañeros dispuestos a ayudarnos en todo; Súper Barrio tiene la característica de terminar vincúlandolo todo a Asamblea de Barrios, una organización muy activa en el PRD hasta hace poco).

Su desarrollo hacia 1975 lo seguiremos centralmente en la Guerrero, con citas sobre la colonia Morelos y otras del Centro. Hay más de un periodo allí, que Muñiz nos aclara y que tiene ver con diversas influencias de organizaciones como la Asociación Cívica Nacional (que deriva de la Asociación Cívica Guerrerense, creada por Genaro Vázquez) y las comunidades eclesiales de base, que en mayor o menor medida alteran el rumbo “natural” del movimiento.

La riqueza del proceso y de las anécdotas alrededor es increíble, sobre todo hasta poco después del sismo de 85, en que lo organizado en toda la zona central de la ciudad empuja al gobierno del DF a expropiar predios y entregárselos a los vecinos vía organizaciones.

Se vinculan así al Frente Nacional Democrático dirigido por Cárdenas, para convertirse en uno de los centros del PRD local, que en 92 presentan una propuesta a los diputados y tienen éxito después. No iremos más allá de ese momento, en que la lucha se convierte en otra cosa.

Guión

El propósito es tener un libro que recoja con la mayor riqueza posible la participación popular, plagada de momentos en verdad sublimes, que superan al histórico movimiento de Herón Proal en los años 1920.

Períodos:

1972-1985.

1985-92.

Tres líneas a tratar paralelamente:

-La confrontación de los inquilinos con dueños de predios y autoridad, en la Guerrero.

-El proceso de organización en la Guerrero.

-La organización en otras colonias y el movimiento urbano popular de los posesionarios de tierras en la periferia.
Epílogo:
La resistencia a la gentrificación en los 2010s.
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No cumplimos la tarea y los materiales documentales siguen esperando. 
Podría traerles dos entrevistas que resumen el proceso. Uno, es a Superbarrio Gómez, como gusta llamarse, para aclarar que ese genial personaje creado por los barrios en lucha lo encarnaban indistintamente tres hombres.
Debió ser una mujer, pues en ellas se sustentó el movimiento, y nuestro machismo semioculto lo impidió.
Para cuando aquello alcanzó sus mejores etapas, el auge obrero y campesino languidecía por la más triste etapa para los sectores populares desde hacía mucho, con nuestro neoliberalismo criollo al frente.  
Éste respondía a un fenómeno mundial, que tuvo su real punto de arranque en la cumbre de Cancún, celebrada en 1982. 
Nuestra historia está siempre atravesada por su correspondiente planetaria y aquél momento lo muestra bien. Aun así, la dinámica propia de cada país no solo le da un sello particular: puede alterarla a niveles extraordinarios.
En nuestro caso, para las y los inquilinos y el movimiento urbano popular nunca hubo coyuntura más propicia que la creada por el sismo de 1985.
Algo similiar puede decirse para la CNTE, nacida en 1979, cuyo rico futuro llega hasta hoy.